Exhortación a mis compañeros foristas.
Debido a mis ocupaciones que, seguramente los demás tienen mayores (por yo estar jubilado), consulto la página de Espacio en blanco muy temprano, en la mañana, al medio día y en la noche, habiendo observado que cada vez son menos los comentarios, a pesar de que se reproducen muy buenos artículos y, por otro lado, en Discus, el número de posts es impresionante pero, la mayoría de ellos no se comparan calidad y mesura de los encontrados en este foro, en donde yo he aprendido mucho de las experiencias y puntos de vista de la gran mayoría de los participantes, aunque muy pocos comparten mis convicciones pero, ese es lo que “le da sabor al caldo”, los invito, con todo respeto, a no dejar morir este medio tan singular y difícilmente substituible, en el caso de “apagarse”.
Un cordial saludo a todos los foristas, en particular a los que difieren, en mayor grado, de mi manera de pensar.
Nota : una disculpa a Tepozteco pero hasta hoy vi tu correo, considere publicarlo hoy mismo ya que es "temprano" aun.(Arpegio)
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RECOMENDACIONES Y COLUMNAS DE OPINIÓN
jueves, 12 de julio de 2012
50 AÑOS THE ROLLING STONES
Mick Jagger (vocalista), Keith Richards (guitarra), Brian Jones (guitarra), Ian Stewart (piano), Dick Taylor (bajo) y Tony Chapman (batería) subieron al escenario para, por primera vez, dar muestra de los estremecimientos de lujuria y las crónicas de insatisfacción que darían a luz al referente idílico de la transgresión, The Rolling Stones.
Piola - Sugerencias
El día de ayer el forista Piola comentó la existencia de temas que ningún columnista político ha tratado porque todos están centrados en el tema post-electoral.
Copiamos y compartimos en esta entrada del blog el comentario de Piola para diversificar los temas, esperando que los lectores se animen a opinar o nos sugieran si algún columnista trata alguna temática.
Copiamos y compartimos en esta entrada del blog el comentario de Piola para diversificar los temas, esperando que los lectores se animen a opinar o nos sugieran si algún columnista trata alguna temática.
1) La posible conexión de Soriana y Monex con el lavado de dinero:
http://www.jornada.unam.mx/201...
2) El asesinato de dos de los comuneros de Cherán, de entre los varios desaparecidos desde hace meses. Su pleito con los talamontes es bien conocido. Las autoridades estatal y federal se limitan a lamentar los hechos. Las guardias blancas existen en México.
http://www.24-horas.mx/instala...
3) La SCJN decide que no se deben dar a conocer a la luz pública quienes son los beneficiarios de la cancelación de créditos fiscales por parte del SAT por 73 mil millones de pesos. ¿Y la transparencia?
http://www.eluniversal.com.mx/...
Meyer - La de 2012, ¿una elección 'Soriana'?
Cuando en el pasado las elecciones mexicanas concluían sin problema
postelectoral era porque carecían de contenido pues el candidato oficial
no tenía competidor. Ese fue el caso entre 1958 y 1982, cuando el PRI
pudo incluso darse el lujo de recibir el 100% de los votos válidos, como
en 1976. Sin embargo, en cuanto surgieron opciones reales y el proceso
electoral adquirió sentido, entonces los resultados se volvieron
problemáticos. Así, la elección de 1988 fue aquella en que "se cayó el
sistema"; la de 1994 fue "la no fraudulenta pero inequitativa" (Zedillo
dixit); la del 2000, además de ser la de la alternancia, también se le
reconoce como "la del Pemexgate y los Amigos de Fox"; la del 2006 es la
del "haiga sido como haiga sido" y la del 2012 bien podrá ser recordada
como "la Soriana".
Posiblemente ni a los naturales de Soria, en España, ni a la empresa de supermercado que lleva el gentilicio, les guste que se les identifique con nuestra última elección presidencial, pero resulta que esa es una manera muy económica de destacar uno de sus rasgos más notables: la compra de votos en zonas populares mediante el reparto de tarjetas de supermercados, telefónicas o de un banco, de despensas, de dinero en efectivo, de exención del pago de algún impuesto, etcétera. Claro que también se le podría identificar como "la elección de la televisión", tal y como lo señaló desde su nacimiento el movimiento #YoSoy132 o incluso "la elección en que (la mayoría de) los encuestadores tomaron partido". Sin embargo, quizá el último proceso electoral pasará a la historia como ese que abrió las puertas para que el PRI retornara al poder.
LA NATURALEZA DEL PROBLEMA
Si el tribunal de lo electoral ratifica lo anunciado por la autoridad encargada del conteo de los votos, el PRI recuperará la Presidencia cumpliendo con las formas democráticas pero no con su contenido. Dejando de lado al Ejército, su sostén serán los 21 gobernadores priistas y el apoyo que le den en el Congreso a su bancada sus aliados naturales: PVEM, Panal y los "comprables" de otros partidos.
El retorno del PRI a "Los Pinos" es un problema muy serio para la democracia mexicana por la naturaleza histórica de ese partido, que es fundamentalmente antidemocrática. Sin embargo, lo es más porque no se trata del regreso de cualquier PRI, sino uno muy particular, uno que se ha aferrado al poder desde 1929: el PRI del Estado de México. Es este un PRI que a lo largo de 83 años aprendió a cohesionarse y a dominar todos los aspectos de la política local para evitar las fracturas que pudieran abrir la posibilidad de inmiscuirse en sus asuntos internos a un poder mayor y geográficamente muy cercano: el de "Los Pinos". Para que Toluca mantuviera su autonomía relativa frente a una Presidencia sin contrapesos y centralizadora, la élite priista mexiquense requirió de una gran unidad que evitara fracturas y conflictos internos que tuvieran que someterse al arbitraje del gran poder que residía en la vecina Ciudad de México (un estudio sobre la naturaleza de la política mexiquense se encuentra en: Rogelio Hernández, Los grupos políticos en México: el caso del Estado de México, tesis doctoral, UNAM, 1996). Se trata, tam- bién, del PRI que hizo de un humilde profesor, Carlos Hank González, uno de los hombres más ricos de su época.
