sábado, 5 de noviembre de 2011

Incongruencias Francisco Garfias


Los diputados del PAN, PRD, PT y Movimiento Ciudadano echaron abajo la consulta popular.




Paradojas de la política. Los diputados del PAN, PRD, PT y Movimiento Ciudadano (otrora Convergencia) echaron abajo la consulta popular con el alegato de que los requisitos para convocarla -y hacer obligatorios sus resultados- son inalcanzables.
De golpe desapareció la perspectiva de que los ciudadanos votemos temas de trascendencia nacional.
Un confesado empeño por exhibir al PRI como el partido que "mochó" la reforma política los llevó votar en contra de la reforma al artículo 35, fracción VIII, de la Constitución. No faltó quien calificara la propuesta como una "imposición" de Enrique Peña Nieto (portal de Reforma, 04-11-11)
El petista Porfirio Muñoz Ledo de plano dijo: "Votamos en contra de una pretensión del fortalecimiento plebiscitario de la Presidencia de la República, disfrazado de concesión a los ciudadanos." ¿Será que piensa que López Obrador no llega a Los Pinos?
- Los votos de estos partidos impidieron la mayoría calificada (dos tercios de la asamblea) que la modificación constitucional requería para su aprobación. El discurso del empoderamiento ciudadano, con el que algunos iluminados se han llenado la boca desde hace meses -si no es que años- quedó hecho añicos.
A manera de consuelo, aseveraron que el Senado puede hacer una nueva iniciativa. Sí, pero ¿cuándo?
Esta actitud es difícil de entender. En San Lázaro se habían disminuido los requisitos para que los ciudadanos pudieran convocar una consulta popular, pero también para que sus resultados fuesen vinculantes (obligatorios).
La minuta del Senado exigía un dos por ciento de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores. En San Lázaro le bajaron al uno por ciento. La cámara alta pedía una participación total de al menos 40 por ciento de los ciudadanos para que sus resultados fueran vinculantes. Los diputados lo bajaron al 25 por ciento.
Estos requisitos les parecieron excesivos, inalcanzables, a los partidos mencionados. Mejor nada.
- Los diputados del PRD echaron abajo la reforma con el alegato de que era una simulación. "Por supuesto que queremos empoderar a los ciudadanos, por supuesto que queremos candidaturas independientes, iniciativa popular, plebiscito, referéndum, revocación de mandato.
Esas figuras solamente se van a alcanzar cuando los ciudadanos no enfrenten obstáculos y límites a su participación", alegó Alejandro Encinas.
¿Se habrá dado cuenta que al hablar así arrastró a los senadores del PRD? Ellos votaron por el umbral del 40 por ciento y el requisito del 2 por ciento para convocarla, el pasado mes de abril.
¿Serán también simuladores y limitadores de la participación ciudadana?
Encinas es un político que merece respeto. No es intolerante. Sabe negociar. Aprende de sus errores, pero sus argumentos para tirar la consulta popular, tal como estaba en el dictamen de las comisiones, no resultan convincentes. Puede argumentar que los diputados cambiaron la propuesta del Senado de que la consulta popular se realice el mismo día de las elecciones (para aprovechar la movilización). Pero ni así.
Los petistas fueron más congruentes. Votaron en contra en las dos cámaras. A Jaime Cárdenas, diputado de este partido, le pareció excesivo ese uno por ciento para promover una consulta. "Es un millón de ciudadanos. Nosotros proponíamos el 0.13".
- Los que peor se vieron fueron los panistas. Sus votos impidieron la mayoría calificada. Por un momento parecieron confundidos. "Los pillaron en un error de párvulos. No supieron que votaron", aseveró el diputado del PRI, Felipe Solís Acero. Fue más lejos: "No le den vueltas al mecate. Votaron en contra de la consulta popular los diputados del PAN y los diputados del PRD."
Solís Acero recordó que el artículo 232 del reglamento establece que de no aprobarse un proyecto de reforma en lo particular, se tendrá por desechado. Es decir, desaparece del texto aprobado. "Desechado no quiere decir enterrado.", reviraba ayer el vicecoordinador de la fracción del azul en San Lázaro.
- El diputado Gabriel Arellano, líder del Congreso en Aguascalientes, nos mandó un correo para precisar lo que ayer publicamos en este espacio, en el sentido de que hay un desbordado optimismo en el PRI frente a las elecciones del 2012 y que "Peña no es Dios."
"Muchos priistas estamos seguros que se ganará trabajando en tierra, distrito por distrito, y para eso se requiere de los mejores candidatos que le sumen al abanderado presidencial del partido. Sólo se ganará con el trabajo y la aportación de todos", puntualizó.
- Moraleja de la semana (cortesía de Enrique Jardiel, escritor español): "Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y después te cambian el programa".

