RECOMENDACIONES Y COLUMNAS DE OPINIÓN
¿Usted ya sabe por quién votará, el 1 de julio, para el cargo de presidente de los mexicanos?
Está
claro que cada aspirantes presidenciales lleva en sus alforjas el
llamado “voto duro”; votantes incondicionales que a pesar de lo que haga
su candidato –bueno o malo–, serán fieles al momento del sufragio.
Sin embargo –a poco más de 50 días de la elección y en medio de la
más feroz guerra político electoral que se conozca–, son muchos los
sectores empresariales, mediáticos, instituciones y
periodistas, además de los llamados intelectuales que hoy ya votaron, de
manera pública y abierta.
Y si dudan, basta una revisión elemental de quienes ya han hecho público el sentido de su voto.
- Los primeros en expresar que su voto será contra el candidato de
Morena, son casi todos los sectores empresariales, empezando por el magnate Carlos Slim.
Y es que tanto el fundador del Grupo Carso, como los no menos
influyentes capitanes empresariales del Consejo Coordinador Empresarial,
el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, la Coparmex y el Grupo
Monterrey, entre otros, no sólo votarán contra el candidato de
Morena sino que harán todo lo necesario para estimular el voto útil.
¿Por qué? Por el nuevo aeropuerto.
El nazismo descansa en tres columnas fundacionales: la figura del
líder, la ideología y el uso de las masas. El populismo americano,
Donald Trump incluido, también se sustenta en la figura de un líder, en
la ideología y en el uso, sí, en el uso de las masas… No pretendo, ¡qué
va!, comparar a los líderes demagógicos modernos con Hitler, uno de los
grandes criminales conocidos en la historia de la humanidad, sin dejar
en el tintero, claro está, figuras inolvidables como Stalin y Mao, y su
Revolución Cultural, sino buscar un común denominador del populismo de
nuestros días.
El pueblo alemán deseaba la presencia de un líder poderoso a raíz de
la derrota germana en la Primera Guerra Mundial y de la catástrofe
económica que padecieron a continuación. Hitler fue admirado y
respaldado fanáticamente por el pueblo, sin que éste se detuviera a
razonar las consecuencias de sus políticas. ¿Los venezolanos sí se
dieron cuenta de la terrible trascendencia económica y social de las
decisiones ejecutadas en términos suicidas por Hugo Chávez?