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RECOMENDACIONES Y COLUMNAS DE OPINIÓN
sábado, 4 de febrero de 2012
Calderón no sabe ponerse en los zapatos del otro
Rosario Robles
El Presidente abusó de su condición y de que se encontraba en un acto a modo para responder de manera autoritaria a un ciudadano crítico de sus políticas.
De dar miedo. También pena. El mismo día que un numeroso grupo de actores y actrices (solidarios con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que encabeza el poeta Javier Sicilia) presentó la campaña “Ponerse en los zapatos del otro” para convocar a la sociedad a entender el dolor de las víctimas de esta guerra contra el crimen organizado y tomar como nuestra su causa porque nadie está exento de vivir ese dolor, el Presidente dio muestras de que es incapaz de escuchar este clamor. De que no puede ponerse en los zapatos de quienes han perdido a sus hijos, parientes, maridos, amigos, no importa si la sangre derramada es la de un ciudadano, un uniformado o un sicario.
En el evento Ciudad Creativa Digital realizado en Guadalajara, un joven que estaba presente, Tonatiuh Moreno, lo interpeló mientras el Presidente hablaba. El jalisciense no lo insultó. Es cierto que su reclamo lo hizo a gritos (de qué otra manera), pero en ningún momento lanzó una ofensa. Lo que hizo fue ponerse en los zapatos de muchos mexicanos que nos preguntamos hasta dónde llevará el Presidente este empecinamiento, esta idea de que su estrategia es correcta. Sin dar argumentos, sin presentar datos contundentes, aludiendo a la clásica polarización de que quienes no están con él son cómplices del crimen organizado, con un discurso meramente ideológico, Calderón hizo gala de su intolerancia y autoritarismo. Abusó de su condición y de que se encontraba en un acto a modo para responder a un ciudadano crítico de sus políticas que, debe reconocerse, se atrevió a hacer público su cuestionamiento en medio del Estado Mayor Presidencial y de altos funcionarios del gobierno panista de Jalisco encabezados por Emilio González.
Los aplausos al monólogo presidencial no tuvieron más objetivo que hacerle sentir al intrépido toda la fuerza de ese poder que se atrevió a cuestionar. Poder que hace mucho tiempo los políticos tradicionales piensan es su patrimonio exclusivo, aunque nuestra Constitución diga que radica en el pueblo. El Presidente respondió lo mismo de siempre, que la violencia no la generó su gobierno, que quien la origina es el crimen organizado, pero deslizó y es lo grave que actitudes como las de Moreno (aún más ¡o de quiénes lo movían!) habían hecho posible que las bandas criminales se fueran apoderando de grandes ciudades. Vaya respuesta arbitraria. Vaya sinrazón.
Ahora resulta que el más alto representante del Estado mexicano culpa de la ineficiencia de su gobierno a quienes no comparten sus políticas en materia de seguridad y combate al crimen organizado. Son (somos) los responsables de que hay mayor consumo de droga (ésa que dijeron que con esta política ya no llegaría a nuestros hijos), o de las muertes de más de 50 mil mexicanos, o de los miles de desplazados por esta guerra absurda.
Todo por cuestionar, todo por preguntar, todo por desear que termine este sexenio trágico, como lo calificó el ombudsman Raúl Plascencia, que en su reciente informe hizo alusión a este incremento de la violencia, de muertes, de inseguridad y al restablecimiento de prácticas violatorias de los derechos humanos. ¿A él también culpará el Presidente? ¿O lo hará con Santiago Creel, su compañero de partido, el único precandidato panista que abiertamente ha disentido de la estrategia presidencial? ¿O culpará a Human Rights Watch por presentar su informe en el que se acreditan violaciones a los derechos humanos? ¿O cuando se encuentre con Carlos Fuentes le dirá que es responsable, ya sea él o los que lo mueven, por andar diciendo que es inadecuada la política gubernamental por las muertes que ha dejado?
¿O de plano se atreverá a culpar a Luz María Dávila, madre de dos de los jóvenes asesinados en Salvacar, por exigir que el gobierno deje de ser inútil y frene la violencia? ¿Va acaso a descalificar la conclusión del International Centre for Science in Drug Policy que dice: “La evidencia científica disponible apunta claramente a que el incremento de la intensidad de los operativos contra las drogas no reduce, sino que aumenta los niveles de violencia”? Nada que decir. En México, en 2007 había 11.1 homicidios por cada 100 mil habitantes, en 2011 la cifra aumentó a 25 por cada 100 mil. Así de simple.
Leido en http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9106971
El Presidente abusó de su condición y de que se encontraba en un acto a modo para responder de manera autoritaria a un ciudadano crítico de sus políticas.
De dar miedo. También pena. El mismo día que un numeroso grupo de actores y actrices (solidarios con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que encabeza el poeta Javier Sicilia) presentó la campaña “Ponerse en los zapatos del otro” para convocar a la sociedad a entender el dolor de las víctimas de esta guerra contra el crimen organizado y tomar como nuestra su causa porque nadie está exento de vivir ese dolor, el Presidente dio muestras de que es incapaz de escuchar este clamor. De que no puede ponerse en los zapatos de quienes han perdido a sus hijos, parientes, maridos, amigos, no importa si la sangre derramada es la de un ciudadano, un uniformado o un sicario.
