miércoles, 11 de julio de 2012

¿Que le paso a mi ciudad?


ANTES. Risa
Gracias a @cdmexeneltiempo por la imágenes. 


TIEMPOS “MODERNOS”. Triste
Ya sabemos a quien le agradecemos esto.

Ricardo Raphael - La protesta escala


No importa cuánto se esmeren algunos medios en negarlo, el sábado pasado creció el número de personas que están dispuestas a salir a la calle para exhibir su rechazo al resultado de la pasada jornada electoral. Aunque nadie pareciera estar contando, se habla de cien mil en la ciudad de México y de por lo menos otros cincuenta mil en Guadalajara, Cuernavaca, Monterrey, Veracruz, Quintana Roo, Chiapas, Coahuila y Tamaulipas.
Ya no se trata de un fenómeno meramente chilango. Aunque los números de participación en las distintas marchas son asimétricos, lo cierto es que la República entera pareciera estarse contagiando de una misma sensibilidad.
Me temo que sería un gran equívoco desestimar esta expresión social a partir de un par de calificativos. Acusar a tanto compatriota de borrego, sumiso y manipulable resulta infantil. (Tanto como el argumento que se utiliza con frecuencia para descalificar a quienes votaron por Enrique Peña Nieto).
No sobra aquí denunciar la paradoja: los detractores del candidato priista y los del candidato de la izquierda suelen acusarse recíprocamente de estúpidos incapaces de juzgar con criterio propio la realidad. Todavía más, el desprecio con que ambos se miran hace prescindibles a los líderes porque pareciera haber estado ahí mucho antes de que estos aparecieran.
Bien valdría explorar la verdadera materia de ese desprecio. ¿De qué está hecha la gran fractura que hoy, y mucho antes que hoy, divide a estos mexicanos? ¿Qué hay en Peña Nieto que despierta tanto enojo? ¿Cuál identidad se vuelve emblema cuando López Obrador pronuncia sus discursos y tantos se sienten personalmente agredidos?
Resulta obvio que, como telón de fondo de estas marchas, y su previsible crecimiento, hay más ingredientes que un mero argumento electoral. Podría mañana AMLO decretar un fulminante cese a la movilización que esos mismos elementos volverían a mostrarse una y otra vez. Se equivocan quienes creen que el candidato presidencial de las izquierdas conduce o modula la manifestación social.
Si bien aprovechó la coyuntura, el movimiento #YoSoy132 no surgió a partir de una convocatoria suya, ni tampoco su destino está ligado a la voluntad de su liderazgo. No puedo negar aquí que el movimiento y el candidato hicieron sinergia pero es impreciso asegurar que una y otra expresión política son dependientes entre sí.
Algo similar debe decirse de las manifestaciones ocurridas el sábado pasado. AMLO es una razón para salir a la calle pero aún más poderoso que tal argumento es el temor de lo que muchos creen va a representar para México el gobierno de Peña.
Son todas expresiones de repudio hacia un cierto tipo de régimen político caracterizado por tres elementos: corrupción, arreglo oligárquico y límites tanto a la expresión como a la información. Para los marchantes, EPN representa esas características. Un gobierno dispuesto para enriquecer a sus integrantes, una sociedad con los poderes extra estatales (medios, sindicatos, fortunas económicas) que tenderá a robustecerse y un régimen de libertades limitadas, sobre todo en lo que toca al acceso a la información que los medios ocultan y a la expresión de las voces disconformes.
Este temor que hoy recorre las calles no es infundado. Los tres elementos sobrevivieron a la alternancia y pocas barreras están hoy dispuestas para impedir que sean peores durante el próximo sexenio.
Me atrevo a insistir que es el rechazo a ese potencial régimen político lo que moviliza en las calles y no el apoyo a un solo individuo. Podrían venir de otra galaxia los extraterrestres para secuestrar al candidato de las izquierdas que esa misma sensibilidad social continuaría presente.
Acaso llegó el momento para que el país enfrente, sin pretextos, sus más profundas fracturas. Es fácil desestimar a una u otra personalidad pero este asunto rebasa a los individuos. A pesar de la alternancia partidista, México sigue protegiendo enclaves autoritarios. A pesar de haber dejado atrás la hegemonía priista, nuestro país sigue gobernado por una breve oligarquía. Y las urnas no han sido antídoto para que tal circunstancia se modifique.
Quienes marchan en las calles están decepcionados del voto y sus resultados. Ellos también se equivocan, al menos en una cosa. Lo que están pidiendo se debe resolver más allá de las urnas. Terminar con los arreglos mafiosos va a requerir trascender este momento electoral sin que la movilización ciudadana se detenga. De lo contrario, pronto todo volverá a la temida normalidad.

Ivabelle Arroyo- El derecho a vender el voto.

