viernes, 12 de abril de 2013

Guaruras, rifles 
y la izquierda - Salvador Camarena

El 2 de abril, el diario Reforma dio a conocer imágenes de una funcionaria del Gobierno del DF que aparecía portando un rifle de asalto M4.

Se trataba de la directora de Coordinación, Apoyo y Supervisión de la Subsecretaría de Gobierno, Lilia Varenka Torrealba Lecuona. Las fotografías generaron furor entre la masa cibernética y el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, aceptó sin chistar la renuncia de quien, hasta donde tengo entendido, era una buena funcionaria, a secas.

Aunque es comprensible que un gobierno que tiene en marcha una campaña de despistolización en barrios populares, encuentre chocante que una de sus funcionarias aparezca sosteniendo armas, la renuncia se antoja una medida extrema. Sobre todo cuando en la ciudad es cosa de todos los días ver decenas de autos tripulados por escoltas, que en el mejor de los casos traen en maletines, o en cangureras, imponentes armas. Las vemos por doquier pero causa escándalo verlas en manos de una funcionaria.


La vida privada de un puntapié - Juan Villoro

Cuando alguien se volvía a casar, el doctor Johnson decía que se trataba de un "triunfo de la esperanza sobre la experiencia".

Numerosas actividades dependen de la fe o la ilusión. Cada vez que un estadio se llena para apoyar a la selección mexicana, confiamos más en la esperanza que en la experiencia. El fenómeno rebasa el marco de la crónica deportiva. ¿Qué explica que una multitud se desentienda de la realidad y aspire a algo que no respalda la evidencia? Las causas de esta conducta animan el difuso y socorrido territorio de la teología popular.

Esto viene a cuento porque el miércoles pasado presenciamos un suceso colectivo inexplicable. El Paris Saint-Germain ofreció un partido impecable en el Camp Nou; dominó al Barcelona, sometió al portero a un intenso tiroteo y se puso al frente 0-1. El club blaugrana tenía el balón pero hacía jugadas inocuas.

Cinco escenarios en Venezuela, casi todos malos- ANDRÉS OPPENHEIMER

Casi todas las encuestas revelan que el presidente interino venezolano Nicolás Maduro probablemente gane las elecciones del domingo gracias a un proceso electoral injusto en el que el gobierno controla gran parte de la programación televisiva, pero -aun cuando gane- el futuro de Maduro es sombrío.

Si la mayoría de las encuestas está en lo cierto y Maduro gana, a pesar de que el candidato opositor Henrique Capriles está remontando en los sondeos de opinión pública, todo dependerá del margen con que gane el candidato gubernamental, y de si Capriles admite su derrota. Esta vez, puede que no lo haga.

Cartón