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Lydia Cacho. |
Al joven Luis Cárdenas Palomino lo conocí cuando la AFI, por órdenes de Siedo, me puso escolta por la amenazas recibidas como consecuencia de mi trabajo. Luego escuché a muchos agentes de su corporación hablar sobre su pasado delictivo. Lo volví a ver mientras la Suprema Corte de Justicia llevaba el caso que interpuse en contra de la red de protección de pedófilos y tratantes de niñas, en la que participaron, entre otros, el ex gobernador de Puebla, Mario Marín; Kamel Nacif,el poderoso empresario que estuvo detenido en Las Vegas por lavado de dinero; y el hoy sentenciado a 112 años por los delitos de pornografía infantil y tráfico de menores, Jean Succar Kuri.
Cada vez que pedía a los agentes de la AFI que me dieran evidencia de los supuestos actos de corrupción de su jefe, todos me decían que no, que Palomino, como le llamaban todos, era experto en inteligencia y nadie se salvaría de su venganza. Se referían a que su jefe, cuando tenía 18 años, una tarde de del 12 agosto de 1987, asesinó a sangre fría a un taxista. La confesión de Cárdenas Palomino aparece en los expedientes de la PGJDF 13ª/4413/987 y 13ª/4419/987, en los que se le acusa de homicidio calificado. Cárdenas Palomino y sus dos amigos que asesinaron a un taxista “para saber que se siente matar a alguien” fueron fichados, pero nunca se les llevó a juicio, pues recibieron protección del entonces jefe de las Brigadas Blancas, Jesús Miyazawa.
Hace unos meses le pedí personalmente una entrevista a Cárdenas Palomino. Él puso la hora, yo el lugar. Una hora antes reconfirmó su llegada personalmente. Ya que lo esperaba en el lugar en la colonia Condesa, el titular de División de Seguridad Regional de la Policía Federal de México tomó mi llamada, me hizo esperar unos minutos y me informó que sabía que yo estaba en el lugar pero que él estaba fuera de la ciudad y que no asistiría a la cita.
Hoy mientras la Suprema Corte se debate con el caso de Florence Cassez, Cárdenas Palomino es Coordinador General de Inteligencia para la Prevención del Delito de la PFP. Y este es su caso estelar, porque, citando a Mario Marín, él es el rey de esta película.
Luis Cárdenas llevó a cabo el operativo en contra de la Banda de secuestradores Los Zodiacos y aparece en el video grabado por las televisoras. Entonces era Director de Investigación Policial de AFI y en un acto de policía rudo y valiente (al estilo de La Ley y el Orden), Cárdenas Palomino porta un abrigo negro y aprieta el cuello de Israel Vallarta, supuesto líder de esa banda. La policía le pregunta a Vallarta si le duele la discreta maniobra de judo ejecutada a la perfección por Palomino. Vallarta asiente y dice ante las cámaras que sí, que ese hombre (Palomino) lo golpeó la noche anterior. Nadie niega ante los medios esa acusación. Ningún reportero presente pregunta ¿cómo que la noche anterior si acabamos de presenciar el operativo en vivo en que los detienen y rescatan a las supuestas víctimas? Luego, el reportero Pablo Reinah declaró que nunca le avisaron que eso era un montaje.
Más tarde, todo México se enteró de que la detención de Vallarta, de Florence Cassez y el rescate de los tres secuestrados había sido un montaje planeado durante varios días. Aunque Genaro García Luna, defendiendo a su mano derecha, le llamó a esa farsa una “reconstrucción”, en realidad se trata de un ilícito inaceptable. Las reconstrucciones las llevan a cabo peritos y expertos en criminalística y jamás incluyen a las víctimas del delito actuando. Mucho menos se había sabido de un caso en que la autoridad llevara a cabo una detención y más tarde, coludida con jefes de noticias de las televisoras, mandase a reporteros a que cubrieran una noticia montada a modo; una escena del crimen manipulada con escenografía artificial y testigos falsos.
Me parece que la Suprema Corte, ahora en revisión del amparo interpuesto por los abogados de Florence Cassez debería junto con la sociedad mexicana de hacerse varias preguntas.
Qué motivaciones tuvo Cárdenas Palomino para:
Detener ilegalmente a Vallarta y a Cassez y torturarlos toda la noche en los sótanos de la AFI si es que contaba con tanta evidencia sobre esta “poderosa red de secuestradores”.
