sábado, 28 de julio de 2012

SÁBADO DE RELAX. Por Andrés González.

Después de una larga semana no hay como estar gozando de la naturaleza y admirar tranquilamente un lago, zambullirse en el agua, quizá pescar un gran pez y disfrutar todo esto junto a los seres queridos.



FIN DE SEMANA MUSICAL EN EL BLOG DE ANTONIO MORENO


Óscar Chávez nació en la Ciudad de México, Distrito Federal el 20 de marzo de 1935. Actuó en la película Los Caifanes (1966) y participó en la grabación de programas de radio-drama para Radio Universidad (UNAM). Ha participado en documentales de la historia de México como narrador.
Su producción discográfica se compone aproximadamente de 100 títulos, entre los que se encuentra la serie «Voz viva de México», en el que recita poemas de Sor Juana Inés de la Cruz, Gilberto Owen y Amado Nervo; varios volúmenes dedicados a la música tradicional mexicana, latinoamericana, canción amorosa de su autoría, parodias políticas y diversos títulos vinculados con movimientos sociales como "México 68", "Canciones de la Guerra Civil y resistencia española" o el disco dedicado a la guerrilla zapatista: "Chiapas".

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Rafael Loret de Mola - Los caminos torcidos

Rafael Loret de Mola
En el 2000 una de las noticias sobresalientes, además de la consumación de una primera alternancia en el Ejecutivo federal que poco cambió las cosas, fue la tranquilidad de la transición política, bajo la euforia de millones quienes habían atestiguado la caída del muro priísta y la falsa “exaltación” de Ernesto Zedillo como garante de la democracia; incluso el Ejército actuó sin menoscabo de su lealtad a las instituciones aunque para los mandos, formados bajo un liberalismo que observaba a los panistas como retrógradas, aquello representara otra contrarrevolución. Y ya sabemos cuánto duele por aquellos escenarios la primera y gran traición, contra Madero, con las águilas del “Chacal” Victoriano Huerta.

Fuera de especulaciones, es evidente que los mandos castrenses con capacidad operativa –no hablo de quienes están segregados o pensionados quienes mantienen, casi todos, la flama del patriotismo, lo que me consta-, pusieron sus condiciones al mandatario entrante, en este caso Vicente Fox, como lo hicieron tiempo atrás durante dos momentos especialmente álgidos: La asunción de Miguel de la Madrid, quien durante su primer año de gestión debió aceptar las “peticiones” de los altos oficiales sobre todo pecuniarias, abriendo la puerta para la “tolerancia” respecto a nexos con las bandas organizadas –recuérdese que se dio en aquel sexenio el primer “boom” del narcotráfico-; y posteriormente durante el sexenio de Carlos Salinas con la obsesión por la legitimación de su mandato con la aplicación de fuerza extrema –no se olvide el episodio que culminó con la aprehensión del líder sindical más poderoso del país y América Latina, “La Quina”-, contra cuantos jugaron a la contra durante su campaña electoral, por ejemplo el célebre Manuel Clouthier del Rincón “Maquío”, muerto en un extraño “accidente” en el que sus familiares no creen aunque ahora opten por amenizar los actos públicos pulsando la guitarra –tal es el caso del secretario de Desarrollo Social, Heriberto Félix Guerra, quien no tuvo tiempo de pedirle la mano de Leticia, la hija del prominente personaje, si bien se casó con ella; también el hijo mayor de “Maquío” sigue sosteniendo sus propias dudas e hipótesis sin poder avanzar en las averiguaciones-. Los panistas, insisto, son así: Olvidan a sus muertos en el panteón de la ignominia sin siquiera buscar explicaciones.

Otro caso sintomático es el de la extraña muerte de Carlos Castillo Peraza, en Bonn y en la residencia de un íntimo amigo, cuando ya se había separado del PAN y pensaba ocupar el sitio que había dejado vacío –y lo sigue estando- Octavio Paz. El suceso, en 2000, estuvo enmarcado en los prolegómenos de la asunción de Fox quien creyó, desde el principio de su régimen, que la victoria había sido suya, sólo suya, y no del partido que le postuló. No admitió ceder ni un ápice de la gloria “por haber sacado al PRI de Los Pinos”. Fue entonces cuando Diego Fernández de Cevallos sentenció: “Aumentará su fama cuando se vaya y vuelva a meter al PRI a la residencia oficial”. Pasaron seis años, luego de las truculentas elecciones de 2006, para cumplir el tremendo pronóstico.