En el evento Ciudad Creativa Digital realizado en Guadalajara, un joven que estaba presente, Tonatiuh Moreno, lo interpeló mientras el Presidente hablaba. El jalisciense no lo insultó. Es cierto que su reclamo lo hizo a gritos (de qué otra manera), pero en ningún momento lanzó una ofensa. Lo que hizo fue ponerse en los zapatos de muchos mexicanos que nos preguntamos hasta dónde llevará el Presidente este empecinamiento, esta idea de que su estrategia es correcta. Sin dar argumentos, sin presentar datos contundentes, aludiendo a la clásica polarización de que quienes no están con él son cómplices del crimen organizado, con un discurso meramente ideológico, Calderón hizo gala de su intolerancia y autoritarismo. Abusó de su condición y de que se encontraba en un acto a modo para responder a un ciudadano crítico de sus políticas que, debe reconocerse, se atrevió a hacer público su cuestionamiento en medio del Estado Mayor Presidencial y de altos funcionarios del gobierno panista de Jalisco encabezados por Emilio González.
Los aplausos al monólogo presidencial no tuvieron más objetivo que hacerle sentir al intrépido toda la fuerza de ese poder que se atrevió a cuestionar. Poder que hace mucho tiempo los políticos tradicionales piensan es su patrimonio exclusivo, aunque nuestra Constitución diga que radica en el pueblo. El Presidente respondió lo mismo de siempre, que la violencia no la generó su gobierno, que quien la origina es el crimen organizado, pero deslizó y es lo grave que actitudes como las de Moreno (aún más ¡o de quiénes lo movían!) habían hecho posible que las bandas criminales se fueran apoderando de grandes ciudades. Vaya respuesta arbitraria. Vaya sinrazón.
Ahora resulta que el más alto representante del Estado mexicano culpa de la ineficiencia de su gobierno a quienes no comparten sus políticas en materia de seguridad y combate al crimen organizado. Son (somos) los responsables de que hay mayor consumo de droga (ésa que dijeron que con esta política ya no llegaría a nuestros hijos), o de las muertes de más de 50 mil mexicanos, o de los miles de desplazados por esta guerra absurda.
Todo por cuestionar, todo por preguntar, todo por desear que termine este sexenio trágico, como lo calificó el ombudsman Raúl Plascencia, que en su reciente informe hizo alusión a este incremento de la violencia, de muertes, de inseguridad y al restablecimiento de prácticas violatorias de los derechos humanos. ¿A él también culpará el Presidente? ¿O lo hará con Santiago Creel, su compañero de partido, el único precandidato panista que abiertamente ha disentido de la estrategia presidencial? ¿O culpará a Human Rights Watch por presentar su informe en el que se acreditan violaciones a los derechos humanos? ¿O cuando se encuentre con Carlos Fuentes le dirá que es responsable, ya sea él o los que lo mueven, por andar diciendo que es inadecuada la política gubernamental por las muertes que ha dejado?
¿O de plano se atreverá a culpar a Luz María Dávila, madre de dos de los jóvenes asesinados en Salvacar, por exigir que el gobierno deje de ser inútil y frene la violencia? ¿Va acaso a descalificar la conclusión del International Centre for Science in Drug Policy que dice: “La evidencia científica disponible apunta claramente a que el incremento de la intensidad de los operativos contra las drogas no reduce, sino que aumenta los niveles de violencia”? Nada que decir. En México, en 2007 había 11.1 homicidios por cada 100 mil habitantes, en 2011 la cifra aumentó a 25 por cada 100 mil. Así de simple.
Leido en http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9106971
Padre de niño muerto en ABC salva vida de padre de socio de la guardería NACIONAL REDACCIÓN SDPNOTICIAS.COM vie 3 feb 2012 16:54
Los hechos tuvieron lugar en un centro comercial de Hermosillo, cuando Roberto Zavala realizaba algunas compras en compañía de su esposa Martha Lemas, ambos padres de Santiago de Jesús Zavala Lemas, pequeño que con apenas 2 años de edad murió en el fatídico incendio del 5 de junio del 2009.
El padre de una de las victimas de la tragedia de la Guardería ABC, brindó los primeros auxilios y salvó la vida del padre de uno de los dueños de la tristemente célebre estancia infantil. Foto/Ernesto Peimberth/Cuartoscuro.
Hermosillo, Sonora.- El pasado sábado 28 de enero, el padre de una de las victimas de la tragedia de la Guardería ABC, brindó los primeros auxilios y salvó la vida del padre de uno de los dueños de la tristemente célebre estancia infantil.
Los hechos tuvieron lugar en un centro comercial de Hermosillo, cuando Roberto Zavala realizaba algunas compras en compañía de su esposa Martha Lemas, ambos padres de Santiago de Jesús Zavala Lemas, pequeño que con apenas 2 años de edad murió en el fatídico incendio del 5 de junio del 2009, donde 49 bebes perdieron la vida y otros tantos resultaron con lesiones severas.
