No es sólo la reforma en sí. Es cómo se van a gastar los dineros.
El asunto no es si habrá reforma energética. Se aprobará sin duda. El punto radica en qué clase de cambios se necesitan para sacar a Pemex de la bancarrota y a México de su tragedia petrolera.
El asunto no es si habrá reforma energética. Se aprobará sin duda. El punto radica en qué clase de cambios se necesitan para sacar a Pemex de la bancarrota y a México de su tragedia petrolera.
Aún más: si se logra una reforma petrolera eficiente, nada nos garantiza que los recursos que se obtengan al mediano y largo plazos se inviertan en elevar la productividad y en reducir la pobreza. Los gobiernos del PRI y del PAN han preferido que miles de millones de pesos de Pemex sean engullidos por la burocracia, el sindicato y los negocios particulares —la corrupción, pues—, manteniendo intocables a los grandes lastres de la empresa petrolera.