jueves, 18 de diciembre de 2014

Carlos Loret de Mola - ¿#TwitterMiente?

Ban Ki Moon exige la renuncia de Peña Nieto, científicos de la NASA dicen que el ADN del normalista identificado en Innsbruck fueron sustituidos, una mujer relata que la secuestraron tres días unos narcos de Acapulco mientras cenaba con su novio en un restaurante de lujo, aquí está la foto de los chavos de Ayotzinapa tendidos en el suelo.

El rumor, lo saben los políticos desde la antigüedad, es un arma poderosa. Mentira, insidia, calumnia, da igual. Echado a andar, se esparce y causa daño.

En la era digital, los profesionales del rumor han encontrado su mina de oro en las redes sociales. Cuando se vuelve “viral”, el cometido se cumplió. Y muchos se lo tragan completo, otros parcialmente y en algunos cuando menos siembra una duda.








Es, a fin de cuentas, política. Y desde las redes se hace política a la buena y política sucia. La hacen individuos que quieren participar y son espontáneos de una causa, pero también ejércitos pagados de rumorólogos.
La potente irrupción de las redes sociales en la escena pública, en la segunda mitad de la década pasada, causó reacciones entusiastas. Se les atribuyeron revoluciones y generación de cambios trascendentes, y desde los medios tradicionales y la política misma muchas voces declararon inaugurada la era de la libertad democrática plena.
Muy pronto la aparente inocencia de Twitter y Facebook, las más populares, se fue derrumbando para los más analíticos y observadores. Pero ante la masa, su poder positivo, democrático, de participación libre sigue intacto… y también su poder desinformador.
Es común confundir los conceptos y hablar de Twitter como si fuera un medio de información, como si sus contenidos fuesen responsabilidad de una entidad o institución. Es simplemente un canal de comunicación con características y dinámicas propias.
Por eso el título de esta columna es, digamos, tramposo o, ¿por qué no? mentiroso. Decir que Twitter miente es tan absurdo como decir que el teléfono miente. Hay quien usa Twitter para mentir y dañar como hay quien usa el teléfono para lo mismo. Y, claro, hay quien usa con responsabilidad ambos medios, con resultados maravillosos. No es tan difícil de entender.
En tiempos de efervescencia social y política, naturalmente las redes hierven. Se puede encontrar en ellas todo el espectro de opiniones, tendencias, filias y fobias. Y es fácil “entuiterarse” y creer que las expresiones más estridentes representan el sentir de la mayoría de la sociedad, del país entero, Creer que la verdad, o peor aún, la realidad está en Twitter.
No hace falta explicar la existencia de bots, trolls, oficinas enteras de personas pagadas por grupos de interés (políticos, empresariales) que tienen cada una 30 o 40 cuentas y se hacen pasar por mucha gente, que consiguen posicionar “trending topics” a gusto de sus clientes.
La propaganda tiene mil formas de aparecer, pegar y hacerse “viral”. Simplemente es recomendable que al toparse con información, videos, fotos, documentos, declaraciones, se detenga uno a pensar unos segundos y buscar confirmación o señales de manipulación. Sobre todo porque a menudo, a diferencia de los medios tradicionales, en las redes no hay a quien “cobrarle” en credibilidad una salvaje volada dizque noticiosa: no hay un nombre, no hay una forma, no hay una empresa de medios a la que culpar por el hecho. “Fueron las redes” es la frase, y ahí se diluye toda la responsabilidad.
Los profesionales del periodismo están expuestos a caer en las trampas, y a menudo sucede que medios tradicionales reproducen historias, imágenes o noticias espectaculares que en unas cuantas horas se derrumban y resultan ser un engaño o incluso una broma.
Los usuarios individuales, de buena fe, con más razón son vulnerables al engaño. Que vivan las redes sociales, con sus tonos ruidosos y divertidos.
Sólo estemos atentos para no caer en campañas mentirosas, manipulaciones políticas, propagandas malintencionadas que terminen beneficiando a quien menos imagina uno. Y no se trata de prohibir, como piensan algunos legisladores trasnochados, sino de que la propia comunidad usuaria vaya desarrollando vacunas contra las mentiras virales.
carlosloret@yahoo.com.mx 


Leído en http://periodicocorreo.com.mx/historias-de-reportero-18-diciembre-2014/


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.