En una parte de su recorrido por el centro comercial, la pareja vio que la gente a su alrededor comenzaba a gritar y a correr, luego se percataron de que un hombre yacía en el suelo sufriendo un paro cardiaco.
Ante esta situación, Roberto, quien sabe la aplicación de los primeros auxilios, inmediatamente le aplicó masajes y resucitación, con lo que logró estabilizar al afectado y hacer que reaccionara, para que luego fuera trasladado a un hospital privado.
Al indagar un poco sobre este asunto, se supo que la persona afectada fue víctima de un infarto al miocardio, pero ahora se recupera satisfactoriamente gracias a la oportuna intervención de Roberto Zavala.
Lo sorprendente es que el afectado, es el padre de Antonio Salido Suárez esposo de Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella, ambos socios de la Guardería ABC.
Lo anterior fue confirmado y narrado por varios familiares de las victimas tragedia, pero aunque se buscó la impresión de Roberto Zavala, hasta el momento éste no ha querido emitir ningún comentario.
Con información de Excélsior.
El documental "Maras, Ninis y Malandros" explora la violencia armada en México y Latinoamérica Por Adam Williams Para agorarevista.com
Elsy Angarita dijo que el último día de vida de su hijo, él intentaba distraerla cuando ella lo regañó por no hacer la tarea escolar. "Me estaba hablando y yo lo reté porque esperaba hasta último momento para realizar su tarea", relató Angarita, residente de Caracas, Venezuela. Él dijo: "mamá, te amo". Y yo le dije: "Yo también te amo pero no cambies de tema".
Horas después aquella tarde, mientras caminaban por las calles de la ciudad, dos muchachos que circulaban en una motocicleta se detuvieron a unos pasos. Uno, que llevaba un vestido y una peluca, saltó de la moto y comenzó a disparar con una pistola. Cuando se detuvo la balacera, Angarita vió que su hijo de 8 años yacía sin vida en el pavimento.
"Creo que es muy fácil conseguir armas y municiones [en Venezuela]", dijo la acongojada mujer, que sollozaba mientras recordaba aquel trágico día. "Si las armas y las municiones son tan caras,¿cómo alguien puede permitirse hacer entre 15 y 20 disparos a voluntad?"
La disponibilidad de armas y la creciente violencia armada en Latinoamérica, que incluye México, es el tema central del nuevo documental de cincuenta minutos titulado "Maras, Ninis y Malandros: Una guerra no oficial", producido por la Fundación Arias por la Paz y el Progreso Humano de Costa Rica. Escrito y dirigido por la realizadora costarricense Erika Bagnarello, la película se estrenará en línea el 6 de febrero y también será exhibida por la televisión de Costa Rica. La organización espera eventualmente que se pueda exhibir en toda Latinoamérica.
Ciudad Juárez: ‘Armada hasta los dientes'
En Juárez, una de las ciudades más peligrosas del mundo, los delitos comenzaron a principios de la década de 1990 con los asesinatos de miles de mujeres, según dijeron analistas regionales entrevistados en el documental. La violencia escaló durante la década del 2000, a medida que la población de los "ninis" (jóvenes que ni trabajan ni estudian) se comenzó a involucrar en el tráfico de drogas.
Juárez pasó a ser un campo de batalla donde combatían los miembros del cartel local de la droga y el tristemente célebre cartel mexicano de Sinaloa. En 2010, la ciudad denunció la existencia de 3,085 homicidios, lo que se traduce en un índice de 229 homicidios cada 100 mil habitantes.
El preiodista y autor José Reveles manifestó que la erupción de la violencia surgió de la "porosa frontera" con Estados Unidos, usada a menudo como vía para el contrabando de armas, así como de las leyes deficientes en materia de inspección de los cargamentos internacionales que llegan al puerto de Veracruz.
Según Reveles, en México se puede comprar un arma en menos de quince minutos. "Estamos armados hasta los dientes", añadió. "Nuestros delincuentes están armados, nuestra policía está armada, y cada vez hay más y más ciudadanos que se arman en defensa propia".
Más de 900 millones de armas de fuego con un costo de $63 mil millones circulan actualmente por toda Latinoamérica, sostiene la organización, que fue fundada por el ex presidente de Costa Rica y ganador del Premio Nóbel de la Paz, Oscar Arias.
"Los países latinoamericanos están gastando una enorme cantidad de dinero para adquirir armamento", expresó Luis Alberto Cordero, director ejecutivo de la fundación, en una entrevista realizada en San José. Todos estos países dicen no tener conflictos internos ni limítrofes con los vecinos, si bien los gastos en armas aumentan día a día.
La película comienza en San Salvador, un área metropolitana en continuo aumento y sede de las Maras. En 2011, La Oficina de las Naciones Unidas contra el Delito y las Drogas informó que El Salvador había llegado a un índice de 68 homicidios cada 100 mil habitantes, el segundo lugar en el mundo, solo detrás de su vecino Honduras.
