viernes, 6 de enero de 2012

Cartón de hoy por Andrés González.

Viernes musical en Democracia en México... ¡Ya!

HOY DÍA DE REYES, ANTONIO MORENO NOS PROPONE UN REGRESO A LA INFANCIA CON CRI-CRÍ EL GRILLITO CANTOR (EL RESTO DE SU BLOG ESTÁ DEDICADO A LOS GRILLOS MAYORES, VISÍTALO Y COMENTA)


Nació el 6 de octubre de 1907 en la ciudad de Orizaba, Veracruz, falleció el 14 de diciembre de 1990 en Texcoco, Estado de México. Fue un compositor mexicano de canciones infantiles, famoso por presentar durante muchos años un programa de radioenfocado a los niños, para el cual creó al personaje Cri-Cri, el grillito cantor. Sus canciones son famosas en América Latina y han sido traducidas a distintos idiomas.


Lorenzo Meyer - El modelo sí funciona, pero para los pocos


· Por debajo de nuestro potencial
 

De acuerdo con los últimos pronósticos económicos, el 2012 no se presenta particularmente bueno para América Latina en su conjunto ni para México en particular. Según la Brookings Institution, económicamente nuestro país va a crecer en los próximos dos años pero no gran cosa. Y es que el ritmo del desarrollo material de México está sobredeterminado por su dependencia respecto de Estados Unidos, país donde la economía sigue sin salir del todo de la barranca en que cayó desde la crisis del 2008. Por tanto, el crecimiento esperado para México en los próximos dos años se coloca en el 3.3% anual, es decir, por debajo de su potencial (Levy-Yeyati, Eduardo, Latin America economic perspectives, Washington, noviembre, 2011, pp. 34-37).

Así pues, la estrecha relación comercial de México con Estados Unidos, y enmarcada por el TLCAN, está hoy funcionando más como ancla que como impulsora del crecimiento, es decir, lo contrario a lo que se aseguró hace 18 años, cuando se firmó ese tratado de libre comercio entre economías vecinas pero muy diferentes y desiguales.

 ·El problema en el centro del sistema

La actual situación mundial aún no es tan deprimente como cuando en 1919 el poeta William Yeats publicó: "Las cosas se desmoronan, el centro ya no se sostiene/ La pura anarquía se extiende por el mundo" (The second coming). Sin embargo, si las tendencias económicas y sociales actuales se mantienen, entonces la ausencia de algo sólido que las centre bien puede conducir al desmoronamiento.

La crítica al actual modelo económico es generalizada. Recorriendo las páginas de The Economist, esa revista británica portaestandarte del pensamiento conservador inteligente, el lector se topa una y otra vez con una reprobación sistemática de las políticas económicas que están siguiendo los gobiernos de las principales potencias capitalistas, ya sean las ortodoxas (Estados Unidos o la Unión Europea) o la de China con su capitalismo de Estado.

 · El mal norteamericano

Históricamente no ha habido un sistema económico que realmente haya dispensado un trato equitativo a todos los miembros de su sociedad. Es seguro que incluso el comunismo primitivo dio ventajas a unos -los más fuertes y agresivos- sobre otros, y esa desigualdad se acentuó e institucionalizó con el advenimiento de la "civilización" y persiste hasta la actualidad, incluso entre los remanentes del "socialismo real".

La economía de mercado nunca ha pretendido que el reparto de las cargas y los beneficios sea equilibrado y justo, aunque hay economías, como las escandinavas, donde la desigualdad (medida por coeficiente de Gini) es menor y cuando la marea económica sube sí eleva el nivel de vida mayoritario. En contraste, el capitalismo norteamericano, al que nosotros estamos unidos, se caracteriza por lo contrario. En esa economía, como en la nuestra, hoy la mayoría vive épocas de vacas flacas, pero una pequeña minoría ha logrado que la adversidad no le toque y que sus vacas engorden como resultado del injusto reparto de costos y beneficios.

