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Fedosy Santaella (1970) |
Vórtices gozosos
Está bien, está bien, ciérrame la puerta
del baño, no me importa. Yo me voy para otro lado, para otro baño.
Saldré corriendo y llegaré primero que tú. Sí, pegaré una gran carrera,
la más grande que jamás haya pegado nadie en todo el universo. No me
caeré y llegaré victorioso hasta el váter, hasta la palanquita, y la
bajaré, sí, la bajaré feliz de la vida y luego alzaré la tapa, y
estallaré en gritos y carcajadas mientras me quedo mirando cómo gira y
gira el agua allá adentro.
Y además
volveré a bajar la palanca, de eso que no te quepa duda, y me reiré más
fuerte todavía, y daré saltos de conejo loco. Y después, después haré lo
que más temes. Sí, me inclinaré, estiraré el brazo, lo dejaré caer como
una bomba y meteré la mano en el agua, hasta donde alcance, hasta bien
adentro. Luego sacudiré, levantaré olas enormes, olas que me chispeen la
cara, la boca, los ojos y que mojen este traje de una sola pieza,
insoportable y caluroso que debo usar para dormir.
Sí,
me bañaré con el agua del váter, y lo haré rápido, muy rápido, antes de
que llegues y me levantes de un tirón y me laves las manos con jabón y
me vuelvas a decir que con eso no se juega y me saques y cierres la
puerta del baño y me pongas a jugar con cualquier juguete aburrido, un
trencito, un carrito, un avión, qué sé yo…
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El comienzo de la independencia.