Leído en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=780498

Gancho al hígado al oscurantismo Rosario Robles


El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo puso los puntos sobre las íes. No se anda con medias tintas. En el Informe sobre Desarrollo Humano de 2011 establece con toda claridad que no puede haber un mejor futuro para todos si no se vinculan sustentabilidad y equidad. En primer lugar, el citado informe establece que una visión de desarrollo humano requiere de esta doble perspectiva. Que sin ella es imposible ampliar libertades, mejorar la calidad de vida y consolidar la gobernabilidad democrática. Pone en jaque además (y esto es uno de sus aspectos más relevantes) a las políticas conservadoras, tan en boga hoy en México, que han significado un retroceso en el ejercicio de los derechos de las mujeres, sobre todo el derecho a decidir. Veamos. Mientras en México se da un paso atrás y se criminaliza a las mujeres por interrumpir un embarazo, el informe del PNUD establece con toda claridad que la falta de salud reproductiva es un factor de importancia en la desigualdad de género, que la frecuencia del uso de anticonceptivos (incluida la píldora del día siguiente), la reproducción elegida (es decir el derecho de las mujeres a definir el número y el espaciamiento de sus hijos y de recurrir al aborto porque no hay otra alternativa) y la participación en la toma de decisiones son fundamentales no sólo para avanzar en una equidad de género, sino, en el mediano plazo, para una mayor sustentabilidad ambiental. La conclusión es contundente: el empoderamiento de la mujer, el ejercicio pleno de sus derechos, no sólo importa para el género femenino, sino que también tiene consecuencias muy importantes para la puesta en marcha de políticas públicas favorables al medio ambiente. Los datos del informe son contundentes: de acuerdo con un estudio reciente realizado en 34 países desarrollados y en desarrollo que abarcan 61% de la población mundial se determinó que la reducción del crecimiento demográfico a la mitad contribuiría “a la reducción de entre 16 y 29% de las emisiones de dióxido de carbono requeridas en 2050 y entre 37 y 41% hacia el final del siglo”. Es decir, el control de la natalidad, el ejercicio pleno de los derechos reproductivos de las mujeres, tendría un impacto positivo y de contención del cambio climático.
Otro estudio citado en el informe concluyó que fortalecer las políticas públicas de planificación familiar evitaría 53 millones de embarazos no deseados al año y, un agregado, reduciría las emisiones de carbono en una proporción de 17% del total actual anual para el año 2050. Es decir, la posibilidad de que las mujeres accedan a métodos anticonceptivos, tengan información para prevenir embarazos no deseados y puedan decidir libremente sobre su maternidad tiene efectos extraordinariamente positivos, no sólo porque permite su empoderamiento, sino porque se traduce además en compensaciones ambientales. Así de fácil. El informe va más allá. Señala que la participación de las mujeres en la toma de decisiones es fundamental para impulsar esta doble visión de sustentabilidad y equidad. Los estudios señalan que las mujeres se preocupan más por el medio ambiente y apoyan con mayor eficacia y convicción las políticas públicas y acciones legislativas vinculadas a éste. Una vez más los datos duros: los países con más mujeres en el parlamento están más dispuestos a crear zonas protegidas y son más propensos a ratificar los tratados internacionales medioambientales. Por ejemplo, 10 de los 14 países con un Índice de Desarrollo Humano Alto que disminuyeron sus emisiones de dióxido de carbono entre 1990 y 2007 tenían una representación femenina en el ámbito legislativo superior al promedio mundial. Golpe seco a quienes en México se han encargado de frenar la participación femenina, de limitarla (sólo 4% de las presidencias municipales están ocupadas por mujeres a pesar de que empíricamente se ha demostrado que la gestión ambiental local mejora con su presencia), y sobre todo de retroceder en su derecho a decidir sobre su maternidad. Vaya paradoja. Los obtusos, los que abogan por una visión oscurantista, atentan también contra la madre tierra. Ni más ni menos. Lo dice el PNUD.