Lo que van a leer es escandaloso pero se tiene que decir con todas sus letras: los mexicanos tienen derecho a vender su voto. Por una tarjeta telefónica, por 700 pesos, por una promesa, por una idea. Sí, es escandaloso, pero antes de que se les paren todos los vellitos de los brazos por la espantosa idea, deténganse a pensar en lo que es el voto, lo que es la venta y cómo está el escenario de pobreza.

Empecemos con el voto. Cada mexicano mayor de 18 años tiene el suyo y puede usar con este el derecho más sobrenatural de todos: lo que le dé la regalada gana.

Puede anularlo. Puede no usarlo. Puede votar por el PRI (¡horror de horrores!, gritarán los de #Yosoy132). Puede votar por el PAN (¿está tarado?, dirán los de izquierda). Puede votar por el PRD (¡Es un peligro!, exclamarán los conservadores). Puede dárselo a Quadri (¿No ha oído hablar de la maestra?, dirán 8 de cada 10). Pero lo que haga cada quien con ese voto, por horrible que parezca a los demás, es muy su asunto.

Y aquí entra la venta. ¿Puede hacerlo todo, votar por Quadri, por Cantinflas o hasta venderlo? Sí. Vender significa intercambiar, entregar algo a cambio de otra cosa que consideramos valiosa. Es el acto humano más racional y si me apuran, es el acto racional por excelencia. Algunos creyeron que eso valioso que podían obtener a cambio de su voto era una promesa de programas sociales. Otros, una torta o una idea de país; otros una promesa de democracia. Y así todos. Todos intercambiaron su voto por algo. La democracia funciona como un mercado (“Lleve, lleve su candidatoooo”).

Karla Sandomingo, narradora y poeta, escribió un perturbador texto en el que decía que habría vendido su voto al PRI por 700 pesos si lo hubiese necesitado. Ella conoce el hambre y el amor de madre, y la idea de que un partido y su líder pueden arreglar el futuro, le da risa. El presente, en cambio, le inquieta. Sobre todo si es de sus hijos.

Guadalupe Morfín lo dijo de otra manera, pero también puso el dedo en esa llaga, en estas mismas páginas: la pobreza manda en las elecciones. A ella le indigna, pero lo que enerva no es la acción del ciudadano pobre, sino la situación en la que está.

Y es que, efectivamente, cada quien puede hacer con su voto un papalote y la democracia aspira a eso: que la decisión tomada individualmente sea respetada colectivamente. Piénsenlo un poco: si anulan la elección en una zona en donde los ciudadanos aspiran a que se cumplan las promesas de quienes les dieron una despensa, ¿a quién se está violentando? ¿A los que tienen esas esperanzas o al perverso que se aprovechó de esa situación?

Hay que darle dos pensadas. La elección no se puede limpiar porque fue básicamente limpia y los mexicanos tomaron sus decisiones. El problema es más grave: el sistema está podrido porque la pobreza reclama su enorme lugar en él.


Fuente: http://opinion.informador.com.mx/Rotonda/2012/07/11/el-derecho-a-vender-el-voto/

Riva Palacio - 2012 La nulidad abstracta.


Andrés Manuel López Obrador finalmente verbalizó lo que no había podido concretar desde hace días: la impugnación tiene como objetivo anular la elección presidencial. Su dicho no es peregrino, ni menor. La anulación de los comicios se sustenta en la denuncia  sobre los supuestos de la compra de voto, la injerencia de los gobernadores priistas, y que cinco casas encuestadoras elevaron la diferencia entre él y el priista Enrique Peña Nieto, que afirma que alteraron el curso de la elección. Abandonó finalmente el error de buscar en las urnas la razón de su derrota, y se enfocó a los elementos abstractos de la elección.

López Obrador no está protestando en el vacío. Su alegato tiene que ver con la causal de la nulidad abstracta, que es una interpretación cualitativa y subjetiva sobre la cual se analiza la legalidad y la legitimidad de un proceso electoral. Esta causal provocó la anulación de las elecciones para gobernador en Tabasco en 2000 y en Colima en 2003, y fue el alegato intangible en la impugnación del mismo López Obrador en la elección presidencial en 2006. El problema hace seis años es que el Tribunal Electoral ya no la tenía como criterio general, por lo que no procedió, como tampoco la otra vía buscada, tampoco contemplada en la ley, que era el llamado al “voto por voto, casilla por casilla”.

La renovación del argumento de la causal de nulidad abstracta, a diferencia de 2006, es que volvió a ser tomada en cuenta por los tribunales electorales al anular las elecciones para alcalde de Morelia del año pasado. La Sala Regional del Tribunal Electoral en Toluca determinó que violaba la Constitución el hecho que se transmitiera por televisión el cierre de campaña del candidato del PRI, y que el boxeador Juan Manuel Márquez hubiera llevado pegado el logro del partido en su calzoncillo, durante una pelea en la víspera de la elección. Pese a las críticas de que los magistrados violaron la ley con su interpretación de la ley, el proceso se repuso el pasado 1 de julio.