En el número correspondiente al 24 de noviembre del 2011, la revista Rolling Stone publicó un interesante artículo sobre la economía norteamericana y la concentración de la riqueza titulado "Politics: how the GOP became the party of the rich" ("Política: cómo el republicano se convirtió en el partido de los ricos"), que es una explicación y un resumen del proceso en virtud del cual, a partir del gobierno de George W. Bush y hasta ahora, el ala más conservadora del Partido Republicano ha logrado imponer una legislación que ha hecho a los ricos más ricos a costa de las clases medias y pobres al punto que, en materia de equidad, los norteamericanos han retrocedido 80 años.

Estados Unidos tenía, a mediados del 2011, 14 millones de personas en edad de laborar pero sin trabajo y una de cada siete familias recurría a las food stamps (vales de comida) para alimentar a sus hijos. Y es que en 1997, el Partido Republicano desató una exitosa ofensiva que hizo de la política fiscal un instrumento eficaz para los intereses de las clases altas a costa del resto de la sociedad. En los últimos 15 años, mientras el ingreso promedio del 90% de los contribuyentes norteamericanos permaneció estancado, el de los más afortunados -el 0.01% del conjunto- se duplicó hasta llegar a 36 millones de dólares anuales en promedio. Puesto de otra manera, mientras el aumento en el salario de la mayoría fue de 1.50 dólares la hora en ese periodo, el ingreso de ese afortunado 0.01% aumentó en 10 mil dólares la hora. Esa desigualdad se explica, en parte, porque mientras el promedio de los 400 personajes más acaudalados de Estados Unidos paga en impuestos el 17% de su ingreso, el conductor de un autobús que gana 26 mil dólares al año paga el 23%. Detrás de esta desigualdad aguda y creciente está una justificación que ha demostrado ser falsa: que la disminución de impuestos a los grandes capitales fomenta la inversión y, a la larga -¿cuán largo es el largo plazo?-, se crean más empleos, la demanda de trabajadores lleva a un aumento en salarios y en el nivel general de bienestar. En la realidad, esa baja de impuestos, mientras se gastaba a manos llenas en las guerras de Irak y Afganistán y se aflojaba la vigilancia sobre el sector financiero, hizo que en el 2008 las burbujas especulativas estallaran, que la economía norteamericana encallara y que el desempleo se propagara.

Hoy, en el marco de un bajo crecimiento económico y de la persistencia de los sin trabajo, el ala conservadora de la clase política norteamericana dice que la solución al problema está en controlar el déficit del gobierno -déficit creado por el enorme gasto en Irak y Afganistán que, según Barack Obama, fue de un millón de millones de dólares, aunque otros cálculos lo duplican o triplican. Sin embargo, para reducir el déficit y aprovechando su posición dominante en el Congreso, los republicanos exigen bajar los gastos sociales y la inversión pública -lo que afecta a pobres y a desempleados- y que no se aumenten los impuestos a los que más tienen, es decir, que se vaya a pique el Estado Benefactor creado tras la Segunda Guerra Mundial para que la oligarquía siga a flote.

· El modelo mexicano

Desde el triunfo de la tecnocracia neoliberal, el modelo de la economía política mexicano ha dejado de ser propio para convertirse en una mala copia del norteamericano, puesto que el Estado mexicano tiene aún menos recursos en términos relativos que el norteamericano. En México los impuestos apenas si representan entre el 10 y el 11% del PIB -en Chile son el 18%, en Estados Unidos el 27% y en Suecia el 47% (fuente: Heritage Foundation)- y es por eso que el gobierno actual no ha modificado la estructura fiscal y en cambio está endeudándose y mal usando el aumento de la renta petrolera -está convirtiendo en gasto corriente un recurso natural estratégico, no renovable, en vez de invertirlo para el futuro.

