por Ricardo Rocha.
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RECOMENDACIONES Y COLUMNAS DE OPINIÓN
sábado, 25 de febrero de 2012
ROY CAMPOS, MITOFSKY Y COVARRUBIAS, ENTRE CHARLATANES Y ENCUESTAS.
En las últimas semanas hemos sido testigos de una guerra de encuestas, algunas de la derecha y otras de la
izquierda, todas ellas de empresas que se dicen comprometidas con la verdad y la razón. La verdad es que todas las encuestas son instrumentos que miden a quien las paga, para que esté a su vez les de el uso que para su beneficio sea el correcto, es decir, las encuestas están maniatadas y únicamente sirven a quien
las contrata.
las contrata.
Por eso hemos visto que algunas encuestas ponen a Obrador en el tercer sitio y otras lo ponen en segundo sitio, eso si, con tendencia a la alta ¿pero realmente alguien se cree los resultados de esas encuestas? Yo no, yo creo que solo los ingenuos y los tercos pueden llegar a creer que los resultados de esas encuestas van a definir al próximo president@.
Los invito a participar en una pequeña encuesta que he preparado en donde el suscrito se proclama un
virtual candidato presidencial. Lo único que se persigue con este ejercicio es dar una pequeña muestra de la forma en que las encuestas son maniatadas ¿entonces porque en todas ella EPN va al frente? Quizá sea porque así sirve a los intereses de otros y dentro de sus planes se encuentre el rebasar al que va arriba en las encuestas, es decir, ¿que mejor campaña publicitaria que el remontar al supuesto líder?
virtual candidato presidencial. Lo único que se persigue con este ejercicio es dar una pequeña muestra de la forma en que las encuestas son maniatadas ¿entonces porque en todas ella EPN va al frente? Quizá sea porque así sirve a los intereses de otros y dentro de sus planes se encuentre el rebasar al que va arriba en las encuestas, es decir, ¿que mejor campaña publicitaria que el remontar al supuesto líder?
¿SOBREPOBLACIÓN O CORRUPCIÓN?
por Rosario Robles.
No hay cárceles que alcancen cuando se abusa de la prisión preventiva y la lógica es meramente inquisidora y represiva.
Los dos factores cuentan, diría Perogrullo. Ambos ingredientes están presentes en los acontecimientos de la cárcel de Apodaca. Pero la fuga de 30 reos y el asesinato de 44 muestran algo más que eso. Son la punta del iceberg. El reflejo fiel del fracaso de un sistema carcelario punitivo, inquisidor, en el que, como señala el experto Guillermo Zepeda Lecuona, el objetivo más que la justicia es el castigo, no importa si una persona es culpable o no. Apodaca es la prueba de que el sistema penal y las cárceles mexicanas no cumplen con el objetivo de disuadir la delincuencia y mucho menos el de la rehabilitación de quienes traspasan sus puertas. La realidad es elocuente: el uso indiscriminado y arbitrario de la prisión preventiva no reduce la criminalidad o la inseguridad. El castigo no ha sido ejemplar, en gran medida porque la lógica gubernamental es la de maximizar el número de detenciones sin importar si realmente se está encarcelando a verdaderos responsables de la comisión de un delito (basta recordar lo que sucede de unos años para acá en el DF, donde se premia económicamente a los policías por personas detenidas, lo que ha llevado a cometer injusticias muy graves).
El asunto de fondo es que se considera a la cárcel como la única vía para resarcir un daño y el abuso de esta lógica ha llevado a la reclusión de personas inocentes o que han cometido delitos menores. La estadística ofrecida por Zepeda Lecuona es muy interesante: 50 mil presos al año no llegan a sentencia y quedan libres porque no se les puede acreditar ninguna responsabilidad. Mientras tanto se les ha infringido un daño a veces irreparable. Se afecta su trabajo, su salud, su familia. El perjuicio es también para el erario, a los ciudadanos que con sus impuestos tienen que pagar para la manutención de estos inocentes (calculada en 140 pesos diarios por persona), todo porque el proceso al que fueron sometidos no respeta el principio de presunción de inocencia establecido en la Constitución. Con base en indicios o pesquisas a uno de cada cuatro de los imputados se les somete a una pena anticipada por un delito que no efectuaron. Se les obliga a una prisión sin condena.
Adicionalmente, dos terceras partes de los inculpados cumplen sentencias menores a tres años, pues sus agravios a la sociedad son menores y realizados sin violencia (según Marco Lara del Proyecto Presunción de Inocencia en México, 45 mil personas están presas por delitos que no superan los 2 mil pesos). Se les condena a vivir en lugares que no favorecen la rehabilitación, sobrepoblados, y en los que prevalece la ley del más fuerte. Todo ello porque no se ha tenido la capacidad de modificar la legislación para que se apliquen penas alternativas o multas acordes con las infracciones cometidas como en otros países.
En lugar de ello, se les envía a centros que se han convertido en escuelas para delinquir, y en los que no hay trabajo ni posibilidad de obtener un ingreso (sólo 10% de los encarcelados tiene una opción de empleo) si no es sometiéndose a los intereses de quienes controlan el flujo del dinero, la droga y hasta la vida. Toda esta lógica genera sobrepoblación. No hay cárceles que alcancen cuando se abusa de la prisión preventiva y la visión es meramente represiva. Y es esta sobrepoblación (superior en 134% a la capacidad real) la que lleva al hacinamiento, al autogobierno, a la violencia (según Zepeda, en las cárceles prevalecen tasas de homicidio superiores cinco veces a las normales). La solución no estriba entonces solamente en construir más cárceles. En la lógica imperante su capacidad siempre será rebasada. El asunto tiene que ver con un replanteamiento del sistema penal y de justicia. Con desactivar esas bombas de tiempo a partir de estrategias alternativas que lleven a que un gran porcentaje de los que hoy están recluidos paguen sus delitos de manera diferente y se reinserten en la sociedad. De otra forma vamos a seguir por la ruta del genocidio carcelario que nada tiene que ver con la seguridad y mucho menos con la justicia.
rrobles@mileniodiario.com.mx
Leído en: http://impreso.milenio.com/node/9118899
No hay cárceles que alcancen cuando se abusa de la prisión preventiva y la lógica es meramente inquisidora y represiva.