Cuando el pluralismo político finalmente se abrió paso en México a raíz de las elecciones de 1997 y, sobre todo, de la del 2000, el PRI mexiquense pudo neutralizarlo mediante la cooptación de los legisladores de la oposición, fuesen de izquierda o derecha. La ola democrática que bañó al grueso de la geografía mexicana respetó varias islas, una de ellas fue el Estado de México. Desde ahí, teniendo el mayor padrón de votantes, un control total sobre el uso del presupuesto, estableciendo alianzas con los poderes fácticos -en particular con la televisión- y dejando que el intento de Roberto Madrazo de ser el líder del PRI concluyera en nada, Enrique Peña Nieto (EPN) inició el proceso de reconquista priista del poder a nivel nacional. Le facilitaron la tarea las divisiones y desgaste de las izquierdas y el fracaso mayúsculo del PAN en la Presidencia.
De confirmarse la victoria presidencial priista, el estilo personal de gobernar en los años por venir que dominará en "Los Pinos" será el propio del priismo mexiquense: control de todo lo políticamente controlable, sea al modo "Soriana" -cooptando- o al modo Atenco -reprimiendo- y siempre con una buena dosis de mercadotecnia, pues el manejo de la imagen es parte fundamental del estilo. El objetivo último de ese poder será mantener a México en el mismo camino económico y social que, a querer que no, se le ha obligado a seguir desde mediados de los 1980.
La compra misma del voto que ha caracterizado esta elección muestra que el PRI no ha cambiado y que maneja a la perfección uno de los aspectos más antiguos del sistema político mexicano: el clientelismo. Como bien observa Rodolfo Stavenhagen, esta relación de siglos se basa en la reciprocidad: el patrón da algo -dinero, despensas o cancelación de impuestos- y el cliente queda moralmente obligado a un gesto equivalente, en este caso, comprometiendo su voto.
LA RESISTENCIA
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es el primer gran obstáculo con el que se va a topar el proyecto restaurador peñista. AMLO es un virtuoso de la resistencia política y si finalmente no logra que se eche para atrás en los tribunales la victoria de EPN, sí va camino a lograr lo que logró en 2006: restarle autenticidad al triunfo priista, mellarle su legitimidad.
En toda elección hay algo que el ganador no puede hacer: avalar completamente su propio triunfo. Parte de eso le corresponde al perdedor. La aceptación de este último de su derrota es un elemento central de la legitimidad y no conseguirlo deja roto el filo de la victoria, como bien lo sabe Felipe Calderón. Y esto es particularmente cierto cuando el ganador no lo es por mayoría absoluta, cuando justamente la mayoría la conforma el conjunto de quienes votaron por las otras opciones.
LA INTENSIDAD DEL RECHAZO
La peculiaridad del voto es que vale lo mismo el de aquel que lo intercambió por una despensa o que simplemente acudió a la urna sin entusiasmo y sin ideas claras sobre lo que estaba en juego, que el de quien llega a la urna lleno de pasión e ideas en torno al tema. Sin embargo, en el proceso político posterior, esa igualdad propia de la elección deja de operar. Tras sufragar, el desinteresado o el que cambió su voto por una dádiva generalmente vuelve sin problema a su rutina, a instalarse en la pasividad. En contraste, el politizado, sobre todo si se siente defraudado, puede volcarse hacia la movilización.
Si bien en la votación deciden los números, en la política postelectoral es la calidad de esa votación y, sobre todo, la intensidad del compromiso y de la pasión de quien disiente, lo que marca la naturaleza del proceso político. Hoy quienes cuestionan a quien ya se asume como la nueva cabeza del gobierno federal no son sólo AMLO y la parte de la izquierda que le apoya, sino también ese otro actor que acaba de aparecer y al que el viejo priismo no sabe cómo tratar: el movimiento #YoSoy132.
La insatisfacción de los jóvenes movilizados es de fondo. Ellos han mostrado tener una idea muy certera de cuál es la naturaleza del poder real en México -dónde reside, cómo se ejerce y con qué consecuencias- y una buena imaginación para denunciar la esencia nociva del tipo de poder encarnado por EPN. Por su peculiaridad y estructura, el movimiento no es fácil de cooptar o reprimir al estilo de 1968, pues el costo de esto último sería muy alto. Además, la zona de acción natural de los estudiantes son las ciudades y la mayor, la Ciudad de México, no está bajo el control del PRI.
EN RESUMEN
Si finalmente el PRI se afianza en el poder, la tensión y las contradicciones que están caracterizando el principio de su retorno serán frecuentes y marcarán lo que vendrá pues a la incertidumbre democrática de la campaña electoral no le siguió la indispensable certidumbre en los resultados, y, por tanto, como señaló René Delgado, "la supuesta fiesta democrática adquiere los tintes de un presunto funeral", (Reforma, 7 de julio). En tales condiciones, y para que la opción abierta tras la derrota del PRI hace 12 años no termine efectivamente en el funeral de la democracia, la parte de la sociedad mexicana que no acepta rebajas en la calidad de la vida cívica, en los años por venir va a tener que invertir su energía en impedir su "sorianización".
Fuente http://www.reforma.com/editoriales/nacional/665/1328242/
Posiblemente ni a los naturales de Soria, en España, ni a la empresa de supermercado que lleva el gentilicio, les guste que se les identifique con nuestra última elección presidencial, pero resulta que esa es una manera muy económica de destacar uno de sus rasgos más notables: la compra de votos en zonas populares mediante el reparto de tarjetas de supermercados, telefónicas o de un banco, de despensas, de dinero en efectivo, de exención del pago de algún impuesto, etcétera. Claro que también se le podría identificar como "la elección de la televisión", tal y como lo señaló desde su nacimiento el movimiento #YoSoy132 o incluso "la elección en que (la mayoría de) los encuestadores tomaron partido". Sin embargo, quizá el último proceso electoral pasará a la historia como ese que abrió las puertas para que el PRI retornara al poder.
