lunes, 14 de mayo de 2018

Raymundo Riva Palacios Temporada de caza

La información cimbró a muchos la semana pasada. Más de mil aspirantes a cargo de elección popular a nivel federal, así como a presidencias municipales y diputaciones locales, decidieron desistir de su objetivo. El dato salió del Instituto Nacional Electoral. La mayoría, se reportó sin precisiones, era por la inseguridad y el temor a perder la vida. ¿En qué país se da un volumen tan alto de renuncias de candidatos a cargos de elección popular como la opción para mantenerse vivos? En ninguno, de acuerdo con los buscadores en internet. “Este es el proceso más violento”, declaró a la agencia alemana de noticias DPA Rubén Salazar, director de la consultora de análisis de riesgo Etellekt, que difundió la semana pasada su Cuarto Informe de Violencia Política.

 
El informe que sirve de sustento a las afirmaciones de Salazar, señala que durante los primeros ocho meses del proceso electoral –que arrancó en septiembre pasado-, se han contabilizado 305 agresiones directas e indirectas contra actores políticos y sus familiares, de las cuales en 93 casos han sido asesinados -35 eran precandidatos y candidatos-, principalmente a nivel municipal. En seis de cada 10 casos, identificó un modus operandi utilizado por el crimen organizado, con la participación de grupos armados, violencia extrema, tortura y la utilización de armas de alto poder. La consultora lo había diagnosticado. En su tercer informe, que abarcó del 8 de septiembre al 8 de abril, registró un “notable” crecimiento de amenazas en contra de candidatos y estableció una correlación: la alta concurrencia de puestos de elección, con el aumento de violencia contra políticos y candidatos.






Carlos Ramírez - Indicador político

AMLO 4: el lumpen no le alcanza para vencer a la clase empresarial

Si en el fondo Andrés Manuel López Obrador sueña con reconstruir el populismo de Lázaro Cárdenas, la falta de una base social de clase y la existencia de un empresariado fuera del sistema político priísta lo llevará a conformarse con los breves populismos de gasto público de Echeverría y López Portillo.

Los empresarios fueron dominados por la autoridad del Estado cardenista en 1936 cuando el presidente Cárdenas apoyó huelgas para mayores beneficios laborales y los empresarios de Monterrey escalaron confrontación, hasta que Cárdenas fue la capital de Nuevo León a fijar las reglas del juego: el Estado rige, el gobierno representa al Estado y los empresarios que no acepten esas reglas pueden entregarles las empresas a sus trabajadores.

La diferencia entre las confrontaciones de López Obrador con las cúpulas empresariales y las que existieron contra los gobiernos de Cárdenas, López Mateos, Echeverría y López Portillo se localiza en que hoy no existe clase proletaria, en tanto que los empresarios operan como clase dominante al margen del sistema político priísta.







Ricardo Alemán - ¿QUÉ PASARÍA SI AMLO PIERDE?

A 47 días de la elección presidencial son muchos los que suponen –con el corazón más que con la razón–, que la elección presidencial está resuelta y que el ganador será el candidato de Morena. 

Sin embargo, casi todos los analistas serios consideran que aún no hay nada para nadie y que una tendencia de opinión en dirección a que todo está resuelto, en realidad perjudica al puntero, más que beneficiarlo. ¿Por qué? 

Porque si permea la idea de que el candidato de Morena es imbatible, el motor del voto masivo a favor de ese candidato se habrá quedado sin gasolina; sin la esperanza que mueve a todo votante. Muchos dirán: “¿para qué voto, si ya está segura la victoria?”.

Otros, como el presidente del INE, Lorenzo Córdoba, tienen claro que –a pesar de las encusetas–, son muchas las posibilidades de que la presidencial del 1 de julio sea una contienda cerrada y, por tanto, se deben tomar todas las precauciones del caso.