sábado, 15 de noviembre de 2014

Salvador García Soto - ¿Fue el móvil la goma de opio?


En todo lo que ha informado hasta ahora el gobierno federal en sus
investigaciones sobre la desaparición y muerte de los normalistas de
Ayotzinapa, hay un dato, quizás el más importante, que aún no arrojan
las indagatorias de la PGR: el móvil por el cual detuvieron,
secuestraron y luego mataron con tanta saña a los 43 jóvenes, cuyos
cuerpos habrían sido calcinados y sus cenizas tiradas al río. Con todo y
su cansancio manifiesto, el procurador Jesús Murillo Karam no ha podido
—o no ha querido— establecer con claridad cuál fue la motivación que
tuvieron los policías municipales de Iguala y Cocula, junto con los
sicarios y jefes del cártel Guerreros Unidos, para asesinar con tal
nivel de crueldad a estudiantes que no representaban para ellos una
amenaza.



Cincuenta días después de los hechos, nos ha dicho la PGR quienes
ordenaron la detención de los normalistas, quienes los detuvieron,
quienes los entregaron a los narcos y quiénes y cómo los habrían
ejecutado y habrían desaparecido sus restos. Pero como en todo caso
criminal, el móvil que desencadenó los homicidios es clave para saber
qué sucedió y por qué ocurrió esta terrible tragedia que ha puesto en
vilo al gobierno y al país.

Una versión que surge del círculo más cercano del gobernador con
licencia, Ángel Aguirre Rivero, y que se escucha desde hace semanas en
Iguala y en Chilpancingo, asegura que, más que los “infiltrados” de Los
Rojos entre los estudiantes o el evitar que los normalistas que llegaron
a Iguala incomodaran el acto de María de los Angeles Pineda en el DIF
municipal, como ha señalado la PGR, la clave de por qué atacaron a los
jóvenes estaría en los camiones que los de Ayotzinapa secuestraron en la
central camionera del municipio para trasladarse rumbo al DF.

Cuando llegaron a Iguala, el viernes 26 de septiembre a las 7 de la
noche en dos camiones Estrella de Oro que venían de la normal, según el
testimonio de “Mario”, uno de los jóvenes sobrevivientes de Ayotzinapa,
se dirigieron a la central de autobuses para secuestrar otros cuatro
camiones que necesitaban para viajar a la ciudad de México. Tras tomar
los cuatro autobuses, los 120 jóvenes se distribuyeron en las seis
unidades —dos que traían más las que secuestraron en Iguala— y el convoy
se dividió en dos grupos de tres que tomaron rutas distintas. El ataque
de los policías de Iguala, que abrieron fuego, se centró en sólo uno de
los convoys, justo cuando los tres camiones avanzaban sobre la calle
Juan Alvárez, en el cruce con la calle de Mina.

La forma en que los policías abrieron fuego sin mediar aviso y
dispararon contra los camiones para obligarlos a detenerse, tiene que
ver con esa versión que dice que el móvil del ataque era en realidad
“rescatar” uno de los cuatro camiones que los normalistas habían
secuestrado en la central camionera de Iguala y que originalmente
partiría esa noche con rumbo a Reynosa, Tamaulipas. El interés en
recuperar ese camión a como diera lugar era porque se encontraba cargado
con unos 35 kilos de goma de opio que previamente habían sido
depositados en la unidad para ser enviada con rumbo a la frontera
tamaulipeca.

La goma de opio, que es la base para producir la heroína, se produce en
varios municipios de la sierra de Guerrero, donde abundan los sembradíos
de Aamapola, y tiene a Iguala como su principal punto de concentración
para su envío hacia la frontera norte. Por eso la orden que recibieron
los policías fue recuperar ese cargamento, propiedad de los Guerreros
Unidos, y que creyeron que los estudiantes de Ayotzinapa habían robado
deliberadamente. Eso, según esa versión, explicaría no sólo el ataque a
los estudiantes sino la forma en que —después de la balacera en las
calles de Iguala— murieron tres de ellos y otros tres transeúntes, y se
llevaron a los 43, los torturaron brutalmente y los asesinaron con saña
buscando desaparecer sus restos.

En su columna En Tercera Persona publicada en este diario el 23 de
octubre pasado, el periodista Héctor de Mauleón, refirió una
comunicación que el presidente Barack Obama envió al Congreso de Estados
Unidos el 16 de septiembre, 10 días antes de la desaparición de los
normalistas, en la que la que el mandatario se declaraba
“particularmente preocupado” por los altos índices de cultivo de amapola
en México y definió a nuestro país como “el principal proveedor de
derivados de opio a Estados Unidos”, pues en sólo cuatro años los
decomisos de heroína en la frontera con México habían aumentado 324%.

“Iguala —apunta De Mauleón— es el escurridero a donde va a parar la
producción de adormidera del estado de Guerrero. Y el estado de Guerrero
produce el 98% de la amapola del país. Es decir, de esos derivados de
opio que tanto perturban al presidente Obama. El gobierno mexicano sabe
que la goma de opio cosechada en Teloloapan, Arcelia, Totolapan, Coyuca
de Catalán, Pungarabato y Cuetzala, entre otras regiones, es acopiada en
Iguala. Y que de ahí parte, debidamente empaquetada, hacia la frontera
norte”.

El propio procurador Jesús Murillo Karam, en polémica conferencia de
prensa del viernes 7 de noviembre, comentó que en los recorridos que las
fuerzas federales habían realizado por los municipios serranos que
rodean a Iguala, habían encontrado “varios laboratorios” donde se
procesaba la amapola para obtener la goma de opio, la misma que después
es concentrada en Iguala y desde ahí enviada —una parte en autobuses de
pasajeros— a la frontera norte para su trasiego a Estados Unidos.

Así que la guerra por la mexican black tar o heroína negra, que es
actualmente el millonario negocio por el que Guerrero, y particularmente
Iguala, se convirtieron en plazas disputadas por los cárteles Guerreros
Unidos y Los Rojos, podría ser el verdadero móvil detrás de la cruenta
desaparición y muerte de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Eso es lo que
no ha dicho el gobierno federal, o lo que no ha querido decir.

*NOTAS INDISCRETAS...* Después de convalecer durante una semana en su
casa, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, acudirá este lunes a su
oficina a atender asuntos de la ciudad, pero lo hará todavía con un
horario limitado por prescripción de los médicos. Luego de la operación
a corazón abierto que le fue practicada, por una falla en un
cateterismo, Mancera contó en todo momento con el apoyo de sus hombres
más cercanos, entre los cuales Luis Serna fue de los que más activos se
vieron en esta coyuntura, lo que confirma la cercanía y confianza del
secretario particular... En un comunicado, el Ejército Popular
Revolucionario se adjudicó la explosión ocurrida el martes pasado en un
centro comercia Soriana en Ecatepec, Estado de México. La guerrilla
eperrista argumentó que el acto forma parte de sus protestas contra el
gobierno y contra una empresa “que contribuyó al fraude electoral que
impuso a la actual adminstración”. Para que luego no se diga que los
“focos rojos” por actos de violencia sólo están localizados en Guerrero,
Oaxaca, Michoacán y Chiapas. También en el Estado de México hay tensión
y en Morelos, donde ayer duró casi todo el día el bloqueo a la Autopista
México-Cuernavaca y se dio el secuestro por varias horas del secretario
de Gobierno morelense. Lo dicho: si no se detiene, la ola radical
crecerá en el país... Los dados cierran semana. Escalera doble.

/sgarciasoto@hotmail.com/


Fuente: http://www.eluniversalmas.com.mx/columnas/2014/11/109797.php

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