Ser… o neceser

Crónica de un resultado anunciado. Claro, de la encuesta. Seguramente el gallito ni siquiera se va a
despeinar.

Yo quiero mi secretario particular Carlos Puig

Tan agradable es tener uno, que el secretario particular —puede ser secretaria— se ha extendido en nuestra burocracia con furia. Todo mundo quiere su particular. Parte del exceso de nuestros políticos, siempre rodeados de staff. Un invento de nuestra administración pública para decir otra cosa de lo que es. Para que el funcionario no se moleste con tonterías, o sea, con su chamba.

Hace muchos años fui invitado a ser director de Comunicación Social de una secretaría de Estado. Me mostraron la plantilla de casi 200 individuos que dependerían de mí, incluidos, por supuesto, varias secretarias y un secretario particular.
Pregunté: ¿y para qué sirve un secretario particular?
—Para todo lo que tú no quieras o debas hacer —me dijeron.
No agarré la chamba por otras razones y nunca he trabajado en el gobierno, y, por tanto, nunca he tenido un particular, pero debo confesar que desde entonces tengo cierta fijación con la figura.
Un secretario es “particular”, para diferenciarlo de uno “privado” o uno “compartido”, que de todo hay en la administración.
En 1936, un estudio sobre la Administración Pública describía así el puesto: “El colaborador más inmediato al presidente de la República es su secretario particular. Este funcionario presta al primer magistrado su más inteligente y esforzada cooperación en los múltiples y complejos asuntos de su incumbencia y aparte de su trabajo habitual tiene el deber de atender a los periodistas y a todas aquellas personas que el presidente no puede atender por falta de tiempo”.

Cerrar filas con el Presidente por Ricardo Pascoe Pierce

En la sección  lo que no leíste en la semana, el forista Eduardo Antonio nos sugiere esta columna que él subtitula ¿Así o más claro?

Cuando Felipe Calderón asumió la Presidencia, el país estaba en llamas. Lo cierto es que la sociedad mexicana en general aún no se había percatado de este hecho, aunque en algunas zonas del país era más que evidente. ¿Por qué no había una percepción del grave peligro que corría la nación? Porque la clase política
del país pensaba, hasta ese momento, que aún era posible ignorar el problema y,  así, lograr que desapareciera o, por lo menos, que no estorbara. Por tanto,  nunca hablaba del asunto ni lo abordaba ni lo consideraba un “asunto principal”  de seguridad nacional, que obviamente lo era, y lo es.

México tiene a un ex Presidente en campaña permanente para borrar los pecados de su administración. Carlos Salinas ha pasado los últimos 16 años tratando de “probar” que la responsabilidad de la crisis económica de 1994 es de Zedillo y no suya. Libros van y libros vienen, y no logra demostrar que no haya sido desesperado intento por mantener a su partido en el poder lo que puede verse como la principal razón de su debacle como Presidente. Hace una campaña queriendo decirnos: “Yo no fui, no tengo nada que ver con los problemas del país”. Una campaña tan irresponsable como cobarde.

Felipe Calderón tuvo la osadía de romper con la lógica tradicional de la clase política del país hasta ese entonces. Era el momento de cuestionar el origen del dinero que flotaba en las altas esferas de la nación sin explicación alguna. Y tuvo la honestidad intelectual y política de reconocer la gravísima dimensión de
la crisis que enfrenta la nación. Y se está topando con profundas resistencias a su política desde todos los foros. En vez de encontrar solidaridad y soporte de la sociedad y sus instituciones, se enfrenta con resistencias feroces a su combate al narcotráfico. Una de las resistencias más obvias se ubica en el
Congreso de la Unión, que se niega a legalizar el papel de las Fuerzas Armadas en la lucha contra la delincuencia organizada. La fuerza política del narcotráfico es tal que es capaz de paralizar al Congreso. Y controla a partes suficientes de diversas bancadas.