Me cuentan igualmente que durante la administración de Luis Echeverría, ya anciano y con el estigma de 1968 y 1971 sobre sus hombros, el Ejército igualmente le presionó para lograr canonjías. Fue entonces cuando este mandatario, además de conceder ciertos privilegios a los militares, reforzó al Estado Mayor Presidencial con preparación de élite y capacidad para poder superar a siete soldados en caso de llegar a un enfrentamiento. De este tamaño era el temor del presidente cuando sintió que no tenía todos los controles en la mano. Pese a todo, terminó su gestión en plenitud y permitiéndose un amago de golpe de Estado contra su sucesor, José López Portillo, a 10 días de la transición sexenal. Luego, claro, fue a parar a Canberra, el punto geográfico más alejado del país, como “embajador plenipotenciario”.

Estas historias pueden ilustrarnos sobre los riesgos actuales, cada vez más severos. Es obvio que la vulnerabilidad de Calderón, que tan útil fue para las mafias que se sirvieron con la cuchara grande, se pretende trasladarla a Enrique Peña por obra y gracia de la desobediencia civil. Un segundo “espurio”, para una población confusa con un padrón de votantes cuya quinta parte es incondicional de Andrés Manuel López Obrador –los incondicionales, por cierto, me remiten a los jamelgos de los picadores en las plazas de toros, con los ojos vendados para que sólo olfateen el peligro sin verlo-, es la mejor carta para los criminales y las injerencias del norte, sobre todo cuando caigamos al nivel de un “estado fallido”, construido a pulso por los ambiciosos listos a apoderarse, a precios de oferta, de cuanta empresa sea rentable a futuro.

De eso se trata el drama actual. Y en medio está un Ejército hondamente dividido al grado de que un amplio sector de generales insiste en el nombramiento del general Tomás Ángeles Dauahare como secretario de la Defensa Nacional desde su posición actual de arraigado sin que, hasta este momento, se haya podido comprobar ninguna de las acusaciones armadas en su contra. ¿Y la procuraduría militar por qué no reclama al personaje para juzgarlo de acuerdo a las leyes castrenses? Es la primera vez que se deja a un lado esta instancia tras ser señalado un general de alta graduación como enclave o colaborador de las mafias organizadas. Y esto no será fácil perdonarlo en la visión de quienes, desde dentro, saben bien cómo se han formulado las intrigas al más puro estilo de la derecha y con Marisela Morales, la procuradora general, en plan de testaferro político.

Hay malestar y mucho. De allí que jugar con fuego a la desestabilización, como pretenden los radicales de izquierda quienes no aceptan otra cosa que no sea la entronización fastuosa de López Obrador, es andar el camino hacia la hoguera, primero, y el abismo, después. ¿Es esto lo que alegraría la conciencia de un patriota ante las asechanzas diversas? En un mundo global, como el actual, no puede pensarse en México como una burbuja inmune a los factores externos y a las crisis recesivas generales. Mucho menos cuando la buena impresión que causó entre los observadores internacionales y los estadistas de buena arte del mundo llamado civilizado, incluyendo algunas naciones con tendencia hacia la izquierda, fue devastada por la negativa de López Obrador a reconocer los resultados dados por el IFE, a lo que él se había comprometido firmando un pacto de civilidad ya terminada la campaña proselitista y cuando los vicios que hoy se alegan se habían consumado, y su beligerancia en crecida... hasta llegar al punto de encenderse denostando al PRI por haber recurrido al “lavado de dinero” sin señalar a quienes serían parte de la trama ilegal. Poco falta que, en breve, se nos involucre a los treinta y cuatro millones de mexicanos que votamos por otras opciones o anularon sus boletas.

En el considerando anterior, los pobres, quienes menos tienen, estarían en primer plano. Ellos representarían más del 65 por ciento del total de los supuestos votos “comprados”. Insisto en que fue el propio Andrés Manuel quien marcó la regla: “Acepten todo y luego voten libremente”. Esta consigna, que pocos citan en estos momentos de confusión, pudo ser la ruta a seguir por algunos de sus incondicionales quienes, al fin y al cabo, sufragaron por López Obrador y se nutrieron de las ya célebres despensas, una costumbre que viene de muy atrás, esto es de cuando el propio ícono era miembro del PRI en su Tabasco natal. ¿Quizá en esos tiempos aprendió la estratagema? ¿Él está, de verdad, libre de pecado? Las truculencias verbales que tienden a los llamados a la anarquía están tipificados como delitos. No lo olvidemos.

rafloret@yahoo.com.mx

Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/los-caminos-torcidos

Carlos Ramírez - AMLO: La democracia soy yo

Carlos Ramírez
» Son movimientos antisistémicos

1.- La democracia es una forma de gobierno establecida por decisión mayoritaria.

2.- La construcción de mayorías se hace por las masas en las calles o por mecanismos electorales.

3.- La diferencia entre la democracia de las masas y la democracia institucional se define en el conflicto o por las reglas jurídicas establecidas por la representación de las fuerzas políticas y sociales.

