jueves, 13 de octubre de 2011

El cartón de hoy: cortesía Tancredi

Puig también comenta sobre Noroña y García L. en ¿Quién se coaliciona con Fernández Noroña?





Le dijo apátrida, cínico y desvergonzado.
Acusó a García Luna y/o al presidente Felipe Calderón de ser socios de Joaquín El Chapo Guzmán. Dijo que lo querría ver en la cárcel… y así.
Fernández Noroña se peleó con un par de diputados panistas, armó un lío y cumplió su objetivo: el petista salió en las fotos de los portales.
Era un momento ideal: la glosa del informe en el tema de mayor importancia en el país, con uno de los tres funcionarios más importantes del asunto.
Los representantes del pueblo, frente al representante del Ejecutivo en materia de seguridad. El hombre responsable de la ejecución de la estrategia civil. El jefe de la mayor Policía Federal que ha tenido el país hoy. El más cuestionado. En fin.
El sainete de Fernández Noroña sirvió para que García Luna se escapara sin que nadie lo cuestionara en verdad. Nadie pudo con datos, números, casos documentados preguntarle, cuestionarlo, criticarlo; hacer una disección de la estrategia del gobierno y contraponerla con otras propuestas.

Lopez Dóriga: El cogobierno de los narcos




Por años he escuchado, y con razón, el rechazo unánime a los llamados narcogobiernos.
En febrero de 2009, de visita oficial a París como secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, hoy jefe de la Oficina de la Presidencia, habló del combate de este gobierno al crimen organizado y declaró: de no haber dado Felipe Calderón esta lucha y dejar el estatus en el que estaba, puedo asegurar que el siguiente presidente de México sería un narcotraficante.
El punto es el matiz. Cuando se habla de narcogobiernos, se refieren a que un político se haga cómplice del crimen organizado o que éste coloque a un narcotraficante en el gobierno.
Pero nunca se previó que esa delincuencia organizada gobernara desde afuera del gobierno, como está sucediendo hoy en ciertos niveles y en algunos estados y municipios.
Y no es que despachen en las oficinas de gobierno, sino que con su acción criminal influyen en decisiones de autoridad o, peor aún, sean la medida que califique a gobernadores, como hemos visto con el casino Royale y Rodrigo Medina, en Nuevo León; con Los Zetas en Veracruz, Javier Duarte y su antecesor Fidel Herrera; con la violencia en Acapulco y Ángel Aguirre, y antes con Zeferino Torreblanca; en Coahuila con Jorge López Torres y Humberto Moreira; con el de Durango, Jorge Herrera Caldera, y quien le precedió, Ismael Hernández; con Leonel Godoy y La Familia en Michoacán. Lo vimos antes en Tamaulipas, Eugenio Hernández; en Chihuahua con José Reyes Baeza; en Nayarit con Ney González, y en Sinaloa, Sonora, Colima y muchos más.

Marín: en La noroñada de ayer habla sobre García Luna vs Noroña





Con más verborrea que nunca, pero tan ruin como siempre, Gerardo Fernández Noroña volvió ayer a agredir al ingeniero Genaro García Luna.



El diputado petista no pierde oportunidad para exhibir el fuero de que goza y lo inmuniza contra una denuncia penal, ignorando, al parecer, que como cualquier pelado es cuando menos sujeto de una demanda civil.

Fernández Noroña se apoya en supercherías para proferir insultos y, en su incontinencia, asoma una supina ignorancia respecto de asuntos de los que debiera tener siquiera una idea general.
Por bochornoso que sea, es evidente que desconoce el trabajo de su tolerante ofendido, el secretario federal de Seguridad Pública.
Ni la escatología desaprovechó el “representante popular” para lucir su pedigrí: alcanzó en el excusado a García Luna y, al salir, se ufanó de tener con él una única coincidencia.

Ciro: Cordero se estaciona y Josefina se va, se va, se…




Pues nada. Pasan las semanas y las cosas no mejoran para Santiago Creel y Ernesto Cordero.
Nos habíamos quedado en el 28 de septiembre, fecha de la última encuesta telefónica nacional del Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) entre simpatizantes del PAN. Josefina Vázquez Mota consolidaba una ventaja de 17 puntos sobre Creel y mantenía 30 puntos atrás a Cordero.

Enrique Ebrard, Marcelo Peña según Granados Chapa




Antes de que caiga el telón no quiero dejar de presentar a ustedes a dos protagonistas de la escena pública que, por primera vez en su vida, tienen que pugnar, aunque con ventaja sobre sus contendientes, por una posición que les permita gobernar. Ambos se han sentado en sillas de gobierno, pero no llegaron a ellas merced a un esfuerzo propio, sino impulsados por mecenas políticos y financieros que en todo tiempo aseguraron su porvenir. Ahora no están en ese caso. Tienen que ganarlo.
Abundan las coincidencias en su personalidad y su conducta. Tanto que una y otra son confundibles y pueden, por lo tanto, ser intercambiables. Se trata de Enrique Ebrard y Marcelo Peña. A pesar de que sus estrategias buscaban conducirlos sin obstáculo ni adversario a la candidatura en sus partidos, en este momento tienen que bregar por ella. Enrique Ebrard iba a construirse, por la ley natural de las cosas, por la movilización que inició a partir de su gubernatura, en el aspirante presidencial del PRI. Iba a lograrse ese objetivo mediante el impulso inducido que en la cultura autoritaria priista, de la que acaso nunca podamos escapar, se llama "la cargada".

La mafia de San Lázaro





Ya es un clásico hablar de las mafias criminales, de los cárteles del narcotráfico y la depredación que han generado en regiones enteras del país. Es lugar común que los estudiosos de la cosa criminal concluyen que, entre los motores del crimen y la violencia, están la impunidad y las anchas avenidas de corrupción que se dan en los tres órdenes de gobierno.
Pero lo curioso es que pocos se atreven a señalar las criminales acciones políticas de partidos y dirigentes; de gobernantes y legisladores. Pareciera que la corrupción política, la impunidad de que gozan los partidos, sus líderes, gobernantes y legisladores, no le importan a nadie; pareciera que a nadie le preocupa la violencia política y la depredación electoral que produce la grosera partidocracia contra el interés y los derechos ciudadanos.

Más en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=774525

La Jornada: Saludo en la Plaza Mariana

En la apertura de la Plaza Mariana, contigua a la Basílica de Guadalupe, el presidente Felipe Calderón afirmó que los mexicanos somos guadalupanos sin importar fe o creencias y celebró que la libertad religiosa absoluta en el país no tiene vuelta atrás.
Anfitrión de la ceremonia, el cardenal Norberto Rivera, arzobispo primado de México, reunió a Calderón con el jefe de Gobierno del Distrito Federal, el perredista Marcelo Ebrard, por primera vez más allá de las sesiones del Consejo de Seguridad Nacional.

Más en http://www.jornada.unam.mx/2011/10/13/politica/005n1pol