En México, Hacienda les regresa a las grandes empresas cantidades enormes de impuestos con lo que aumenta la gran riqueza privada a costa de descuidar las áreas de interés general. Un ejemplo de cómo el actual sistema fiscal sirve a los pocos y no a los muchos lo documenta Sergio Aguayo al señalar que, después de las devoluciones que les hizo la Secretaría de Hacienda, el promedio anual de Impuesto Sobre la Renta pagado por los 50 principales contribuyentes privados del país entre 2000 y 2005, fue de ¡74 pesos! (Vuelta en U. Guía para entender y reactivar la democracia estancada, México: Taurus, 2010). En esas condiciones, no es de extrañar que en México el Estado ya no pueda ser motor de la economía, que casi la mitad de la población esté afectada por algún grado de pobreza y que, a la vez, se tenga una de las fortunas familiares más grandes del mundo.

· ¿A dónde deberíamos ir?

Ahora que estamos a punto de entrar de lleno en el debate electoral y decidir en julio por qué camino nos convendría marchar en los siguientes seis años, debemos someter a discusión el modelo de política económica que tenemos. Por los resultados, es claro que desde la perspectiva de quienes conforman la minoría acaudalada -esos que salen entre los multimillonarios de Forbes- los últimos 30 años no han sido malos, pero es igualmente claro que para la sociedad en su conjunto, el mal imitar el modelo seguido y recomendado por nuestros vecinos del norte, ha sido pésimo. Por eso, desde la inconformidad, es necesario demandar alternativas y hacer de esa exigencia el centro del actual debate nacional de cara a la elección por venir.
  

Leído en Reforma

Aguilar Camín - Los credos de López Obrador



Andrés Manuel López Obrador tiene el corazón criado en los terrenos viejos de la izquierda. No es admirador de Kim Il Sung, como algunos de sus aliados partidarios, pero sí de Fidel Castro.
No cree, sin embargo, en la ruptura violenta con el orden establecido. Tampoco cree en las fórmulas de convivencia histórica con el capitalismo desarrolladas por el socialismo europeo y latinoamericano en los últimos años.
Su referente ideológico es fundamentalmente mexicano. Aunque no se atreve a decir su nombre, parece anclado en el nacionalismo revolucionario, eso que la historia y el neoliberalismo se llevaron, pero que sigue alentando en mucha gente de izquierda, y del PRI, como una especie de paraíso perdido o de solución mejor a los problemas de México.
Viejas creencias de aquel menú rigen las convicciones de López Obrador sobre el gobierno que quiere hacer y sobre el país que aspira a gobernar.
Digamos estas: un presidente fuerte rector del Estado; un Estado rector de la economía y la sociedad; la inversión pública como eje del desarrollo; desconfianza en el mercado, con tendencia a regularlo, más que a alentarlo; un nacionalismo defensivo, asociado a la necesidad de soberanías en desuso como la alimentaria, la financiera, la energética; la idea de México como un país del tercer mundo, cuya realidad dominante son los pobres.
En suma, un estatista mexicano de los años setenta, algunos de cuyos valores vuelven a ser novedad en medio de las crisis recientes.
Este menú de creencias dibuja un perfil de gobierno anterior en muchos aspectos a las realidades de la globalización del siglo XXI y sólo en parte coincidente con el perfil de México, pues descuida del todo su parte moderna.
A todo esto López Obrador añade un discurso moral de resonancias religiosas —cristianas, más que católicas. Se siente cerca de Juárez no en su liberalismo político o económico, sino en su austeridad republicana y en su liberalismo religioso, pues Juárez contuvo el monopolio católico, y López Obrador es un cristiano practicante.
Su prédica moral es impostada o inverosímil para muchos, pero atractiva para otros, pues toca una fibra mayor del desencanto mexicano: el hartazgo por la corrupción y la impunidad.
Lo atractivo para los seguidores de López Obrador es con frecuencia lo mismo que repele a sus críticos: que la política no le sabe si no es como litigio justiciero, que no tiene lealtad a las instituciones si le parecen injustas, que su estilo transpira convicción y valentía, pero también obstinación e intolerancia. Y que en su oferta de gobierno hay una promesa de cambio, y otra, equivalente, de conflicto.