Los dos factores cuentan, diría Perogrullo. Ambos ingredientes están presentes en los acontecimientos de la cárcel de Apodaca. Pero la fuga de 30 reos y el asesinato de 44 muestran algo más que eso. Son la punta del iceberg. El reflejo fiel del fracaso de un sistema carcelario punitivo, inquisidor, en el que, como señala el experto Guillermo Zepeda Lecuona, el objetivo más que la justicia es el castigo, no importa si una persona es culpable o no. Apodaca es la prueba de que el sistema penal y las cárceles mexicanas no cumplen con el objetivo de disuadir la delincuencia y mucho menos el de la rehabilitación de quienes traspasan sus puertas. La realidad es elocuente: el uso indiscriminado y arbitrario de la prisión preventiva no reduce la criminalidad o la inseguridad. El castigo no ha sido ejemplar, en gran medida porque la lógica gubernamental es la de maximizar el número de detenciones sin importar si realmente se está encarcelando a verdaderos responsables de la comisión de un delito (basta recordar lo que sucede de unos años para acá en el DF, donde se premia económicamente a los policías por personas detenidas, lo que ha llevado a cometer injusticias muy graves).
El asunto de fondo es que se considera a la cárcel como la única vía para resarcir un daño y el abuso de esta lógica ha llevado a la reclusión de personas inocentes o que han cometido delitos menores. La estadística ofrecida por Zepeda Lecuona es muy interesante: 50 mil presos al año no llegan a sentencia y quedan libres porque no se les puede acreditar ninguna responsabilidad. Mientras tanto se les ha infringido un daño a veces irreparable. Se afecta su trabajo, su salud, su familia. El perjuicio es también para el erario, a los ciudadanos que con sus impuestos tienen que pagar para la manutención de estos inocentes (calculada en 140 pesos diarios por persona), todo porque el proceso al que fueron sometidos no respeta el principio de presunción de inocencia establecido en la Constitución. Con base en indicios o pesquisas a uno de cada cuatro de los imputados se les somete a una pena anticipada por un delito que no efectuaron. Se les obliga a una prisión sin condena.
Adicionalmente, dos terceras partes de los inculpados cumplen sentencias menores a tres años, pues sus agravios a la sociedad son menores y realizados sin violencia (según Marco Lara del Proyecto Presunción de Inocencia en México, 45 mil personas están presas por delitos que no superan los 2 mil pesos). Se les condena a vivir en lugares que no favorecen la rehabilitación, sobrepoblados, y en los que prevalece la ley del más fuerte. Todo ello porque no se ha tenido la capacidad de modificar la legislación para que se apliquen penas alternativas o multas acordes con las infracciones cometidas como en otros países.
En lugar de ello, se les envía a centros que se han convertido en escuelas para delinquir, y en los que no hay trabajo ni posibilidad de obtener un ingreso (sólo 10% de los encarcelados tiene una opción de empleo) si no es sometiéndose a los intereses de quienes controlan el flujo del dinero, la droga y hasta la vida. Toda esta lógica genera sobrepoblación. No hay cárceles que alcancen cuando se abusa de la prisión preventiva y la visión es meramente represiva. Y es esta sobrepoblación (superior en 134% a la capacidad real) la que lleva al hacinamiento, al autogobierno, a la violencia (según Zepeda, en las cárceles prevalecen tasas de homicidio superiores cinco veces a las normales). La solución no estriba entonces solamente en construir más cárceles. En la lógica imperante su capacidad siempre será rebasada. El asunto tiene que ver con un replanteamiento del sistema penal y de justicia. Con desactivar esas bombas de tiempo a partir de estrategias alternativas que lleven a que un gran porcentaje de los que hoy están recluidos paguen sus delitos de manera diferente y se reinserten en la sociedad. De otra forma vamos a seguir por la ruta del genocidio carcelario que nada tiene que ver con la seguridad y mucho menos con la justicia.
Ser… o neceser
Para qué darle vueltas. Calderón es el jefe de campaña, el presidente de partido, el que se asume como parte en el proceso electoral. No le importan las consecuencias, mucho menos el país. Qué manera de terminar.
Para qué darle vueltas. Calderón es el jefe de campaña, el presidente de partido, el que se asume como parte en el proceso electoral. No le importan las consecuencias, mucho menos el país. Qué manera de terminar.
Leído en: http://impreso.milenio.com/node/9118899
DE CUERPO ENTERO.
por Carmen Aristegui.
Estamos a un año y días de distancia de la fecha en que el diputado Gerardo Fernández Noroña y otros legisladores portaran una agresiva manta en el Congreso de la Unión en la que, en términos coloquiales, aludían a Felipe Calderón como alguien incapaz de gobernar al país por padecer problemas de alcoholismo. La exhibición de la manta provocó fuertes reacciones y se terminó por reventar la sesión.
