jueves, 6 de octubre de 2016

María Marván Laborde - Abuso de poder y/o conflicto de interés

Pescadores de Yucatán, indignados porque se dañaron sus embarcaciones, se asumieron como reporteros y grabaron el aterrizaje de un helicóptero en el Arrecife Alacranes, área protegida por la Semarnat. La noticia cobró relevancia porque en él viajaba, según su propio dicho, como simple pasajero, Emilio Gamboa Patrón. Los reporteros improvisados subieron el video a las redes y ahora todos sabemos que el senador iba a embarcarse con su amigo, el empresario Emilio Díaz Castellanos.

En su defensa, el senador ha aclarado que el helicóptero era alquilado y que él no pagó la renta, por tanto, no le dio la orden al piloto para que aterrizara donde lo hizo. Simplemente se dejó llevar. Es creíble que no diera orden alguna, lo que resulta impensable es que no tuviese idea de hacia dónde se dirigían y cómo iba a abordar el yate de su amigo. Para cometer abusos de poder ni siquiera se necesita dar órdenes, la “charola” está en el rostro de quien ocupa el puesto. Esto es mucho más que un error minimizado por el mea culpa de un comunicado.

Podemos suponer que si los pasajeros del helicóptero hubiesen sido personas desconocidas, ni la compañía arrendadora ni el piloto se habrían arriesgado a aterrizar en un área natural protegida. Podemos aventurar la hipótesis de que el personal de la Secretaría de Marina, encargado de resguardar el arrecife, también se habría comportado distinto con otro pasajero. Queda ahora la pregunta sobre cómo se conducirán las investigaciones de la Profepa y de la Semarnat.