A pesar de haber detenido a Florence Cassez en una camioneta en carretera a Cuernavaca, pretenden haberla arrestado dentro del rancho Las Chinitas.
Por qué si la AFI tenía la evidencia ostensible, se vio en la necesidad de ir al departamento de Florence la noche anterior y llevar muebles y fotos de ella para montarlos en la “escena del crimen” en el rancho Las Chinitas.
Pedir a Genaro García Luna que llamara a Televisa solicitando la cobertura de una noticia y luego supervisar “por motivos de seguridad” la edición de dichas notas. Y por qué orquestaron desde sus oficinas la campaña mediática contra Cassez.
Por qué Cárdenas Palomino se atrevió a:
Pedirle a una madre y su hijo que originalmente declararon que no había mujeres entre sus secuestradores, que no había más personas secuestradas y, en el caso de ella que nunca fue violentada sexualmente, que cambiaran su testimonio más tarde para decir que sí fue violada y que sí había una mujer que hablaba español como francesa. (Es típico que las víctimas de delitos graves desarrollen Síndrome de Estocolmo con sus secuestradores, pero también a veces lo desarrollan con la autoridad que les promete protegerles si le obedecen o siguen sus consejos).
Aceptar el testimonio de Ezequiel Yadir Elizalde Flores, supuestamente secuestrado por Los Zodiacos, que dice que estudia en Estados Unidos, luego rectifica y admite que es por Internet y más tarde queda evidenciado que no sabe utilizar un programa de estudios en línea. Que dice que Florence le inyectó el dedo meñique para cortárselo y la prueba pericial demuestra que la supuesta cicatriz de la jeringa es una marca de nacimiento. Y que narra a detalle, en su declaración original la presencia de policías, radios policíacos y patrullas en su secuestro. No muestra Síndrome de Estrés Postraumático de los liberados de secuestro, por el contrario en el video está platicando afable y con soltura.
Qué movió a quienes aseguran haber sido secuestrados por esta banda a actuar y dar testimonio en un rescate que fue montado posteriormente. Y por qué si era el momento del rescate, la mujer y el niño tampoco muestran un solo signo de estrés postraumático típico de toda víctima de violencia extrema, ni lo que se denomina Síndrome Post-liberatorio de Secuestro, que incluye como mínimo miedo, angustia, desconfianza y ansiedad.
Por qué si, según Cárdenas Palomino, Israel Vallarta es un “peligroso líder de una banda de secuestradores”, no ha recibido sentencia y Florence Cassez recibió una sentencia bólido de 60 años. Y por qué a pesar de la tortura a la que expusieron a Vallarta, él jamás menciona que Florence fuera su cómplice si ya no eran pareja y ella lo había dejado a él.
Por qué todos los policías que participaron en el montaje del Rancho Las Chinitas, cambiaron sus declaraciones al evidenciarse el montaje y utilizaron frases idénticas al justificar su “error colectivo”.
Por qué la Secretaría a cargo de García Luna se encargó del traslado y de conseguir visas a los tres rescatados en el montaje (que ahora viven en Estados Unidos ya con residencia) si ya tenían detenidos a sus secuestradores y el Presidente juró que serían sentenciados. Mientras cientos de personas que están amenazadas de muerte, incluidas víctimas de secuestro (cuyos secuestradores siguen libres) que intentan refugiarse en Estados Unidos no son protegidas por la PGR o la SSPF.
A la Corte Suprema no le corresponde juzgar si Cassez y Vallarta son inocentes o culpables, pero sin duda le corresponde analizar la conducta, motivaciones y procedimientos ilegales en que incurrieron los policías y testigos dirigidos por Cárdenas Palomino. Porque si un acto absolutamente violatorio de todas las normas jurídicas es aceptado como justicia ejemplar ejecutada por un “policía ejemplar” para las personas secuestradas, el sistema de justicia está perdido en su camino por restaurar el Estado de Derecho que todas y todos queremos para México.
Otra vez habremos de esperar que la Suprema Corte se base en la verdad jurídica y no en las presiones políticas, esperemos que el Ministro Zaldívar no se quede solo en su esfuerzo por esclarecer la verdad.
@lydiacachosi
Leído en:
http://www.sinembargo.mx/opinion/15-03-2012/5654