La escena fue cubierta e informada por los medios de comunicación y editorializada por muchos, incluida quien esto escribe. No es éste el momento para detallar o volver a hablar de lo que ocurrió a esta periodista en esas fechas pero, sí cabe recordar que se perdió y se recuperó la existencia de un noticiero en apenas 15 días. Un capítulo inédito en la historia de la radiodifusión mexicana. El punto de origen de esa historia fue la decisión editorial de no sumarse al coro de voces que condenaba a los legisladores que portaban la manta, por porros, impertinentes e irrespetuosos, sino de formular preguntas, dirigidas a la Presidencia, para que respondiera si había o no un problema de esa naturaleza en quien encabeza la Presidencia de la República. Se señalaba algo obvio: el estado de salud de un mandatario es, desde luego, un tema de interés público. No hubo respuestas a las preguntas específicas. Lo que hubo fue una reacción autoritaria y desmesurada. Un berrinche de notables dimensiones. Una personalidad retratada.
"¿Tú dejarías conducir a un borracho tu auto...? ¿No, verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir al país?", decía la manta que, ciertamente, era insolente por plantear así un tema tan delicado.
El tema vuelve a escena. Ha empezado a circular el nuevo libro del fundador de la revista Proceso. Don Julio Scherer García, el legendario periodista mexicano, ha puesto, por este y otros temas, su incisiva mirada en la figura de Felipe Calderón Hinojosa, el hombre que llegó, en medio del escándalo y las impugnaciones, a la Presidencia de México en el 2006.
En Calderón de cuerpo entero (Grijalbo), se muestran ciertos comportamientos del hombre público y algunos rasgos de personalidad inquietantes de quien hoy ejerce el más importante cargo de poder político en este país.
Con elementos documentales y entrevistas de largo alcance, don Julio expone algunos de los ángulos más descriptivos y descarnados de una personalidad política como la de Calderón. Conversaciones que le tomaron días y horas al periodista con sus interlocutores, con las que va desgranando al personaje: "... autoritario, ingrato, aficionado a la bebida, intolerante", como reza la frase usada por Proceso para anunciar en sus páginas el adelanto y anuncio de la aparición de este libro.
Voces implacables como las de Manuel Espino, primero presidente y después expulsado de su partido; Alfonso Durazo, ex secretario particular de Fox, y ex colaborador de Colosio; Luis Correa Mena, el yucateco amigo y coordinador de campaña de Carlos Castillo Peraza que recuerda, para don Julio, el trato "...indigno, injusto, inmerecido y mucho más" que Felipe propinó a su padre político Castillo Peraza.
Se puede leer también una ilustrativa e inquietante anécdota contada por Gustavo Carvajal, el ex presidente del PRI, que le cuenta a Scherer una anécdota sobre unos puros en la que Calderón revela cómo su padre, don Luis Calderón " ...le enseñó a odiar al PRI".
Las páginas del libro recogen documentos sobre asuntos ocurridos en 2006, como las transferencias de pago por el caso Hildebrando o facturas por conceptos como "captura de datos de simpatizantes de candidatos de Acción Nacional", entre otros. Son apenas pistas de aquello que nunca se terminó de investigar.
De los testimonios recabados, los de Espino resultan demoledores. Entre otras cosas por el detalle y la precisión anecdótica. Con cálculo en sus palabras y anticipando un efecto deseado, Espino detalla, por ejemplo, una reunión con Calderón en un conocido restaurante de Insurgentes en la Ciudad de México, frecuentado por Calderón y sus allegados hace algunos años. No hay lugar para la duda de que el ex presidente del PAN quiere dejar asentado que Calderón tiene problemas con la bebida. Narra una reunión de horas, donde beben y discuten los dos panistas. En algún punto, narra la llegada de Margarita Zavala, quien le reclama una conducta que se intuye reiterada: "Felipe, te he estado buscando. No te reportas, tu chofer me dice que no me puede decir dónde estás. Lo forcé a que me diera tu paradero y por eso estoy aquí. Ya habíamos quedado en que no ibas a tomar".
Texto leído en la presentación del libro Calderón de cuerpo entero, de Julio Scherer.
LA ENCUESTITIS.
por Carlos Puig.
En el periodismo queremos saber quién ganará, quién perderá y por cuánto. En ese esfuerzo, relativamente nuevo en México, hemos visto de todo. Y como tantas otras cosas, cuando llegan las sobreutilizamos, las agotamos. No estaría mal un acuerdo entre medios y encuestadoras para presentar los resultados de una sola manera y evitar interpretaciones de buena y mala fe.
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dudarazonable@milenio.com
En el periodismo queremos saber quién ganará, quién perderá y por cuánto. En ese esfuerzo, relativamente nuevo en México, hemos visto de todo. Y como tantas otras cosas, cuando llegan las sobreutilizamos, las agotamos. No estaría mal un acuerdo entre medios y encuestadoras para presentar los resultados de una sola manera y evitar interpretaciones de buena y mala fe.
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La primera encuesta sobre una elección presidencial publicada en un medio de comunicación apareció en The Harrisburg Pennsylvania, el 24 de julio de 1824. Se interrogó a 504 personas en dos ciudades de Delaware. Andrew Jackson derrotó a John Quincy Adams 335 a 169. El periódico la publicó con ganas de obtener un “scoop”, una exclusiva. Adelantar quién sería presidente. De hecho, en Estados Unidos la industria de las encuestas presidenciales nació de la mano de los periódicos.
La cadena Hearst fue la primera que intentó en 1924 una encuesta realmente nacional que cubrió 43 estados y tenía un margen de error de 7 puntos. Cuatro años después redujo el margen a 3 puntos.
