Enrique Peña Nieto dio manotazo a la mesa. Ordenó a los más altos funcionarios de su gabinete reaccionar en tono enérgico a la violación estadunidense de la privacidad de un Presidente de la República y un candidato, luego Presidente electo…
“Hombres necios que acusamos al vecino, ¿sin razón?, sin ver que somos la ocasión de lo mismo que culpamos”… habría reescrito sor Juana… si narrara este desmadre.
Más allá de chillidos, quejas y aspavientos el espionaje de nuestro principal socio y dizque amigo revela tres cosas.
Uno, que ya no somos el puercoespín durmiendo al lado del oso… como escribiera el ex embajador Jeffrey Davidow.
Dos, el grado de desconfianza que nos tiene el gobierno deBarack Obama, obsesionado en hurgar sin pudor las mentes y los actos de quienes toman en México —y el restodel mundo— las decisiones de mayor calibre.
Tres, lo más serio, el haberse revelado otra acción impune de la Agencia de Seguridad Nacional estadunidense (NSA, por sus siglas en inglés), que es precisamente la cabeza del sistema de inteligencia militar del poderoso vecino. Esto no se había mencionado y da al affaire dimensión distinta, me comenta Javier Oliva Posada, académico y especialista en temas de seguridad.
Las revelaciones de Edward Snowden publicadas por Der Spiegel —no desmentidas hasta ahora— también ponen en evidencia la vulnerabilidad de los sistemas del gobierno mexicano en manejo de datos confidenciales, al más alto nivel… y esto es aún peor.
Todo eso indigna, enoja, ocupa y preocupa al Presidente.
–¿Qué hacer entonces para no perderse en declaraciones, calmar los (des)ánimos nacionales y la sed de venganza?
–Enviar un mensaje firme al poderoso vecino; exigir una investigación completa; llamar a consultas a nuestro embajador en Washington; demandar una explicación al representante del gobierno gringo. Estas acciones, en lenguaje diplomático, serían advertencias dignas del justificado encono de la víctima, por el atropello del verdugo… aunque ya sepamos que EU siempre conjuga el verbo espiar en todos sus tiempos… pasado, presente y futuro.
Y aprovechando el “viaje”, ¿por qué no sumarnos a penas semejantes de otras naciones del área latinoamericana, de las cuales hemos estado tan alejados?... ¿Por qué no involucrar a la ONU para sumar a franceses y a la bola de países vulnerados?... ¡Ah!, ya sé, porque haría falta el Estadio Azteca para juntarlos a todos.
PENITENCIARÍA: Fausto Vallejo como Lázaro, se levantó y andó. No se aguantó. Hoy regresa a gobernar Michoacánbendito desde El Centro… y el maldito Jesús Reyna, quien ya no reina, lo espera a la salida, igual que El Hijo Desobediente: “Echando mano a sus fierros como queriendo pelear”.
Twitter: @JoseCardenas1
josecardenas.com.mx
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