4.- La democracia de las masas se impone en sistemas antidemocráticos. Los sistemas democráticos tienen varios tonos de democracia: Baja, media, intensa. El sistema político mexicano, durante el largo reinado autoritario priísta 1947-1985, fue de democracia baja, procedimental y alto grado de autoritarismo. La transición 1978-2000 fue lenta, larga, pausada, con altibajos y claroscuros.

5.- Si la democracia consiste en el relevo de autoridad por la vía electoral, México accedió a la mayoría de edad en 1996 cuando el organismo electoral abandonó el espacio de control del gobierno y las elecciones las hizo el IFE como institución sin control gubernamental. Ahí la democracia mexicana se colocó en el rango de media-baja.

6.- La democracia se mide por la libertad del elector a la hora de votar, no por la voluntad del candidato derrotado. López Obrador aceptó las reglas del juego electoral al inscribirse como candidato y ha tenido en dos elecciones presidenciales los espacios determinados por las leyes: En el 2006 instaló un plantón del zócalo al periférico para presionar a la autoridad electoral, luego ordenó a los perredistas impedir por la vía de la fuerza y la violencia la toma de posesión de Calderón, después ordenó a los perredistas a no reconocer a Calderón como Presidente Constitucional y terminó su ofensiva al margen de la democracia con su coronación como “presidente legítimo” con “gabinete”, silla gestatoria del águila, “banda” presidencial y juramento constitucional.

7.- Ahí López Obrador estableció su democracia: Jugar con las reglas del sistema, perder y luego exigir la victoria. Si ha habido tanta desconfianza en el 2006 y en el 2012 en las instituciones electorales, bien pudo no haberse inscrito o retirarse como candidato antes de las elecciones.

8.- Luego de conocerse los resultados del conteo oficial, López Obrador de nueva cuenta renegó del sistema electoral institucional. Y se erigió, otra vez, en defensor de la democracia. Pero se trata de una democracia al estilo Luis XIV: “La democracia soy yo”. Se trata de una tesis absolutista, personalista. El Caudillo establece los rangos de fijación de la democracia. El problema radica en que en México no habrá democracia hasta en tanto López Obrador no gane la Presidencia de la República.

9.- Si la democracia mexicana actual no es democracia, ¿qué ha hecho el PRD como fuerza política y legislativa para llevar a México a lo que sería, en el lenguaje lopezobradorista, una democracia auténtica? De 1978 a 1989 la izquierda socialista arribó al Congreso y tuvo un espacio político sobresaliente y de 1989 a la reforma electoral del 2008 el PRD ha estado presente en la reconfiguración del sistema político. Por tanto, el sistema democrático actual es corresponsabilidad del PRD y de sus figuras dominantes, entre ellas López Obrador.

10.- El PRD fue determinante en la reforma del 2007-2008 para corregir los errores del 2006, incluyendo la deposición del consejero presidente Luis Carlos Ugalde y la designación del pro-perredista Leonardo Valdés Zurita. Si ahora López Obrador cuestiona a Valdés, ¿entonces por qué lo impuso el PRD en el 2008?

11.- El PRD ha fracasado en la negociación de un sistema electoral ideal, puro, a prueba de priístas, diríase que edificado sólo para beneficiar al PRD. Pero el PRD, el PT y MC critican el sistema electoral, siguiendo el liderazgo de López Obrador, que ellos avalaron como parte del sistema de partidos. Hoy Jesús Zambrano y López Obrador atacan el sistema electoral como si fueran ajenos a ellos, pero se trata del mismo sistema electoral que permitió la candidatura de López Obrador a jefe de Gobierno sin cumplir los requisitos y que le permitió mover a las masas en el 2000 para ganar violando las reglas electorales. ¿En el 2000 sí y hoy no? Claro, en el 2000 López Obrador ganó y en el 2012 perdió.

12.- López Obrador se escuda en la democracia para defender la democracia. Pero su plan no es otro que identificar la democracia sólo si se invalida la elección y así mostrar que no perdió. Pero el plan es una muestra de la doble moral de López Obrador: A través de sus grupos de choque ataca a empresas, invade Soriana como en el 2006 atacó físicamente a Banamex, presiona en las calles, insulta a críticos como Carlos María y Ricardo Alemán. Eso sí, acude a las instancias institucionales a presentar alegatos pero ya reveló que no aceptará los dictámenes que le den a Peña Nieto la constancia de mayoría; y si ello ocurre, entonces desprestigiará al Tribunal Electoral.

13.- La democracia institucional tiene sus reglas y los partidos tienen que respetarlas. Por la esperanzas de ganar, el PRD y López Obrador dejaron pasar algunos hechos de parcialidad de funcionarios del IFE y del Trife. Como perdieron, ahora todo es malo. ¿Por qué el PRD y López Obrador no denunciaron antes esas presuntas irregularidades y por qué aceptaron participar en las elecciones? El retiro del PRD y de López Obrador antes de las elecciones hubiera evitado el conflicto poselectoral.

