sábado, 22 de marzo de 2014

René Delgado - 20 años después

El asesinato de Luis Donaldo Colosio obliga a concentrar en su figura la efeméride de mañana. Sin embargo y más allá del terrible desenlace de un político prometedor, se cumplen veinte años de un capítulo negro en la historia reciente del país. Un capítulo cuyos nubarrones y signos ominosos -en particular los de la violencia política y social- no se han disipado del todo.


1994 marcó las consecuencias que pueden dejar el desacuerdo y la ruptura del grupo en el poder; el hartazgo de los sectores sociales marginados y abandonados a su suerte, tentados por el recurso de la violencia; y la inutilidad de la oposición cuando su fragilidad neutraliza su actuación y anula la consolidación de la democracia.



Jaime Sánchez Susarrey - 1994: año aciago

El 17 de noviembre de 1993 fue aprobado, en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, el Tratado de Libre Comercio. Y el 28 de noviembre, fue postulado Luis Donaldo Colosio candidato del PRI a la Presidencia de la República.


La popularidad del presidente Salinas de Gortari estaba entonces por los cielos. En 1991, el PRI había recobrado la mayoría -casi compuesta- en la Cámara de Diputados. Sin embargo, había una serie de tensiones profundas.


La oposición más clara era sostenida por el PRD, que se había opuesto a todas y cada una de las reformas emprendidas.


En el interior del PRI también había resistencias soterradas. Las corrientes nacionalista-revolucionarias rechazaban los cambios.



Raymundo Riva Palacio - Colosio 20 años después


PRIMER TIEMPO: En el inicio de la construcción de un político. En menos de una década, Carlos Salinas vio en Luis Donaldo Colosio, como un material para formar y construir como político de grandes vuelos. Colosio conoció a Salinas por intermediación de Rogelio Montemayor. Coahuilense este, sonorense Colosio, Montemayor vio en él un potencial importante. Estudió economía en el Tecnológico de Monterrey, como Montemayor una generación antes, y siguió sus pasos académicos en la Universidad de Pensilvania, donde estudió la maestría al año siguiente que su primer mentor finalizó su doctorado. Montemayor se lo presentó a Salinas cuando compartían oficinas en la Secretaría de Hacienda, y al ascender a secretario de Programación y Presupuesto con Miguel de la Madrid, Colosio fue uno de los primeros alfiles del salinismo en el Congreso, al ser electo diputado en 1985, el año que comenzó formalmente la lucha de Salinas por la Presidencia. Ese fue el periodo en el cual, ayudado por el descuido del secretario de Hacienda Jesús Silva Herzog que dedicó más tiempo a la frivolidad que al tejido de su red hacia la candidatura presidencial, Salinas puso a funcionar su maquinaria. 





Manuel Espino - Los competidores del Estado

Entre los focos rojos del tablero de la seguridad nacional falta mucho que se apague el que señala el peligro de las autodefensas. Hay ahí un peligro no solo presente, sino también creciente.

Cotidianamente se suman factores de riesgo en este rubro, entre los que destaca el anuncio hecho esta semana por el Consejo General de Autodefensas de Michoacán “deslindándose” del gobierno federal y acusando a la autoridad de traicionar a su movimiento.

Aunque las razones detrás de lo que ellos llaman “traición” dejan ver que el gobierno actuó con pertinencia, el hecho es que la tensión entre estos grupos armados y la estructura formal del Estado mexicano se incrementa día con día.

El reconocido líder José Manuel Mireles Valverde ha anunciado que el gobierno busca “amedrentarlos” y que no se les han cumplido acuerdos. Nada bueno augura que un grupo de unos 25 mil ciudadanos equipados con armas de alto poder se radicalice contra la autoridad.






Francisco Martín Moreno - Un tiro en el paladar

¿Quién va a financiar en México el seguro de los desempleados? ¡Oh, sorpresa!, los propios trabajadores en activo y en ningún caso, el gobierno, el único obligado a cumplir con dicha responsabilidad social


Si Franz Kafka viviera y hubiera sido un político mexicano, también hubiera instrumentado un seguro de desempleo financiado por los propios trabajadores en activo y hubiera echado mano del ahorro depositado en el INFONAVIT, propiedad de los obreros, para arruinar los planes habitacionales del gobierno. 
En todos los países integrantes de la OCDE los seguros de desempleo se financian con recursos fiscales cuidando el ahorro histórico y generacional de los trabajadores. 
¿Quién va a financiar en México el seguro de los desempleados? ¡Oh, sorpresa!, los propios trabajadores en activo y en ningún caso, el gobierno, el único obligado a cumplir con dicha responsabilidad social. 




Beatriz Pagés - Mondragón desconfiaba de las autodefensas

La renuncia de Manuel Mondragón como titular de la Comisión Nacional de Seguridad debe leerse a la luz de la contradicción que ha existido y existirá siempre entre la visión civil y la militar para enfrentar la delincuencia.
Seguramente para un marino, como el contralmirante Manuel Mondragón y Kalb, las autodefensas de Michoacán no sólo deben ser desarmadas sino llevadas a juicio y puestas al margen de la lucha que hoy libran el Ejército y la policía en contra del crimen organizado.
Apenas en noviembre pasado, el entonces comisionado nacional de Seguridad dijo, en El Colegio de México, que en Michoacán la ciudadanía ha quedado en medio de dos columnas enfrentadas: entre Los Caballeros Templarios y las autodefensas; a las que llamó, por cierto, grupos de dudosa procedencia.
Mientras para un hombre con formación militar es inaceptable trabajar en colaboración con agrupaciones que operan al margen de la ley, para el gobierno federal es necesario utilizarlas y absorberlas con la intención de impedir que la guerra entre ellas y Los Templarios derive en un derramamiento de sangre.




Sławomir Mrozek - El socio

Slawomir Mrozek
1912 - 2013

El socio

Decidí vender mi alma al diablo. El alma es lo más valioso que tiene el hombre, de modo que esperaba hacer un negocio colosal.

El diablo que se presentó a la cita me decepcionó. Las pezuñas de plástico, la cola arrancada y atada con una cuerda, el pellejo descolorido y como roído por las polillas, los cuernos pequeñitos, poco desarrollados. ¿Cuánto podía dar un desgraciado así por mi inapreciable alma?

–¿Seguro que es usted el diablo? –pregunté.

–Sí, ¿por qué lo duda?

–Me esperaba al Príncipe de las Tinieblas y usted es, no sé, algo así como una chapuza.

–A tal alma, tal diablo–contestó–. Vayamos al negocio.




Leído en http://missdesastresnaturales.blogspot.mx/2010/04/el-socio-slawomir-mrozek.html