LA NATURALEZA DEL PROBLEMA
Si el tribunal de lo electoral ratifica lo anunciado por la autoridad encargada del conteo de los votos, el PRI recuperará la Presidencia cumpliendo con las formas democráticas pero no con su contenido. Dejando de lado al Ejército, su sostén serán los 21 gobernadores priistas y el apoyo que le den en el Congreso a su bancada sus aliados naturales: PVEM, Panal y los "comprables" de otros partidos.
El retorno del PRI a "Los Pinos" es un problema muy serio para la democracia mexicana por la naturaleza histórica de ese partido, que es fundamentalmente antidemocrática. Sin embargo, lo es más porque no se trata del regreso de cualquier PRI, sino uno muy particular, uno que se ha aferrado al poder desde 1929: el PRI del Estado de México. Es este un PRI que a lo largo de 83 años aprendió a cohesionarse y a dominar todos los aspectos de la política local para evitar las fracturas que pudieran abrir la posibilidad de inmiscuirse en sus asuntos internos a un poder mayor y geográficamente muy cercano: el de "Los Pinos". Para que Toluca mantuviera su autonomía relativa frente a una Presidencia sin contrapesos y centralizadora, la élite priista mexiquense requirió de una gran unidad que evitara fracturas y conflictos internos que tuvieran que someterse al arbitraje del gran poder que residía en la vecina Ciudad de México (un estudio sobre la naturaleza de la política mexiquense se encuentra en: Rogelio Hernández, Los grupos políticos en México: el caso del Estado de México, tesis doctoral, UNAM, 1996). Se trata, tam- bién, del PRI que hizo de un humilde profesor, Carlos Hank González, uno de los hombres más ricos de su época.
Cuando el pluralismo político finalmente se abrió paso en México a raíz de las elecciones de 1997 y, sobre todo, de la del 2000, el PRI mexiquense pudo neutralizarlo mediante la cooptación de los legisladores de la oposición, fuesen de izquierda o derecha. La ola democrática que bañó al grueso de la geografía mexicana respetó varias islas, una de ellas fue el Estado de México. Desde ahí, teniendo el mayor padrón de votantes, un control total sobre el uso del presupuesto, estableciendo alianzas con los poderes fácticos -en particular con la televisión- y dejando que el intento de Roberto Madrazo de ser el líder del PRI concluyera en nada, Enrique Peña Nieto (EPN) inició el proceso de reconquista priista del poder a nivel nacional. Le facilitaron la tarea las divisiones y desgaste de las izquierdas y el fracaso mayúsculo del PAN en la Presidencia.
De confirmarse la victoria presidencial priista, el estilo personal de gobernar en los años por venir que dominará en "Los Pinos" será el propio del priismo mexiquense: control de todo lo políticamente controlable, sea al modo "Soriana" -cooptando- o al modo Atenco -reprimiendo- y siempre con una buena dosis de mercadotecnia, pues el manejo de la imagen es parte fundamental del estilo. El objetivo último de ese poder será mantener a México en el mismo camino económico y social que, a querer que no, se le ha obligado a seguir desde mediados de los 1980.
La compra misma del voto que ha caracterizado esta elección muestra que el PRI no ha cambiado y que maneja a la perfección uno de los aspectos más antiguos del sistema político mexicano: el clientelismo. Como bien observa Rodolfo Stavenhagen, esta relación de siglos se basa en la reciprocidad: el patrón da algo -dinero, despensas o cancelación de impuestos- y el cliente queda moralmente obligado a un gesto equivalente, en este caso, comprometiendo su voto.
LA RESISTENCIA
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es el primer gran obstáculo con el que se va a topar el proyecto restaurador peñista. AMLO es un virtuoso de la resistencia política y si finalmente no logra que se eche para atrás en los tribunales la victoria de EPN, sí va camino a lograr lo que logró en 2006: restarle autenticidad al triunfo priista, mellarle su legitimidad.
En toda elección hay algo que el ganador no puede hacer: avalar completamente su propio triunfo. Parte de eso le corresponde al perdedor. La aceptación de este último de su derrota es un elemento central de la legitimidad y no conseguirlo deja roto el filo de la victoria, como bien lo sabe Felipe Calderón. Y esto es particularmente cierto cuando el ganador no lo es por mayoría absoluta, cuando justamente la mayoría la conforma el conjunto de quienes votaron por las otras opciones.
LA INTENSIDAD DEL RECHAZO
La peculiaridad del voto es que vale lo mismo el de aquel que lo intercambió por una despensa o que simplemente acudió a la urna sin entusiasmo y sin ideas claras sobre lo que estaba en juego, que el de quien llega a la urna lleno de pasión e ideas en torno al tema. Sin embargo, en el proceso político posterior, esa igualdad propia de la elección deja de operar. Tras sufragar, el desinteresado o el que cambió su voto por una dádiva generalmente vuelve sin problema a su rutina, a instalarse en la pasividad. En contraste, el politizado, sobre todo si se siente defraudado, puede volcarse hacia la movilización.
Si bien en la votación deciden los números, en la política postelectoral es la calidad de esa votación y, sobre todo, la intensidad del compromiso y de la pasión de quien disiente, lo que marca la naturaleza del proceso político. Hoy quienes cuestionan a quien ya se asume como la nueva cabeza del gobierno federal no son sólo AMLO y la parte de la izquierda que le apoya, sino también ese otro actor que acaba de aparecer y al que el viejo priismo no sabe cómo tratar: el movimiento #YoSoy132.
La insatisfacción de los jóvenes movilizados es de fondo. Ellos han mostrado tener una idea muy certera de cuál es la naturaleza del poder real en México -dónde reside, cómo se ejerce y con qué consecuencias- y una buena imaginación para denunciar la esencia nociva del tipo de poder encarnado por EPN. Por su peculiaridad y estructura, el movimiento no es fácil de cooptar o reprimir al estilo de 1968, pues el costo de esto último sería muy alto. Además, la zona de acción natural de los estudiantes son las ciudades y la mayor, la Ciudad de México, no está bajo el control del PRI.