Nada tan impresionante, sin embargo, como laLiterary Digest, que en la elección de 1932 anunció que Roosevelt ganaría con 58.85 por ciento del voto popular. Roosevelt ganó con 59.14 por ciento.
Valga esta introducción para hacer un punto: hay una estrecha relación entre las encuestas electorales y el periodismo.
Las campañas hacen encuestas y estudios de opinión, por supuesto, pero los resultados que interesan al periódico son los que menos interesan al estratega, que necesita muchos más detalles, prefiere los por qué, los quién a los qué. La información detallada le permite tomar decisiones de táctica y estrategia.
En el periodismo queremos saber quién va a ganar, quién va a perder y por cuánto. Queremos, como querían hace casi 200 años en Pennsylvania, adelantar la información para nuestras audiencias.
En ese esfuerzo, relativamente nuevo en México, hemos visto de todo.
Y como tantas otras cosas en México, cuando llegan las sobreutilizamos, las agotamos, las exprimimos, las encumbramos, las denostamos.
Todo son las encuestas.
Al final presento un resumen de siete casas encuestadoras y aún faltan por lo menos tres que no han actualizado la información en las últimas semanas: Reforma, GCE, Demotecnia y BGC de Ulises Beltrán.
La buena noticia es que todo indica que la especialización cada vez hace que haya menos variación de casa encuestadora a casa encuestadora. Hasta en aquellos resultados donde se reparten indecisos hay coincidencia, con las diferencias del margen de error, en el rango de cada candidato.
No siempre es así. Las encuestadoras aún nos deben una explicación de porqué quedaron tan lejos de la realidad en la competencia interna panista, donde se anunciaban distancias enormes entre Vázquez Mota, Cordero y a un Santiago Creel competitivo.
En el concentrado de encuestas recientes, hay dos excepciones, la de Mercaei en relación a Josefina Vázquez Mota y la de Covarrubias respeto a la posición de López Obrador. Ambas son parte de una mala noticia. La de Mercaei fue pagada por el Partido Acción Nacional. La de Covarrubias fue pagada por un medio afín a AMLO, y Covarrubias tiene una amplia relación laboral con el PRD.
No soy un experto en encuestas y supongo que alguna explicación técnica tendrán las empresas sobre sus diferencias con las otras casas encuestadoras. Pero esos resultados sólo alientan la idea —repetida mil veces por AMLO— de que los estudios de opinión en tiempos electorales están hechos al gusto del cliente.
Y no sucede sólo con Mercaei y Covarrubias. La mayoría de las casas encuestadoras trabajan en algún momento para partidos y candidatos. Este martes, los estudiosos de la opinión pública se reunirán en su congreso anual. No estaría mal que hicieran un pacto que diera transparencia a los estudios y certidumbre a quienes leen o escuchan la información. Una sugerencia más: al menos en tiempos electorales lo que necesita es información clara, sin mucha complicación. No estaría mal un acuerdo entre medios y encuestadoras para presentar los resultados con o sin indecisos, pero en una sola manera. Evita interpretaciones de buena y mala fe.
Mitofsky*
Enrique Peña Nieto: 48
Josefina Vázquez Mota: 29
Andrés M. López Obrador: 21
Buendía y Laredo*
Mitofsky*
Enrique Peña Nieto: 48
Josefina Vázquez Mota: 29
Andrés M. López Obrador: 21
Buendía y Laredo*
Enrique Peña Nieto: 48
Josefina Vázquez Mota: 32
Andrés M. López Obrador: 20
ISA*
Enrique Peña Nieto: 51
Josefina Vázquez Mota: 26
Andrés M. López Obrador: 21
Ipsos
Enrique Peña Nieto: 36
Josefina Vázquez Mota: 24
Andrés M. López Obrador: 16
Covarrubias y Asociados
Enrique Peña Nieto: 36
Josefina Vázquez Mota: 24
Andrés M. López Obrador: 24
Josefina Vázquez Mota: 32
Andrés M. López Obrador: 20
ISA*
Enrique Peña Nieto: 51
Josefina Vázquez Mota: 26
Andrés M. López Obrador: 21
Ipsos
Enrique Peña Nieto: 36
Josefina Vázquez Mota: 24
Andrés M. López Obrador: 16
Covarrubias y Asociados
Enrique Peña Nieto: 36
Josefina Vázquez Mota: 24
Andrés M. López Obrador: 24
Parametría
Enrique Peña Nieto: 36
Josefina Vázquez Mota: 20
Andrés M. López Obrador: 16
Mercaei
Enrique Peña Nieto: 34
Josefina Vázquez Mota: 29
Andrés M. López Obrador: 17
Enrique Peña Nieto: 36
Josefina Vázquez Mota: 20
Andrés M. López Obrador: 16
Mercaei
Enrique Peña Nieto: 34
Josefina Vázquez Mota: 29
Andrés M. López Obrador: 17
*Preferencias “efectivas”. Repartidos NC/Indecisos.
Leído en: http://impreso.milenio.com/node/9118845
LA INDECISIÓN.
por Sergio Aguayo.
Los humores ciudadanos están lejos, muy lejos de los vividos durante las elecciones presidenciales de 1988 a 2006. Pese a que tenemos emergencias en varios frentes, las elecciones, los partidos y los candidatos son vistos, por un número importante de ciudadanos, como males necesarios que tenemos que tolerar y sobrellevar.