Epigmenio Ibarra- El sucio negocio de la guerra


Agoniza el sexenio. Se aproxima el momento en que, al calor de las batallas electorales y siguiendo la tónica de la guerra sucia establecida, desde 2006, por el propio Felipe Calderón, comenzarán sus adversarios a revelar los más oscuros secretos de este gobierno. La caja de Pandora está por abrirse.
Al punto del colapso, las instituciones del Estado serán presa fácil de quienes andan a la caza de información clasificada y comenzarán a saberse datos e informes hasta ahora celosamente preservados.
No habrá oficina de alto funcionario, escritorio de secretario de Estado, archivo secreto, línea telefónica, correo electrónico que se mantenga a salvo. El que a filtración mata a filtración muere.
Un alud de grabaciones clandestinas, de documentos que escapan milagrosamente de la destrucción, comenzará a circular dando testimonio no sólo de todo aquello en lo que Calderón y los suyos han fallado —que es mucho—, sino, sobre todo, de lo que pueda constituir delito.
Importa menos hacer justicia que soltar la acusación. Siempre habrá manera, ya lo hizo Fox con el PRI cuando el Pemexgate, de negociar la impunidad del adversario; lo importante es, por la vía de la exhibición de sus corruptelas, vencerlo en las urnas.
Pagará caro el PAN el haber cogobernado tantos años con el PRI; el haberle cedido áreas estratégicas en hacienda, seguridad e inteligencia; el haberse valido de los mismos cuadros que hoy, al ver naufragar el barco, vuelven al redil tricolor con las manos llenas de información.
Caro pagará el PAN y más caro todavía Felipe Calderón los golpes asestados, con la alevosía del poder, a su aliado principal en Puebla, Veracruz, Oaxaca y Michoacán. Victoria pírricas resultara la anulación de las elecciones en Morelia.
Y si con Vicente Fox —y con toda su parentela— la corrupción endémica del sistema político mexicano registró un nuevo y escandaloso repunte; no será este, el sexenio de la guerra contra el narco, la excepción.
La guerra y los negocios sucios van siempre de la mano. Si es río revuelto ganancia de pescadores; país en guerra es botín de depredadores de toda laya. La muerte vuelve a muchos millonarios; el combate hace prosperar a los piratas que, además, por estas latitudes, abundan.
La opacidad y discrecionalidad con la que en tiempos de guerra, como en nuestro país en estos últimos cinco años de gobierno, se ejercen miles de millones de pesos es, inevitablemente, caldo de cultivo para la corrupción.
Si la seguridad nacional, la urgencia de la guerra, la secrecía que exige el combate es, para los corruptos, la mejor coartada; la falta de escrutinio cuidadoso y puntual es la garantía de impunidad que necesitan para seguir medrando.
De “traidor a la patria”, de “aliado del crimen” puede tacharse en este tiempo de canalla, a quien se atreva a pedir cuentas claras al Ejercito, la Marina o la Policía Federal.
¿Quién y ante quién responde por los gastos en munición, en vituallas, en viáticos para la tropa desplegada? ¿Quien por los astronómicos gastos en tecnología y armamento de las fuerzas armadas y la Policía Federal?
¿Cuántos efectivos de las fuerzas armadas están actualmente desplegados en el territorio nacional? ¿Cuánto cuesta ese despliegue? ¿Cuánto se gasta diariamente en botas y uniformes? ¿Cuánto cuesta el rancho diario para esa tropa?
¿Cuánto nos cuesta a los contribuyentes el “apoyo” norteamericano en la guerra contra el narco? ¿Cuánto se le paga a contratistas de defensa, proveedores de armas y tecnología estadunidenses? ¿Quién vigila esos pagos?
¿Quién supervisa los mecanismos de adjudicación de los contratos? ¿Quién supervisa las licitaciones y está pendiente de que no pidan ni se den sobornos? ¿Quién supervisa los contratos de mantenimiento, la entrega puntual de refacciones, de sistemas, de actualizaciones de software?
En torno a un país en guerra se mueven empresas y mercaderes internacionales de un perfil definido; los piratas. Profesionales de la muerte y el soborno que saben detectar y explotar a su favor las debilidades estructurales de un gobierno, de un sistema político.
Un gobierno, como el de Felipe Calderón, embarcado en una guerra sin perspectiva de victoria, urgido de resultados y ante la inminencia de una derrota electoral, representa para estos mercaderes un extraordinaria oportunidad de negocio.
Esos que han hecho enormes negocios con la guerra en Irak y Afganistán, esos que en Estados Unidos tienen vínculos estrechos y delictivos con las agencias de defensa, ya están aquí medrando, aprovechando la prisa, ineficiencia y desesperación de este gobierno.
Esos mismos que venden armas y tecnología a los narcos visitan, del brazo de los oficiales del gobierno estadunidense, los despachos de los altos jefes militares y policiacos mexicanos ofreciendo su mercancía, sus servicios y recurriendo a sus viejos métodos.
Guerra y corrupción van de la mano. A un enorme costo habremos los mexicanos de darnos cuenta de esto más temprano que tarde. Eso, claro, si no triunfa la opacidad y si no sucede que, como suele pasar en este país, se negocia, a cambio del poder, la apertura de esa caja de Pandora.
Leído en http://impreso.milenio.com/node/9090303

