martes, 2 de diciembre de 2014

Denise Maerker - Dos años, dos meses.




En los primeros 22 meses de este sexenio el presidente Peña Nieto
logró imponer una agenda propia desde el primer día al anunciar el Pacto
por México. Sostuvo la alianza legislativa con los partidos de oposición
el tiempo necesario para pasar reformas constitucionales con las que sus
predecesores sólo soñaron.




Salvador García Soto - El emporio del cacique de Tecámac


En 22 años de participar en la política, el tres veces alcalde de
Tecámac y tres veces diputado local en el Estado de México, Aarón Urbina
Bedolla, líder del Congreso local, logró construir todo un emporio
político y económico digno de cualquier magnate. Residencias, casas de
interés social, enormes extensiones de terrenos en zonas urbanas y de
alta plusvalía, y al menos cinco plazas comerciales y edificios de lujo,
figuran entre los bienes que tiene a su nombre el diputado mexiquense,
operador cercanísimo del gobernador Eruviel Ávila.

Roberta Garza - Reprimidos, infiltrados y desestabilizadores


Un amigo saca una página del pasquín —titulado, humildemente, Las Fuerzas Oscuras Contra Andrés ManuelLópez Obrador— que mandó imprimir por millones AMLO cuando regenteaba la Ciudad de México. Los cómics, llamados Historias de la Ciudad, fueron la respuesta del Peje ante los complós del Encino, la corrupción de Ponce y Bejarano, el sueldo ejemplar de Nico y las marchas de los pirrurris que pedían a gritos seguridad en los años dorados antes de la llegada del narco. En la historieta en cuestión un policía con cara larga entra a pedir un analgésico a la farmacia, y el despachador le pregunta qué le pasa. El agente contesta que los de la marcha le gritaron bueno para nada, y se lamenta de que ni golpearlos puede porque —por mi madre, bohemios— luego se quejan de represión.



Ciro Gómez Leyva - Videgaray, o quién dice que no podemos bajar los impuestos

A punto de concluir la conversación, ensayo un título para que no quede duda sobre lo que acaba de expresar. Yo no lo había escuchado y estoy casi seguro de que él no lo había dicho:

—Secretario, si digo que el gobierno no está cerrado a la posibilidad de bajar los impuestos, ¿sería correcto?

—Es absolutamente correcto —responde el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

Por azares, en los días recientes conversé sobre la crisis de otoño con empresarios medianos, grandes y muy grandes. A la primera oportunidad sacaban el tema de los impuestos. Les duele, todavía los enfurece. No solo el aumento del año pasado, sino la forma en que se impuso y comunicó.







Jairo Calixto Albarrán - Mexicanos mal agradecidos

A dos años del inicio de la presente administración, con los retos por venir, me parece que la evaluación del pueblo mexicano reflejada en las encuestas a niveles de popularidad, aprobación y reconocimiento del licenciado Peña, que son casi tan bajos como los de Obama, revela que la gente es mal agradecida.

Después de tantos esfuerzos por consolidar las grandes reformas que todo México esperaba, llevando a la Candelaria de los pactos a la oposición cual corderitos al matadero para que supieran que ese pacto sí era con Dios, y con todas las maravillas que se anuncian en materia de logros todos los días (se han cumplido 13 de los 266 compromisos hechos ante notario, pero ya falta menos), era para que el público nada conocedor no se pusiera tanto sus moños al hacer balances sexenales.







Javier Sicilia - Las consecuencias de la negación

MÉXICO, D.F. (Proceso).- En el prefacio de Los hundidos y los salvados, Primo Levi –citando a Simon Wiesenthal– recuerda las advertencias que los soldados de las SS dirigían a los prisioneros: “De cualquier manera que termine esta guerra, la guerra contra ustedes la habremos ganado; ninguno de ustedes quedará para contarlo, pero incluso si alguno (…) lograra escapar, el mundo no lo creería (…) la gente dirá que los hechos que cuentan son demasiado monstruosos para ser creídos (…)”.

La advertencia, que podía ser dicha por los asesinos que desde hace más de ocho años no dejan de comportarse en nuestro país como las SS, tiene muchas y espantosas aristas. Primero, contaba con el respaldo de los hornos crematorios, donde las huellas del paso de un ser humano por la tierra quedaban borradas. Nuestros criminales, que no están tecnificados, usan diésel, llantas o ácido. No hay manera de constatar la existencia de la víctima; luego entonces, no hay manera de demostrar el horror –allí está la PGR entrampada con Ayotzinapa.