Según encuestas de Reforma en enero de este año hay 59% de indecisos, en marzo de 2006 sólo 28% tenía dudas; y en 2000 se reduce a 20% (Reforma, 15 de enero de 2012, 19 de marzo de 2006 y 17 de enero de 2000). Una de las principales causas del ánimo sombrío y del desaliento cívico es el desprestigio de los partidos políticos. Están sumidos en el sótano de los afectos ciudadanos, seguidos muy de cerca por congresos, políticos y policías. Por eso y por otras razones nuestra tierna democracia vive una crisis profunda.
Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto, Gabriel Quadri y Josefina Vázquez Mota no han sido capaces de ir más allá de las fronteras impuestas por los conversos. Este lunes 20 de febrero dialogamos Denise Dresser y Lorenzo Meyer, durante casi dos horas, con López Obrador en la mesa política que conduce Carmen Aristegui en MVS Radio. El encuentro me impactó por muchas razones y sería deseable que los otros tres aspirantes a la Presidencia acepten la invitación a ese diálogo sin condiciones previas.
Uno de los temas fue la relación entre Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) y los partidos de izquierda que lo respaldan. Fue una pregunta que armé platicando con seis profesionistas de clase media que votaron por López Obrador en 2006 pero que dudan de hacerlo ahora. Todos mencionaron como punto en su contra a los partidos que lo respaldan.
Hasta hace relativamente poco Andrés Manuel no paraba de elogiar a Morena y lanzar severas críticas a los partidos. El 15 agosto de 2011, por ejemplo, declaró que Morena representaba más que los partidos de izquierda y que llevaría a cabo la transformación "más importante en la historia de México, como no la ha tenido jamás ningún partido de izquierda" en este país. Esa mañana reiteró que el fin último de Morena es transformar a México mientras que lo electoral es territorio de los partidos.
Podría dedicar muchísimas columnas a tundirles a los partidos de izquierda. Da vergüenza ver su falta de pudor y el cinismo con el cual disputan la candidatura que les permitirá brincar al siguiente cargo o controlar esos presupuestos que usan para seguirles dando de mamar a sus clientelas. ¿En dónde está la disputa doctrinaria sobre las grandes tesis para sacar a México de la crisis o para resolver las contradicciones de sus instituciones? ¿En dónde están sus propuestas para cerrar la gigantesca brecha que tienen con la sociedad y con todos esos indecisos que en otras condiciones les hubieran dado su voto?
La realidad es cruda pero más vale que la confrontemos: este año serán los partidos los que nombrarán, con sus métodos habituales, a la mayor parte de quienes ocuparán las posiciones que durante los próximos años les permitirán tomar decisiones de política pública en congresos, gubernaturas y municipios. Andrés Manuel es la única persona capaz de unificar a esas turbas ambiciosas, pero ¿qué tan sólido es el compromiso de las tribus con la agenda reformista propuesta por el candidato de las izquierdas?
Un fenómeno similar se observa en los otros partidos. Peña Nieto y Vázquez Mota tienen meses llenándose la boca de "ciudadanos y ciudadanas" y juran que escucharán a la sociedad, a la cual ofrecen el cuerno de la abundancia del buen gobierno. Muy pronto se les sumará Quadri. Al igual que los partidos de izquierda, piensan que demostrarán la firmeza de su compromiso invitando a dirigentes de organismos civiles, intelectuales, empresarios, artistas, etcétera. Se trata de concesiones simbólicas que no alteran su manera de hacer política ni tampoco influirá en la forma de hacer política. Pregunto, ¿en dónde está la lógica del partido de los maestros y la Maestra para que inviten a un ecologista a competir por la Presidencia?
Tal vez ninguna de las personas que aspiran a la Presidencia logre entusiasmar a la sociedad ni convencer a los indecisos. Independientemente del número de votantes tendremos Presidente/a que gobernará sujeto/a a las normas actuales. En 2000 Vicente Fox contó con una formidable organización social: los Amigos de Fox. Eran millones que rápida y silenciosamente fueron desbandados porque ni el PAN ni el círculo cercano del Presidente querían una participación social.
En 2012 se presenta una situación relativamente parecida. En caso de triunfar, Andrés Manuel contaría con Morena, que podría servir de contrapeso y equilibrio a las estructuras partidistas de las izquierdas. Pero eso corresponde al futuro. Por el momento 59% de indecisos confirma la profundidad que tiene la crisis de nuestra democracia.
Colaboró Rodrigo Peña González.
DE CAMPAÑAS A CAMPAÑAS.
por José Woldenberg.
Mucho hemos idealizado a la llamada sociedad civil, que si mal no entiendo no es otra cosa que la sociedad organizada. Un término que corrió con éxito luego del temblor que literalmente cimbró a la capital en 1985, pero que cuando uno realmente se acerca a ella lo que observa es un déficit enorme, precisamente, de organización. La inmensa mayoría de las personas no participa en asociación alguna y las agrupaciones existentes son escasas. Contamos con una sociedad civil epidérmica, desigual e incluso polarizada en cuanto a poder. Contra los cánticos recurrentes para elogiarla e incluso sacralizarla, en México la participación ciudadana en los asuntos de todos es precaria e intermitente. Cierto, hubo una vigorosa ola asociacionista en los últimos lustros. Junto a las organizaciones tradicionales -obreras, agrarias, empresariales-, aparecieron importantes formaciones en defensa de los derechos humanos, el medio ambiente y los recursos naturales, el voto y la transparencia, feministas, gays, de colonos y vecinos, y súmele usted, que presagiaban un robustecimiento de la sociedad organizada. Pero los adjetivos colocados en el párrafo anterior no creo que sean caprichosos: sigue siendo epidérmica, porque solo una minoría de los ciudadanos participa de manera sistemática en la "cosa pública" o siquiera se interesa por algún tema de la misma; más bien, la inmensa mayoría se recluye en sus asuntos, construye fortalezas para su vida privada, y deja a otros participar en los temas que supuestamente son de todos. Es desigual, porque mientras algunos "sectores" se encuentran muy bien organizados, otros carecen por completo de voz. Lo que la hace también polarizada, ya que los intereses de unos gravitan con mucho más fuerza que los que ni siquiera aparecen en el radar.
