sábado, 17 de diciembre de 2011

México en el mundo. Reporte de la semana


Desde la página de Animal Político, hoy compartimos las noticias sobre México que se han publicado en los medios extranjeros.

Como cada semana, presentamos lo que la prensa ha publicado sobre nuestro país en los últimos siete días. Entre los temas relevantes está, en primer lugar, que cumplimos cinco años con un gobierno en guerra contra los cárteles de la droga. Además tenemos las noticias de que la cúpula de Los Zetas se tambalea tras la detención de “El Lucky”, una nota sobre los diversos conteos de muertos en el país, los estudiantes muertos en el choque con los policías en Guerrero y los que fueron encontrados sin vida en Guadalajara. Finalmente, podrán encontrar una nota sobre la disculpa del Estado mexicano a Valentina Rosado.
The Huffington Post - Mexico: Five Years Into The Drug War 
El pasado 11 de diciembre hace cinco años, el presidente Calderón lanzó una guerra contra los cárteles de la droga y el crimen organizado. ¿El resultado?: asesinatos masivos mientras los cárteles pelean entre ellos por territorios y los civiles quedan atrapados en la violencia. La policía es incapaz de prevenir el terror o investigar sus consecuencias. A sólo diez días de haber tomado el poder, Calderón envió 6 mil 500 soldados a su estado natal, Michoacán, a pelear contra los cárteles locales. El gobierno necesitaba actuar decididamente -afirmó- para impedir que el crimen organizado tomara el país. Durante los cinco años siguientes, Calderón desplegó 45 mil soldados, dio algunos grandes golpes en la estructura jerárquica de al menos cinco cárteles y gastó casi 46 mil millones de dólares peleando contra el crimen organizado, haciendo de esto, su política principal al interior. Desde entonces, el caos explotó en el territorio, llegando a lugares que alguna vez fueron pacíficos. Mientras las autoridades, cercaban un estado, la violencia se movía a otro. Cuando los líderes de los cárteles eran arrestados, las organizaciones se disolvían en grupos más violentos, peleando en zonas donde las autoridades locales, corruptas, no los repelían. Este es un intento de este diario por describir los últimos cinco años.
En estos cinco años de guerra contra los cárteles de la droga han perdido la vida incontables personas. Según el gobierno, al menos 40 mil personas han muerto, pero este conteo se detuvo en diciembre de 2010, haciendo difícil saber cuál es  el saldo de este año que termina. El politólogo Eduardo Guerrero pone la cifra total en 47 mil 500, si se tomara en cuenta las muertes reportadas este año en el periódico. Otros creen que el gobierno ha sido muy estrecho en sus definiciones y la cifra podría, por lo tanto, llegar a 60 mil.
La cúpula de Los Zetas, uno de los cárteles de las drogas más violentos de México, sufrió un golpe con la captura de Raúl Lucio Hernández Lechuga, alias “el Lucky“, uno de sus jefes regionales, quien fue presentado este martes a los medios de comunicación. ”El Lucky”, uno de los 37 criminales más buscados de México (de los que 22 ya han sido detenidos), fue capturado el lunes junto a otras cuatro personas en Veracruz por soldados de la Secretaría de Marina-Armada de México tras un intenso tiroteo. También conocido con los alias de “Z-16″ y “el Apá”, el detenido es uno de los supuestos fundadores de Los Zetas, liderados por Heriberto Lazcano Lazcano, alias “el Lazca”, por quien el gobierno mexicano ofrecía 15 millones de pesos (1,1 millones de dólares), y la DEA otro millón de dólares. Las autoridades mexicanas acusan a Hernández Lechuga de ser el máximo dirigente de Los Zetas en Veracruz y de hacer también las veces de líder regional de ese grupo. Según la Secretaría de Marina, el detenido actuaba en los estados de Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Tabasco, Campeche, Querétaro, San Luis Potosí, Quintana Roo y en el Estado de México, donde coordinaba las acciones de ese cártel.
Dos jóvenes murieron el lunes en una batalla campal entre policías y dos centenares de estudiantes en la autopista que une al Distrito Federal con Acapulco. Las víctimas participaban en el bloqueo de la Autopista del Sol a la altura de Chilpancingo, capital de Guerrero (suroeste del país), en un acto de protesta para exigir al gobernador Ángel Aguirre Rivero la reanudación de clases en la Escuela Normal de Ayotzinapa, ubicada en el municipio de Tixtla.  Los incidentes estallaron al mediodía cuando unos 200 policías estatales intentaron disolver la protesta estudiantil con gases lacrimógenos. Los estudiantes respondieron con piedras y cócteles Molotov. En la refriega, según una versión aún sin confirmar, una de las bombas caseras incendió una de los surtidores de una estación de servicio próxima. La policía asegura que realizó disparos al aire para impedir la total destrucción de la gasolinera. El incendio obligó a cortar la circulación de los cuatro carriles de la autopista. El enfrentamiento dejó dos estudiantes tendidos en la calzada, muertos, varios automovilistas heridos -algunos testigos aseguraron que sus vehículos fueron alcanzados por las balas- y al menos 18 detenidos. La circulación en la autopista estuvo interrumpida durante más de dos horas, hasta que fuerzas del Ejército y de la Policía Federal se hicieron con el control de la situación y acordonaron la zona. Los estudiantes, quienes se preparan para ser maestros, pedían la reanudación de clases en su escuela, suspendidas hace varios días por los profesores en demanda de un aumento salarial y oportunidades de trabajo para ellos.
El gobierno mexicano se disculpó públicamente con Valentina Rosendo porque los gobiernos y el Estado mexicano no protegieron sus derechos después de ser violada por soldados en 2002. El titular de Gobernación, Alejandro Poiré, ofreció una disculpa que llamó “la más sincera” el jueves. Valentina es una indígena Me’phaa que turnó su caso a la Corte Internacional de Derechos Humanos después de que no pudiera obtener justicia en el país después de un arduo camino por instituciones nacionales. Ella lavaba su ropa en un río en Guerrero cuando ocho soldados se acercaron a ella y le preguntaron por un sospechoso. Cuando ella dijo que no lo conocía ni sabía nada al respecto, dos soldados la golpearon y la violaron. Nueve años después, la corte ordenó que el Estado mexicano se disculpara.
Los mexicanos conocieron a la Federación de Estudiantes de Guadalajara de una forma muy dura, cuando el jueves cinco cuerpos fueron descubiertos en sus instalaciones. El fiscal estatal, Tomás Coronado, afirmó que los familiares habían identificado a tres de los estudiantes de preparatoria muertos y que habían sido reportados como desaparecidos con otras dos personas la semana pasada después de quejarse de que el grupo estudiantil cobraba protección a quienes vendían botanas afuera del campus. La policía descubrió los cuerpos el miércoles en la noche  y dos más el jueves en la noche. Los investigadores trataban de determinar si los últimos dos cuerpos encontrados eran un vendedor de donas y su hijo, quienes desaparecieron junto con tres adolescentes, afirmó Coronado. Ellos desaparecieron cuando fueron a la Federación de Estudiantes, a donde fueron para quejarse de que estaban cobrándoles mucho por dejarles vender afuera del campus.
Notas recomendadas:

Rosario Robles - La izquierda engañó a los guerrerenses




El gobernador de Guerrero no puede evadir su responsabilidad. Las izquierdas tampoco. Hay dos estudiantes muertos como resultado de la represión. No hay que darle vueltas. Independientemente de la toma de una autopista como la del Sol, la forma de enfrentar el conflicto nada tiene que ver con una visión progresista. Es una lógica que atiende a la criminalización de la protesta social. Que concibe que la violencia (y no el diálogo) es la solución. El problema es que esta perspectiva se impone desde un gobierno avalado por las siglas de quienes durante años han luchado contra el uso excesivo de la fuerza pública. Pero Ángel Aguirre no tiene este acervo en su trayectoria. Actuó al viejo estilo. De principio a fin. Primero les prometió a los normalistas que atendería sus demandas. Después les entregó un autobús que a la primera se descompuso. Luego no los recibió y nadie se reunió con ellos para anticipar y evitar problemas. Estallado el conflicto enfrentó la toma de la autopista sin control alguno sobre la policía que, en esas condiciones y sin protocolo, tiende a actuar con violencia, pues normalmente ve a los jóvenes (sobre todo si son campesinos y pobres) como probables delincuentes. El gobernador mandó a la fuerza pública a resolver una situación que en primera instancia le correspondía al área política. Todavía no se había enterrado a los estudiantes asesinados cuando ya se limpiaba las manos y en un sainete bochornoso se culpaban unas y otras las policías participantes en los hechos. Sin respeto alguno al dolor de los padres, de las familias, de los compañeros. Se puede discutir mucho sobre las formas y la manera de ejercer la protesta, pero ese no puede ser el argumento que exculpe la actuación de los funcionarios, incluido el gobernador. El hecho es que se criminalizó la protesta social en un estado que no necesita de mucho para que se encienda la pradera. Desde luego que esto no es exclusivo del Ejecutivo guerrerense. El contexto nacional favorece un clima represivo, una lógica que atenta contra los derechos humanos, que posibilita que sean asesinados activistas, amagados los defensores de los derechos humanos, reprimidos los estudiantes.