"Cuando existen 12 homicidios por cada 100 mil habitantes, las Naciones Unidas considera que existe una epidemia de homicidios", señaló Oscar Martinez, periodista de la publicación salvadoreña en línea El Faro."El Salvador tiene alrededor de seis epidemias de homicidios".
Varias de las personas entrevistadas, entre ellas algunos ex integrantes de las Maras que lucían muchos tatuajes en el cuerpo, atribuyeron la escalada de violencia de los últimos 20 años a la elevada tasa de impunidad, la superpoblación carcelaria y la deportación de decenas de miles de miembros de las bandas desde Estados Unidos en la década de 1990, de regreso a El Salvador, donde trajeron consigo las armas o las conexiones de ultramar para conseguir los cargamentos de armas.
Fátima Ortiz, asesora del Ministro de Justicia y Seguridad Pública salvadoreño, declaró que el 78% de los homicidios en su país son cometidos con armas de fuego, y Luis Ernesto Romero, ex miembro de una de estas bandas y director de la organización Homies Unidos, dijo que "es más fácil conseguir una 9 milímetros o un Colt 45 que un galón de leche".
La tercera y última ciudad visitada fue Caracas, sede de los Malandros, término coloquial que se utiliza para denominar a los matones o miembros de las bandas. La película, que comienza con el relato desgarrador de Angarita sobre la muerte de su pequeño hijo, ofrece una imagen nefasta de la capital venezolana. Se muestra una visita a las "mujeres de la morgue", que son las viudas y novias de los hombres asesinados, y se destaca que el 96% de todos los delitos cometidos en Venezuela siguen sin resolverse.
"Lo cierto es que cuando uno sale a las calles de Venezuela", dijo Teodoro Petkoff, director del Diario Tal Cual, "no sabe si regresará a casa con vida".
Cesar Marín, de la Red de Acción Internacional sobre Armas Pequeñas (IANSA) dice que en Venezuela se producen estimativamente unos 30 millones de balas, casi una por habitante, y alrededor del 82% de los delitos en ese país fueron cometidos con armas de fuego.
Posible solución al tráfico de armas
Luis Alberto Cordero, de la fundación Arias, sostuvo que el principal obstáculo de su organización para controlar las armas no es necesariamente la producción, sino la falta de un sistema establecido que monitoree o regule la distribución. Expresó además que si bien la venta inicial o la exportación de armas suelen quedar registradas, nunca se hace el seguimiento para determinar el destino final de las mismas.
"Actualmente no existen registros de los traspasos de armas", precisó. "La primera transferencia de un arma del vendedor al comprador queda registrada, pero después de esto, la trayectoria de las armas se diluye y se pierde por el camino. No hay forma de rastrear quién es el usuario final. Es posible vender armas a Europa que tienen como destino final Africa o Latinoamérica."
La víspera del PAN ACENTOSJuan Gabriel Valencia
2012-02-04 • ACENTOS
Juan Gabriel Valencia
AcentosSi gana Cordero, habrá ganado el oficio político del panismo experimentado, a pesar de que en julio su derrota sea casi segura.
Ilustración: Mario Fuantos
Comienza mañana domingo la elección propiamente dicha de la candidatura del PAN a la Presidencia de la República. Si no es que mañana mismo termina. No es un asunto menor. Al margen de filias y fobias partidarias —me declaro pública y notoriamente fóbico—, el resultado de la primera vuelta electoral, y si fuese necesaria la segunda, dirá muchas cosas del panismo y de los panistas. Algunas positivas, otras negativas. En cualquier caso debería generar múltiples interrogantes en torno al estado actual de la cultura política de México en un segmento de población cuya importancia no es menor.
Veo en las encuestas publicadas del día en que este artículo se escribe que BGC entre miembros activos y adherentes del PAN sitúa con 56% de las preferencias a Josefina Vázquez Mota y con 27% a Ernesto Cordero. Dos a uno. Gabinete de Comunicación Estratégica ubica a Josefina Vázquez Mota en 52%, a Santiago Creel en 23% y a Ernesto Cordero en 22% en encuesta entre “cercanos al PAN”. Otro encuestador, de los serios, me decía esta semana que apostaba las escrituras de su casa a que Josefina Vázquez Mota saldría victoriosa de esta elección interna. De una u otra forma, Parametría, Mitofsky y Buendía han registrado las mismas tendencias. Y no hay por qué poner en duda la probidad y la exactitud de los encuestadores citados.
El problema y las interrogantes surgen del análisis político, no de la calidad de las investigaciones demoscópicas.
Aceptemos como supuesto la especie difundida de que Ernesto Cordero es el candidato del presidente Calderón. Su discurso de precampaña ha sido de promesa y garantía de continuidad en los grandes temas del calderonismo: enfrentamiento al crimen organizado, estabilidad económica, creación de infraestructura, dejar atrás el pasado de corrupción del PRI.