El senador Manlio Fabio Beltrones, del PRI, anunció, hace poco, que había zonas del país fuera del control del Estado. Lo dijo como si apenas lo hubiera descubierto. ¿Sabrá el senador cuántos años venía incubándose el narcotráfico en nuestro país, incluido el estado que gobernó? Lo dijo como si el problema se
hubiera presentado hace unos meses o, quizás, años. Ese es precisamente el problema de la clase política que Beltrones simboliza. Encubrió el asunto durante años, incluso conviviendo con él, hasta que fue política —militar— y moralmente imposible negar el hecho. Ahora todos se dan sus golpes de pecho, queriendo “rectificar” el rumbo del país con sus novedosas recetas.

En vez de negar la realidad, es la hora en que la clase política, toda, junto con la sociedad mexicana, cierren filas en torno al presidente Calderón, para enfrentar el problema de inseguridad que tiene el país. La existencia del Estado mexicano está amenazada por la delincuencia organizada. Soberbia, pretende,
incluso, poner presidentes y llenar el Congreso de sus alfiles. Su poder es el dinero y la capacidad de intimidación, y son dos armas muy fuertes, ni quien lo dude. Hay ejemplos de otras sociedades que, enfrentadas a las graves implicaciones que tenía el deterioro de la autoridad estatal, realizaron
esfuerzos por presentar una cara común ante la amenaza. España, Israel y Colombia son tres ejemplos notorios, pero no los únicos. No se trata simplemente de un “apoyo político” al Presidente, sino de un activo rechazo a que el país pudiera transformarse en un refugio de la delincuencia organizada mundial, y a
la demanda de que lo que rija los destinos de la nación se defina a través de instituciones democráticas establecidas e imparciales. Para salvarnos, hay mucho trabajo que hacer. A los que no lo quieren entender se les puede pedir que, por lo menos, no estorben la labor del Presidente de la República.

Leído en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=778787

De campañas y simulaciones Leo Zuckermann

¿Usted tiene alguna duda de que hay siete políticos en campaña en pos de la Presidencia? Yo no y supongo que usted tampoco porque es clarísimo que Marcelo Ebrard, Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones, Ernesto Cordero, Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel están abiertamente buscando suceder al presidente Calderón.