Jorge Zepeda Patterson- Gobernadores, del daño al escaño.

 Una bandada de ex gobernadores están moviendo cielo, tierra y mar para hacerse de una candidatura para el Senado. Tendrían todo el derecho si sus motivos fueran republicanos, demócratas, digamos. En teoría, el poder legislativo se podría ver muy beneficiado por la experiencia que acumularon todos estos mandatarios. El problema es que la mayoría de estos ex gobernadores sólo busca en realidad evitar ir a la cárcel gracias al fuero que otorga la Cámara. La fórmula es muy atractiva: durante seis años se dedican a saquear una entidad federativa, hacer los favores correspondientes y luego negociar su blindaje de impunidad durante los siguientes seis años. O sea, del daño al escaño.
Por Jorge Zepeda Patterson

Gómez Leyva- Era una gigantesca estupidez

El gobierno del presidente Calderón no podía cometer el error de esconder la cifra de ejecuciones en los años de la guerra contra el crimen organizado. Era una gigantesca estupidez.

Ayer, de manera atropellada, la PGR primero y el Sistema Nacional de Seguridad Pública después, salieron a explicar que la información difundida el miércoles por el portal Animal Político, y desarrollada por Milenio, no era rigurosamente correcta y rechazaron que los datos de los ejecutados estuvieran “reservados por razones de seguridad nacional”.

Qué bueno. Iba a costar mucho entender los porqués de la decisión de ocultar cadáveres, que crearía la percepción de que el número de ejecutados era alarmantemente más alto de lo que se supone.

Corrieron versiones de que el malestar tocó incluso al presidente Calderón, quien habría ordenado acelerar la difusión de las cifras. El lenguaje oficial se unificó: la base de datos está en construcción y se construye con el suministro de las procuradurías y ministerios públicos de cada entidad federativa. Por la noche se hablaba de que conoceremos los números en mayo.

El IFAI reaccionó también, y bien, con un económico “dicha información estadística es de naturaleza pública, y por tanto, el Gobierno Federal debe darla a conocer”. Y una clara indicación: “No existe razón alguna para declarar una reserva más allá del proceso de convalidación de la información, que deberá ser hecha pública en breve, tal y como ocurrió el año pasado”.

Bien por las instituciones. Son comprensibles los problemas de metodología para arribar a una cifra incontrovertible. Pero el tiempo apremia.

Mayo, prometen. Veremos.