Se discute también el carácter de las normales rurales. Se les trata como focos de agitación. Como espacios en los que se cultiva todo menos el respeto a la ley. Se argumenta que de la de Ayotzinapa egresaron Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, como si eso diera fe de que quienes ahí estudian son violentos. Nada más falso. Se trataba de luchadores sociales que recurrieron a las armas porque no encontraron otro camino en aquel México autoritario. Eran otros tiempos. Pero más allá de la situación de las normales rurales del país que han logrado sobrevivir a la andanada neoliberal, lo que es un hecho es que es preferible tener a esos jóvenes en esos centros que de sicarios. Que siempre será mejor y más barato incluirlos que expulsarlos de los canales institucionales. Porque tienen derechos y derecho a un país de igualdad y de libertades. Pero esto no está en la óptica del gobernador Aguirre y tampoco del gobierno federal. No en balde la ONU instó al Estado mexicano, a raíz de estos acontecimientos, a esclarecer los hechos, pero, sobre todo, a poner en práctica políticas públicas que reconozcan a los jóvenes (20 millones cuya edad oscila entre 15 y 24 años) como actores fundamentales en el desarrollo y que les permitan ejercer plenamente su derecho a la educación, a la salud, al empleo y a la participación.

El asunto es muy grave y no se resuelve simplemente con la renuncia de funcionarios del primer nivel. Es imprescindible investigar a fondo. Pero, sobre todo, que la izquierda reconozca que ganar a cualquier costo acaba siendo un fardo muy pesado cuando de gobernar se trata. Sorprende también el silencio de su candidato presidencial. ¿O acaso en la República Amorosa hay cabida para la represión y el asesinato de los jóvenes por los policías? ¿En esto hay que poner la otra mejilla? Por lo pronto, yo me quedo con lo declarado por los padres: “Nos hemos equivocado al elegir a ese gobernador. Detrás de ese rostro bonachón está el de los caciques históricos de Guerrero”. Era cuestión de tiempo. 

Leído en http://impreso.milenio.com/node/9080802

Liébano Sáenz- IFE: larga espera, justo desenlace, nueva esperanza



Finalmente ocurrió. En el último día de sesiones del periodo ordinario, rematando un incumplimiento constitucional de más de un año, ante la impaciencia de muchos y en vísperas del inicio de las precampañas presidenciales, la Cámara de Diputados procedió a la designación de los tres integrantes del Consejo General del IFE. Buenas nominaciones: tres profesionistas de excelencia, con indiscutibles credenciales de capacidad, congruencia y solvencia ética. Sergio García Ramírez, María Marván y Lorenzo Córdova se ajustan al perfil deseable del Consejo General. Para el IFE, los nombramientos representan terreno bien ganado en legalidad y en autonomía.

Desde su origen, una de las mayores debilidades del Consejo General ha sido el déficit de rigor jurídico en sus decisiones. Una carencia propiciada por el perfil profesional de sus integrantes, que se ha hecho patente en todos los consejos y que ha alentado la tradición de enmienda de un Tribunal Electoral inmerso, a su vez, en un complicado contexto de criterios y posturas variables acerca de temas importantes. Con todo, el IFE ha estado ayuno del rigor legal que supone un órgano de su relevancia.

La autonomía del órgano electoral es uno de los principales logros de la reforma electoral de 1996. La evolución no ha sido fácil ni ascendente. A finales de 2005, en la Cámara de Diputados surgió un proyecto que revelaba el interés de los sectores más retrógrados para subordinar a los consejeros. El documento planteaba determinar la responsabilidad patrimonial en lo personal de los consejos por las sanciones económicas a los partidos revocadas por el tribunal. Se proponía una contraloría cuyo resultado inexorable era la subordinación administrativa del consejo y sus integrantes ante un contralor designado por los partidos en la Cámara de Diputados. Por fortuna, el proyecto no prosperó. Por infortunio, algo de eso se reprodujo en la reforma electoral de 2007 por cuenta de aquellos mismos diputados convertidos ya en senadores.