SERGIO SARMIENTO - CIUDADANOS REHENES

CIUDADANOS REHENES


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PERIÓDICO CRITERIO, LA VERDAD IMPRESA

Raymundo Riva Palacio - Los muertos de Peña Nieto

Desde hace siete semanas, el presidente Enrique Peña Nieto carga en la espalda con 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, que era gobernado por el PRD, con un alcalde apoyado por el gobernador Ángel Heladio Aguirre, y respaldado políticamente por la dirigencia del PRD, encabezada por Carlos Navarrete. Un crimen cometido en un municipio controlado por la oposición se convirtió en nacional, y una responsabilidad acotada se transfirió al presidente.

En este espacio se han explorado las razones por las que Iguala se convirtió en la gangrena del presidente, cuya enfermedad podría empezar a sanar si cerrara el caso jurídicamente, que por alguna razón desconocida, no lo hace.

Cerrar no es dar carpetazo. Cerrar es presentar en forma oficial lo que se ha dicho extraoficialmente: lo que sucedió la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 en Iguala, está resuelto en términos jurídicos. Falta concluir el caso penal, acusar de asesinato al ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y a su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, y detener a su cómplice, el ex secretario de Seguridad Pública de Iguala, Felipe Flores. Pero también, determinar la responsabilidad penal, por omisión al menos, de Aguirre y el ex líder del PRD, Jesús Zambrano, quien encumbró al alcalde pese a sus antecedentes criminales.







Eduardo Ruiz Healy - "Es la economía, estúpido”

Un letrero que decía “It’s the economy, stupid” colgaba de la pared de cada una de las oficinas de campaña de Bill Clinton cuando éste buscó por primera vez la presidencia de Estados Unidos, en 1992.
Acuñada por James Carville, el estratega de la exitosa campaña que impidió que George Bush papá se reeligiera, la frase tenía el propósito de recordarle a todos los que trabajaban en dicha campaña que debían concentrar todos sus esfuerzos para convencer al electorado estadunidense que bajo el gobierno de Bush la economía se había ido para abajo y con ella los niveles de vida de la mayoría de los votantes. El equipo de Clinton aprovechó así la recesión económica que entonces afectaba a Estados Unidos.







Mario Benedetti - Lo demás es selva

Mario Benedetti
1920 - 2009

Lo demás es selva

De un piso alto cayó algo sobre su cabeza, algo que quizá fueran brasas o excremento. No quiso averiguarlo. Se limpió como pudo con una hoja del Herald Tribune y en ese momento decidió dejar para más tarde su encuentro bautismal con la noche blanca de Times Square. Era imprescindible que regresara al hotel para darse la tercera ducha de la jornada.

Al día siguiente de haber llegado a Nueva York, un calor húmedo y ollinoso había envuelto a Orlando Farías. La camisa de nailon se había convertido en un cilindro de goma, permanentemente empapado, que apenas si le dejaba respirar.

En la Quinta Avenida y la calle 34, la gente frenaba una carrera bastante loca, nada más que porque el semáforo se empecinaba en el rojo. El propio Farías sufrió el contagio y contuvo su montevideana tendencia a la contravención. Durante la espera, contabilizó una gota que formaba una resbaladiza tangente de sudor a partir de su tetilla izquierda. Puteó en alta voz y, a su lado, una señora pecosa, rubia, cargada de paquetes, le sonrió afablemente, como si él sólo hubiera hecho un comentario sobre el tiempo.

Ya estaba a punto de sentir vergüenza, cuando la muchedumbre arrancó, sobrepasándolo. El semáforo marcaba verde. Farías pensó que semejante impulso era anacrónico o, por lo menos, anaestacional. Un arranque así correspondía a una temperatura de quince grados bajo cero, y no a este horno. Caminó lentamente, más lentamente que en cualquier otra ciudad en el mundo, sólo por resentimiento. En dos oportunidades se detuvo frente a vidrieras que liquidaban diminutas radios a galena, con una actualizada forma de misiles. Era el primer rostro de la ciudad recién inaugurada.