Que el próximo nombramiento de dos ministros de la Corte suscite atención, se discuta, se demande que sean personas idóneas para el cargo (y no cuotas partidistas) y se solicite al Presidente y al Senado que sean receptivos a las expectativas de franjas relevantes de la sociedad, es en sí una buena nueva. Quedaron atrás los tiempos en que esas designaciones transcurrían sin pena ni gloria, sin suficiente visibilidad pública, sin conmover al respetable. Y la ola de opinión sobre el tema habla de la centralidad que ha adquirido la Corte. Porque a diferencia de lo que sucedía hace algunas décadas, hoy su importancia se ha potenciado.
Lea la columna completa aquí http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=335300
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.