lunes, 3 de octubre de 2011

Forista invitado José Cruz


El forista José Cruz nos  comenta sobre la inteligencia y la estupidez en la sociedad mexicana

El discreto encanto de la estupidez

Bárbara deformación del título de una película francesa "El discreto encanto de la burguesía" de el español Luis Buñuel, o bien es una simple paráfrasis. Sirve de marco, para las siguientes reflexiones, acerca de lo exitoso (a) que puede a ser en México una persona que carezca de el divino don de la inteligenciaasi de incongruente, así de real., Sólo nos falta que erijamos un monumento a la imbecilidad. 


Ya lo dijo el físico alemán Albert Einstein "Solo sé de dos cosas que son infinitas, el universo y la estupidez humana, y de la primera no estoy seguro" tambien el ya desaparecido Facundo Cabral decía "No le tengan miedo a los inteligentes, téngale miedo a los pendejos, porque además... son muchos"


¿Habrán ustedes escuchado los siguientes enunciados?


1.- Navega con bandera de pendejo


2.Se hace tonto para tragar a puños


3.- ¡Que buena vieja trae ese pendejo!


y así como vieja agréguele auto, casa, negocio etc,etc. El común de la gente asocia (Malamente) inteligencia con maldad, con poca confiabilidad, con rebeldía, con problemas en general. Caso contrario a los poco o nada inteligentes con: Buenos confiables, honrados, pacificos etc. Por lo anteriormente escrito ¿Para quien supone que son las mejores oportunidades de trabajo? ¿Las mejores oportunidades de todo tipo?


Vivimos en una sociedad que no gusta de la inteligencia. En los E.U.A las empresas se disputan a los egresados de las universidades que hayan obtenido las mejores calificaciones, los más altos honores. En México sucede exactamente lo contrario "Caen mal" se les relega, se les aisla. Sugiero a esos buenos profesionistas, que SI aprendieron en su vida escolar, a que trabajen por su cuenta, están capacitados para patrones, no para empleados.


Recuerdo una reflexión publicada aquí en éste medio ¿Dónde más? "La tortuga en el poste" cuando vean a un animal en una posición muy elevada pregúntense ¿Quien lo puso ahí? Porque evidentemente no subió por sus propios medios. "Cualquier semejanza con lo aquí escrito es mera coincidencia"


Lo último que deseo es desanimar a los buenos estudiantes a esa élite que tienen el don divino de la inteligencia, ya que ellos llegarán a la cima por méritos propios, y les aseguro es más placentera.
José Cruz

Ezra Shabot afirma que en el 2012 ganará el candidato con mayor alianzas

Esta semana comienza formalmente la campaña electoral rumbo al 2012 y ya existe una competencia plena al interior de los partidos políticos.
Mientras Marcelo Ebrard asciende en forma constante en las encuestas a población abierta y se posiciona como opción creíble y sensata, López Obrador mantiene su radicalismo que le garantiza el apoyo de 10% del
electorado pero no más. El voto duro perredista que mayoritariamente se identifica con el tabasqueño, ahuyenta al resto del electorado de modo tal que no tiene posibilidad alguna de triunfar. Sin embargo, la proyección que ha conseguido Marcelo en los últimos meses lo hace verse lo suficientemente poderoso como para enfrentar a sus rivales priísta y panista.

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Marín se pregunta si el obispo que afirmó sobre la llamada del Papa a la Corte quedará impune

José Isidro Guerrero Macías es presentado así en la página electrónica de la Conferencia del Episcopado Mexicano:
Nació en Iraguato, Sataya, Sinaloa, Diócesis de Culiacán, el 31 de mayo de 1951. Fue ordenado sacerdote el 25 de junio de 1977 en la Catedral de Culiacán. De 1967 a 1972 cursó la Filosofía en el Seminario Arquidiocesano de Guadalajara. De 1978 a 1980, la licenciatura en Teología Pastoral y Moral, en las Pontificias Universidades Romanas Lateranense y Alfonsina, en Roma, Italia. Realizó estudios de Arqueología Sagrada en Israel, y diversos cursos para formadores de seminarios en la CELAM. En 1981 fue nombrado Prefecto de disciplina en el Seminario Menor de la Inmaculada Concepción, de Culiacán, y luego Director Espiritual. En 1984 recibió el cargo de Promotor Vocacional Diocesano de la diócesis de Culiacán.