EN RESUMEN
Si finalmente el PRI se afianza en el poder, la tensión y las contradicciones que están caracterizando el principio de su retorno serán frecuentes y marcarán lo que vendrá pues a la incertidumbre democrática de la campaña electoral no le siguió la indispensable certidumbre en los resultados, y, por tanto, como señaló René Delgado, "la supuesta fiesta democrática adquiere los tintes de un presunto funeral", (Reforma, 7 de julio). En tales condiciones, y para que la opción abierta tras la derrota del PRI hace 12 años no termine efectivamente en el funeral de la democracia, la parte de la sociedad mexicana que no acepta rebajas en la calidad de la vida cívica, en los años por venir va a tener que invertir su energía en impedir su "sorianización".
Fuente http://www.reforma.com/editoriales/nacional/665/1328242/
Aguayo - El negacionismo
El
país se divide entre quienes sospechamos de la limpieza de las
elecciones y quienes le quitan importancia a las irregularidades. Me
concentro en la compra y coacción del voto.
Los partidos políticos, los árbitros electorales y un buen número de analistas la han ignorado, minimizado o negado. Las revelaciones sobre el escandaloso mercadeo han provocado reacomodos en la postura del Partido Acción Nacional, José Woldenberg y Leonardo Valdés, presidente del Instituto Federal Electoral.
A las 8 pm del 1o. de julio diversos medios de comunicación dieron los resultados de las encuestas de salida. Mientras rebotaban los números por el ciberespacio, Josefina Vázquez Mota salió a reconocer su derrota, a refrendar su fe en las instituciones y a relatar emotivas anécdotas de una campaña en la cual tocó "manos" y "almas". Ninguna palabra musitó sobre el mercadeo de votos.
A medida que pasaban los días el panismo modificaba el discurso. Josefina, el dirigente Gustavo Madero y el presidente Felipe Calderón empezaron a disparar condenas a la práctica de compra de votos, sumándose implícitamente a las tesis de quienes ya sospechábamos por diferentes motivos y posiciones de la calidad del proceso. El PAN se negó a unirse a la impugnación del Movimiento Progresista y al momento de terminar este texto no habían anunciado si ellos armarían una denuncia. En suma, el panismo reconoce que hay un problema grave pero sólo pide a las instituciones que lo aclaren.
José Woldenberg es reconocido como un personaje de la transición. Era presidente del IFE en 2000 y es un agudo estudioso de la realidad política nacional. Su negacionismo ha tenido como principal objetivo defender al IFE. El miércoles 4 de julio, durante una mesa redonda organizada por El Colegio de México, enumeró lo positivo del proceso y todo lo hecho por el IFE sin hacer mención de la compra y coacción. Posteriormente aceptó que existía pero la minimizó. Woldenberg está entre el PAN y el presidente del IFE, una de las instituciones encargadas de aclarar los entuertos.
El negacionista más empedernido es Leonardo Valdés. Días antes de la elección aseguró en entrevista que las denuncias de compra y coacción de votos son "folclóricas" y "míticas" y dijo que tendrían "efectos marginales". Para él todo se resuelve acudiendo a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, Fepade (nota de Alonso Urrutia y Fabiola Martínez, La Jornada, 27 de junio de 2012). La recomendación desconcierta porque en este asunto la Fepade ha actuado con la energía de un elefante en estado de coma.
El negacionismo de Leonardo Valdés daña a la institución que preside. Su empecinamiento involucra a todo el IFE cuando ha habido consejeros, como Alfredo Figueroa, que han intentado meter el asunto en la agenda. Es una evasión absurda porque ni él ni nadie conocen la magnitud de las irregularidades.
Es un área ignota porque no ha interesado a los árbitros electorales. Después de una búsqueda en el IFE y la Fepade finalmente apareció un estudio reciente del IFE sobre el tema. En 2011 publicó uno de los escasos estudios hechos por el IFE, "Municipios estratégicos para promover la participación electoral y prevenir la compra y coacción del voto"; dedica ocho páginas a comentarios generales sobre la compra y coacción aclarando que no buscan "demostrar su existencia" o "medir con precisión estos fenómenos" sino diseñar métodos de educación cívica.
Lo absurdo de la situación es que México tiene los recursos humanos, las metodologías y la documentación para entender lo que pasa. Hay estudios académicos de calidad (Schaffer y Schedler, 2007, y Vilalta Perdomo, 2007), encuestas como las que ha levantado, desde 1994, Alianza Cívica o la documentación generada en demandas jurídicas por casos específicos.
Los partidos políticos son corresponsables porque sus denuncias generalmente son retóricas. Converso telefónicamente con el consejero Alfredo Figueroa, quien me dice que hasta antes del 26 de junio, el IFE no había recibido "ninguna queja significativa de partidos" sobre el tema de compra y coacción del voto. En esa fecha llegó la queja por el "Caso Monex", y el 29 de junio la relacionada con las tarjetas de Soriana.
Tengo desde 1991 comentando y observando la práctica de compra de votos y mi impresión es que este año tuvo dimensiones gigantescas nunca antes vistas. Sin embargo, esta opinión tiene un respaldo fáctico superior al que proporcionan los negacionistas.
La ilegalidad se combate entendiéndola. Con la evasión, la negación o la descalificación no acallarán las voces de quienes sospechamos de la calidad y los resultados. Mientras el IFE aclara los casos Monex y Soriana puede aprovecharse de su capacidad de hacer periciales para llevar a cabo un estudio a profundidad sobre todo el país. Mientras no entreguen las evidencias, guárdense las estridencias.
Comentarios: www.sergioaguayo.org; Twitter: @sergioaguayo; Facebook: SergioAguayoQuezada
Colaboraron Maura Roldán Álvarez y Marcela León Vázquez.
Fuente http://www.reforma.com/editoriales/nacional/664/1327966/default.shtm
Los partidos políticos, los árbitros electorales y un buen número de analistas la han ignorado, minimizado o negado. Las revelaciones sobre el escandaloso mercadeo han provocado reacomodos en la postura del Partido Acción Nacional, José Woldenberg y Leonardo Valdés, presidente del Instituto Federal Electoral.