14.- La democracia de las masas es pasional, caudillesca, depende de la voluntad del César, de la masa en masa, de la estridencia. El conteo de votos le dio casi 16 millones a López Obrador. Y ahora quieren convencer que esos votos fueron puros, en tanto que los de Peña Nieto y Vázquez Mota fueron impuros.

15. En México se va a dirimir, de nueva cuenta, en un conflicto poselectoral el modelo de democracia: el institucional o el cesarista.

carlosramirezh@hotmail.com

Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/amlo-la-democracia-soy-yo

Ana María Salazar - Liderazgo del siguiente sexenio

Ana María Salazar
Ojalá que me perdonen estimados lectores, pero como ustedes saben, estoy obsesionada con el tema de liderazgo. A la luz de que en poco tiempo tomarán posesión un nuevo presidente (bueno por lo menos eso dijo el IFE) nuevos gobernadores, alcaldes, legisladores federales y locales, es importante discutir de nuevo, qué características de liderazgo deberán de tener los nuevos líderes electos o los que tomarán las riendas políticas del País.

Depende en parte de cuál es la visión que tenemos sobre cuáles son los problemas fundamentales del País y qué nos espera en los siguientes años. ¿Necesita México líderes que le dé prioridad a decisiones basadas en consensos políticos, dado que será la única forma de avanzar en las reformas? Entonces el País requiere buenos negociadores.

¿La situación nacional requiere de líderes que impongan soluciones por la degradación política del País? Entonces el siguiente líder del Ejecutivo deberá ser una persona firme en sus convicciones. ¿El futuro mandatario deberá tener un gabinete absolutamente fiel, o buscar rodearse de secretarios que le puedan proporcionar diferentes perspectivas? La respuesta en parte depende de qué tantas habilidades tenga el Presidente de supervisar a sus subalternos. ¿Debe el nuevo presidente inspirarnos y hacernos creer en el futuro de México o la táctica debería ser subrayar en una forma pragmática y realista los serios problemas que enfrentan el País y los sacrificios que se requerirán para cambiar este rumbo? Un buen líder inspira, pero al mismo tiempo no crea expectativas falsas. ¿Continuar apoyando la mayoría de las políticas públicas impulsadas en los últimos años o el futuro de México requiere una gran sacudida puesto que el actual esquema simple y llanamente reprobó? ¿Podrá la gobernabilidad del País en esta coyuntura sobrevivir un trascendental revolcón político? ¿A qué se le debe de dar prioridad, al problema de la pobreza o a la inseguridad desbordada en el País?

La respuesta a estas últimas tres preguntas nos define si la personalidad de los nuevos lideres debe de incluir o no algunas características autoritarias.

Mucho se ha especulado acerca de si el liderazgo está intrínsecamente ligado a la inteligencia. Probablemente haya quien piense que ser inteligente es un requisito indispensable para ser un buen líder, y quizá tenga razón. Pero la capacidad de un líder, a fin de cuentas, no se define por su inteligencia, y aunque es una herramienta básica, la disciplina y el propio interés se suman a ella como factores indisolubles. Podríamos buscar ejemplos de personas extremadamente inteligentes, muy brillantes, que fueron muy malos líderes. Una persona muy inteligente y que pretende saberlo todo, es muy probable que caiga en la soberbia.

Los líderes soberbios por lo regular terminan siendo malos dirigentes pues no buscan asesoría en ninguna de las áreas y desembocan en el fracaso, porque finalmente sabemos que nadie, absolutamente nadie, puede saberlo todo ni ser experto en todos los temas. Por el contrario, encontramos ejemplos de personas que no tienen una inteligencia extrema y que ni siquiera son brillantes, pero que poseen otras cualidades tal vez más importantes para un líder, como la capacidad de empatía, el control emocional, el poder seleccionar un buen equipo de trabajo y, sobre todo, la conciencia de sus propias limitaciones. Muchas personas tratan de ligar el tema de la inteligencia con su capacidad de liderazgo, pero yo diría que por el contrario, más que ligado a la inteligencia lo está a la disciplina, a la capacidad de reconocer que el liderazgo es un proceso de aprendizaje que dura toda la vida.

Un líder que no es socialmente inteligente es muy difícil que logre ejercer un liderazgo efectivo. Un líder socialmente ignorante actuará a partir de su instinto sin pensar en las consecuencias. Nunca analizará los efectos de sus actuaciones ante el público y jamás le preocupará su desarrollo con la gente; por lo tanto, sus decisiones afectarán no sólo la imagen que de él percibe el pueblo, sino incluso los resultados en el momento de buscar consensos o de resolver problemas. Por el contrario, un líder inteligente siempre estará preocupado por su aspecto social más que por su imagen de líder. Buscará mejorar su desenvolvimiento frente a sus semejantes, esto es, hará uso de un lenguaje adecuado, tanto verbal como no verbal. Un líder inteligente logrará una mejor empatía con su equipo y con sus electores en tanto llegue a entender la importancia de su comportamiento social.