Entre los aspectos más perniciosos de la reforma de 2007 destacó la pretensión de evitar que el IFE y el Tribunal Electoral sometieran a los partidos a la legalidad democrática, bajo el falso supuesto de que son organizaciones que deben regularse por acuerdo de sus miembros. Temas tan fundamentales como la vida democrática fueron considerados asuntos internos de los partidos. Asimismo, la oportunidad de contar con un régimen moderno, eficaz y transparente de rendición de cuentas sobre el origen y gasto partidario no fue objeto de legislación. Los partidos se mantienen al margen de la legalidad democrática, y la involución que todos ellos han padecido en los años recientes es la secuela más evidente de ello.

Los partidos son, por antonomasia, la escuela de la democracia, pero, por ahora, están cerrados para los ciudadanos que desean incursionar en la política pese al demeritado ejercicio del derecho a ser votado. Los partidos tienen virtualmente el monopolio de la representación política, son financiados de manera sustanciosa por la sociedad, tienen acceso exclusivo a radio y tv, y son los actores centrales del proceso electoral, tanto en la postulación de candidatos como en la representación ante los órganos electorales y en el ejercicio de las prerrogativas. Por si fuera poco, el Congreso se organiza en función de los partidos. Todo ello supondría un régimen de responsabilidades que, sin embargo, no ha sido definido en la ley. El resultado es el desencuentro entre lo ideal y lo real de la democracia mexicana.

El modelo comunicacional vigente ha sido otro de los problemas. El dilema entre equidad y libertades políticas se solventó sacrificando las segundas en aras de la primera, cuando debió requerir un esfuerzo de conciliación entre estos dos grandes principios de la democracia. El resultado ha sido lamentable. Quizás se han logrado corregir algunos de los excesos preexistentes que mucho lastimaron la legitimidad de la elección presidencial de 2006, pero ahora la simulación es generalizada: los medios han adquirido mayor relieve a través de la publicidad encubierta, los informes de legisladores se han convertido en una lamentable y reiterada táctica para hacer campañas vergonzantes y vergonzosas; la soberanía de los estados ha sido lastimada con la regulación de temas que constitucionalmente les son propios como la publicidad personalizada. El espotismo se ha vuelto una forma grosera de tergiversar tanto el debate como la comunicación política. La continua confrontación de la industria de la radio y tv con el IFE mina la autoridad del órgano electoral. En breve, el modelo comunicacional, tan celebrado por sus promotores y por algunos de los integrantes del Consejo General del IFE, se ha confirmado como uno de los mayores fracasos de la reforma electoral. Incluso, ahora se pretende el control editorial de la opinión libre en radio y tv, increíble en el siglo XXI, pero así es. Por ello no es aceptable que se descalifique a quienes rechazamos parte de la reforma de 2007 con el argumento de que nuestra discrepancia constituye una respuesta de los intereses económicos lastimados por el cambio.

Los mayores riesgos de la elección de 2012 derivan del ambiente de violencia y de una posible intervención del crimen organizado a través del financiamiento ilegal o de la intimidación de candidatos (ni al IFE ni a los partidos corresponde resolverlo, sino a las autoridades federales). Sin embargo, grave es también el riesgo de la polarización y de la parcialidad de las autoridades de los tres órdenes de gobierno. La elección de 2006 fue un mal precedente. El IFE debe asegurar la imparcialidad, al igual que la Fepade, cuyo desempeño ha sido poco relevante. La concertación de partidos, medios de comunicación, autoridades y candidatos presidenciales en torno a un gran acuerdo nacional, para la legalidad y la imparcialidad, es un paso en la dirección correcta.

Las cualidades de los consejeros designados honran la ya no tan joven historia del IFE. Por el interés de todos, es imprescindible avanzar hacia elecciones de calidad que acrecienten la confianza del ciudadano en el valor de su voto, en el poder de su voluntad para hacer realidad el principio republicano del sustento popular en toda forma de autoridad.

Postergados, dilatados… pero acertados nombramientos.