Pues bien, la calidad de las campañas también depende de ello. Si existe una sociedad civil fuerte, demandante, capaz de colocar sobre la mesa sus iniciativas y preocupaciones, la contienda transcurrirá en un contexto de exigencia superior; los políticos y los partidos no solo no le podrán dar la espalda sino que se verán obligados a tender puentes de comunicación con ella. Si por el contrario eso que llamamos sociedad civil resulta débil, floja, pequeña; si sus intereses y propuestas no ven la luz del día, si no encarna en asociaciones robustas y activas; los partidos y los candidatos podrán actuar con mucho mayores grados de libertad. De tal suerte que la calidad de la lucha electoral depende también de la fortaleza y el grado de sofisticación de eso que a falta de mejor nombre seguimos llamando sociedad civil.
Entonces, en efecto, hay de campañas a campañas. Mientras en algunas los diagnósticos y las propuestas, los intentos por dotar de sentido al ahora y al futuro inmediato, llenan (o casi) el espacio público; en otras, puede darse un vaciamiento de contenidos, que tienda a convertirlas en en una feria de ocurrencias, jingles, sonrisas, discursos huecos. Cierto, las estrellas son los primeras responsables de la calidad del espectáculo, pero el resto, la sociedad que observa, da la espalda o participa, se organiza o no, vota o se abstiene, algo explica de la peculiaridad de la función. O como escribió Fernando Escalante comprimiendo a Migdal: "el Estado es parte de la sociedad, y no una entidad separada, distinta, con lógica propia". Una idea elemental, pero fundamental. (Joel S. Migdal. Estados débiles, Estados fuertes. FCE).
debate@debate.com,mx
Leído en: http://www.debate.com.mx/ELDEBATE/Articulos/ArticuloOpinion.asp?IdArt=11813340&IdCat=6115
En la temporada electoral los partidos y los candidatos asumen un papel central. No puede ser de otra manera. Al conocerse el elenco toman el lugar de las estrellas. Tras ellos, como en el cine, aparecen los actores secundarios, de reparto y hasta los extras, pero nadie les puede ni debe hacer sombra. Las estructuras, las redes de relaciones, la organización de los partidos son el basamento sobre el cual se realizan las campañas. Y los candidatos son algo más que el rostro reconocible de las diferentes opciones, se convierten en la encarnación de los diagnósticos y programas de sus organizaciones, y representan las esperanzas y fobias del "respetable". Entre ambos -partidos y candidatos- escriben buena parte del argumento, los giros de la historia e incluso los momentos chuscos del melodrama. De tal suerte que decir que de ellos depende, en primer lugar, la calidad de la contienda, es un descubrimiento como el del agua tibia.
Paro las campañas no transcurren en el vacío. El escenario es lo suficientemente grande como para que los partidos y los candidatos se encuentren solos en él. Hay muchos otros actores con intereses, proyectos, aversiones, delirios, que quieren ser parte de la trama. Y que se mueven de manera pública o soterrada para hacer avanzar sus ambiciones. Así es y así debe ser. De tal manera que las campañas son modeladas por los competidores, pero resulta importante observar qué tanto éstos tienen que responder a las exigencias y anhelos de la sociedad en la que hacen política y a la que quieren representar.
Pues bien, la calidad de las campañas también depende de ello. Si existe una sociedad civil fuerte, demandante, capaz de colocar sobre la mesa sus iniciativas y preocupaciones, la contienda transcurrirá en un contexto de exigencia superior; los políticos y los partidos no solo no le podrán dar la espalda sino que se verán obligados a tender puentes de comunicación con ella. Si por el contrario eso que llamamos sociedad civil resulta débil, floja, pequeña; si sus intereses y propuestas no ven la luz del día, si no encarna en asociaciones robustas y activas; los partidos y los candidatos podrán actuar con mucho mayores grados de libertad. De tal suerte que la calidad de la lucha electoral depende también de la fortaleza y el grado de sofisticación de eso que a falta de mejor nombre seguimos llamando sociedad civil.
Entonces, en efecto, hay de campañas a campañas. Mientras en algunas los diagnósticos y las propuestas, los intentos por dotar de sentido al ahora y al futuro inmediato, llenan (o casi) el espacio público; en otras, puede darse un vaciamiento de contenidos, que tienda a convertirlas en en una feria de ocurrencias, jingles, sonrisas, discursos huecos. Cierto, las estrellas son los primeras responsables de la calidad del espectáculo, pero el resto, la sociedad que observa, da la espalda o participa, se organiza o no, vota o se abstiene, algo explica de la peculiaridad de la función. O como escribió Fernando Escalante comprimiendo a Migdal: "el Estado es parte de la sociedad, y no una entidad separada, distinta, con lógica propia". Una idea elemental, pero fundamental. (Joel S. Migdal. Estados débiles, Estados fuertes. FCE).
debate@debate.com,mx
Leído en: http://www.debate.com.mx/ELDEBATE/Articulos/ArticuloOpinion.asp?IdArt=11813340&IdCat=6115
FOLLÓN FOXISTA DE CALDERÓN.
por Francisco Cárdenas Cruz.
