sábado, 10 de noviembre de 2012

Manuel Clouthier Carillo - ¿Inversión privada en PEMEX?

Quienes se han dedicado a dirigir empresas saben que el balance es el estado financiero por excelencia; que del lado izquierdo del mismo se registra toda decisión de inversión y que del lado derecho las decisiones de financiamiento. Por lo que si la regla contable nos dice que activo es igual a pasivo más capital esto significa que toda inversión debe ser financiada en un monto similar para mantener la igualdad.

Pemex es una empresa y debe dirigirse como tal; es una paraestatal, lo que significa que la propiedad del capital es del Gobierno. Nos dice la publicidad oficial que "Pemex es de los mexicanos" y en estricto sentido es cierto, pero en la práctica al no haber a quién "le duela", termina siendo una empresa de nadie.




Las empresas necesitan hacer inversiones, y a Pemex le urge realizar las que ha diferido históricamente porque ha privilegiado el repartir utilidades a su dueño, para financiar el gasto público. La inversión en Pemex no se hace en función de sus oportunidades, sino en función de las necesidades fiscales. Las transferencias petroleras al Gobierno significan más de un tercio del gasto público total.

Hoy Pemex requiere urgentemente invertir entre otras cosas en exploración para lograr tener unas reservas probadas suficientes y garantizar su operación mínimo 50 años. También debe invertir en explotación, para sacar ese petróleo crudo que haya sido descubierto. Pemex tendrá que invertir irremediablemente en refinación para producir más gasolina e importar menos.

Igualmente, tendrá que invertir para aprovechar las reservas de gas natural que hay en México y utilizarlas como fuente de energía. Deberá explotar muchos subproductos de sus procesos. También necesita realizar inversiones en petroquímica para poder incrementar su producción de amoniaco y fertilizantes, polietileno y plásticos diversos, etc. Y como toda empresa deberá invertir en investigación y desarrollo de tecnología, en eficientar sus procesos de producción y administración, y por supuesto, en la capacitación de sus recursos humanos.

Todo esto se tendrá que hacer para mejorar su productividad y competitividad, y la pregunta obligada es: ¿Cómo va financiar Pemex todas estas inversiones? Las opciones que tiene cualquier empresa son: financiar sus inversiones con pasivos, léase deuda; o puede hacerlo con capital propio o ajeno, de aportaciones de sus socios (el Gobierno) o con aportaciones de nuevos socios (nacionales o extranjeros); o bien puede financiarse con la reinversión de las utilidades, que actualmente se reparten al Gobierno para financiar gasto público. También existe la opción que nos daban en los exámenes de opción múltiple, "todas las anteriores".

El criterio prudencial de administración sugiere que se financien las inversiones con una mezcla de las opciones anteriores, por lo que esta no es una decisión política, ni ideológica; nada tiene que ver con Lázaro Cárdenas ni con la soberanía, sólo es una decisión de dirección de empresas.

Así pues, Pemex podrá contratar una parte de sus necesidades de financiamiento con pasivo bancario, otra parte con capital, propio no será porque el Gobierno no tiene dinero para inyectarle recursos a Pemex, sino al contrario, le extrae. Entonces la aportación de capital a Pemex tendrá que venir de una fuente ajena a la empresa, es decir nuevos socios, y es aquí donde la mecánica de capitalización que siguió Petrobras de Brasil, es un ejemplo inteligente de lo que puede hacerse a través de acciones preferentes sin derecho a voto colocadas en mercados internacionales.

La otra parte de financiamiento puede provenir de la reinversión de utilidades, limitando la ordeña que se hace para financiar gasto público. Esto requeriría una definición de los derechos que deberá pagar la paraestatal por explotación del subsuelo, derechos de extracción, y además una política definida de pago de dividendos. Pero para esto el Estado mexicano necesita aprobar una reforma fiscal integral que le permita recaudar más recursos y ser menos dependiente de los ingresos petroleros.

Así pues, el próximo gobierno y los ciudadanos deberemos de decidir si mantenemos a Pemex en el atraso, o si lo convertimos en orgullo de los mexicanos, como lo es Petrobras para los brasileños. 

@ClouthierManuel

Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

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