Federico Reyes Heroles - Veneno

13 Dic. 11

"Ahora nuestro deber es la esperanza, la probable, la verosímil esperanza".

J. L. Borges

Motivos para el desánimo siempre habrá. Europa se tambalea sin encontrar una salida que no sea un sacrificio prolongado. Las gigantescas deudas de los Estados miembros de la Unión son la regla. Los principales bancos están "contaminados" seriamente. El euro pasó de esperanza colectiva a explicación de los males europeos de hoy. La tradicional distancia de Gran Bretaña se agranda por la resistencia británica frente a los nuevos ordenamientos financieros propuestos. El liderazgo de Alemania y Francia por momentos pareciera insuficiente ante una renovada fuerza centrípeda que cuestiona la idea misma de un destino compartido.

Por si fuera poco la primera potencia del mundo no termina de salir de la peor crisis del último medio siglo. La confianza del consumidor sigue de capa caída. El golpe al sector inmobiliario y a las pensiones, ejes del patrimonio de la familia estadounidense, devastó no sólo los ahorros sino el entusiasmo. El consumidor se comporta racionalmente y esa racionalidad dificulta la salida que las autoridades buscan. Obama está atrapado entre el desajuste financiero de largo plazo y la inminente elección del 2012. Cómo ser popular cuando su principal misión es introducir orden en la economía doméstica. Abrir los ojos a los estadounidenses después de décadas de negación del desastre de fondo y ganar la reelección no parecieran actividades compatibles. Si a eso se le agrega el discurso de los nuevos radicales de derecha que dinamitan las posiciones de centro, tenemos un coctel explosivo. Imaginar la coincidencia de un colapso europeo y su impacto sobre la zozobrante economía estadounidense no es ocioso. El coletazo sobre México sería razón suficiente para el desánimo.

Pero también está el otro lado. En ese escenario mundial Latinoamérica -México dentro de ella- se mira con mejor salud. Nuestra economía crece, poco pero crece. La deuda mexicana es muy razonable frente a los excesos europeos. La banca en lo general está capitalizada. La inflación bajo control. A pesar de la violencia que, según J.P. Morgan, nos podría estar costando anualmente 1% del PIB, la inversión extranjera fluye, no se ha detenido. Las reservas se encuentran en niveles adecuados. El peso flota sin provocar traumas nacionales. Se generan empleos, no los suficientes, pero los hay. La turbulencia económica del mundo encuentra cierta calma en esas aguas. En esas estamos, necesitados de que el navío mexicano anuncie en voz alta algunas buenas nuevas, porque las malas -la incontrolable violencia- nos ahogan, cuando desde el puente de mando sale la señal inversa. Es el capital el que habla.

De entrada nos anuncia que hay motín a bordo. Cuidado porque el narco ha infiltrado las elecciones. Generaliza, no habla de un acto concreto, sino de una insubordinación que igual puede darse en el cuarto de máquinas que en el navegante. El capitán no señala a alguien y procede a su detención. Introduce, justo antes de la delicada maniobra de la elección del 12, un factor de duda e intriga. Si sabe algo de Michoacán que denuncie y proceda. Porque de lejos da la impresión de estar colérico por la derrota de su hermana. Un Presidente no debe insinuar ilícitos y menos de esa talla. Pero allí no terminó el asunto.

En un atípico acto luctuoso en homenaje a panistas recientemente muertos por distintas razones, después de aludir al terrible asesinato del alcalde de La Piedad, Calderón lanzó "...he tratado de ser sensato, pero no puedo quedarme callado..." y vino entonces una convocatoria a su partido y a todos los partidos a denunciar la intromisión del narco en las elecciones. Puso el asesinato y el desplegado como pruebas, poco dijo de la victoria panista en La Piedad. ¿Y la intimidación, habrá que explicarla? Hasta allí Calderón generalizaba sin sustento pero no llevaba agua a su molino. Pero vino el remate "¿A quién beneficia la acción de los criminales y a quién perjudica? -y se respondió a sí mismo "Perjudica al PAN". Volvió a preguntar: "¿...a quién beneficia?" No dio la respuesta. Pero advirtió que esa pregunta tiene que ser respondida.

