martes, 22 de mayo de 2018

Carlos Ramírez - Indicador político

Segundo debate: tablas; sin ofertas, votos no variarán

Ante los temas de tratado de comercio libre, relaciones directas con el presidente Trump, crimen transnacional y migrantes sudamericanos en México y mexicanos en los Estados Unidos, los cuatro candidatos presidenciales carecieron de una propuesta de gobierno para el próximo sexenio.
Esos sí, los cuatro fueron pródigos en ofrecer mundos ideales sin explicar los cómo, los cuatro respondieron con demagogias, ninguno pudo ofrecer un programa concreto para algunos de los problemas planteados.

Como en el debate anterior y en los discursos de campaña, los cuatro se desviaron en generalidades, repitiendo las argumentaciones de siempre. Sus discursos fueron complacientes. A pesar de debatir el trato con Trump, ninguno aclaró cómo será la relación con el Trump que ha ofendido y humillado a México.

Los dos conductores desaprovecharon la oportunidad para explorar respuestas en los candidatos y fueron demasiado insistentes en buscar respuestas a sus propias convicciones o ideas, y a veces lo hicieron con impertinencia hasta grosera y gestos de fastidio.








Raymundo Riva Palacio - Decepcionante debate


Para quienes esperaban una guerra de pastelazos en el segundo debate presidencial, los protagonistas no los defraudaron. Pero para quienes querían oír sus ideas y propuestas sobre los temas que incidirán en el futuro mexicano, fue una pérdida de tiempo. Estaban tan preocupados Ricardo Anaya y José Antonio Meade en atacar a Andrés Manuel López Obrador, que ni siquiera escucharon algunos señalamientos inverosímiles que hizo (por ejemplo, que quiere unir Asia con la costa este de Estados Unidos, que baña el Atlántico). Estaba tan preparado López Obrador para responder las imputaciones, que también desperdició la oportunidad de mostrarse como un político que entiende el mundo, aunque su proyecto de Nación sea aislacionista. ¿Cómo mirar sólo hacia dentro en un mundo interdependiente? La respuesta que es que la mejor política exterior era la interior, es insuficiente por reduccionista.

López Obrador, sin embargo, salió victorioso de este debate. La política exterior y migración es lo que menos conoce, que menos le importan y en donde menos recursos dialécticos tiene. Y sin embargo, la debilidad de los argumentos de sus adversarios para mostrar su desconocimiento, le permitió terminar sin sobresaltos ante situaciones donde hubiera quedado exhibido. Uno de los momentos que perdieron sus rivales fue su propuesta de reedición de la Alianza para el Progreso, una iniciativa del presidente John F. Kennedy en 1961 para desarrollar infraestructura en América Latina, que recordó López Obrador como un éxito, cuando en realidad terminó en fracaso, porque el financiamiento se redujo significativamente tras su asesinato en 1963.







Ricardo Alemán - ¡CULTO A LA IGNORANCIA, LA TRANSA Y LA ESTUPIDEZ!

Luego de ver los dos primeros debates presidenciales cualquiera “con dos dedos de frente” puede concluir que algo está muy mal en la democracia mexicana.

¿Cómo es posible que –según las encuestas–, el puntero presidencial sea un “líder social” con la ignorancia mostrada por Andrés Manuel López Obrador?

Se puede entender que los ciudadanos de a pie, sin la información, atrapados entre el enojo y el odio, se digan hartos del PRI, PAN y PRD luego de los malos gobiernos de esos partidos. Se puede entender que gracias al eficiente discurso populista de AMLO muchos ciudadanos comunes se digan decididos a votar por el candidato de Morena.

Pero lo que no tiene pies ni cabeza, lo que resulta inexplicable –por donde se le vea–, es que reputados intelectuales, académicos y hombres de empresa aplaudan y hasta se dicen convencidos que el candidato de Morena es el mejor para encabezar el Ejecutivo Federal, cuando en los hechos ha mostrado –hasta el cansancio–, su absoluta ignorancia de todo lo que concierne al Estado.