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Ciro comenta sobre AMLO

Hay mucho de admirable en lo realizado por Andrés Manuel López Obrador y su movimiento en los últimos cinco años. No me refiero a los votos, ni a los números ni a los presuntos 37 mil 453 comités seccionales del “movimiento”, o a los supuestos 4 millones 121 mil ciudadanos que lo integran.
Lo notable, esencial, es que lejos de convertirse en polvo y ceniza tras los monumentales errores de 2006 y la osada estrategia emprendida desde 2007, siguen ahí. Quizá no tengan la musculatura de los años dorados de la primera mitad de la década pasada, pero están bien vivos y nutriéndose.
La escritora Laura Esquivel lo perfiló perfectamente ayer en el Auditorio Nacional, en el acto de Morena: el Movimiento de Regeneración Nacional es la culminación de un movimiento de resistencia.

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Julio Hernández en La Jornada comenta sobre AMLO

En términos numéricos, escenográficos y anímicos todo pareciera listo para que Andrés Manuel López Obrador sea otra vez el candidato de la izquierda electoral a la Presidencia de la República. Ayer, el tabasqueño formalizó la constitución de su brazo político y electoral, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena, que en noviembre de 2012 tendrá un congreso que presumiblemente servirá para lanzar el proyecto de un nuevo partido), presentó sus nuevos cuadros directivos y abiertamente se declaró preparado para asumir de nueva cuenta la responsabilidad de intentar el arribo al poder.

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Zuckermann opina sobre el aborto y la corte

Antes de analizar y dar mi opinión sobre la última decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) relacionada con la interrupción voluntaria del embarazo, es necesario poner en blanco y negro los hechos, como lo hacen los abogados:

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AMLO y la Oligarquia Jesús Silva-Herzog Márquez


Oligarquía
Jesús Silva-Herzog Márquez
3 Oct. 11

Mucho se ha escrito de Andrés Manuel López Obrador a lo largo de más de una década. No hay figura pública que active mayor respuesta emocional en el país. Para muchos es el emblema de una resistencia moral, para otros, una amenaza que no termina de extinguirse. No es difícil comprender por qué sigue siendo una figura polarizante: entre los políticos de aparador, entre los burócratas que gobiernan y legislan, el tabasqueño destaca por ser un dirigente auténtico equipado con pocas ideas pero con una convicción tan tenaz como hermética. El tiempo puede transcurrir, las circunstancias pueden cambiar pero él sigue con la misma idea fija, presente en cada uno de sus discursos, en cada una de sus apariciones. En medio de su simpleza histórica, a la mitad de los lugares comunes del más arcaico nacionalismo, entre su soflama conspiratoria, aparece una verdad del tamaño de un elefante que nadie más que él nombra. Estamos atrapados en un régimen oligárquico. Lo dice Andrés Manuel López Obrador todos los días y tiene razón.

Oligarquía. El clásico lo definía con claridad: gobiernan pocos, pero no los que son mejores, sino los que tienen más dinero. Los asesores de imagen no aconsejarían el uso de la palabra en una entrevista radiofónica. Hablar de la oligarquía podría denotar resentimiento, pesimismo, rencor. No es moderno hablar de esas cosas. Nombrar el gobierno de los ricos es regresar al viejo vocabulario de clase. Mejor transmitir un video que transmita confianza en las nuevas generaciones. Mejor difundir un mensaje alentador que anuncie un futuro fragante y colorido. La palabra oligarquía ahuyenta a los moderados, espanta a los centristas; da miedo. ¿Se irá a comer a los ricos el que denuncia su imperio? Mejor darle la vuelta al término y nombrar algunas deficiencias del diseño institucional, criticar a tal o cual partido, cuestionar al gobierno actual o responsabilizar a las oposiciones del atolladero. Vivimos en una democracia, dicen, y por lo tanto debemos rendirle tributo a la ficción de la igualdad política.