A las 8 pm del 1o. de julio diversos medios de comunicación dieron los resultados de las encuestas de salida. Mientras rebotaban los números por el ciberespacio, Josefina Vázquez Mota salió a reconocer su derrota, a refrendar su fe en las instituciones y a relatar emotivas anécdotas de una campaña en la cual tocó "manos" y "almas". Ninguna palabra musitó sobre el mercadeo de votos.
A medida que pasaban los días el panismo modificaba el discurso. Josefina, el dirigente Gustavo Madero y el presidente Felipe Calderón empezaron a disparar condenas a la práctica de compra de votos, sumándose implícitamente a las tesis de quienes ya sospechábamos por diferentes motivos y posiciones de la calidad del proceso. El PAN se negó a unirse a la impugnación del Movimiento Progresista y al momento de terminar este texto no habían anunciado si ellos armarían una denuncia. En suma, el panismo reconoce que hay un problema grave pero sólo pide a las instituciones que lo aclaren.
José Woldenberg es reconocido como un personaje de la transición. Era presidente del IFE en 2000 y es un agudo estudioso de la realidad política nacional. Su negacionismo ha tenido como principal objetivo defender al IFE. El miércoles 4 de julio, durante una mesa redonda organizada por El Colegio de México, enumeró lo positivo del proceso y todo lo hecho por el IFE sin hacer mención de la compra y coacción. Posteriormente aceptó que existía pero la minimizó. Woldenberg está entre el PAN y el presidente del IFE, una de las instituciones encargadas de aclarar los entuertos.
El negacionista más empedernido es Leonardo Valdés. Días antes de la elección aseguró en entrevista que las denuncias de compra y coacción de votos son "folclóricas" y "míticas" y dijo que tendrían "efectos marginales". Para él todo se resuelve acudiendo a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, Fepade (nota de Alonso Urrutia y Fabiola Martínez, La Jornada, 27 de junio de 2012). La recomendación desconcierta porque en este asunto la Fepade ha actuado con la energía de un elefante en estado de coma.
El negacionismo de Leonardo Valdés daña a la institución que preside. Su empecinamiento involucra a todo el IFE cuando ha habido consejeros, como Alfredo Figueroa, que han intentado meter el asunto en la agenda. Es una evasión absurda porque ni él ni nadie conocen la magnitud de las irregularidades.
Es un área ignota porque no ha interesado a los árbitros electorales. Después de una búsqueda en el IFE y la Fepade finalmente apareció un estudio reciente del IFE sobre el tema. En 2011 publicó uno de los escasos estudios hechos por el IFE, "Municipios estratégicos para promover la participación electoral y prevenir la compra y coacción del voto"; dedica ocho páginas a comentarios generales sobre la compra y coacción aclarando que no buscan "demostrar su existencia" o "medir con precisión estos fenómenos" sino diseñar métodos de educación cívica.
Lo absurdo de la situación es que México tiene los recursos humanos, las metodologías y la documentación para entender lo que pasa. Hay estudios académicos de calidad (Schaffer y Schedler, 2007, y Vilalta Perdomo, 2007), encuestas como las que ha levantado, desde 1994, Alianza Cívica o la documentación generada en demandas jurídicas por casos específicos.
Los partidos políticos son corresponsables porque sus denuncias generalmente son retóricas. Converso telefónicamente con el consejero Alfredo Figueroa, quien me dice que hasta antes del 26 de junio, el IFE no había recibido "ninguna queja significativa de partidos" sobre el tema de compra y coacción del voto. En esa fecha llegó la queja por el "Caso Monex", y el 29 de junio la relacionada con las tarjetas de Soriana.
Tengo desde 1991 comentando y observando la práctica de compra de votos y mi impresión es que este año tuvo dimensiones gigantescas nunca antes vistas. Sin embargo, esta opinión tiene un respaldo fáctico superior al que proporcionan los negacionistas.
La ilegalidad se combate entendiéndola. Con la evasión, la negación o la descalificación no acallarán las voces de quienes sospechamos de la calidad y los resultados. Mientras el IFE aclara los casos Monex y Soriana puede aprovecharse de su capacidad de hacer periciales para llevar a cabo un estudio a profundidad sobre todo el país. Mientras no entreguen las evidencias, guárdense las estridencias.
Comentarios: www.sergioaguayo.org; Twitter: @sergioaguayo; Facebook: SergioAguayoQuezada
Colaboraron Maura Roldán Álvarez y Marcela León Vázquez.
Fuente http://www.reforma.com/editoriales/nacional/664/1327966/default.shtm
Rocha - Calderón y AMLO contra Peña
¿Se tuitearon, se mensajearon, se hablaron por celular, acaso se vieron en secreto o… en un insólito acto de telepatía se pusieron de acuerdo para ir de la mano en una misma causa: descarrilar la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia?
Así que, luego de seis años, por fin están de acuerdo en algo. Quién iba a decir que un evento de natural confrontación como el 1 de julio uniría percepciones y voluntades de los acérrimos rivales de 2006: el Presidente y el aspirante presidencial de la izquierda. Y no es poca cosa que los polos opuestos de la política nacional coincidan en un señalamiento delicadísimo de este momento del proceso electoral: la compra de votos por parte del PRI para favorecer a su candidato. Andrés Manuel dice que son 5 millones, Felipe asegura que aunque fueran mil o 100 o uno es inaceptable. Y, haciendo un equipo inédito, ponen el balón en la cancha de IFE y Trife. Como si se tratara de llevar el partido a tiempos extras y, en una de esas, hasta los penaltis.
Pero, por lo pronto, al presidente Calderón le vendría bien la paráfrasis de ¿y la Fepade, apá? Porque habría que recordarle que a través de la PGR la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales depende de él y de nadie más que él; aunque esté encabezada por una extraña señora que no ha dicho esta boca es mía a lo largo del proceso y de cuyo nombre nadie puede acordarse.