Leído en http://www.vanguardia.com.mx/eraunagigantescaestupidez-1187362-columna.html

Riva Palacio - La derrota de Cordero


El PAN, firme en su tradición democrática, hizo que el presidente Felipe Calderón probara en carne propia lo que hace seis años hizo con el entonces presidente Vicente Fox: impedir que hiciera su voluntad y obligar a los militantes a elegir a Santiago Creel como su candidato presidencial. Este miércoles un importante número de consejeros políticos panistas rechazaron su propuesta de realizar una encuesta que, en violación a los métodos de selección de candidato, buscaba impulsar a su delfín, Ernesto Cordero.

Calderón instruyó al líder nacional del PAN, Gustavo Madero, que realizara el cabildeo entre los panistas para realizar esa encuesta, pero encontró rechazo. Aun así, se decidió que fuera el Comité Ejecutivo Nacional el que la avalara, pero su oposición hizo más evidente la humillación a Calderón. Madero ni siquiera pudo presentar la propuesta por falta de condiciones para llevarla a cabo, y fue sepultada.

La encuesta indicativa quería mostrar que Cordero -según sus encuestas- estaba en condiciones de competencia con su principal adversaria, Josefina Vázquez Mota, y muy arriba del otro rival, Santiago Creel. Codero no recibió esa gran ayuda que, si confirmaba sus números, lo llevaría en automático a la cima de la competencia y pondría presión pública a Creel para que reconsiderara su permanencia en la contienda.

Tácticamente, el gran derrotado es el Presidente, pero estratégicamente el perdedor es Cordero, heredero del proyecto calderonista, que deberá seguir batallando para demostrar que sí tiene potencia para contender por la Presidencia, y que no es sólo el delfín que no creció.

Cordero no pudo revertir la profecía autorrealizable que sugiere que no será el candidato presidencial del PAN, por lo que sólo le queda ir a los debates a derrotar contundentemente a Vázquez Mota y Creel para mantener su lucha.

Los números extraoficiales de cómo estaban divididos los consejeros mostraban 21 a favor de la encuesta indicativa contra 15 que se oponían. Una regla no escrita en el PAN es que las decisiones se toman por consenso o por una mayoría contundente. Al no tener ninguna de las dos, Madero optó por no insistir en la propuesta, ante el alto costo que podría haber tenido forzar una votación con el rechazo de Vázquez Mota y Creel.

Funcionarios panistas dijeron que optaron por la unidad del partido sin arriesgar la fractura. Sin embargo, la división en el PAN quedó plasmada con el rechazo a Calderón, lo que confirma la vieja historia autónoma de los panistas con respecto a las líneas políticas sugeridas por su jefe político, en este caso el Presidente.

Empero, tampoco se puede garantizar que en la elección del candidato a finales de febrero, la experiencia del miércoles se extrapole a militantes y adherentes cuando voten por su abanderado.

Calderón sabe de política electoral y de maniobras. Además, es un Presidente que tiene rasgos inocultables de las formas autocráticas de los presidentes priístas para hacer su voluntad. Los militantes activos en el PAN se dividen entre las familias, los grupos, los gobernadores y los grupos de interés, pero los adherentes, que suman alrededor del 70% de quienes votarán por el candidato, responden más a los intereses de Calderón, que en cinco años ha ido incorporando y manejando a través de los delegados federales.

El aparato político del partido lo controla Calderón y apoya a Cordero, pero tampoco se puede anticipar que el delfín se quedará con la candidatura. Los panistas tienen una forma muy distinta de pensar y actuar a la de priistas y perredistas formados en una cultura autoritaria, y no les gustan las imposiciones, como demostraron los consejeros. Pero esto tampoco debe tranquilizar a Vázquez Mota y a Creel, que han visto caer sobre ellos el peso del aparato calderonista. Aunque hasta ahora han resistido, nadie puede garantizarles la sobrevivencia en esta contienda, donde la lucha contra Los Pinos ha sido lo más difícil que hayan enfrentado en la persecución de la candidatura.