A fin de cuentas, un buen liderazgo es simple y sencillamente el ejercicio correcto del poder, la búsqueda de las decisiones correctas. Dick Morris, reconocido y controversial consultor de la Casa Blanca y autor de “El Nuevo Príncipe”, explica: “El arte del liderazgo es mantener un impulso lo suficientemente adelantado como para controlar los acontecimientos y mover la política pública sin perder el apoyo público”.

Del dicho al hecho…

Ana María Salazar es analista política.

Twitter: @AMSalazar

En Internet: www.anamariasalazar.com

Facebook: anamariasalazarslack


El arte del liderazgo es mantener un impulso lo suficientemente adelantado como para controlar los acontecimientos y mover la política pública sin perder el apoyo público” Un líder que no es socialmente inteligente es muy difícil que logre ejercer un liderazgo efectivo. Un líder socialmente ignorante actuará a partir de su instinto sin pensar en las consecuencias. Nunca analizará los efectos de sus actuaciones ante el público y jamás le preocupará su desarrollo con la gente

Ricardo Rocha - Indecisión

Ricardo Rocha


Sigue la batalla electoral con Andrés Manuel López Obrador explicando tan tranquilo que a este país no le pasará nada si se invalida la elección, el Congreso elige a un Presidente interino y se convoca a nuevos comicios para dentro de 15 o 18 meses. Y claro, el PRI revirando que López Obrador es un perdedor que radicaliza su discurso para apostar ahora a la insensata ruptura institucional del país.







Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/27-07-2012/8418. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

Manuel Camacho Solís - El aterrizaje forzoso de Enrique Peña Nieto

Manuel Camacho Solís
E l plan A de Enrique Peña Nieto falló. La realidad política que enfrenta no es la que él y sus asesores anticiparon. Por sus declaraciones y hechos, salta a la vista que él aún no lo reconoce. La dura realidad se lo irá mostrando hasta que llegue al punto de aceptar lo que no previó y adaptarse a ello, o persistir en una idea equivocada de la realidad que no hará sino amplificar sus fragilidades y alentar su endurecimiento, complicar la gobernabilidad y debilitar su imagen internacional.

El plan A consistió en ganar las elecciones por un margen muy amplio que le diera mayoría en el Congreso y un alto grado de control sobre el poder presidencial. Con ese poder impulsaría las reformas estructurales neoliberales que quedaron pendientes desde los años 90. La manera de lograrlo fue mediante la creación y manejo de unas expectativas de triunfo electoral por un amplísimo margen. El método es el mismo que el que se aplica en la economía: cuando los números no dan, algunos hacen creer que sí, y con ello logran ganar tiempo o incluso cambiar comportamientos. Claro que si fallan, se revienta la burbuja y alguien termina pagando los costos del aterrizaje forzoso. 

Esa estrategia empezó a fallar el día en que se presentó un imprevisto —el descalabro en la Ibero— frente al cual EPN y el PRI no supieron reaccionar. Ahí cambió todo: se cerró la elección, creció el interés por votar, se potenció a la oposición política y social. Con una más alta participación, ocurrió lo inimaginable: que AMLO le disputara la Presidencia. Se aglutinaron las fuerzas conservadoras y el PRI recurrió a diversas irregularidades, pero ni así se logró el resultado esperado. El saldo es un Congreso plural, endurecimiento de la oposición social contra EPN y una disputa en curso sobre la legalidad y legitimidad de la elección que ya le ha causado daños dentro y fuera de México. 

EPN sigue reaccionado como si nada hubiera ocurrido. Niega cualquier irregularidad, al punto de sostener reiteradamente que mete las manos al fuego respecto a que no ocurrió nada fuera de la ley. Sus afirmaciones no hacen sino irritar adicionalmente a quienes piensan lo contrario y que representan a una parte considerable de la población, sobre todo de las zonas urbanas y entre los ciudadanos con más alto nivel de educación. Peor aun resulta cuando va saliendo la verdad y se comprueba que una parte de los reclamos tiene sustento, como se va demostrando con el caso Monex. 

Lo mismo va a ocurrir con sus posicionamientos frente a la protesta social. ¿Si no la reconoce, cómo podría encauzarla? O frente a la oposición política: ¿tiene algún sentido seguir insistiendo en mayorías amplísimas y contundentes que respaldan su programa cuando no alcanzó el 40%? ¿Es viable su reforma privatizadora del petróleo, cuando no lo respalda una mayoría constitucional en el Congreso y eso radicalizaría la movilización de la calle en su contra? 