No será rentable electoralmente, no se escuchará en la televisión como un término fresco, pero pregunto si puede negarse el impacto político de la desigualdad en la política mexicana. Sería inimaginable que la desigualdad se mantuviera al margen del proceso político. Que levante la mano quien niegue la estructura oligárquica de México. Ya lo sabemos: la igualdad impera sólo durante la jornada electoral. En ninguna democracia esa equivalencia ante la urna es la experiencia política cotidiana. Pero entre nosotros, la desigualdad se magnifica por los abismos sociales y las deformaciones institucionales. ¿Pueden negarse las constantes muestras de servidumbre del poder político, su dependencia de quienes lo patrocinan o intimidan? En congresos y tribunales, en oficinas públicas y en agencias arbitrales impera, como siempre, el poderoso caballero. En los últimos años podemos registrar derrotas del Presidente, derrotas del PRI, derrotas de la izquierda. Derrotas de gobernadores, derrotas de presidentes municipales; derrotas del Congreso. Pero, ¿cuántos reveses han sufrido los propietarios de las grandes fortunas del país en estos años recientes? La democracia es el régimen en el que todo interés (sea político o económico) puede ser derrotado. Las élites políticas compiten, ofrecen su proyecto al electorado, se someten a su juicio, reciben la encomienda de gobernar o pierden la confianza del voto. Todo ello se inscribe puntualmente en el manual del proceso pluralista. Pero los gobiernos que surgen de esa competencia electoral parecen incompetentes para hacer prevalecer el interés público frente a la poderosa confederación de intereses económicos. He citado en alguna otra ocasión un dicho de filiación marxista que apareció en alguna manta de protesta en Europa y que me resulta irrebatible: "son impotentes aquellos por los que votamos; quienes tienen el verdadero poder no son electos por nadie". En efecto: oligarquía.

No sigo, desde luego, la interpretación de esa oligarquía como mafia, como federación criminal que ha confabulado para apropiarse del poder político. Tampoco creo que este fenómeno niegue relevancia al cambio democrático que vivió el país en las últimas décadas. La transformación del régimen político mexicano fue real y profundo: eliminó la concentración del poder en una figura y un partido político e instauró controles institucionales eficaces. Pero mientras el poder político se dispersaba y encontraba límites, el poder económico se fortificó, multiplicó sus alianzas, se insertó indirecta y directamente en el proceso electoral, maniobró hábilmente en los tribunales, capturó instancias de neutralidad. Ningún análisis de la vida pública mexicana puede negar la debilidad del poder político frente a los grandes potentados del país. Quizá la señal más contundente de que vivimos bajo un régimen oligárquico es que casi nadie habla de él.

Los amigos de Felipe vs PEMEX según Hiriart en La Razón

La Comisión Nacional de Energía de España resolvió que el aumento de la participación de Pemex en Repsol no requiere autorización previa. Pero con eso no terminarán las presiones contra la petrolera mexicana.
Un grupo de amigos considera amenazados sus intereses si Pemex aumenta su participación en esa empresa privada española, pues les reditúa tener el mando en Repsol con Antonio Brufau a la cabeza.
En México han tenido eco esos reclamos contra Pemex por la ignorancia de algunos comentaristas contrarios a la alianza Pemex-Sacyr.
Afirman que el director de Pemex debería dedicar su tiempo a sacar del hoyo a la paraestatal y que el dinero invertido en acciones de Repsol tendría que invertirse en México.

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