jueves, 28 de julio de 2016

Raymundo Riva Palacio - Los Duarte de Guerrero

La muerte de Soto Duarte quedó asociada a la narcopolítica, aunque en realidad, hace años que la familia se maneja en la zona gris entre el bien y el mal.

1er. TIEMPO: Los malos pasos de la familia. La madrugada del domingo, horas después de conocerse el asesinato del alcalde de Pungarabato, Ambrosio Soto Duarte, comenzó a circular de manera restringida una tarjeta informativa de la Secretaría General de Gobierno de Guerrero, con las probables razones del crimen. Se trataba de pagarés por protección no pagados a Los Caballeros Templarios, cuyo jefe, José Pineda González, apodado “El JP”, decidió cobrarlas de otra manera: una emboscada en donde lo rociaron con 200 balas de fusiles de asalto. La muerte de Soto Duarte quedó asociada a la narcopolítica, aunque en realidad, hace años que la familia se maneja en la zona gris entre el bien y el mal. La persona a la que hay que observar como el paraguas oscuro de los Duarte de Guerrero, es su primo, Catalino Duarte Ortuño, que apenas el año pasado dejó de ser diputado federal y que en 2008 terminó como alcalde de Zirándaro.










El pasado de Duarte Ortuño es turbulento y conecta directamente a la familia con Guerreros Unidos, la banda criminal que realizó el crimen contra los normalistas de Ayotzinapa. Catalino, como Ambrosio, tiene rasgos indígenas, con zurcos en la frente y un bigote tupido pero recortado. Pero a diferencia de Ambrosio, su pasado ha estado asociado con el crimen. Él ha dicho, cada vez que lo acusan de relación con el narcotráfico, que es falso. Los hechos no le ayudan. Dos momentos lo han marcado en los últimos tiempos. El 29 de octubre del año pasado, en una reunión en Cuernavaca, fue detenidos el alcalde de Cocula, Eric Ulises Ramírez, cuando se reunía con Adán Zenén Casarrubias, apodado “El Tomate”, y señalado por las autoridades como el jefe de Guerreros Unidos. Ramírez siempre negó conocer a su acompañante de mesa, y dijo que un colaborador suyo le había programado la cita porque según él, invertiría en el municipio. Nunca dijo quién era el que lo había acercado a Casarrubias, pero junto con él detuvieron a Eloy Flores Cantú, quien se identificó como asesor del grupo parlamentario del PRD en San Lázaro. El PRD negó que estuviera en su nómina o que, incluso, hubiera trabajado en la Cámara de Diputados. La credencial con la que se identificó llevaba una firma, la de Duarte Ortuño, quien nunca pagó, sin embargo, por esa acción. Ramírez y Cantú están en la cárcel, pero Duarte Ortuño, pese al tufo de su relación con Guerreros Unidos, está libre.

2º. TIEMPO: En el origen de dinastía, figuran criminales. La captura de Eloy Flores Cantú en Cuernavaca el año pasado, volvió a abrir la puerta para que se revisaran los antecedentes de Catalino Duarte Ortuño, primo hermano de María Leonor Villa Ortuño, quien alcanzó la fama en octubre de 2014, cuando se difundió un video donde, mientras aparecía secuestrada por una célula que identificaron las autoridades como parte de la organización de Joaquín El Chapo Guzmán, acusó al entonces gobernador Ángel Heladio Aguirre, de recibir dinero de Guerreros Unidos. Algo sabría ella, al ser madre de María de los Ángeles Pineda Villa, esposa de José Luis Abarca, el presidente municipal de Iguala cuando se dio la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, y hermana de Mario Pineda Villa, apodado “El MP”, y Alberto Pineda Villa, “El Borrado”, que fueron operadores financieros del cártel de los hermanos Arturo y Héctor Beltrán Leyva, y fueron los fundadores de Guerreros Unidos. A la muerte de ellos, la organización criminal pasó a ser controlada por los hermanos Sidronio y Mario Casarrubias, quienes al ser capturados en relación con el crimen de los normalistas de Ayotzinapa, su hermano Adán Zenén, asumió el mando. Con él estaban Flores Cantú y el ex alcalde de Cocula, Eric Ulises Ramírez, cuando los detuvieron los federales el año pasado. Demasiados personajes en torno a Duarte Ortuño que fueron cayendo, asesinados o en la cárcel, como su sobrina, la ex primera dama de Iguala, pero él se mantuvo a salvo. Muchas relaciones políticas –los Duarte están asociados con la corriente Nueva Izquierda dentro del PRD, la que se conoce como Los Chuchos-, o mucha suerte, como, en los años previos, donde salvó la vida mientras que en su familia sumaban muertos.

3er. TIEMPO: El único Duarte con las vidas de un gato. El alcalde de Pungarabato, Ambrosio Duarte Soto, es el último de la familia en morir asesinado por bandas criminales. Tres semanas antes fue asesinado su otro primo, Sebastián Soto Rodríguez, chofer y jefe de escoltas de Soto Duarte, quien de acuerdo con la información confidencial del gobierno de Guerrero, había sido la última advertencia para el alcalde de que o pagaba, o lo asesinarían. Soto Rodríguez fue secuestrado y su cuerpo tirado en un basurero en Cutzamala de Pinzón, donde la alcalde Karime Benítez Flores, es esposa de otro primo de los sacrificados, Isidro Duarte Cabrera, diputado local del PRD. Los primos no tuvieron la suerte que Catalino Duarte Ortuño, que ha caminado al filo de la muerte y que, en una ocasión, hasta le ganó la partida. Fue en 2005, cuando hacía campaña para ser alcalde de Zirándaro, cuando un comando lo atacó y le roció balas de un cuerno de chivo, el fusil de asalto Kaláshnikov fabricado en 1947. La camioneta en la que viajaba se fue hacia un potrero para escapar y él corrió de sus atacantes, quienes le dispararon por la espalda y lo creyeron muerto. Sobrevivió para sentarse en la alcaldía, y durante sus tres años de gestión, se registraron más de 200 muertes relacionadas con el crimen organizado. Él quedó protegido por Los Chuchos, que lo hicieron diputado federal, desde donde impulsó a su primo Ambrosio, con la ayuda de Beatriz Mojica, actual secretaria general del PRD, para ser alcalde de Pungarabato. Duarte Ortuño vivió para ver cómo secuestraron a su hermano Claudio, quien de manera aún misteriosa recuperó su libertad, y el asesinato de sus tíos, otros Duarte que quedaron en el camino, como Ambrosio, que quedó atrapado en un conflicto aún extraño donde las únicas cabezas criminales que se asoman, por ahora, son Guerreros Unidos, tan vinculados a su familia, y Los Caballeros Templarios, que quieren extender sus dominios del crimen en toda la Tierra Caliente de Guerrero.



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