Entre más tarde EPN en reconocer que sí hubo irregularidades graves en su campaña, que su actitud contribuyó a aglutinar a una oposición social que no se había expresado con tal fuerza, que no tiene mayoría en el Congreso y que en sus propios votos y alianzas están las resistencias al cambio, más se encerrará en una posición defensiva que lo incomodará y que limitará las oportunidades de que, entre todos, encontremos una salida decente al final del proceso electoral. 

El punto no es sentarse en Los Pinos, sino crear las condiciones para fortalecer a la autoridad. No es intentar convencer de que se es un demócrata y meter las manos al fuego sobre que no hubo irregularidades, sino palpar el sentir de la gente y sentar las bases de una auténtica reconciliación. Su dilema es: hacer concesiones de peso que serenen a la sociedad y prestigien a las instituciones antes de entrar; o empecinarse en forzar la entrada al extremo de desconocer políticamente al Congreso y a la mitad de la población para intentar gobernar con la presidencia autoritaria.


Leído en: http://www.pulsoslp.com.mx/Noticias.aspx?Nota=122936

Marisol Gasé / Pinchis curuleros presenta: "Su tablero de 101 millones de mentadas de padre"








Visto en: http://www.sinembargo.mx/27-07-2012/310781

Sergio Sarmiento - Olímpico$$$


Sergio Sarmiento

Los Juegos Olímpicos que comienzan hoy en Londres tendrán un costo estimado para los contribuyentes británicos de 9,300 millones de libras esterlinas, o sea, alrededor de 14,400 millones de dólares (AP). El presupuesto original era de 2,400 millones de libras. Cuando el Reino Unido asumió en 2005 el compromiso de organizar el encuentro deportivo, durante el gobierno de Tony Blair, la economía británica vivía tiempos de bonanza. Hoy está sumida en una crisis que comparte con buena parte de Europa.
El costo de los Olímpicos de Londres es modesto en comparación con los de Beijing de 2008, en los que se calcula el gobierno chino gastó 42 mil millones de dólares (Centro de Investigación Olímpica de Beijing; Wall Street Journal, 16.7.08). De todas maneras la carga para los contribuyentes es enorme.
A los políticos nunca les faltan argumentos para justificar este tipo de gasto. El ex primer ministro Blair dijo este 25 de julio a la Associated Press que los juegos han permitido un rescate de la siempre marginada zona oriental de Londres, la construcción de “maravillosas instalaciones deportivas” y una “oportunidad para mostrar una Bretaña moderna, un Londres moderno”. Hay que “construir un legado con estos juegos”, dice Blair en ese lenguaje de mucho entusiasmo y poca sustancia que tanto gusta a los políticos.
La mayoría de los británicos apoya los juegos del laborista Blair y del primer ministro conservador David Cameron, a quien le tocará sacar la tajada política de los juegos. Lo hemos visto también en México. Los grandes espectáculos son populares entre el pueblo que asiste... y entre los políticos que se benefician. La razón es que nadie sabe realmente cuánto cuestan o cuánto afectan el nivel de vida de la población.
Grecia gastó alrededor de 15 mil millones de dólares que no tenía en los Olímpicos de Atenas. No fue ésta la única razón de la enorme deuda pública que hoy agobia al país; pero según Stella Alfieri, política que se opuso siempre a los juegos, el gasto olímpico marcó el comienzo de la explosión de irresponsabilidad que tanto le ha costado al país (Huffington Post). Lo peor es que la mitad de las instalaciones que Grecia utilizó en 2004 están abandonadas o subutilizadas. Lo mismo ocurre con varios de los estadios de futbol que Sudáfrica construyó para la Copa del Mundo de 2010.
El Reino Unido, a pesar de sus dificultades actuales, tiene los recursos para enfrentar el costo de los juegos. China lo pudo hacer sin problemas por su régimen autoritario.
Ahora le tocará a Brasil ser anfitrión de la Copa del Mundo de 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016. Al igual que el Reino Unido, Brasil obtuvo el “privilegio” en un momento en que su economía estaba en auge, pero no sabemos cuál será su condición en dos años.
Por lo pronto, y para no faltar a la costumbre, los costos en Brasil se han disparado. Nada más la construcción o remodelación de estadios asciende ya a 3,680 millones de dólares, tres veces lo estimado originalmente (Reuters). Para los Juegos Olímpicos de 2016 el presupuesto público original era de 12,800 millones de dólares, pero ya Carlos Nuzman, presidente del Comité Organizador, ha señalado que los costos reales serán significativamente mayores.
Las grandes competencias deportivas son una forma de promoción de un país (y de sus gobernantes). Lo sabía Julio César, quien obtuvo gran popularidad con sus espectáculos en el Coliseo romano. Pero hay campañas de relaciones públicas mucho más baratas... y muchas veces más eficaces.
AEROMÉXICO
Atrevida y bienvenida la apuesta de Aeroméxico de adquirir 100 aviones de nueva generación en la próxima década con una inversión de 11 mil millones de dólares. El mercado de la aviación comercial en México no ha regresado a su pico de 2008, cuando registró 56 millones de pasajeros en vuelos nacionales y extranjeros, pero desde 2009 ha estado en constante crecimiento

