Así como es de necios regatear el éxito del gobierno y las fuerzas federales en la captura de El Chapo Guzmán, lo será olvidar en el futuro la desconsoladora realidad de inseguridad que vivía México en aquel inolvidable primer bimestre de 2014, que concluye hoy.
El Observatorio Nacional Ciudadano informó ayer que la cifra de extorsiones en 2013 rozó los 6 millones de casos, 10 por ciento más que el año anterior. Y que solo 130 mil de esas extorsiones se denunciaron ante las autoridades.
Hace unos días, la organización Alto al Secuestro informó lo siguiente:
• 588 secuestros en enero de 2014
• 3 mil 257 secuestros de diciembre de 2012 a enero de 2014
• 61 por ciento de los secuestrados fueron personas entre los 11 y 40 años, la juventud del país.
El Estado de México, Guerrero, Morelos, Tamaulipas, el DF, Veracruz y Michoacán fueron, en ese orden, las entidades que registraron el número más alto de secuestros. Y por ciudades, Acapulco, Cuernavaca, Ecatepec, Neza, Morelia, Chilpancingo, Tampico, Iztapalapa (delegación), Nuevo Laredo y Cuautitlán formaron el top 10 del horror.
Es cierto que en el bimestre las ejecuciones mostraron ya una decidida tendencia a la baja, pero el promedio mensual sigue estando lejos de las 250 de 2007, primer año de la “guerra contra el crimen”.
Sin una reducción dramática de estas cifras, las capturas de chapos, mayos, tutas, pasarán a la historia como momentos memorables, casi como legendarios triunfos deportivos.
Meto este texto en mi cápsula del tiempo.