martes, 1 de marzo de 2016

Dan T - ¿¿¿Envidia, yo???

No sé si ya te lo conté, pero me metí a un gimnasio. Claro no me inscribí, ni fui a hacer ejercicio, nomás me metí para conocer un gimnasio por dentro. Antes de que me sacaran por andar de mirón, alcancé a escuchar a dos señoras que platicaban mientras hacían ejercicio. Le dijo una a la otra: –¡Es asombroso! Hace apenas dos semanas que vengo al gym y ya siento cómo he desarrollado... –¿Los glúteos?, ¿los bíceps?, ¿los cuadríceps? –le preguntó ansiosa la otra. –No, la envidia.

Según el gobernador perredista Silvano Aureoles, las críticas que le han llovido a su gobierno por usar un helicóptero oficial como taxi de la cantante Belinda ¡son por envidia!










De acuerdo con la información publicada, el mandatario de Michoacán cree que ha hecho taaan bien las cosas y le salió taaan bonita la visita del Papa a su estado que el asunto de Belinda ha crecido porque le tienen envidia. Déjeme le aclaro algo, gobernador. Me da envidia la gente que se levanta temprano a hacer ejercicio por el puro gusto de estar sanos. También envidio a quienes no han perdido a su madre y a quienes pueden armar el cubo de Rubik.

Como verá, a usted no tengo nada que envidiarle. Si acaso la capacidad que tiene para mentir y hacer como si los problemas fueran una invención de los otros y no algo que sufren los michoacanos. No le envidio, créame, que use el helicóptero de la Policía michoacana para llevar y traer a Belinda, sólo creo que sería mejor usarlo para atrapar a los ladrones que roban la tranquilidad de sus gobernados y no para agasajar a quien le robó el corazón a usted.

¿Y sabe qué es lo que menos le envidio, gobernador Aureoles? Que usted tiene que fingir que le gusta la música de Belinda. Más que envidia, me da lástima.

MÉ-XI-CO, MÉ-XI-CO

Como en México ya nos peleamos por todo, ahora el pleito es porque hubo gente que se fue al Ángel de la Independencia a festejar el triunfo de ¡Leonardo DiCaprio! en los Óscares. Ante las críticas, ya salieron por ahí unos a decir que así somos los mexicanos, que nos gusta la fiesta y el relajo (a lo lejos se escucha el coro: so-mos-un-des-madre... so-mos-un-des-madre...). Que nadie debe ofenderse porque aquello no fue en serio, sino sólo una manera de divertirse. Y a lo mejor tienen razón. Cualquiera que pueda desvelarse un domingo para ir a echar desmadre al Ángel, seguramente tiene muchas cosas qué festejar. Lástima que el resto de los mexicanos no pueda hacer lo mismo por tener que hacer tonterías más aburridas como trabajar, llevar a los hijos a la escuela, viajar más de una hora en transporte público para llegar a cualquier lugar. A ver si la próxima vez que nos enteremos de una “casa blanca” del Presidente, o que nos recorten el presupuesto, salimos con la misma alegría a protestar a las calles. Digo, nomás pa ser parejos.

CAMBIAR HÁBITOS

En todo el tiempo que llevo en esto del periodismo, no ha habido un solo político que no me diga que quiere cambiar a México. Todos quieren hacerlo. O al menos eso dicen. Pero ya pasaron tantos años y veo que México no cambia. De verdad que hay hábitos que son muy difíciles de cambiar. Como aquel doctor que le dijo a su paciente: –Señor, me da gusto informarle que salió muy bien en todos sus análisis clínicos. Sin embargo, tendrá usted que dejar de masturbarse. –¡Hombre, doctor! Pero, ¿por qué? –Pues porque me va a salpicar el escritorio, carajo.

¡Nos vemos el jueves!



Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/envidia-yo-1456821995



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