El discurso de Josefina Vázquez Mota ha estado en otro nivel, por no decir que en otro planeta. Generalidad, ambigüedad quizá intencional, que no la compromete con la continuidad y una capacidad mediática que ante cualquier interrogante es como apretar la tecla de play y puede sonar convincente y persuasiva, aunque al final no sepamos qué dijo.
Dado el gen priista de quien esto escribe, no se entiende por qué el segmento más duro del PAN habría de votar a favor de una mujer (y el comentario no es ni culposo ni discriminatorio), cuya carrera pública está signada, primero, por la extensión del programa estrella del PRI en los noventa, Progresa; segundo, en su desencuentro y forcejeo con la cacique magisterial en Educación Pública, y después en su salida lateral a la Cámara de Diputados, ya que no era funcional al proyecto político-educativo del presidente Calderón, quien la sustituyó con Alonso Lujambio, que sí era funcional para esos fines y dejó de serlo por razones absolutamente imprevisibles en el momento de aquella decisión.
¿Cómo se podrán leer los resultados de la elección interna del PAN? Si gana Vázquez Mota en una primera vuelta, con márgenes de sobra para que ahí termine la elección interna, ¿hemos de pensar que la mayoría democrática de los militantes y adherentes del PAN, su núcleo, están en desacuerdo con el presidente Calderón? Si gana Vázquez Mota sin márgenes y que obliguen al PAN a una segunda vuelta o si gana Cordero, ¿qué piensan los panistas de su capacidad de operación política interna? ¿En eso fincan el 1 de julio, más la campaña negativa contra el PRI?
Los panistas siempre se jactan de ser diferentes porque toman decisiones libres, según ellos, a diferencia de otros partidos, secundados por analistas que prenden incienso y cantan loas a la incertidumbre democrática como valor en sí mismo. La libertad de elegir en términos racionales no es sinónimo de la desviación sociológica. El sufragio individual no equivale al ejercicio activo de la contradicción grupal. La lógica de la incertidumbre democrática no es el espejo de un Montessori de adultos armados de una credencial de elector en la impunidad de la secrecía del voto.
Si al final del camino, mañana o el 19 de febrero se impone Josefina Vázquez Mota, el presidente Calderón habrá aprendido una lección de vida de que no se puede jugar con el aventurerismo y la improvisación con una trayectoria como la de ella y se revierte. Si gana Cordero, habrá ganado el oficio político del panismo experimentado, a pesar de que en julio su derrota sea casi segura. Una disyuntiva para quedar perplejos.
Concierto Judas Priest en Monterrey
El pasado Octubre tuve oportunidad de asistir al concierto de Judas Priest y tome con mi celular el video que les comparto.
Es Breaking the law, exitazo de esta banda alla a inicios de los 80's.
Como podran observar, Halford no canto ni una sola palabra, lo hizo el publico.
A pesar de la edad, todavia conservan bastante energia y tocaron sus mayores exitos.
Una banda que habia que ver antes de morir y esta fue su tour de despedida.
Ya solo me faltan Iron Maiden y AC DC de esos grupos que considero legendarios.
Que pasen un excelente Sabado.
Es Breaking the law, exitazo de esta banda alla a inicios de los 80's.
Como podran observar, Halford no canto ni una sola palabra, lo hizo el publico.
A pesar de la edad, todavia conservan bastante energia y tocaron sus mayores exitos.
Una banda que habia que ver antes de morir y esta fue su tour de despedida.
Ya solo me faltan Iron Maiden y AC DC de esos grupos que considero legendarios.
Que pasen un excelente Sabado.
Meyer - Entre la grandeza y la sordidez
·El problema original
El examen de la historia de nuestro país, o de cualquier otro, ofrece pruebas irrefutables de lo escaso de los momentos en que la vida pública alcanza niveles de grandeza. No sólo son pocos sino breves y espaciados. Normalmente, el proceso político está dominado por la mediocridad y con frecuencia por la injusticia, el abuso, la corrupción, la violencia y el crimen. En fin, lo que escasea son los ejemplos de la política como expresión de lo mejor del espíritu humano.
Entre los responsables de diseñar y poner en práctica las grandes decisiones de carácter político, la conducta basada en una elevada altura de miras y sentido de la responsabilidad es tan rara que cuando ocurre la celebramos como cosa extraordinaria y se toma como la excepción que confirma una regla: que el ejercicio del poder en la esfera pública es una actividad sórdida, incompatible por naturaleza con la honestidad y con el respeto a los códigos de la ética de cada época.
Hace ya más de dos milenios, Platón en su República, obra escrita alrededor del 380 A.C. y en otros de sus famosos diálogos, concluyó que los mejores gobernantes deberían ser los individuos más sabios, los más dedicados a la búsqueda y el respeto por la verdad. Justamente ese compromiso con la adquisición del conocimiento -que se equiparaba con la virtud- llevaría a que tales personajes, en caso de ejercer el poder, lo hicieran en función no de su interés particular sino del bien del conjunto social. Sin embargo, el gran filósofo griego concluyó que en la práctica era muy improbable que una polis, cualquiera, permitiera a sus mejores ciudadanos desempeñar el papel de gobernantes. Y es que los valores e ideas de quienes Platón definió como mejores -los sabios y virtuosos- siempre serían diferentes de los que mantenían la gran mayoría de los ciudadanos. Irremediablemente esas diferencias se reflejaban en las divisiones y pugnas que caracterizaban el ejercicio del poder, que desembocaban en la hostilidad entre facciones e incluso en luchas civiles, lo que, para Platón, era el fracaso de la política.