En el razonamiento hay trampas y provocaciones. Primero, si la víctima es un partido, sólo un partido -no la sociedad- el beneficiario debe ser un partido. ¿Acaso no puede haber varias víctimas? Segundo, el PAN es siempre la víctima, nunca victimario. ¿Y qué de Monterrey, entre otros? Tercero, el Presidente olvidó aludir a las víctimas de otros partidos. ¿Acaso van solos? ¿Y Tamaulipas? Qué desmemoria. Cuarto, si en Michoacán gobernaba el PRD, si el PAN es víctima y si hoy gobierna el PRI, ¿quién es el beneficiario? Insinuar es provocar. Todos están metidos, todos son víctimas y victimarios, esa es la verdadera tragedia. Qué necesidad de inyectar veneno. Qué no vemos cómo está el mundo. Las cuitas personales y obsesiones partidarias son malas consejeras. La esperanza también es un deber. No se vale.



Leído en Reforma

Gregorio Ortega - Josefina y Antígona



Son ridículos en su mayoría los argumentos para justificar las pretensiones de Josefina Vázquez Mota, porque para llegar donde ella quiere sólo tiene un camino: convertirse en Antígona para enfrentar de inmediato a Creonte-Calderón, porque si insisten en más de lo mismo nos encontraremos frente al autoritarismo anunciado por el subsecretario Obdulio Ávila, quien por sus pistolas dice, afirma, sostiene y grita a los cuatro vientos que los precandidatos y los candidatos no pueden descalificar al presidente de México.

El más modesto de los mexicanos tiene derecho a cuestionar el desempeño de Felipe Calderón Hinojosa, pues éste tiene un mandato constitucional que no cumplió, llegó a donde está por el voto, porque lo ayudaron en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y desde las premuras de Luis Carlos Ugalde; sí, lo puede descalificar con argumentos, con razón, sin insultos, porque su gobierno cuesta más de lo que ha dado a los mexicanos.

En medio de esta confrontación azuzada por su presidente se encuentra Josefina Vázquez Mota, sin sustento biográfico e ideológico, sin trayectoria más allá de su honradez, porque no es Imelda Marcos ni Elba Esther Gordillo, pero tampoco es Michelle Bachelet ni Dilma Rousseff, ¡vamos, no tiene las tablas de Cristina Fernández, pero puede afirmarse que tampoco tiene la profunda e insondable vanidad y vaciedad de Martha Sahagún!

De alguna manera puede sustituir sus carencias. El mejor modo de hacerlo es deslindarse, pronto, de Felipe Calderón Hinojosa, porque lo que éste toca lo contamina, como ocurrió con las elecciones para el gobierno de Michoacán, donde perdió Luisa María Calderón, contra toda lógica y en sentido contrario a lo anticipado por las encuestas.

Antígona Vázquez Mota debe ser su divisa, amparada en la razón de la historia y en los fundamentos del Estado, consciente de que no todo puede permanecer como hasta hoy, nadando de muertito, posponiendo hasta el fin de los tiempos la transición política, para acomodarse en la alternancia y la corrupción e impunidad como correas de transmisión del ejercicio del poder.

¡Claro que se le puede voltear el chirrión por el palito!, pues para ella todo puede concluir como en la tragedia escrita por Sófocles, aunque de cualquier manera Creonte se queda con las manos vacías, pierde todo lo que más quiere en el mundo por su intransigencia, por considerarse, durante el instante de toma de decisiones, superior a la tradición, la historia, las leyes. Pensó estar ubicado más allá de las consideraciones y los juicios humanos, que son poca cosa para quienes son capaces de morir por el poder.

Pero Josefina tiene un problema adicional, el PAN está estigmatizado por los resultados de Vicente Fox y Felipe Calderón, que en dos sexenios habrán costado más a la nación que 70 años de priato. Insisto en la posibilidad del voto nulo. ¿Podrá contra esa maldición Josefina Vázquez Mota?

Leo Zuckermann - Sobre la República Amorosa de AMLO


Bill Clinton decía que, al final del día, en una campaña electoral se vende o miedo o esperanza. Todo parece indicar que dos de los tres candidatos presidenciales que estarán en la boleta tratarán de vender esperanza. Uno, Peña Nieto, lo hará proponiendo “un Estado eficaz”; el otro, López Obrador, con una República Amorosa. 


Después de perder la elección presidencial de 2006, AMLO se radicalizó con el fin de mantener el control de su base de poder: la izquierda más recalcitrante. Su discurso se tornó estridente, polarizador, como esa izquierda esperaba. Ellos versus nosotros, ricos contra pobres, los de arriba pisoteando a los abajo, una mafia codiciosa sometiendo al pueblo bueno. Y le funcionó: AMLO se mantuvo como el líder indiscutible de la izquierda mexicana lo cual, cinco años después, le aseguró ser de nuevo el candidato presidencial.

