Detesto las revistas de sociales. Me parecen de una frivolidad insoportable. No entiendo cómo puede haber gente que le guste salir en ellas, mucho menos que hasta paguen por eso. En un país como México, con más de 50 millones de pobres, son una grosería. Resulta vergonzoso que la gente presuma su vida privada de esta manera. Creo que algún día le escuché a José Woldenberg decir que una de estas revistas era la publicación más sediciosa que había visto en su vida. El comentario me pareció muy atinado porque efectivamente, después de hojearlas —uno nunca las lee porque lo que importan son las fotografías—, dan ganas de irse a la sierra a comenzar la Revolución en contra de la élite ahí retratada.
Más en: http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=771438
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