Carlos Ramírez |
El futuro de la reforma laboral presentada por el presidente Calderón será el catalizador de las expectativas del país, porque podría dar el primer gran paso hacia la reforma pactada del sistema político priísta.
El fondo de la iniciativa es el de reconstruir las bases productivas del país sobre una nueva dinámica del desarrollo, y ya no sobre acuerdos políticos. Si bien el artículo 123 fue un acto de justicia para los trabajadores reprimidos por Porfirio Díaz, también se convirtió en un lastre por el peso de las prestaciones sociales en el costo de producción.
Toda transición de un régimen autoritario o semiautoritario a uno democrático tiene que redocumentar sus alianzas y sus prioridades. Muchas transiciones fracasaron porque quisieron hacerse sobre compromisos estructurales con poderes fácticos públicos, privados o sociales y sin modificar los costos políticos en el sistema productivo.
El viejo régimen mexicano se niega a modernizarse. Y lo grave es que los compromisos sociales pueden tener alguna forma de salvaguardarse, pero los grandes líderes sindicales y los grandes sindicatos no quieren perder privilegios que usualmente se cargan sobre las finanzas públicas o sobre el costo de producción. Más que un sector social, la élite sindicalista se ha convertido en un sector parasitario.
La reforma laboral se veía venir. El costo sindical sobre el precio productivo ha representado un factor inflacionario o de precios altos. Cuando el gobierno de Carlos Salinas abrió la frontera a la libre importación dentro del tratado de comercio libre con los Estados Unidos, la comparación de precios arrojó desventajas para los mexicanos por costo productivo no competitivo: corrupción, inseguridad, pago a sindicalistas y utilidades tergiversadas. La industria mexicana no pudo competir con los precios de los productos importados y muchas cadenas productivas tuvieron que cerrar sus puertas.
Lo que los sectores productivos y políticos deben entender es que el país se encuentra en el camino de una reforma productiva que permita motivar más la inversión, la producción y las ventas y no en la lógica de la defensa de intereses de sector. Es obvio que todas las reformas han eludido el regreso a los tiempos anteriores de la superexplotación, pero de lo que se trata es de reasignar beneficios.
De ahí que la estrategia de los sindicatos sea la equivocada al defender sus liderazgos por encima de los intereses productivos, en lugar, por ejemplo, de aceptar distensiones en las relaciones productivas pero exigir mayores controles a las utilidades y al gasto en los salarios de los funcionarios. Los líderes sindicales no han entendido que existe una relación salarios-utilidades-impuestos-inflación que debiera estar en el centro de los debates.
El sistema productivo del viejo régimen priísta ya no funciona. Hay “cuellos de botella” productivos que impiden que México pueda crecer sin inflación arriba del 3.5%; uno de ellos es el costo salarial, pero también la holgura en materia de impuestos; peor aún, hay iniciativas apuno para bajar impuestos y no para estimular la inversión sino para ampliar las utilidades especulativas.
De ahí que la reforma laboral deba ser analizada en el contexto de fin de un régimen político-productivo y no con el enfoque de la opresión a los trabajadores. Pero nuestros líderes sindicales son hijos del PRI y del sistema de explotación sindical de los trabajadores.
APROXIMACIONES AL PRI
Algunos apuntes para entender el regreso del PRI a la cúspide del poder y su papel en la reforma laboral que mantiene el poder sindical intocable:
1.- El PRI es uno de los pilares fundamentales del sistema político priísta, del Estado priísta y de la Constitución priísta, los tres puntales de la estructura de dominación política mexicana. El PRI es el punto de confluencia de las instancias de ejercicio del poder. En el enfoque orgánico, los tres sistemas que hacen funcionar el cuerpo político nacional son los siguientes:
--Sistema nervioso: ejercicio de la soberanía, la estructura de seguridad.
--Sistema sanguíneo: la fuente de la vida, el presupuesto público.
--Sistema óseo: la unidad de la república, el sistema político.
Y la estructura que le da funcionalidad al cuerpo orgánico de la república es el PRI.
En 1991, ante el golpe de Estado en la Unión Soviética, el presidente Mijail Gorbachov detectó que el origen de la conspiración estaba en el Partido Comunista de la Unión Soviética y la influencia de éste en los mandos militares. Irritado, Gorbachov anunció la disolución del partido…, decisión que llevó a la desarticulación de la URSS.
2.- La periodización más común de la existencia del PRI atiende a las dos reformas que implicaron cambio del nombre original de Partido Nacional Revolucionario: 1938, como Partido de la Revolución Mexicana y 1946 como Partido Revolucionario Institucional. Aquí ensayaremos otra periodización política:
--Reforma política de 1929 que pasó de caudillos a instituciones, con Calles como el último caudillo en funciones.
--1934: régimen de Cárdenas con educación socialista, reparto de tierras y creación de sectores corporativos para agrupar a trabajadores, campesinos, clases medias y militares en torno al partido.
--1936: agotamiento del caudillismo sobreviviente con la expulsión de Calles y consolidación de la figura presidencial.
--1946: PRI, con el amparo agrario, la institucionalización del acceso al poder, la política económica estabilizadora para el desarrollo.
--1970-1982: neopopulismo, gasto público sin apoyo en los ingresos, gigantismo del Estado, exclusión del concepto de Revolución Mexicana del PRI y de la Constitución, reformas constitucionales en los temas centrales del PRI histórico: ejido, propiedad estatal, derechos jurídicos de la iglesia.
--1981-2000: ciclo neoliberal, marginación del Estado y hegemonía del mercado, disminución del sector paraestatal, reforma del Estado.
--2000-2012: alternancia del PAN en la presidencia de la república, gobernación de la república con la estructura y protocolos del PRI, ausencia de reformas de la estructura priísta del poder.
La alternancia 2000-2012 fue electoral, no de reforma del sistema político priísta.
El PRI pasó la prueba de fuego: en 1992 Salinas obligó al PRI a abandonar la propiedad de la Revolución Mexicana y el PRI siguió controlando la cultura política.
3.- Los puntos centrales que hacen vigente el PRI y el sistema político priísta son las siguientes:
--La caracterización del Estado como el garante del bienestar social.
--La capitalización en el PRI de los objetivos sociales del Estado con la organización de los beneficiarios de los programas asistencialistas.
--El perfil histórico de la Constitución de la república al convertir en puntos obligatorios los objetivos políticos de la Revolución Mexicana y del PRI como su brazo político gestor: la protección de los campesinos, la tutelaridad de los derechos sindicales y obreros, el Estado como el rector del desarrollo, la planificación central, la garantía de derechos sociales.
Cuando en 1970 le preguntaron sobre su programa de gobierno, el entonces candidato presidencial priísta Luis Echeverría Álvarez dijo que su programa era la Constitución. En efecto, la Constitución, aún con sus reformas neoliberales, representa el proyecto histórico de los grupos que hicieron la revolución en contra del modelo de desarrollo de Porfirio Díaz.
Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/el-viejo-regimen-se-niega-a-morir
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