 Es lo natural en una democracia en cuanto se acerca la renovación de poderes. Pero en México está prohibido. La ley impide los “actos anticipados de campaña”. No obstante, los políticos, que supuestamente deberían ser los primeros en cumplir la ley, le dan la vuelta con todo tipo de artificios. Lo que acabamos teniendo es otro caso más de simulación mexicana de dizque respetar la ley pero no obedecerla porque en realidad la norma es una estupidez que va en contra de la naturaleza de las cosas. Exigirles a los políticos que no hagan campaña es como demandarle al mar que no haga olas.
Hace unos días, por ejemplo, los siete “aspirantes” a la Presidencia (así los considera la ley porque considerarlos precandidatos o candidatos es asumir que ya están en campaña, lo cual está prohibido) acudieron a la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión para presentar sus argumentos de por qué quieren llegar a Los Pinos. Sin embargo, todos tuvieron que disfrazarlo como un ejercicio de presentación de ideas y no de campaña política. En su discurso, “el aspirante” Peña de hecho criticó la ridiculez de esta legislación producto de la reforma electoral de 2007: “Mi presencia en este espacio debe ser claramente señalada como una participación donde comparto algunas ideas, que no postulo ni menos oferto, porque entonces estaría incurriendo de estar en el señalamiento de actuar en una campaña anticipada”.
Y es que este tipo de actos están penados por una legislación absurda. El artículo 211 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) no deja dudas: “Los precandidatos a candidaturas a cargos de elección popular que participen en los procesos de selección interna convocados por cada partido no podrán realizar actividades de proselitismo o difusión de propaganda, por ningún medio, antes de la fecha de inicio de las precampañas; la violación a esta disposición se sancionará con la negativa de registro como precandidato”. De acuerdo al calendario electoral aprobado por el IFE, el próximo 18 de diciembre comienzan las precampañas. Por tanto, antes de esa fecha, los aspirantes están impedidos a hacer campaña. Para que no queden dudas de qué es esto, el Reglamento de Quejas y Denuncias del IFE define un acto anticipado de campaña como “el conjunto de escritos, publicaciones, imágenes, grabaciones, proyecciones, expresiones, así como las reuniones públicas, asambleas, marchas y en general aquellos en que los aspirantes o precandidatos a una candidatura se dirijan a los afiliados, simpatizantes o al electorado en general, con el objetivo de obtener su respaldo para ser postulados como candidatos a un cargo de elección popular, antes de la fecha de inicio de las precampañas”.
Bajo esta definición, los siete “aspirantes” a la Presidencia deberían ser sancionados porque todos, en algún momento, han escrito, expresado o declarado que quieren el apoyo del electorado en general, o de los militantes de su partido, para ser el próximo Presidente. Y la sanción está muy clara en el Cofipe: “La pérdida del derecho del precandidato infractor a ser registrado como candidato, o en su caso, si ya está hecho el registro, con la cancelación del mismo”. Es decir, ninguno de los siete que ya andan en campaña debería tener el derecho de competir en la próxima elección.
¿Ridículo? Sin duda. Para seguir con lo absurdo, los partidos también pueden ser sancionados por actos anticipados de campaña. El IFE tiene la facultad de castigarlos con “la interrupción de la transmisión de la propaganda política o electoral que se transmita, dentro del tiempo que le sea asignado por el Instituto”. Resulta que hay un par de partidos que desde hace tiempo andan trasmitiendo actos anticipados de campaña de uno de los candidatos. Me refiero al PT y Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) que han sacado spots de radio y televisión donde López Obrador hace campaña política abierta. Nunca dice que quiere ser Presidente, pero claramente difunde su imagen y propuestas de gobierno. Incluso hay unos spots donde se pide “apoyar al Peje” con la voz de los personajes de la caricatura de Don Gato.
¿Por qué no castiga la autoridad electoral a López Obrador y a estos dos partidos por actos anticipados de campaña? Pues porque el tabasqueño, a diferencia de Ebrard o Beltrones que son servidores públicos, es un “ciudadano común y corriente” que no tiene limitación alguna para salir en spots partidistas. Claramente se trata de una simulación. Y una paradoja porque en los spots de radio y televisión administrados por el IFE hay un “aspirante” que ya está en campaña pero… que no está en campaña. Suena surrealista porque es surrealista.
La fuente originaria de tanta estupidez es la ley misma. Una norma que va contra natura. Que pretende que los políticos no hagan campaña como si esto fuera posible. Lo único que genera es pura simulación. Candidatos que simulan que no están en campaña cuando sí están. Partidos que simulan que no han comenzado sus precampañas cuando ya arrancaron. Autoridades que voltean la vista hacia otro lado para no sancionar a candidatos y partidos. Un bonito espectáculo para los electores que lo único que queremos es que los políticos compitan por el poder, no que anden fingiendo.

Leido en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=778543

Tiempo de miedo Juan Villoro



Hace 10 años los mexicanos redondeamos nuestra contundente presencia en la Tierra. Un bebé lanzó el alarido que nos convertía en 100 millones. Con ese motivo escribí un "Retrato de grupo" en el que entrevisté a Roger Bartra, autor de La jaula de la melancolía, ensayo decisivo para superar la búsqueda del mexicano como un ente unívoco y asumir una idea plural de lo que somos: "Hemos tenido identidad nacional en demasía, exorbitante nacionalismo, revolución desmesurada, simbolismo sobrado", comentó el antropólogo.

En 2002, Bartra publicó Anatomía del mexicano, selección de textos donde la indagación del "alma nacional" se asumía como un tema ya histórico, definitorio del acervo cultural del siglo XX. En el nuevo milenio no sabíamos del todo cómo éramos, pero aceptábamos que el mexicano en estado puro es difícil de encontrar. Como sucede con las bebidas, nos resignábamos a tener un contenido adulterado.

En el prólogo a su antología, escribió Bartra: "Estoy convencido de que el siglo XX dio fe tanto del origen como del fin de esta curiosa modalidad cultural, aunque no cabe duda de que podemos encontrar un sinnúmero de precedentes y que veremos no pocas reminiscencias en los tiempos venideros". El tema no estaba completamente enterrado, pero se podía decir de él lo que Frank Zappa dijo del jazz: "No está muerto, pero huele un poco raro".