Así que en su inesperado acelere el Presidente no hace sino darse un tiro en el pie, ya que, en tanto la compra de votos es un delito, corresponde investigarla a la Fepade a su cargo y nunca al IFE, que no tiene facultades para hacerlo, y al que en cambio sí le compete lo de los rebases a topes de campaña, porque tiene la obligación de fiscalizar los recursos que los ciudadanos entregamos por cientos de millones a los partidos a través del IFE. Así que lo que cabría esperar es la instrucción presidencial a su dependiente Fepade para que investigue si hay o no materia en los affaires de Monex y Soriana.
En el caso de López Obrador, éste se enfrenta ya a plazos fatales: el legal para presentar impugnaciones que vence justamente el jueves cuando ofreció que presentará pruebas contundentes. Y en ese empeño se juega en alguna medida su capital político nada menospreciable de 15 millones de mexicanos que le dieron su voto este 2012. Después de que el conteo rápido, el PREP, los cómputos distritales —incluido el voto por voto en 54% de las casillas— y el cómputo final del IFE le fueron adversos, ahora su margen de acción se estrecha: nulidad o invalidez de la elección como únicas vías para su causa. De hecho, la nulidad se ve difícil porque el Trife —que ahora toma el relevo del IFE— debería encontrar elementos de inconstitucionalidad a lo largo del proceso. Lo del rebase a topes de gastos de campaña tiene un plazo legal de diagnóstico a enero, cuando todo se haya consumado y aplique tan sólo una sanción. Así que la única posibilidad de revertir el resultado de la elección presidencial es que AMLO y el bloque de izquierda logren presentar pruebas irrefutables de compra y coacción del voto y que éstas sean admitidas como decisorias y por lo tanto suficientes para declarar la invalidez de la elección. Porque el Trife tiene hasta el 6 de septiembre para evaluar impugnaciones y declarar, ahora sí, el resultado final y por ende al ganador.
Por su parte, Enrique Peña Nieto salió ayer a defender su mayoría: calificó de montaje y burla las acusaciones perredistas de compra de votos; le dio a Calderón el beneficio de la duda porque dijo que hasta a él lo engañaron; expresó que será respetuoso de los tiempos de la ley y que aguardará su calificación como triunfador. Puntualizó también que México quiere vivir en paz y que nadie —en clara alusión a AMLO— tiene derecho a polarizar al país. En suma: el proceso no ha terminado y luego de la calificación cuantitativa del IFE falta la calificación cualitativa del Trife; en este lapso seguirá la inconformidad en dos vías: la jurídica y la social, a través de movilizaciones. Así que no está por demás invocar, para los arrebatados de uno u otro bando, una palabra fundamental: tolerancia.
Así que, luego de seis años, por fin están de acuerdo en algo. Quién iba a decir que un evento de natural confrontación como el 1 de julio uniría percepciones y voluntades de los acérrimos rivales de 2006: el Presidente y el aspirante presidencial de la izquierda. Y no es poca cosa que los polos opuestos de la política nacional coincidan en un señalamiento delicadísimo de este momento del proceso electoral: la compra de votos por parte del PRI para favorecer a su candidato. Andrés Manuel dice que son 5 millones, Felipe asegura que aunque fueran mil o 100 o uno es inaceptable. Y, haciendo un equipo inédito, ponen el balón en la cancha de IFE y Trife. Como si se tratara de llevar el partido a tiempos extras y, en una de esas, hasta los penaltis.
Pero, por lo pronto, al presidente Calderón le vendría bien la paráfrasis de ¿y la Fepade, apá? Porque habría que recordarle que a través de la PGR la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales depende de él y de nadie más que él; aunque esté encabezada por una extraña señora que no ha dicho esta boca es mía a lo largo del proceso y de cuyo nombre nadie puede acordarse.
Así que en su inesperado acelere el Presidente no hace sino darse un tiro en el pie, ya que, en tanto la compra de votos es un delito, corresponde investigarla a la Fepade a su cargo y nunca al IFE, que no tiene facultades para hacerlo, y al que en cambio sí le compete lo de los rebases a topes de campaña, porque tiene la obligación de fiscalizar los recursos que los ciudadanos entregamos por cientos de millones a los partidos a través del IFE. Así que lo que cabría esperar es la instrucción presidencial a su dependiente Fepade para que investigue si hay o no materia en los affaires de Monex y Soriana.
En el caso de López Obrador, éste se enfrenta ya a plazos fatales: el legal para presentar impugnaciones que vence justamente el jueves cuando ofreció que presentará pruebas contundentes. Y en ese empeño se juega en alguna medida su capital político nada menospreciable de 15 millones de mexicanos que le dieron su voto este 2012. Después de que el conteo rápido, el PREP, los cómputos distritales —incluido el voto por voto en 54% de las casillas— y el cómputo final del IFE le fueron adversos, ahora su margen de acción se estrecha: nulidad o invalidez de la elección como únicas vías para su causa. De hecho, la nulidad se ve difícil porque el Trife —que ahora toma el relevo del IFE— debería encontrar elementos de inconstitucionalidad a lo largo del proceso. Lo del rebase a topes de gastos de campaña tiene un plazo legal de diagnóstico a enero, cuando todo se haya consumado y aplique tan sólo una sanción. Así que la única posibilidad de revertir el resultado de la elección presidencial es que AMLO y el bloque de izquierda logren presentar pruebas irrefutables de compra y coacción del voto y que éstas sean admitidas como decisorias y por lo tanto suficientes para declarar la invalidez de la elección. Porque el Trife tiene hasta el 6 de septiembre para evaluar impugnaciones y declarar, ahora sí, el resultado final y por ende al ganador.
