Roberto J. Payró |
Reportaje endiablado
I
-¡Váyase usted al infierno!
-Inmediatamente, señor Director.
II
En la antesala no había nadie, y profundo silencio reinaba en las oficinas infernales. Me atreví a asomar las narices por la puerta de una especie de alcoba, y quedé estupefacto: Satanás dormía la siesta a las dos de la tarde, como cualquier funcionario del interior. Debí hacer ruido porque mi hombre despertó, y, restregándose los ojos y en medio de un bostezo, preguntó malhumorado:
-¿Quién es? ¿Qué se le ofrece? ¿A quién busca?
-¿Tengo el honor de hablar con el señor Satanás en persona? Soy repórter... y venía...
-Sí, sí: reporter; ya sé... Tengo muchos aquí. Me aburren todo el día a fuerza de preguntas...Son un verdadero suplicio... Usted también querrá preguntarme, ¿no?