Una década después se ha vuelto urgente recuperar las instrucciones para ser mexicano. Heriberto Yépez, Agustín Basave y Jorge G. Castañeda han reflexionado sobre la peculiar tarea de pertenecer al país del chícharo y el ajonjolí. ¿A qué se debe el resurgimiento de la exploración del alma patria?

Los problemas para definirnos comienzan por el escudo nacional, el único que representa un acto de depredación. La bandera de Corea del Sur tiene por emblema el yin y el yang, la dialéctica de los opuestos. Nuestras mascotas tutelares no se complementan: están unidas por un mordisco. No es una mezcla de culturas sino una lucha. De acuerdo con una de nuestras más populares canciones, el águila se presentó al combate con buena educación: "Para subir al nopal, pidió permiso primero". En México la cortesía nunca ha estado reñida con la violencia. En La ciudad letrada, Ángel Rama dejó importantes reflexiones sobre el apego de los criollos novohispanos al español correcto, la forma más directa de aspirar a la riqueza y el poder. La lengua no siempre unía; garantizaba jerarquías y facultaba para la disputa.

Si el águila y la serpiente disputaran hoy en día, se someterían primero a una encuesta para despedazarse después, al estilo de los precandidatos del PRD. No hablarían como los animales en las fábulas de Esopo o Monterroso, sino con la retórica del enredo perfeccionada por los letrados del Virreinato, Cantinflas y los políticos del PRI. El águila estaría dispuesta a "coadyuvar a un enfrentamiento conducente a cumplimentar la voluntad popular", es decir, a manducarse a la serpiente en nombre de la patria.

La primera sección de Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño, lleva un subtítulo que define nuestra circunstancia: "Mexicanos perdidos en México". Desde una perspectiva antropológica y psicológica, Heriberto Yépez publicó en 2010 La increíble hazaña de ser mexicano. Ahí dedica un capítulo a la "mieditis": "El sistema político mexicano es corrupto, autoritario, disfuncional porque somos un pueblo con mucho miedo y elegimos a las personas que nos protegerán de nuestros miedos". En el país donde el águila se zampó a la serpiente, el jefe de familia domina a una madre victimizada y el consentido recibe patente de impunidad. No es casual que la mayor obra de nuestra narrativa, Pedro Páramo, trate de un patriarca, el padre colectivo, dueño de todos los destinos.

En la escuela se amplía esta educación a la inversa: la relación de fuerzas entre los compañeros no depende de lo que se aprende en el aula sino de lo que sucede en el patio. El gandaya que manda ahí concede los beneficios de la protección.

La burocracia y las pirámides empresariales, culturales y políticas acaban por configurar un país medroso, donde la iniciativa no se premia y el éxito se percibe como una traición a una comunidad resignada al fracaso. Cuando le pregunté a Manuel Lapuente, entonces entrenador de la selección nacional, cuál es el rasgo distintivo del futbolista mexicano, respondió sin vacilar: "la obediencia".

En 1987, La jaula de la melancolía prefiguró un país de identidades líquidas, dispuesto a aceptar los desafíos de la variedad cultural. El tema de la autodefinición ha vuelto en un momento en que el temor ontológico descrito por Yépez recibe el estímulo externo de la violencia y en que se anhela el regreso de un gobierno fuerte, similar a un padre atrabiliario pero seguro de sí mismo.

La portada de Nexos de noviembre, diseñada por Víctor Solís, resume la situación. Un retrato de familia donde todos llevan cascos y tienen caras de pánico. El encabezado es de irónica elocuencia: "Nuestra guerra".



Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/632/1263298/

¿Dónde están los nuevos? Jorge Fernández Menéndez


Hay mucho del viejo PRI en los otros partidos. No deja de llamar la atención que Manuel Bartlett negocia su ingreso a Convergencia



Decía Pablo Picasso que “cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida”. Hablar de viejos y nuevos en la política y en los partidos muchas veces resulta ocioso, pero en nuestra vida política mucho más aún, porque lo nuevo y lo viejo se entrecruzan en demasiadas oportunidades.



Hace unos días, en una entrevista que mantuvimos con Carlos Salinas de Gortari en el programa Todo Personal, de Proyecto 40, junto con mi compañera Bibiana Belsasso, cuando le preguntábamos si ese neoliberalismo y ese estatismo que denuncia en su libro ¿Qué hacer? no eran reflejo también del viejo PRI que la gente no quiere, nos decía que había que tomar en cuenta que muchos de los que eran representación del viejo PRI, ya no están en el PRI y sí donde advierten del peligro de un regreso del PRI.

