miércoles, 19 de noviembre de 2014

Salvador García Soto - El mensaje y sus destinatarios.


Dos mensajes importantes ha dado el presidente Enrique Peña Nieto en
menos de 72 horas sobre la difícil situación que vive el país y que
enfrenta su gobierno: el primero fue su advertencia sobre la facultad
del Estado para usar la fuerza pública, el sábado 15 de noviembre apenas
bajó del avión que lo trajo de Australia, y el segundo fue ayer cuando
advirtió que “hay interés de generar desestabilización y atentar contra
el proyecto de nación que hemos impulsado”. Y ambos mensajes parecen
para los mismos destinatarios: hombres del dinero.



En el primer mensaje, cuando habló del “uso legítimo de la fuerza
pública”, el Presidente lo hacía para los grandes inversionistas
internacionales cuyas tiendas e intereses estaban siendo saboteados en
los últimos días; y en el segundo mensaje, con la grave acusación de
“desestabilización” y “freno” a su proyecto, aunque no le pone nombres y
apellidos, sí esboza destinatarios: “las reformas han afectado los
intereses de los que mucho tienen y de los que se oponen al proyecto de
nación”.

Ayer algunos analistas apuntaban hacia poderosos empresarios como
quienes estarían detrás de las manifestaciones y de la petición de
renuncia del Presidente.

La idea de una teoría del complot contra un gobierno y contra su
proyecto no es algo nuevo en la política mexicana. Si para Díaz Ordaz
fueron los comunistas soviéticos detrás del movimiento estudiantil del
68 lo que justificó su “defensa de la Patria” con la brutal represión de
Tlatelolco, para Carlos Salinas fue la desestabilización desde la
“Nomenklatura” lo que asesinó a Colosio y le descompuso su proyecto
reformador y transexenal ¿Quién o quiénes son ahora a los que Peña Nieto
acusa de desestabilizar a su gobierno y a su proyecto?

Sería bueno que si, como dicen en la misma Presidencia, los tiempos y
las formas de la política han cambiado, se empezara por ponerle nombres
y apellidos a quienes se acusa de utilizar la tragedia de los
normalistas de Ayotzinapa y el legítimo dolor e indignación de los
padres y de la sociedad para sembrar violencia y caos. Sería saludable,
en el difícil y tenso momento que vivimos, que la respuesta y los
mensajes del Presidente no se quedaran en acusaciones cifradas a un
enemigo anónimo de oscuras intenciones. Eso sería repetir la historia y
caer en la misma teoría del complot que tanto han criticado y por la que
se han mofado de sus adversarios políticos.

Atentar contra la estabilidad de un país y sembrar caos con intenciones
políticas es un delito que puede y debe castigarse. Porque no atentan
sólo contra el Presidente y su “proyecto de nación”, atentan contra la
tranquilidad y la seguridad de todos los mexicanos. Y si el Presidente
ya abrió esa caja de Pandora, el siguiente paso debería ser, como bien
lo asentó Ricardo Alemán, desenmascarar a quienes estén lucrando con la
indignación y el hartazgo social que, por lo demás, tampoco pueden
inventarse de la nada. Peña Nieto ya dio el mensaje, ahora falta que nos
diga con toda claridad quienes son sus destinatarios.

*NOTAS INDISCRETAS…* La Comisión Intersecretarial federal para el caso
de contaminación del Río Sonora y el gobierno de ese estado preparan una
conferencia para anunciar oficialmente que terminó la etapa de
“emergencia” en la contaminación provocada por las descargas ilegales de
residuos de cobre del Grupo México al mencionado río. El grupo
gubernamental encabezado por el secretario del Trabajo, Alfonso
Navarrete, informará a detalle las labores de limpieza, saneamiento y de
salud llevadas a cabo junto con el pago de indemnizaciones económicas a
los habitantes afectados. Quedará para seguir en el futuro la evolución
de afectaciones a la salud y la terminación de obras de infraestructura
y saneamiento en la minera de Grupo México y en los municipios aledaños.
Pero por ahora, dirán que la emergencia ya pasó… A propósito de la
Secretaría del Trabajo, en medio del clima de tensión social que vive el
país hay un dato que al menos en el sector laboral tranquiliza: se
acaban de cumplir 13 meses sin que estalle una sola huelga laboral en el
sector productivo del país. Es un lapso que nunca había ocurrido y a
como están las cosas de agitadas en otros sectores como el estudiantil,
francamente se agradece… Los dados vuelven a tropezar. Tercera serpiente
de la semana.

/sgarciasoto@hotmail.com/


Fuente:http://www.eluniversalmas.com.mx/columnas/2014/11/109866.php

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