martes, 3 de marzo de 2015

Raymundo Riva Palacio - El amigo del presidente

El presidente Enrique Peña Nieto le tiene mucho cariño a Eduardo Medina Mora. Lo conoció, por iniciativa de Medina Mora, cuando era jefe del Cisen, y él funcionario en el gobierno del Estado de México. Desde entonces se fortaleció la relación y llegó a ser personal. Cuando visitó Londres como presidente electo, Peña Nieto le preguntó en una cena qué quería hacer en su gobierno. Medina Mora, en ese momento embajador en el Reino Unido, respondió que estar cerca de sus hijos, que estudiaban en Estados Unidos. Peña Nieto pensó en la Embajada en Washington, aunque Medina Mora pensaba en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Oregon, el estado donde estudiaban sus hijos, está a la misma distancia de Washington que de la ciudad de México, pero el presidente electo no lo sabía.

Medina Mora fue nombrado embajador ante la Casa Blanca, por la mala interpretación que hizo Peña Nieto de su deseo. Por eso, cuando hace unas semanas le planteó el presidente que lo quería en la Suprema Corte de Justicia, Medina Mora trató de persuadirlo. Lo que él deseaba, confió la semana pasada a varios senadores, era buscar la Corte dentro de tres años, no ahora. Pero al presidente no se le dice que no y tuvo que adelantar sus planes. Este lunes habló en comisiones y el martes pasará la terna de candidatos al pleno del Senado para que voten al sustituto del recién fallecido Sergio Valls. Sólo una eventualidad mayúscula desbarrancaría a Medina Mora, que tenía este lunes los votos necesarios para su ratificación.







El embajador tuvo un recibimiento público ríspido, al señalarlo como una pieza de Televisa en el gobierno peñista. La prensa ha recuperado de los expedientes su añeja relación con Bernardo Gómez, vicepresidente de la empresa y responsable de las relaciones políticas –inusualmente cercano en los últimos meses a las áreas de estrategia de comunicación de Los Pinos-, y su antigua sociedad con Alejandro Quintero, en una empresa de medios. Quintero, exvicepresidente de Comercialización de Televisa, es el arquitecto de los convenios político-publicitarios de Televisa, en alianza con Gómez, que tantos millones de pesos le dieron a Televisa- de Peña Nieto en el Estado de México, por ejemplo, dos mil 700 millones de pesos.
Medina Mora no es analizado aún por sus méritos, donde se podrían encontrar mejores elementos para valorar su actuación profesional. Por ejemplo, como procurador general en el gobierno de Felipe Calderón, se prestó a la embestida contra el PRD en el famoso michoacanazo, un mes antes de la elección intermedia de 2009, donde detuvieron a 38 funcionarios del gobierno de Leonel Godoy, varios alcaldes y diputados locales, aunque por su confrontación con el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, no judicializó las pruebas de inteligencia que le aportó, por lo que salieron libres 37 de esos 38 capturados. Cuando el presidente Calderón le pidió un ataque similar contra priistas, renunció y lo enviaron como embajador al Reino Unido.
Durante su gestión como procurador comenzaron a participar agentes de la DEA y la CIA en los interrogatorios sobre delincuencia organizada, a quienes de manera subrepticia también se les permitía portar armas. Asimismo, mantuvo en la oscuridad al presidente Calderón de la penetración del narcotráfico en la Subprocuraduría Especializada de Investigaciones contra la Delincuencia Organizada, que sólo hasta que llegó a tribunales y la descubrió un reportero de El Universal, explotó. Enterado de lo que se iba a publicar, Medina Mora le pidió la dirección del periódico posponer la publicación del caso durante un mes, tiempo en el cual informó al presidente lo que le había ocultado y preparó lo que en la víspera de su difusión se bautizó –por sugerencia de un periodista-, como la ‘Operación Limpieza’.
La ‘Operación Limpieza’ descabezó a toda la Siedo en 2008 y llevó a la cárcel a todos sus jefes. Varios de ellos han presentado demandas contra Medina Mora y otros funcionarios. Entre ellos se encuentra Rodolfo de la Guardia, que era director de Interpol México, acusado por delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, quien obtuvo su libertad absoluta tras mil días de estar encarcelado. Asimismo lo demandaron Gerardo Garay, comisionado interino de la Policía Federal, a quien encarceló durante cuatro años acusado de haber brindado protección al cártel de los hermanos Beltrán Leyva –a los que en realidad combatió-, y Javier Herrera Valles, excoordinador regional de la Policía Federal, que se peleó con García Luna, pero a quien Medina Mora encarceló por presuntos nexos con el narcotráfico. Estos dos fueron igualmente exonerados.
Medina Mora y sus subalternos en la PGR crearon a un testigo protegido estrella, ‘El Pitufo’, que utilizaron en múltiples expedientes. Lo reclutó el entonces procurador a finales de octubre de 2008, y sobre esa base detuvo a Gregorio Sánchez, exalcalde de Cancún –el municipio es Benito Juárez- y su sucesora Marisela Morales al general Tomás Ángeles Dahuare.
Los dos están libres hoy en día. Un tercero acusado por él fue Herrera Valles, quien incorporó la falsedad de sus acusaciones en su demanda. ‘El Pitufo’ era Salvador Puga Quintanilla, a quien le pagó la PGR 10 millones de pesos y le financió una cirugía plástica y una liposucción, hasta que en este gobierno pasó de testigo protegido estrella a prófugo de la justicia.
En el análisis de Medina Mora en las áreas de administración y procuración de justicia, hay más desaciertos que éxitos. Pero eso no es relevante para el presidente Peña Nieto quien lo defendió este lunes camino a Londres. Las inconformidades en el Senado y en la Suprema Corte por su designación, tampoco importan. En una terna donde sus acompañantes son de muy bajo perfil, Medina Mora es el hombre del presidente, y lo que critican sus críticos, problema de los críticos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.