A dos milenios y varios siglos más de distancia, el análisis político emplea un vocabulario y unos planteamientos distintos a aquellos de la Grecia clásica, pero en lo esencial sigue enfrascado en diseñar fórmulas para cuadrar el círculo: cómo llevar a los puestos de responsabilidad política, si no a los mejores -la mira se ha bajado-, al menos a personajes inteligentes, preparados y, sobre todo, honestos y comprometidos a ejercer el poder dentro del marco de la legalidad imperante y en beneficio de aquello que en cada época puede considerarse el mejor interés de la comunidad.
·El siglo XX como ejemplo
El conocimiento sobre los grandes hitos de la política mundial del siglo pasado es lo suficientemente generalizado como para echar mano de ese periodo y comprobar lo raro y fugaz de la grandeza política, lo persistente de la política como horror y lo ancho de la zona de mediocridad que se extiende entre ambos extremos.
·El extremo nocivo
Los casos más monstruosos de ejercicio nocivo del poder en el siglo pasado los ofrecen los regímenes totalitarios, uno de cuyos efectos fue la guerra más sangrienta de la historia -la Segunda Guerra Mundial- que tuvo un costo en vidas humanas que se calcula en alrededor de 60 millones de personas -el 2.6% de la población mundial de la época- y donde las víctimas civiles superaron a las militares (Ferguson, Niall, The war of the world, Nueva York: Penguin, 2006, pp. 649-651). No hay cálculos más o menos exactos sobre las víctimas del terror interno y del Gulag soviéticos, pero el historiador inglés Eric Hobsbawm, cuya visión no puede calificarse de derecha, no duda en considerar entre 10 y 20 millones, e incluso más, las muertes atribuidas a ese sistema (The age of extremes, Vintage Books, 1996, p. 393). El militarismo japonés significó la pérdida de la vida del 5% de la población china -mucho más civiles que militares- y el 2.9% de la japonesa -más militares que civiles (Ferguson, op. cit., p. 650), en total entre 13 y 23 millones de personas. Y ya que se toca el caso de China, la colectivización, "el gran salto adelante" y la "gran revolución cultural", que se llevaron a cabo en ese país bajo el liderazgo de Mao Zedong entre 1955 y hasta la muerte del líder en 1976, también cobraron varios millones de vidas amén de mucha penuria y humillación.
Los totalitarismos no fueron los únicos ejemplos de la brutalidad y la estupidez como esencia de un tipo de política. La larga lista de dictaduras que se esparcen a lo largo del siglo XX en América Latina, Europa, Asia y África han sido mejor explicadas por la literatura que por las ciencias sociales, sobre todo en nuestra región (un buen ejemplo es Mario Vargas Llosa, que aborda la dictadura de Trujillo en Dominicana en La fiesta del chivo, Alfaguara, 2000). Esa Tercera Guerra Mundial que fue la Guerra Fría, y que duró 45 años, provocó varios millones de muertos en la periferia del sistema internacional -Asia, África, América Latina y partes de Europa-, donde también consolidó sistemas antidemocráticos tanto en el área capitalista como en la socialista. El caso mexicano entre 1946 y 1994 se puede explorar y explicar con esa perspectiva.
·El gran medio o la política de tono gris
En la mayor parte de los países la mayor parte del tiempo la política es confrontación y cooperación dentro de la normalidad. El liderazgo simplemente administra con mayor o menor fortuna las presiones y las pugnas de individuos, grupos, partidos y clases más las demandas provenientes del medio ambiente externo. En esos casos domina lo mediocre y predecible; el tono sobresaliente es el gris.
·La política como un intento por alcanzar la grandeza
Los breves periodos en que el ejercicio del poder aspira a la grandeza, generalmente, corresponden a lo que sugirió Platón: al momento en que las circunstancias propician la coincidencia entre liderazgo y calidad; definida ésta como una mezcla de altura de miras, conocimiento a fondo de la coyuntura histórica y del entorno social, valentía, generosidad y buen juicio sobre las fortalezas y debilidades de colaboradores y adversarios, entre otros elementos.
