martes, 3 de mayo de 2016

Dan T - Frijol con gorgojo

He llegado a la conclusión de que los mexicanos somos idiotas. Esa es la única explicación posible para entender por qué seguimos teniendo políticos tan cínicos, que actúan como si de verdad tuvieran la razón.

El ejemplo más reciente es el de Andrés Manuel López Obrador con sus comerciales de radio y televisión. ¿De qué se tratan? ¿Qué dice? ¿De qué diablos habla? Nadie conoce las respuestas. Simple y sencillamente se dedica a repetir sus frases más conocidas y desgastadas. Es como aquellos cómicos que cuentan una y otra vez el mismo chiste malísimo, pues saben que la gente sigue riéndose. ¿Has escuchado los spots de AMLO? Empieza hablando de “esos dos”, pero no dice quiénes, entonces, uno tiene que decidir si es el PRI y el PAN; o el PRD y el PRI; o el PRD y el PAN; pero no pueden ser los tres, porque sólo habla de dos. Bien raro.










Pero, además, dice que unos son ladrones y otros son rateros, y por más que busco en el diccionario, no encuentro cuál es la diferencia. Luego dice que los de Morena no roban, no mienten y no traicionan al pueblo, ¿te cae? Claro que la única prueba de que todo eso es cierto es que lo dice Andresito. Además, ¿cómo diablos compruebas que no traicionas al pueblo? Es como si un marido le prometiera a su esposa que juntos lograrán que el atardecer en junio sea esplendoroso. ¡No tiene nada qué ver una cosa con otra!, pero eso no importa. O al menos eso creen los publicistas de AMLO (¿realmente le pagarán a alguien por hacer esos anuncios tan malos?).

Luego viene una parte que he escuchado más de 20 veces y sigo sin entenderla: dice López Obrador que más vale tener un empleo con buen sueldo que recibir dinero a cambio del voto. ¡Pues sí! Pero, lo mismo: ¿qué chingaos tiene qué ver una cosa con otra? Es como si dijera: es mejor comer tres veces al día que cambiar la llanta de un tráiler. ¡Pues sí! Y, claro, al final lanza su ya famoso: “frijol con gorgojo”. No dice nada sobre eso, simplemente lo menciona, como quien dice “¡ajá”, a la mitad de un discurso político. Es como esos cantantes extranjeros que cuando vienen a México, saben que con decir “¡hola, amigos!”, ¡ufff!, la gente se pondrá loca, feliz e histérica porque ya hablaron en español. Y si se avientan alguna grosería, no, bueno, se cae el estadio de la emoción. Así es AMLO: suelta lo de “frijol con gorgojo” y que lo entienda el que pueda y el que no, ¡pues no!

¿CÓMO DICE QUE DIJO?

Hay que poner mucha atención en lo que ofrecen los candidatos en sus campañas, porque luego ellos dicen una cosa y uno entiende otra. No nos vaya a pasar como cuando se abrieron las puertas del elevador y se subió un tímido señor, delgado, de apariencia frágil, vestido con saco y corbata. Adentro ya estaba un negro monumental. En cuanto se cerraron las puertas, el moreno le comentó con su vozarrón:

–Mido un metro con 80 centímetros, peso 110 kilos y tengo un pene que mide 42 centímetros de largo y siete de ancho. Cada una de mis bolas pesa medio kilo. Mucho gusto, Dante Huerta.

¡Y pum que se desmaya el señor!

El grandote se espantó, lo levantó en vilo y comenzó a reanimarlo. Cuando por fin despertó, el señor le pidió con mucha

angustia:

–¿Me puede repetir lo que dijo?

–Claro que sí, señor, le dije mi estatura, mi peso, la longitud de mi pene, el peso de cada uno de mis testículos y mi nombre: Dante Huerta.

–¡Hijo de la chingada! Yo entendí: ¡¡¡DATE VUELTA!!! Qué pinche susto.

¡Nos vemos el jueves!



Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/frijol-con-gorgojo-1462259187



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