El resultado de esa elección es que se ratificó la victoria del candidato del PRI, Wilfrido Lázaro. En Tabasco, donde se anuló por la queja de inequidad en el acceso a los medios de comunicación, la apertura de paquetes electorales sin explicación alguna y la compra y coacción de voto, el candidato del PRI, Manuel Andrade, volvió a ganar. Igual sucedió con Gustavo Vázquez en Colima, cuya elección había sido anulada por la queja de que el gobernador Fernando Moreno Peña había intervenido en el proceso electoral. Los resultados, para efectos de transparencia del proceso, no son los relevantes, sino la reposición del proceso a partir del fallo sobre la elección en Morelia. Este fallo ha sido ampliamente cuestionado por los expertos, que hacen notar que la Sala Regional revirtió un criterio establecido por la Sala Superior del Tribunal Electoral en diciembre de 2007, cuando se negaron a anular las elecciones municipales en Huajapan de León, Oaxaca, por la causal de nulidad abstracta.

López Obrador y su equipo escogieron una vez más ir por la invalidación de la elección, al apuntar las supuestas transferencias de Monex a operadores del PRI, los monederos electrónicos de Soriana y la intervención de los gobernadores, como el sustento de los supuestos de compra y coacción de voto; y el uso de las encuestas que daban ventaja a Peña Nieto de dos dígitos sobre el tabasqueño, señaladas como “instrumentos de propaganda”, que crearon la inevitabilidad de la victoria del priista en el imaginario del elector. Pero también, como en 2006, escogieron dar la batalla mediática antes de la legal, con un litigio en la arena pública que eleve, como en 2006, el costo político del Tribunal Electoral por fallar en su contra -si ese fuera el caso, en función de los antecedentes de la Sala Superior-. En síntesis, no hay nada distinto al proceso de impugnación de hace seis años, y que, cuando menos, ya le sirvió para introducir el elemento de ilegitimidad al proceso electoral de 2012, que es lo que desde hace tres lustros, cuando el resultado no le favorece, busca y, hasta hoy, logra.

Zepeda Patterson - Matemáticas del horror: más de Elba y Televisa

La estadística nos jugó una mala pasada a los mexicanos en las últimas elecciones. Lo que en principio a muchos nos parecía una buena noticia (que con sus 207 diputados el PRI no alcanzaría la mayoría en la Cámara) se transformó en el peor de los escenarios posibles. Los 10 diputados del PANAL, más los 33 del Partido Verde le otorgan justamente 250, el 50 por ciento de la composición de la próxima Cámara. 


En plata pura, esto significa que Los Pinos volverá a ser rehén de la maestra Elba Esther Gordillo y del grupo de vividores que encabeza el Niño Verde. Es decir, los cuadros más execrables de la política mexicana (y miren que hay mucha competencia en este renglón). No es casual que el sindicato de maestros esté envalentonado y prácticamente haya boicoteado el examen de Evaluación Universal convocado por la SEP. Simple y sencillamente no quieren ser evidenciados. ¡Ahora oblíguenlos! 


Pero el PRI no sólo dependerá de ellos. La telebancanda llegará también a 10 diputados (y seis senadores). Y aunque formalmente navegan con bandera del PRI y del PVEM, en la práctica son personeros de los intereses de las televisoras. En otras palabras, el duomonopolio podrá negociar su voto para dar la mayoría al PRI a cambio de la defensa de sus intereses corporativos. 


Ciertamente el tricolor y sus aliados se quedarán cortos por un voto para alcanzar la mayoría simple (251 de los 500 escaños de la cámara), pero no tengo ninguna duda que podrán cautivar a más de un diputado oportunista del PAN o de la izquierda. Basta recordar que algunos gobernadores panistas operaron más a favor de Peña Nieto que de Josefina Vázquez Mota (Puebla y Guanajuato) en las últimas elecciones. Seguramente estarán más que encantados de negociar por prebendas el voto de alguno de sus diputados de confianza, en los casos de votaciones divididas. ¿Y de la izquierda qué decir? Buena parte de los que llegan a las cámaras por el PT y el Movimiento Ciudadano son priístas de origen. Para no ir más lejos, Manuel Bartlett, que arriba al Senado ni siquiera tuvo que renunciar a su militancia priísta para que el PT asegurase su pase automático. 


En resumen, el PRI podrá conseguir algún voto adicional para estar en condiciones de aprobar presupuestos, algunas normas y nombramientos que sólo requieren mayoría relativa. No tendrá que negociar con el PRD ni con el PAN, pero en cualquier caso siempre necesitará del apoyo de Gordillo y del Verde. 