Pero ahora el reto es otro: ganar la elección de 2012. Para ello necesita moverse hacia el centro y conquistar al electorado independiente. De ahí la necesidad de un nueva estrategia y discurso político. Julio Hernández López la ha llamado como “pasteurización táctica”. Dice el columnista de La Jornada sobre el nuevo AMLO: “ha tenido a bien asignarse un preocupante perfil espiritualizado que en caso de llegar al gobierno significaría la conducción de los asuntos públicos a partir no de un programa partidista o de compromisos sociales específicamente de izquierda política sino de una suerte de cristianismo amoroso bajo exégesis tabasqueña. No es un asunto menor, por más que los fieros defensores del Estado laico frente a amenazas provenientes de otros partidos se conviertan en comprensivos y sonrientes solapadores del nuevo discurso político-religioso. Además, la fórmula para alcanzar la felicidad en México, ha dicho el predicador Andrés Manuel, consiste en ser buenos. Oremos, hermanos”.

“Ser buenos”, parece ser la propuesta de AMLO rumbo a 2012. Así lo ha dicho, con todas sus letras, en un artículo que publicó el martes pasado en La Jornada: “contribuir en la formación de mujeres y hombres buenos y felices, con la premisa de que ser bueno es el único modo de ser dichoso. El que tiene la conciencia tranquila duerme bien, vive contento. Debemos insistir en que hacer el bien es el principal de nuestros deberes morales. El bien es una cuestión de amor y de respeto a lo que es bueno para todos”.

Se trata, de acuerdo a AMLO, de una “manera de vivir sustentada en el amor a la familia, al prójimo, a la naturaleza y a la patria”. Propone “tres ideas rectoras: la honestidad, la justicia y el amor”. El lenguaje no deja duda; como dice Hernández López, es un discurso de corte religioso como si el candidato fuera un predicador.

Un misionero que admira la imagen del indígena bondadoso: “En los pueblos del México profundo se conserva aún la herencia de la gran civilización mesoamericana y existe una importante reserva de valores para regenerar la vida pública”. Para ilustrarlo, cuenta una historia: “un joven compañero de Morena olvidó su cartera en el revistero de un avión comercial y días después recibió la llamada de un campesino migrante desde un lugar de California para informarle que él había encontrado su cartera con sus datos y dinero. El campesino migrante, originario de una comunidad de Veracruz, le preguntó sobre cuánto llevaba en la cartera y una vez aclarado el asunto se la envió a su domicilio. Mi joven compañero le preguntó al migrante, que apenas hablaba bien el español, por qué lo hacía. Le contestó que sus padres le habían enseñado a hacer el bien sin mirar a quién y que si actuaba así tendría en la vida una recompensa mayor”.

AMLO propone “otros preceptos que deben ser exaltados y difundidos: el apego a la verdad, la honestidad, la justicia, la austeridad, la ternura, el cariño, la no violencia, la libertad, la dignidad, la igualdad, la fraternidad y a la verdadera legalidad. También deben incluirse valores y derechos de nuestro tiempo, como la no discriminación, la diversidad, la pluralidad y el derecho a la libre manifestación de las ideas”. Esos son los “fundamentos” de su República Amorosa. Principios que eventualmente deben convertirse en una “constitución moral” que elaborarán “especialistas en la materia, filósofos, sicólogos, sociólogos, antropólogos y a todos aquellos que tengan algo que aportar al respecto, como los ancianos venerables de las comunidades indígenas, los maestros, los padres y madres de familia, los jóvenes, los escritores, las mujeres, los empresarios, los defensores de la diversidad y de los derechos humanos, los practicantes de todas las religiones y los libre pensadores”.

Los valores de la Constitución moral de la República Amorosa serán “las bases para una convivencia futura sustentada en el amor y en hacer el bien para alcanzar la verdadera felicidad”. Eso es lo que propone el candidato presidencial de la izquierda. ¿Le funcionará para ganar? Quizá. Pero, como dice un amigo en Facebook, más que ir por la Presidencia parece que “desea ser el nuevo arzobispo primado de México”.

http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=opinion&cat=11&id_nota=793991

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