Igual que lo hiciera su antecesor Vicente Fox, el presidente Felipe Calderón vuelve a entrometerse en el proceso electoral y al asegurarle a los consejeros del Grupo Financiero Banamex en una reunión privada –que pronto fue del dominio público– que Josefina Vázquez Mota, precandidata del PAN, está a cuatro puntos de Enrique Peña Nieto, del PRI, desató una polémica en la que se ubicó en el ojo del huracán y hasta en riesgo de recibir una sanción, cuando menos verbal, del IFE.
Y justo cuando priistas y perredistas emprendieron una andanada contra el Ejecutivo Federal, acusándolo de actuar no como Presidente de la República sino de su partido para favorecer a quien es la abanderada blanquiazul a sucederlo, en Los Pinos se apresuraron a emitir un comunicado para negar que Calderón haya mencionado a los contendientes en el proceso de sucesión y que lo que comentó fue que «va a haber una elección competida».
Sin embargo, al filo del mediodía, se filtró en algunos medios una declaración del consejero Eustaquio de Nicolás, quien aseguró que el Presidente les aseguró que la contienda está «muy pareja, muy reñida y que ya está entre Josefina y Enrique a sólo cuatro puntos».
Las reacciones fueron inmediatas, una de ellas del propio precandidato del PRI, quien le pidió al Presidente que saque las manos del proceso y se mantenga al margen, al calificar su expresión de estar fuera de contexto y de no corresponder a un Jefe del Ejecutivo.
Más aún: Peña Nieto le recomendó a Calderón que cambie de encuestadora si es la misma que en la pasada contienda electoral por la gubernatura del estado de México lo llevó a decir que Luis Felipe Bravo Mena, quien fuera el candidato del PAN, ya estaba «cerquita» de Eruviel Ávila, su contrincante del PRI que lo arrasó en la elección y hoy gobierna la vecina entidad.
Y Andrés Manuel López Obrador, al que el Presidente ignoró en su reunión con los banqueros, restó importancia a lo dicho porque dijo que las encuestas en época electoral se hacen «a modo», son parte de la propaganda y reflejan lo que «el cliente quiere».
Peña Nieto y López Obrador también se reunieron en privado con los consejeros de Banamex –como lo hizo Vázquez Mota– y fue al salir, cuando los reporteros les comentaron lo que, según el banquero De Nicolás, les había comentado el presidente Calderón.
En las sedes de las Cámaras de Diputados y de Senadores, sus integrantes del PRI y del PRD se sumaron a las críticas y cuestionamientos al Ejecutivo Federal y en San Lázaro, el coordinador del grupo parlamentario del tricolor, Francisco Rojas, dijo que las declaraciones del Primer Mandatario de la Nación sobre la encuesta presidencial «sólo evidencian su falta de respeto a la ley, tal como ya lo había establecido en su momento el propio Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación» y agregó que es lamentable que siga asumiéndose como presidente del PAN y no de la República.
El líder de los diputados priistas habló después de que sus colegas panistas reventaron la sesión ante la ofensiva de la oposición que, en voz de los petistas Jaime Cárdenas y Gerardo Fernández Noroña, exigió discutir lo dicho por Calderón sobre la encuesta que, según él, coloca a Vázquez Mota a cuatro puntos de Peña Nieto, cuando otras, más serias y reconocidas, dan una clara y marcada distancia entre ambos.
Jesús Zambrano, presidente del PRD, sostuvo que la de Calderón fue una «grosera intromisión», por lo que demandó al IFE a intervenir en este caso, hacerle un severo extrañamiento público y consignar lo sucedido para que sea sancionado porque incurre en la comisión de delitos electorales, ya que aunque haya hablado en una reunión privada ante consejeros de Banamex, «lo cierto es que está evidenciando la utilización de recursos públicos con fines electorales y partidistas».
Afirmó el dirigente del sol azteca que Calderón «es la reedición de Vicente Fox, ahora en 2012 para apoyar desde la Presidencia de la República a la candidata oficial, porque en eso se está convirtiendo a Josefina» y él «en coordinador de facto de su campaña».
Por su parte, el coordinador del grupo parlamentario del PVEM, Juan José Guerra, exigió al Presidente sacar las manos del proceso electoral, en el que no tiene por qué meterse y menos, cuando Peña Nieto está más de 20 puntos arriba de Vázquez Mota.
A Gustavo Madero, presidente del PAN, no le quedó más que repetir lo mismo que negó la Presidencia de a República: que Calderón no hizo referencia a los aspirantes presidenciales en la contienda y sólo comentó que va a haber una competencia muy reñida.
Vaya, pues, con este nuevo follón estilo foxista, a cargo de su sucesor.