Por su parte, Enrique Peña Nieto salió ayer a defender su mayoría: calificó de montaje y burla las acusaciones perredistas de compra de votos; le dio a Calderón el beneficio de la duda porque dijo que hasta a él lo engañaron; expresó que será respetuoso de los tiempos de la ley y que aguardará su calificación como triunfador. Puntualizó también que México quiere vivir en paz y que nadie —en clara alusión a AMLO— tiene derecho a polarizar al país. En suma: el proceso no ha terminado y luego de la calificación cuantitativa del IFE falta la calificación cualitativa del Trife; en este lapso seguirá la inconformidad en dos vías: la jurídica y la social, a través de movilizaciones. Así que no está por demás invocar, para los arrebatados de uno u otro bando, una palabra fundamental: tolerancia.
Lydia Cacho - Niños: entre asesinos y halcones.
Ni la prensa internacional, ni reconocidos abogados, ni policías o legisladores comprenden las implicaciones que conlleva seguir señalando a niños y niñas como responsables de ciertos delitos para los cuales fueron entrenados por personas adultas. Señalar los efectos y no las causas de los delitos a las que impúberes son inducidos, no resuelve la grave violación a los derechos de niñas y niños que estamos presenciando. Ha sido bien documentado cómo el PRI utilizó sin miramiento alguno a cientos de niños y niñas de menos de doce años en todo el país para asegurarse de que burócratas a sueldo de gobiernos priístas votaran por los candidatos de sus “patrones”. También sabemos que los diversos cárteles han encontrado su carne de cañón en menores de 18 años que viven en situación de calle, abandonados por familias violentas y por el Estado incapaz de asegurar el bienestar social.
Es de vital importancia comenzar a señalar a quienes eligen cada día seguir utilizando a la infancia a su antojo. Les utilizan como seres desechables para la delincuencia organizada, para la política, para la industria del sexo comercial que incluye la pornografía infantil; y claro está, para este viejo fenómeno denominado “niñas y niños soldados” que se da en varios países desde África hasta América Latina.
Por eso es vital señalar a Thomas Lubanga, psicólogo de profesión, graduado de la Universidad de Kisangani, quien se atrevió a secuestrar entrenar y manipular a niños y niñas de menos de quince años para convertirles en “pequeños soldados” en el Congo. Lubanga comandó la milicia Reagrupación Congoleña por la Democracia-Movimiento de Liberación, y en el 2001 fundó la Unión de Patriotas Congoleños; entre 2002 y 2003 organizó masacres y se dedicó a manipular y entrenar a estos pequeños para asesinar adultos. La Corte Penal Internacional (CPI) lo arrestó en 2006 y hace unos días le sentenciaron con bombo y platillo con la ridícula pena de 14 años de prisión (como ya lleva seis años preso durante el juicio, en menos de ocho años podría salir libre).
Es cierto que la sentencia de la CPI es histórica y ya hacía falta que se juzgaran y castigaran los delitos de lesa humanidad contra la infancia en el contexto de guerra (sin embargo, se pedían al menos 30 años de cárcel y la fiscalía prepara ya la apelación). Pero la sentencia no es suficiente, falta hacer la reflexión psicosocial sobre la naturalización de la violencia en el discurso público.
Está claro que Lubanga fue niño alguna vez, como lo fueron los entrenadores de “niños soldados” en El Salvador y Nicaragua, como lo son los líderes de sicarios de cárteles colombianos, brasileños y mexicanos que secuestran, reclutan y manipulan psicológicamente a chicas y chicos para utilizarles en sus redes delictivas. Pero ¿cómo llegaron hasta allí?, ciertamente ninguno de ellos es un monstruo, son seres humanos entrenados para violentar los derechos de las y los demás, educados a veces en la pobreza y otras en la riqueza, pero siempre en contextos de banalización de la violencia, del reconocimiento tácito del machismo ilustrado que reivindica que para alcanzar el poder, la democracia y la justicia, hace falta mentir, matar y utilizar a terceros vulnerables. Casi todo encuentra justificación en el uso de la violencia como medio.
Detrás de la gran mayoría de sicarios y hombres como Lubanga, apodado de una manera extrañamente respetuosa el “Señor de la guerra” (The Lord of war) hay una historia de violencia heroica normalizada que, por lo escandaloso de los casos, impide ser analizada puntualmente. Penalizar a una o un adulto que comete estos delitos no es suficiente, apenas es útil para la sociedad si no se analizan las circunstancias en que éstos descubren que los niños y niñas de sus comunidades son rentables para sus causas, justo porque les eximen del riesgo que conlleva contratar o cooptar a personas adultas que eventualmente pueden ser utilizadas en juicios en contra de sus líderes. Para sus niños victimados Lubanga es un héroe como de película. Para los niños utilizados como espías en la elección, sería imposible explicar cómo se dio una transacción que el TRIFE consideraría un delito y la criatura valora como un divertimento
Todos los casos, desde el que parecería un asunto menor como el de los niños que espiaron en las elecciones del 2012 a cambio de un juguete, o 200 pesos, hasta el gravísimo de las chicas y chicos que trabajan para el narco en las favelas brasileñas, las barriadas colombianas y las mexicanas, responden a una gran irresponsabilidad del Estado para establecer políticas públicas congruentes que reconozcan como primordial el bienestar de ellas y ellos como el bien jurídico tutelado de mayor importancia.
Las niñas y niños son utilizados por políticos porque nombrarlos favorece un discurso de grandes dividendos. Se legisla sobre su sexualidad (para prohibirla argumentando su inocencia), mientras les niegan información que evitaría que sean cooptados por pedófilos. Se legisla para juzgarlos como adultos maduros y capaces de tomar decisiones informadas cuando antes de la pubertad son entrenados para matar o robar. Se les usa como títeres para invocar ternura electoral y a la vez los exponen a jugar a la democracia tramposa. Se les usa para indignarse contra los abusos, pero ni el 2% del presupuesto se dedica a rescatarles de las calles y de la violencia intrafamiliar con programas efectivos de largo plazo. Se penaliza la pornografía infantil, pero casi nadie busca a esas criaturas abusadas para rescatarles y darles opciones dignas.