En el siglo XX no abundan pero sí existen estos casos. Gandhi y la movilización de la India para lograr su independencia es uno de ellos. Sin proponérselo, y en nombre de la dignidad de la comunidad india discriminada en Sudáfrica, Gandhi se metió al mundo de la política a finales del siglo XIX, aprendió por la vía dura -humillación, cárcel, represión- a enfrentar la brutalidad del poder con la fuerza de los grandes principios morales; más tarde, armado de esa experiencia, arremetió contra los males provocados por la dominación imperial en su país de origen: India. Ahí se transformó en el improbable gran líder de masas que encabezó una resistencia pacífica pero sin cuartel a favor de la independencia. La lucha contra los británicos se basó en ocupar las alturas morales y desde ahí, haciendo del ejemplo personal un gran instrumento de persuasión, inspirar, movilizar y dirigir a millones, hasta vencer al adversario en sus propios términos. Años más tarde, también en Sudáfrica, Nelson Mandela lograría, con una combinación de lucha pacífica primero y armada después, un gran discurso moral y un ejemplo de congruencia entre el decir y el hacer -28 años en prisiones de la isla Robben y en Pollsmoor- para finalmente ganar su libertad, derrotar la brutal política de segregación racial del Apartheid y encabezar desde la Presidencia un gran proyecto para hacer de Sudáfrica una sociedad multirracial comprometida con la convivencia de la mayoría negra con las minorías blanca y asiática. Hay, desde luego, otros ejemplos de la política dirigida por los mejores, aunque ya no alcanzan el consenso que hay en torno a Gandhi o Mandela. Para México, lo más cercano al modelo en cuestión sería el cardenismo.
·Conclusión
Los ejemplos de la política como una actividad encabezada por un personaje, un grupo y un conjunto de principios e ideas, y que en circunstancias adversas logra encauzar las energías de una sociedad hacia un estadio superior de su desarrollo, sin recurrir o muy poco al uso de la fuerza, sólo se da muy de tarde en tarde y por un periodo corto. La India posterior a Gandhi y la Sudáfrica después de Mandela ya no lograron mantener el momentum, aunque tampoco perdieron todo lo alcanzado. El logro de Gandhi y Mandela es haber mostrado el rostro positivo de la política cuando lo mejor de una sociedad puede hacerse cargo de ella.
Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/644/1286740/
El examen de la historia de nuestro país, o de cualquier otro, ofrece pruebas irrefutables de lo escaso de los momentos en que la vida pública alcanza niveles de grandeza. No sólo son pocos sino breves y espaciados. Normalmente, el proceso político está dominado por la mediocridad y con frecuencia por la injusticia, el abuso, la corrupción, la violencia y el crimen. En fin, lo que escasea son los ejemplos de la política como expresión de lo mejor del espíritu humano.
Entre los responsables de diseñar y poner en práctica las grandes decisiones de carácter político, la conducta basada en una elevada altura de miras y sentido de la responsabilidad es tan rara que cuando ocurre la celebramos como cosa extraordinaria y se toma como la excepción que confirma una regla: que el ejercicio del poder en la esfera pública es una actividad sórdida, incompatible por naturaleza con la honestidad y con el respeto a los códigos de la ética de cada época.
Hace ya más de dos milenios, Platón en su República, obra escrita alrededor del 380 A.C. y en otros de sus famosos diálogos, concluyó que los mejores gobernantes deberían ser los individuos más sabios, los más dedicados a la búsqueda y el respeto por la verdad. Justamente ese compromiso con la adquisición del conocimiento -que se equiparaba con la virtud- llevaría a que tales personajes, en caso de ejercer el poder, lo hicieran en función no de su interés particular sino del bien del conjunto social. Sin embargo, el gran filósofo griego concluyó que en la práctica era muy improbable que una polis, cualquiera, permitiera a sus mejores ciudadanos desempeñar el papel de gobernantes. Y es que los valores e ideas de quienes Platón definió como mejores -los sabios y virtuosos- siempre serían diferentes de los que mantenían la gran mayoría de los ciudadanos. Irremediablemente esas diferencias se reflejaban en las divisiones y pugnas que caracterizaban el ejercicio del poder, que desembocaban en la hostilidad entre facciones e incluso en luchas civiles, lo que, para Platón, era el fracaso de la política.
A dos milenios y varios siglos más de distancia, el análisis político emplea un vocabulario y unos planteamientos distintos a aquellos de la Grecia clásica, pero en lo esencial sigue enfrascado en diseñar fórmulas para cuadrar el círculo: cómo llevar a los puestos de responsabilidad política, si no a los mejores -la mira se ha bajado-, al menos a personajes inteligentes, preparados y, sobre todo, honestos y comprometidos a ejercer el poder dentro del marco de la legalidad imperante y en beneficio de aquello que en cada época puede considerarse el mejor interés de la comunidad.
·El siglo XX como ejemplo
El conocimiento sobre los grandes hitos de la política mundial del siglo pasado es lo suficientemente generalizado como para echar mano de ese periodo y comprobar lo raro y fugaz de la grandeza política, lo persistente de la política como horror y lo ancho de la zona de mediocridad que se extiende entre ambos extremos.