Julio Ramón Ribeyro - La insignia

Julio Ramón Ribeyro
(1929 -1994)
La insignia

Hasta ahora recuerdo aquella tarde en que al pasar por el malecón divisé en un pequeño basural un objeto brillante. Con una curiosidad muy explicable en mi temperamente de coleccionista, me agaché y después de recogerlo lo froté contra la manga de mi saco. Así pude observar que se trataba de una menuda insignia de plata, atravesada por unos signos que en ese momento me parecieron incomprensibles. Me la eché al bolsillo y, sin darle mayor importancia al asunto, regresé a mi casa. No puedo precisar cuánto tiempo estuvo guardada en aquel traje que usaba poco. Sólo recuerdo que en una oportunidad lo mandé a lavar y, con gran sorpresa mía, cuando el dependiente me lo devolvió limpio, me entregó una cajita, diciéndome: "Esto debe ser suyo, pues lo he encontrado en su bolsillo".

Era, naturalmente, la insignia y este rescate inesperado me conmovió a tal extremo que decidí usarla. 

Aquí empieza realmente el encadenamiento de sucesos extraños que me acontecieron. Lo primero fue un incidenbte que tuve en una librería de viejo. Me hallaba repasando añejas encuadernaciones cuando el patrón, que desde hacía rato e observaba desde el ángulo más oscuro de su librería, se me acercó y, con un tono de complicidad, entre guiños y muecas convencionales, me dijo: "Aquí tenemos libros de Feifer". Yo lo quedé mirando intrigado porque no había preguntado por dicho autor, el cual, por lo demás, aunque mis conocimientos de literatura no son muy amplios, me era enteramente desconocido. Y acto seguido añadió: "Feifer estuvo en Pilsen". Como yo no saliera de mi estupor, el librero terminó con un tono de revelación, de confidencia definitiva: "Debe usted saber que lo mataron. Sí, lo mataron de un bastonazo en la estación de Praga". Y dicho esto se retiró hacia el ángulo de donde había surgido y permaneció en el más profundo silencio. Yo seguí revisando algunos volúmenes maquinalmente pero mi pensamiento se hallaba preocupado en las palabras enigmáticas del librero. Después de comprar un libro de mecánica salí, desconcertado, del negocio.

Durante algún tiempo estuve razonando sobre el significado de dicho incidente, pero como no pude solucionarlo acabé por olvidarme de él. Mas, pronto, un nuevo acontecimiento me alarmó sobremanera. Caminaba por una plaza de los suburbios cuando un hobre menudo, de faz hepática y angulosa, me abordó intempestivamente y antes de que yo pudiera reaccionar, me dejó una tarjeta entre las manos, desapareciendo sin pronunciar palabra. La tarjeta, en cartulina blanca, sólo tenía una dirección y una cita que rezaba: SEGUNDA SESION: MARTES 4. Como es de suponer, el martes 4 me dirigí a la numeración indicada. Ya por los alrededores me encontré con varios sujetos extraños que merodeaban y que, por una coincidencia que me sorprendió, tenían una insignia igual a la mía. Me introduje en el círculo y noté que todos me estrechaban la mano con gran familiaridad. En seguida ingresamos a la casa señalada y en una habitación grande tomamos asiento. Un señor de aspecto grave emergió tras un cortinaje y, desde un estrado, después de saludarnos, empezó a hablar interminablemente. No sé precisamente sobre qué versó la conferencia ni si aquello era efectivamente una conferencia. Los recuerdos de niñez anduvieron hilvanados con las más agudas especulaciones filosóficas, y a unas disgresiones sobre el cultivo de la remolacha fue aplicado el mismo método expositivo que a la organización del Estado. Recuerdo que finalizó pintando unas rayas rojas en una pizarra, con una tiza que extrajo de su bolsillo.