Todos los casos son graves, desde el del niño a quien se enseña a matar y la niña que se utiliza para mover droga y vender sexo, hasta el que es entrenado para violar las reglas electorales. En todos los casos hay un adulto corruptor detrás, es a ellos a quienes hay que señalar y castigar; además de invertir grandes recursos públicos para programas de desarrollo social que les den opciones de vida digna y no violenta a esas y esos menores de 18 años, cuyas voces y derechos casi siempre son ignorados. Esta será la única manera de detener el ciclo de la violencia normalizada que cría personas como Lubanga y tantos corruptores ilustrados que nos rodean.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/12-07-2012/8144. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
Es de vital importancia comenzar a señalar a quienes eligen cada día seguir utilizando a la infancia a su antojo. Les utilizan como seres desechables para la delincuencia organizada, para la política, para la industria del sexo comercial que incluye la pornografía infantil; y claro está, para este viejo fenómeno denominado “niñas y niños soldados” que se da en varios países desde África hasta América Latina.
Por eso es vital señalar a Thomas Lubanga, psicólogo de profesión, graduado de la Universidad de Kisangani, quien se atrevió a secuestrar entrenar y manipular a niños y niñas de menos de quince años para convertirles en “pequeños soldados” en el Congo. Lubanga comandó la milicia Reagrupación Congoleña por la Democracia-Movimiento de Liberación, y en el 2001 fundó la Unión de Patriotas Congoleños; entre 2002 y 2003 organizó masacres y se dedicó a manipular y entrenar a estos pequeños para asesinar adultos. La Corte Penal Internacional (CPI) lo arrestó en 2006 y hace unos días le sentenciaron con bombo y platillo con la ridícula pena de 14 años de prisión (como ya lleva seis años preso durante el juicio, en menos de ocho años podría salir libre).
Es cierto que la sentencia de la CPI es histórica y ya hacía falta que se juzgaran y castigaran los delitos de lesa humanidad contra la infancia en el contexto de guerra (sin embargo, se pedían al menos 30 años de cárcel y la fiscalía prepara ya la apelación). Pero la sentencia no es suficiente, falta hacer la reflexión psicosocial sobre la naturalización de la violencia en el discurso público.
Está claro que Lubanga fue niño alguna vez, como lo fueron los entrenadores de “niños soldados” en El Salvador y Nicaragua, como lo son los líderes de sicarios de cárteles colombianos, brasileños y mexicanos que secuestran, reclutan y manipulan psicológicamente a chicas y chicos para utilizarles en sus redes delictivas. Pero ¿cómo llegaron hasta allí?, ciertamente ninguno de ellos es un monstruo, son seres humanos entrenados para violentar los derechos de las y los demás, educados a veces en la pobreza y otras en la riqueza, pero siempre en contextos de banalización de la violencia, del reconocimiento tácito del machismo ilustrado que reivindica que para alcanzar el poder, la democracia y la justicia, hace falta mentir, matar y utilizar a terceros vulnerables. Casi todo encuentra justificación en el uso de la violencia como medio.
Detrás de la gran mayoría de sicarios y hombres como Lubanga, apodado de una manera extrañamente respetuosa el “Señor de la guerra” (The Lord of war) hay una historia de violencia heroica normalizada que, por lo escandaloso de los casos, impide ser analizada puntualmente. Penalizar a una o un adulto que comete estos delitos no es suficiente, apenas es útil para la sociedad si no se analizan las circunstancias en que éstos descubren que los niños y niñas de sus comunidades son rentables para sus causas, justo porque les eximen del riesgo que conlleva contratar o cooptar a personas adultas que eventualmente pueden ser utilizadas en juicios en contra de sus líderes. Para sus niños victimados Lubanga es un héroe como de película. Para los niños utilizados como espías en la elección, sería imposible explicar cómo se dio una transacción que el TRIFE consideraría un delito y la criatura valora como un divertimento
Todos los casos, desde el que parecería un asunto menor como el de los niños que espiaron en las elecciones del 2012 a cambio de un juguete, o 200 pesos, hasta el gravísimo de las chicas y chicos que trabajan para el narco en las favelas brasileñas, las barriadas colombianas y las mexicanas, responden a una gran irresponsabilidad del Estado para establecer políticas públicas congruentes que reconozcan como primordial el bienestar de ellas y ellos como el bien jurídico tutelado de mayor importancia.
Las niñas y niños son utilizados por políticos porque nombrarlos favorece un discurso de grandes dividendos. Se legisla sobre su sexualidad (para prohibirla argumentando su inocencia), mientras les niegan información que evitaría que sean cooptados por pedófilos. Se legisla para juzgarlos como adultos maduros y capaces de tomar decisiones informadas cuando antes de la pubertad son entrenados para matar o robar. Se les usa como títeres para invocar ternura electoral y a la vez los exponen a jugar a la democracia tramposa. Se les usa para indignarse contra los abusos, pero ni el 2% del presupuesto se dedica a rescatarles de las calles y de la violencia intrafamiliar con programas efectivos de largo plazo. Se penaliza la pornografía infantil, pero casi nadie busca a esas criaturas abusadas para rescatarles y darles opciones dignas.
Todos los casos son graves, desde el del niño a quien se enseña a matar y la niña que se utiliza para mover droga y vender sexo, hasta el que es entrenado para violar las reglas electorales. En todos los casos hay un adulto corruptor detrás, es a ellos a quienes hay que señalar y castigar; además de invertir grandes recursos públicos para programas de desarrollo social que les den opciones de vida digna y no violenta a esas y esos menores de 18 años, cuyas voces y derechos casi siempre son ignorados. Esta será la única manera de detener el ciclo de la violencia normalizada que cría personas como Lubanga y tantos corruptores ilustrados que nos rodean.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/12-07-2012/8144. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
Suzie Templeton - Peter and the Wolf (Pedro y el lobo)
Peter and the Wolf
(Pedro y el Lobo)
(2006)
País: Reino Unido, Polonia, Noruega, México y República Checa.
Director: Suzie Templeton
Duración: 32 minutos
Sinopsis: Espectacular cortometraje ganador del Oscar 2008, basado en el cuento popular ruso "Pedrito y el Lobo". Música de Sergei Prokofiev.
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