En buena medida es verdad: hay más del viejo PRI, por ejemplo, en el PRD y en los partidos que confluyen con él, PT y la ex Convergencia, ahora Movimiento Ciudadano, que en los niveles de mayor decisión del PRI. Parece haber también mayor verticalismo en el PAN, o en las dos grandes corrientes que se enfrentan en el PRD, que en un PRI con poderes muy concentrados en torno a Enrique Peña Nieto, pero mucho más diluidos desde una perspectiva nacional. Por supuesto que hay mucho del viejo PRI en el actual PRI y por supuesto que ese viejo PRI está lejos de haber dejado el escenario (nuevo o viejo, simplemente hay que ver lo que se hizo con la reforma laboral o con la política en la Cámara de Diputados, donde esta última fue tan mini, tan sin sentido que, de los 40 temas que incluían las propuestas originales del Senado y de la Presidencia de la República, los diputados aprobaron sólo seis y sin relación entre sí).
Pero también hay mucho del viejo PRI en los otros partidos. No deja de llamar la atención que finalmente, por ejemplo, Manuel Bartlett esté negociando su ingreso a Convergencia, aliado con López Obrador. En realidad, en torno a Andrés Manuel, lo que anida es un movimiento restaurador, más que renovador. Incluso en las diferencias profundas que ya son evidentes en el PRD, queda cada vez más claro que las posiciones de una izquierda moderada se alejan de López Obrador mientras que los “estatistas”, los nacionalistas revolucionarios o los del viejo PRI, como se les quiera llamar, son los que le dan fuerza y radicalismo al tabasqueño.
Quizá sólo como recordatorio, esta misma semana, después de aquello “del alcohol y la botana”, Porfirio Muñoz Ledo decidió que quiere ser candidato de la izquierda, comenzando por su actual partido, el PT, al Gobierno del DF, y asegura que es “el único” que puede evitar el regreso del PRI al gobierno de la capital (una posibilidad en la que Beatriz Paredes está cada día más firme). Creo que Porfirio no podría evitar nada de eso, pero quizás habría que recordarle que, cuando ganó la senaduría del DF, fue con el arrastre de Cuauhtémoc Cárdenas, hace nada más 23 años. O recordar que Bartlett, que dicen que buscará por esa misma alianza la senaduría por Puebla, fue el que operó aquella elección de 1988. Pero todos creen que en un cuarto de siglo la memoria se apaga. De todas maneras, ¿cuántos se asocian más a la idea de un viejo PRI que esos dos, ahora, luchadores de la izquierda?
Mientras tanto, las encuestas siguen reflejando otra realidad. La de Ulises Beltrán,  publicada ayer en Excélsior, coincide con varias otras difundidas en los últimos días, que siguen colocando muy arriba en las preferencias a Peña Nieto con una diferencia que, según las mismas encuestas, aumentan en el proceso interno respecto a Manlio Fabio Beltrones. Las mismas encuestas demuestran que la única con posibilidades de competirle hoy a Enrique es Josefina Vázquez Mota (con amplia preferencia entre los panistas también) y que el PRD, en medio de incorporaciones del “viejo PRI” e interminables conflictos políticos, simplemente no figura. Dice Marcelo Ebrard, y es cierto, que no tendría sentido presentar  una candidatura meramente testimonial en 2012, pero si las cosas no toman otro rumbo en el PRD y sus aliados, eso es simplemente lo que tendrán.
Nuevo o viejo, lo único cierto es que lo que se necesita son opciones y generación de expectativas, sin ellas no se puede transformar nada en la política nacional.
Los cinco que son uno
Comenzó el proceso de renovación de la rectoría en la Universidad Nacional, y hay cinco aspirantes a la Rectoría. La UNAM es como la política: puede darnos muchas sorpresas, pero con un poco de sensatez, los cinco aspirantes tendrían que ser sólo uno: el rector José Narro Robles ha demostrado, no de ahora, sino con su trabajo de hace muchos años, que debe permanecer en esa responsabilidad. Es por lo menos difícil llenar ese espacio.

Leído en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=778774

El cartón de hoy