En entrevista con Carlos Puig, el virtual candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, sugirió que su movimiento cuenta con el 26% de los "ciudadanos que votan", y aseguró que con esos números podría ganar la elección.
Llama la atención la torcida interpretación de las estadísticas que realizó el perredista. Y es que, con sus palabras, sólo deja espacio para dos opciones: la primera es que no entiende de matemáticas y la segunda es que intenta engañar al electorado.
¿Por qué?
Porque según Obrador, el 26% que lo sigue se podría traducir en 20 millones de votos, los cuales equivaldrían a poco más de la mitad de los sufragios de 2006 y eso lo llevaría directo a Los Pinos.
Sin embargo, sería un enorme desvarío afirmar que el 26% de una encuesta –cifra que por cierto, no coincide con los datos que circulan y han circulado –, es igual a 20 millones de votos el 1º de julio.
Y es que, tanto el 26% de Obrador como el 40% de Enrique Peña Nieto y el 18% de Josefina Vázquez Mota –cifras mencionadas por Andrés Manuel en la misma entrevista –, provienen de un ejercicio estadístico que seguramente mantendría sus proporciones dependiendo del número de votantes.
Es decir, que si en julio votan 48 millones –como hicieron en 2006 –, Obrador tendría el 26% de esos 48 millones.
Por donde se quiera ver, el tabasqueño retuerce las matemáticas con tal de engañar a los electores y hacerles creer que podría ganar la elección, aun cuando sus números indican lo contrario.
Afirmar que el 26% del total del padrón votaría por el de Tabasco, es lo mismo que asumir que el 40% de Peña y el 18% de Vázquez Mota que señala la encuesta en cuestión, implicaría 30 millones de votos para el primero y 14 para la segunda. O que, en el caso contrario, los votantes de Peña y de Vázquez Mota son más bien votantes basura.
Y es que esperar que sólo los porcentajes de Obrador se mantengan, en tanto que los de sus contrincantes caigan vertiginosamente, sería una tremenda insensatez
Y por si lo anterior no fuera suficiente, como apunta Ciro Gómez Leyva en su columna de hoy, en 2006 –cuando Obrador se encontraba en su mejor momento –, apenas superó los 15 millones de votos.
¿Cómo espera ahora, que su imagen se encuentra lastimada y devaluada, rebasar una cifra que no logró ni en sus mejores días?
No cabe duda que Obrador es capaz de torcer encuestas e ir en contra de la matemática y cuanto obstáculo encuentre en su descocado afán de poder.
¿Qué tal?