Es cierto que el tricolor requerirá de la oposición (además de sus satélites) para alcanzar los dos tercios a los que obligan las reformas constitucionales. Pero si el pasado sirve de algo, no cuesta trabajo pensar que el PAN otorgará su venia a los proyectos de reforma con los que coincide (laboral, apertura parcial de Pemex, fiscal). 


Se dice que el regreso del PRI y su cacareado “oficio” para gobernar eran necesarios para salir de la parálisis a la que nos ha condenado el vacío de poder y la ambición cortoplacista de los poderes de facto. Pero yo veo a un Peña Nieto aún más atado de manos de lo que estuvo el propio Calderón. 


El país necesita cambios de fondo, ¿pero cómo va a conseguirlos Peña Nieto si resulta rehén de los intereses que se oponen a esos cambios? Seguramente harán reformas, pero aquellas que favorezcan a las élites en el poder. ¿Cómo va a transformar a nuestra anacrónica educación básica si depende de la complicidad del sindicato que perpetúa ese atraso? ¿Cómo va abrirse a la competitividad empresarial si tiene atrás de sí el apoyo de las grandes corporaciones que se benefician del trato preferente? ¿Cómo abrir una apertura real en las comunicaciones si él mismo está mimetizado con los intereses de las televisoras, si depende del voto de la telebancada? 


En suma, ¿cómo hacer para que los poderosos de este país vinculados a Peña Nieto, renuncien parcialmente a sus propios intereses en beneficio de México? Por lo pronto, Gordillo, las televisoras y el Niño Verde han asegurado tres años de protección.

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/11-07-2012/8107. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

Ciro Gómez Leyva - Que siempre sí se puede meter dinero a las tarjetas Soriana


Ciro Gómez Leyva

Luego de conversar 40 minutos el lunes con él, me quedé con la idea de que no se podía inyectar dinero a ninguna tarjeta de Soriana. Ahora sé que sí se puede.
Humberto Fayad, director comercial de Soriana, parecía tan seguro que retó el lunes a quien tuviera una de las tarjetas exhibidas por Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Monreal a que la confrontara con el sistema informático del corporativo, porque cada tarjeta tiene chip y número de serie. Así se demostraría la falsedad del contubernio con el PRI para comprar votos a cambio de dinero electrónico para comprar en las tiendas.
La primera persona que nos llamó, la primera (tarjeta número 2000 1003 7645 8448), anexó el ticket de compra en la tienda de Cuautitlán, el 2 de julio a las 13:53 horas: chocolates, leches, quesos, una gorra de natación, en fin, por un monto de 805.62 pesos. Pagó con su tarjeta cargada con 700 pesos, por lo que solo desembolsó 105.62. Datos que fueron completamente validados por Fayad.
Entonces sí se puede fondear, le dije ayer. Sí, y así te lo dije ayer, respondió. No, tú dijiste que ninguna tarjeta de Soriana era fondeable. No, yo dije que las tarjetas Soriana-CTM, las que han exhibido, no son fondeables, sino de descuento y puntos, se defendió.
Resulta obvio, pues, que cualquier persona o grupo, con el objetivo que sea, pudo fondear miles de tarjetas y repartirlas. Soriana asegura que no registró en las últimas semanas movimientos anómalos en las compras con tarjetas. Puede ser. Pero eso ya no explica gran cosa.
No entiendo cómo, existiendo las tarjetas prepagadas, López Obrador y Monreal tapizaran sus paredes con las de descuento y puntos, que no prueban nada.
Raro también. A ver qué presentan mañana.
Leído en: http://www.vanguardia.com.mx/quesiempresisepuedemeterdineroalastarjetassoriana-1328233-columna.html

Sergio G. Sanchez - 7337

7337
(2000)
Director: Sergio G. Sanchez
País: España
Genero: Suspenso
Duración 17  minutos 


SINOPSIS

Seronda 1973. Una joven maestra llega a Naviella, un pueblo perdido en las montañas para hacerse cargo de una escuela rural que estuvo en desuso la guerra civil. Nadie viene a recibila. Los alumnos nunca lleguan. Pero alguien lleva mucho tiempo esperando...



 







Quique y Andrés haciendo cosas.

Compartimos esto de los blogs de humor  http://quiquehaciendocosas.tumblr.com/  
http://andreshaciendocosas.tumblr.com/ 

QUIQUE SE SIENTE TRISTE POR LOS ZARAPES EN CAUTIVERIO
Visita

ANDRÉS HABLANDO MAL DE PEÑA

VISITA  http://andreshaciendocosas.tumblr.com/



Quique viendo la escena en donde Eduardo Yañez besa a su Gaviota


Andrés dejó los frijoles en la estufa.