Cuando hubo terminado, todos se levantaron y comenzaron a retirarse, comentando entusiasmados el buen éxito de la charla. Yo, por condescendencia, sumé mis elogios a los suyos, mas, en el momento en que me disponía a cruzar el umbral, el disertante me pasó la voz con una interjección, y al volverme me hizo una seña para que me acercara.
— Es usted nuevo, ¿verdad? —me interrogó, un poco desconfiado.
— Sí —respondí, después de vacilar un rato, pues me sorprendió que hubiera podido identificarme entre tanta concurrencia—. Tengo poco tiempo.
— ¿Y quién lo introdujo?
Me acordé de la librería, con gran suerte de mi parte.
—Estaba en la librería de la calle Amargura, cuando el...
— ¿Quién? ¿Martín?
— Sí, Martín.
—¡Ah, es un colaborador nuestro! — Yo soy un viejo cliente suyo. — ¿Y de qué hablaron?
—Bueno... de Feifer.
—¿Qué le dijo?
—Que había estado en Pilsen. En verdad... yo no lo sabía
—¿No lo sabía?
— No —repliqué con la mayor tranquilidad.
— ¿Y no sabía tampoco que lo mataron de un bastonazo en la estación de Praga?
— Eso también me lo dijo.
—¡Ah, fue una cosa espantosa para nosotros!
—En efecto —confirmé— Fue una pérdida irreparable.
Mantuvimos una charla ambigua y ocasional, llena de confidencias imprevistas y de alusiones superficiales, como la que sostienen dos personas extrañas que viajan accidentalmente en el mismo asiento de un ómnibus. Recuerdo que mientras yo me afanaba en describirle mi operación de las amígdalas, él, con grandes gestos, proclamaba la belleza de los paisajes nórdicos. Por fin, antes de retirarme, me dio un encargo que no dejó de llamarme la atención . 
—Tráigame en la próxima semana —dijo— una lista de todos los teléfonos que empiecen con 38. 
Prometí cumplir lo ordenado y, antes del plazo concedido, concurrí con la lista. 
—¡Admirable! —exclamó— Trabaja usted con rapidez ejemplar. 


 Desde aquel día cumplí una serie de encargos semejantes, de lo más extraños. Así, por ejemplo, tuve que conseguir una docena de papagayos a los que ni más volví a ver. Mas tarde fui enviado a una ciudad de provincia a levantar un croquis del edificio municipal. Recuerdo que también me ocupé de arrojar cáscaras de plátano en la puerta de algunas residencias escrupulosamente señaladas, de escribir un artículo sobre los cuerpos celestes, que nunca vi publicado, de adiestrar a un meno en gestos parlamentarios, y aun de cumplir ciertas misiones confidenciales, como llevar cartas que jamás leí o espiar a mujeres exóticas que generalmente desaparecían sin dejar rastro. 


De este modo, poco a poco, fui ganando cierta consideración. Al cabo de un año, en una ceremonia emocionante, fui elevado de rango. "Ha ascendido usted un grado", me dijo el superior de nuestro círculo, abrazándome efusivamente. Tuve, entonces, que pronunciar una breve alocución, en la que me referí en términos vagos a nuestra tarea común, no obstante lo cual, fui aclamado con estrépito. 


En mi casa, sin embargo, la situación era confusa. No comprendían mis desapariciones imprevistas, mis actos rodeados de misterio, y las veces que me interrogaron evadí las respuestas poque, en realidad, no encontraba una satisfactoria. Algunos parientes me recomendaron, incluso, que me hiciera revisar por un alienista, pues mi conducta no era precisamente la de un hombre sensato. Sobre todo, recuerdo haberlos intrigado mucho un día que me sorprendieron fabricando una gruesa de bigotes postizos pues había recibido dicho encargo de mi jefe. 


Esta beligerancia doméstica no impidió que yo siguiera dedicándome, con una energía que ni yo mismo podría explicarme, a las labores de nuestra sociedad. Pronto fui relator, tesorero, adjunto de conferencias, asesor administrativo, y conforme me iba sumiendo en el seno de la organización aumentaba mi desconcierto, no sabiendo si me hallaba en una secta religiosa o en una agrupación de fabricantes de paños. 


A los tres años me enviaron al extranjero. Fue un viaje de lo más intrigante. No tenía yo un céntimo; sin embargo, los barcos me brindaban sus camarotes, en los puertos había siempre alguien que me recibía y me prodigaba atenciones, y en los hoteles me obsequiaban sus comodidades sin exigirme nada. Así me vinculé con otros cofrades, aprendí lenguas foráneas, pronuncié conferencias, inauguré filiales a nuestra agrupación y vi cómo extendía la insignia de plata por todos los confines del continente. Cuando regresé, después de un año de intensa experiencia humana, estaba tan desconcertado como cuando ingresé a la librería de Martín. 


Han pasado diez años. Por mis propios méritos he sido designado presidente. Uso una toga orlada de púrpura con la que aparezco en los grandes ceremoniales. Los afiliados me tratan de vuecencia. Tengo una renta de cinco mil dólares, casas en los balnearios, sirvientes con librea que me respetan y me temen, y hasta una mujer encantadora que viene a mí por las noches sin que yo le llame. Y a pesar de todo esto, ahora, como el primer día y como siempre, vivo en la más absoluta ignorancia, y si alguien me preguntara cuál es el sentido de nuestra organización, yo no sabría qué responderle. A lo más, me limitaría a pintar rayas rojas en una pizarra negra, esperando confiado los resultados que produce en la mente humana toda explicación que se funda inexorablemente en la cábala.


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