Un escenario posible en la elección federal de 2015 es el ingreso de Andrés Manuel López Obrador a la Cámara de Diputados con un grupo compacto de al menos 80 legisladores. En mi colaboración anterior proyecté el escenario más favorable al PRI, precisando sus condiciones indispensables para lograrlo, y esta ocasión expongo las condiciones para que el excandidato presidencial sea el triunfador.
Vislumbremos este escenario adverso al PRI. Ello no significa necesariamente que otro partido político –llámese PAN, PRD, Movimiento Ciudadano o Morena– logre por sí solo más curules que el Partido Revolucionario Institucional. Esa catástrofe para los priistas sería posible únicamente si se conformara una alianza de todos los partidos opositores en su contra, pero esa opción está descartada en la próxima elección porque no hay indicios de esa intención ni un proyecto que unifique a la oposición en contra del PRI.
Dicho lo anterior, vayamos a las condiciones que darían como resultado la derrota del tricolor. La primera es que para el próximo año se viva una situación económica adversa para el país, una recesión económica, por ejemplo. Esa posibilidad es factible; aunque esta semana el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, declaró la inexistencia de esta eventualidad en nuestro país, en los últimos meses el mismo funcionario ha salido a corregir sus pronósticos de crecimiento económico. No sería absurdo que saliera en el futuro próximo a aceptar que, efectivamente, la economía nacional está en recesión.
Ante la eventualidad de una recesión o una contracción económica, el gobierno federal difícilmente cumpliría con el descuento de luz y gas que la mayoría de la ciudadanía espera. Ello alimentaría el descontento popular hasta generar la intensidad necesaria para producir un voto de castigo en contra del PRI, por las expectativas incumplidas.
El tema del descuento de luz y gas es un factor clave en la lógica de voto para la elección federal del 2015: el ciudadano de a pie entendió que las reformas constitucionales eran necesarias para que bajaran los precios de esos dos productos y es lo único que le importa. Más allá de la inversión privada en el petróleo, o de que los ricos vayan a pagar más impuestos, o que el órgano electoral sea más confiable, el indicador con el que los ciudadanos miden el éxito de la actual administración federal es ese dichoso descuento.
El precio tiene valor no sólo por la promesa que hizo el gobierno federal, sino porque hasta el momento la ciudadanía únicamente ha sentido el incremento de precios que se dio a inicio del año como resultado de la entrada en vigor de la reforma hacendaria, situación problemática para gran parte de la población que vive en pobreza (45.5% de acuerdo al CONEVAL). Esa situación explica la caída de la aprobación del presidente de la República, y ello constituye una advertencia clara de una posible ola de voto de inconformidad en 2015.
¿Qué actor político puede capitalizar ese escenario? Andrés Manuel López Obrador. Si se convirtiera en candidato a diputado federal plurinominal, sería la figura central de oposición al PRI en la elección federal y encabezaría la campaña paraguas de Morena, el novel instituto político.
Con varios spots de televisión el excandidato presidencial puede invitar a los electores a ya no creer en el PRI, diría que el tricolor engañó al pueblo una vez más con el cuento de energéticos a menor precio y, aún peor, en el escenario adverso se habrán incrementado los precios de gas, luz y gasolina y todos los productos. Invitaría a votar por un cambio verdadero y eso sólo podría representarlo Morena.
Infinidad de narrativas hay en el país como para alimentar el voto en contra del PRI en los tres años de legislatura: desde temas de seguridad como secuestros, extorsión, robo en la vía pública y casa habitación; pasando por temas de economía familiar, como desempleo e incremento de precios en productos y servicios, y terminando con obras prometidas y no cumplidas. En fin, habría mucha tela de donde cortar para que AMLO pudiera provocar un voto en contra del PRI en favor de Morena.
El factor clave es López Obrador. Sin él, Morena sólo alcanzaría el registro como partido, cuando más. El capital político de AMLO es exclusivamente suyo, es una conexión emocional que tiene con un amplio sector de la población. Llámese simpatía o apoyo, los electores ven en su discurso –que muchas veces dice lo mismo o de plano no dice gran cosa– señalamientos que explícitamente no dijo, pero mucha gente termina diciendo que lo dijo.
En este escenario, la maquinaria del PRI conservaría la primera minoría en el Congreso de la Unión, pero con menos de 200 escaños; PAN y PRD lograrían alrededor de 110 diputados respectivamente, mientras que la gran sorpresa serían los 80 diputados de Morena. Por primera vez en la historia electoral de nuestro país un partido de nueva creación lograría tener este peso en el Congreso de la Unión.
Este escenario es sólo posible sólo con la participación activa de López Obrador como candidato a diputado plurinominal, y con la campaña de Morena centrada en él.
El otro perdedor en este escenario sería sin duda alguna el PRD, cuyo voto migraría hacia Morena, perdiendo espacios importantes en el Distrito Federal y en estados del sureste de México, además de algunas zonas urbanas de otras entidades del país.
Las elecciones locales tendría resultados variados, hasta sorpresivos. Las gubernaturas en Campeche, Colima, Querétaro, Michoacán Nuevo León, San Luis Potosí y Sonora tendrían que revisarse caso por caso para determinar la posibilidad de éxito del PRI o de algún partido opositor.
Como resultado de este escenario, López Obrador ganaría una tribuna legítima, desde la cual construiría su proyecto. Semana con semana regresaríamos a sus conferencias matutinas, ahora como diputado federal, marcando los temas de la agenda semanal, ganando adeptos para su tercera incursión electoral hacia el Ejecutivo federal en el 2018.
Leído en http://www.ejecentral.com.mx/si-no-bajan-luz-y-gas-amlo-y-morena-ganan-en-201/
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