De esto y de aquello…
Después de que Pedro Joaquín Coldwell, presidente nacional del PRI, acusó a Felipe Calderón de «provocador» y convertir a Los Pinos en «encuestadora patito», su partido solicitó formalmente al IFE aclarar si la encuesta de la que habló ante los consejeros del Grupo Financiero Banamex fue registrada ante ese organismo, como lo establece la normatividad electoral… La petición priista le fue hecha directamente a Leonardo Valdés Zurita, consejero –presidente del mismo por el diputado federal Sebastián Lerdo de Tejada, quien es el representante del tricolor… Según el artículo 237 numeral 5 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, el Cofipe, quien realice una encuesta o sondeo de opinión durante todo el proceso electoral, debe entregar una copia al IFE… Casi al mismo tiempo, Juan Molinar, secretario de Acción de Gobierno del PAN, salió con que la encuesta en la que el Presidente basó su afirmación ante los consejeros de Banamex –con lo que validó lo que la Presidencia de la República y la de su propio partido negó– fue publicada por el blanquiazul el día 12 de este mes y la encuestadora que la realizó fue Mercaei… El ex director general del IMSS, refugiado en ese cargo en la dirigencia panista, comentó que lo que le pasa al PRI es que tiene temor de que la distancia entre los candidatos de su partido y del tricolor «se ha cerrado» y «los priistas tienen miedo»… Y sea «patito» o no la encuesta que Calderón presentó a los banqueros, la que dio a conocer ayer Roy Campos, director de Consulta Mitofksy en el programa de Joaquín López-Dóriga en Radio Fórmula, es más que contundente… Ubica a Peña Nieto con 40.6 puntos; a Vázquez Mota con 24.78 y a Andrés Manuel López Obrador, con 17.4… Revela que el priista subió seis décimas; la panista siete y el tabasqueño perdió tres…
Hay a quienes les preocupa López Obrador porque desde que reconoció estar cansado –tiene seis años de andar recorriendo la República– y su expresión aquella de que si no gana el 1 de julio, «se irá a la chingada», a querer o no, empezó a perder, así sean décimas de puntos…
Algo debe haber ocurrido a última hora en Los Pinos para que Luisa María Calderón, la hermana del Presidente de la República, quien ya había renunciado a ser candidata plurinominal del PAN a senadora, cambiara –¿o la hicieron cambiar?– de opinión y apareciera en la lista dada a conocer por la dirigencia de su partido… ¿Acaso fue que la «estrategia» que el blanquiazul echó a andar en Michoacán para supuestamente «debilitar» al gobernador priista Fausto Vallejo Figueroa, reviviendo aquellas acusaciones vinculándolo al narcotráfico que le hicieron durante la campaña electoral, para que ella lo relevara en el cargo, volvió a fracasar?… Y es que más pronto que tarde, dada la burda forma con que se actuó, la pretensión blanquiazul nació muerta y en vez de llegar por la puerta de atrás al palacio de gobierno en Morelia, la hermana del Presidente optó por hacerlo a un escaño en el Senado, al que llegará por segunda ocasión… Será difícil, si no es que imposible, que la priista Beatriz Paredes pueda remontar la distancia que hoy le lleva Miguel Angel Mancera, candidato de los partidos de izquierda al Gobierno del Distrito Federal… Hay razones de sobra: una es que el tricolor abandonó la ciudad de México desde 1997, cuando el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, puso fin al predominio priista y nunca más se preocupó en recuperarla… Otra, el cuantioso presupuesto que se maneja en el GDF le basta al sol azteca para conservar en su poder el gobierno capitalino y, una más, que Paredes ya perdió la vez anterior que contendió por ese cargo… Cabildeo de los altos mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional con el doctor Federico Ponce Rojas, presidente de la Academia Mexicana de Derecho Internacional, sobre la nueva Ley de Seguridad Nacional y el nuevo enfoque del fuero militar que está atorado en el Congreso de la Unión…
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LOS SUEÑOS DEL REY.
Había un monarca en un floreciente y próspero reino del norte de la India. Era rico y poderoso. Su padre le había enseñado a ser magnánimo y generoso, y, antes de fallecer, le había dicho:
- Hijo, cualquiera puede, por destino o por azar, tener mucho, pero lo importante no es tenerlo, sino saberlo dar y compartir. No hay peor cualidad que la avaricia. Sé siempre generoso. Tienes mucho, así que da mucho a los otros.
Durante algunos años, tras la muerte de su padre, el rey se mostró generoso y espléndido. Pero a partir de un día, poco a poco, se fue tornando avaro y no sólo empezó a no compartir nada con los otros, sino que comenzó incluso a negarse hasta las necesidades básicas a sí mismo. Realmente se comportaba como un pordiosero. Su asistente personal, que también lo había sido de su padre, estaba tan preocupado que hizo llamar a un rishi que vivía en una cueva en las altas montañas del Himalaya.
- Es increíble -se lamentó el asistente ante el rishi-. Es uno de los reyes más ricos y se comporta como un pordiosero. Te estaríamos todos muy agradecidos si pudieras descubrir la razón.
El asistente le pidió al rey que recibiera al rishi. El monarca convino:
- De acuerdo, siempre que no vaya a solicitarme nada, ¡porque soy tan pobre!
El rishi y el monarca se encerraron en una de las cámaras del palacio. El rey iba vestido con harapos, sucio y maloliente, en contraste con el palacio esplendoroso en el que habitaba.
Incluso iba descalzo y ni siquiera lucía ningún adorno real.
- Estoy arruinado -se quejó el rey.
- Pero, señor, eres rico y poderoso -replicó el rishi.
- No me vengas con zarandajas -dijo el monarca-. Nada puedes sacarme, porque nada tengo. Incluso cuando estos harapos se terminen de arruinar, ¿con qué cubriré mi cuerpo?
Y el rey se puso a llorar sin poder impedirlo.
Entonces el rishi entornó los ojos, concentró su mente y, como un punto de luz, se coló en el cerebro del monarca. Allí vio el sueño que tenía el rey noche tras noche: soñaba que era un mendigo, el más misérrimo de los mendigos. Y, de ese modo, aunque era un rey rico y poderoso, se comportaba como un pordiosero. Logró en días sucesivos enseñar al rey a que dominara sus pensamientos y cambiara la actitud de su mente. El monarca volvió a ser generoso, pero no consiguió que el rishi aceptara ningún obsequio.
*El Maestro dice: Tal es el poder del pensamiento. Así como piensas, así eres. Conquista el pensamiento, y te habrás conquistado a ti mismo.
Tomado de “Cuentos Clásicos de la India” recopilados por Ramiro Calle.
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