·El extremo nocivo
Los casos más monstruosos de ejercicio nocivo del poder en el siglo pasado los ofrecen los regímenes totalitarios, uno de cuyos efectos fue la guerra más sangrienta de la historia -la Segunda Guerra Mundial- que tuvo un costo en vidas humanas que se calcula en alrededor de 60 millones de personas -el 2.6% de la población mundial de la época- y donde las víctimas civiles superaron a las militares (Ferguson, Niall, The war of the world, Nueva York: Penguin, 2006, pp. 649-651). No hay cálculos más o menos exactos sobre las víctimas del terror interno y del Gulag soviéticos, pero el historiador inglés Eric Hobsbawm, cuya visión no puede calificarse de derecha, no duda en considerar entre 10 y 20 millones, e incluso más, las muertes atribuidas a ese sistema (The age of extremes, Vintage Books, 1996, p. 393). El militarismo japonés significó la pérdida de la vida del 5% de la población china -mucho más civiles que militares- y el 2.9% de la japonesa -más militares que civiles (Ferguson, op. cit., p. 650), en total entre 13 y 23 millones de personas. Y ya que se toca el caso de China, la colectivización, "el gran salto adelante" y la "gran revolución cultural", que se llevaron a cabo en ese país bajo el liderazgo de Mao Zedong entre 1955 y hasta la muerte del líder en 1976, también cobraron varios millones de vidas amén de mucha penuria y humillación.
Los totalitarismos no fueron los únicos ejemplos de la brutalidad y la estupidez como esencia de un tipo de política. La larga lista de dictaduras que se esparcen a lo largo del siglo XX en América Latina, Europa, Asia y África han sido mejor explicadas por la literatura que por las ciencias sociales, sobre todo en nuestra región (un buen ejemplo es Mario Vargas Llosa, que aborda la dictadura de Trujillo en Dominicana en La fiesta del chivo, Alfaguara, 2000). Esa Tercera Guerra Mundial que fue la Guerra Fría, y que duró 45 años, provocó varios millones de muertos en la periferia del sistema internacional -Asia, África, América Latina y partes de Europa-, donde también consolidó sistemas antidemocráticos tanto en el área capitalista como en la socialista. El caso mexicano entre 1946 y 1994 se puede explorar y explicar con esa perspectiva.
·El gran medio o la política de tono gris
En la mayor parte de los países la mayor parte del tiempo la política es confrontación y cooperación dentro de la normalidad. El liderazgo simplemente administra con mayor o menor fortuna las presiones y las pugnas de individuos, grupos, partidos y clases más las demandas provenientes del medio ambiente externo. En esos casos domina lo mediocre y predecible; el tono sobresaliente es el gris.
·La política como un intento por alcanzar la grandeza
Los breves periodos en que el ejercicio del poder aspira a la grandeza, generalmente, corresponden a lo que sugirió Platón: al momento en que las circunstancias propician la coincidencia entre liderazgo y calidad; definida ésta como una mezcla de altura de miras, conocimiento a fondo de la coyuntura histórica y del entorno social, valentía, generosidad y buen juicio sobre las fortalezas y debilidades de colaboradores y adversarios, entre otros elementos.
En el siglo XX no abundan pero sí existen estos casos. Gandhi y la movilización de la India para lograr su independencia es uno de ellos. Sin proponérselo, y en nombre de la dignidad de la comunidad india discriminada en Sudáfrica, Gandhi se metió al mundo de la política a finales del siglo XIX, aprendió por la vía dura -humillación, cárcel, represión- a enfrentar la brutalidad del poder con la fuerza de los grandes principios morales; más tarde, armado de esa experiencia, arremetió contra los males provocados por la dominación imperial en su país de origen: India. Ahí se transformó en el improbable gran líder de masas que encabezó una resistencia pacífica pero sin cuartel a favor de la independencia. La lucha contra los británicos se basó en ocupar las alturas morales y desde ahí, haciendo del ejemplo personal un gran instrumento de persuasión, inspirar, movilizar y dirigir a millones, hasta vencer al adversario en sus propios términos. Años más tarde, también en Sudáfrica, Nelson Mandela lograría, con una combinación de lucha pacífica primero y armada después, un gran discurso moral y un ejemplo de congruencia entre el decir y el hacer -28 años en prisiones de la isla Robben y en Pollsmoor- para finalmente ganar su libertad, derrotar la brutal política de segregación racial del Apartheid y encabezar desde la Presidencia un gran proyecto para hacer de Sudáfrica una sociedad multirracial comprometida con la convivencia de la mayoría negra con las minorías blanca y asiática. Hay, desde luego, otros ejemplos de la política dirigida por los mejores, aunque ya no alcanzan el consenso que hay en torno a Gandhi o Mandela. Para México, lo más cercano al modelo en cuestión sería el cardenismo.
·Conclusión
Los ejemplos de la política como una actividad encabezada por un personaje, un grupo y un conjunto de principios e ideas, y que en circunstancias adversas logra encauzar las energías de una sociedad hacia un estadio superior de su desarrollo, sin recurrir o muy poco al uso de la fuerza, sólo se da muy de tarde en tarde y por un periodo corto. La India posterior a Gandhi y la Sudáfrica después de Mandela ya no lograron mantener el momentum, aunque tampoco perdieron todo lo alcanzado. El logro de Gandhi y Mandela es haber mostrado el rostro positivo de la política cuando lo mejor de una sociedad puede hacerse cargo de ella.
Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/644/1286740/
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