Nunca deja de impresionarme escuchar que se elevó el costo laboral en China y que eso nos beneficia. La lógica implícita es que el ascenso del costo del trabajo en China se traducirá en más inversiones en México porque aquí ese costo es menor. O sea, que nuestra estrategia de desarrollo se fundamenta en la permanencia de la pobreza, en la forma de salarios bajos. Es una mala estrategia que tiene que ser modificada.
La discusión respecto al salario mínimo de las últimas semanas ha estado mal enfocada porque sigue una lógica electoral: tanto el Gobierno de la Ciudad de México como el PAN creen que le pueden sacar raja a un tema agrio como es el del deteriorado ingreso de la población. Aunque no me es obvio cómo se beneficia el PAN, no hay duda de que se trata de un tema clave dado el pobre desempeño económico por muchos años y, sobre todo, por el creciente abismo que existe entre distintos segmentos de la economía. Hay un enorme número de empresas, formales e informales, sin potencial de desarrollo y eso implica que sobreviven gracias a diversos mecanismos de protección, incluidos los bajos salarios.