jueves, 23 de mayo de 2013

La noche promete- David Faitelson

En el escenario romántico, todo supone estar en su sitio ideal: estadios delirantes, dos grandes plantillas, dos pueblos hambrientos y dos equipos que reclaman gloria para su rica historia. En el escenario real y frío, hay demasiado en juego y ninguno de los dos se puede equivocar.

América y Cruz Azul han provocado una semana de palpitaciones extrañas en los aficionados, largas jornadas de comentarios, de retos, de llevar el futbol a un nivel superlativo en la vida cotidiana de una ciudad y de un país que parece tener otro tipo de preocupaciones más importantes que un juego de futbol. Hoy, para nuestra tranquilidad y nuestro orgullo propio, el futbol ocupa un sitio preponderante.

Con pasta de campeón - Miguel España

El club América alcanza la Final del Torneo Clausura 2013 después de seis años y lo hace de un modo convincente.

Las Águilas están invictas en la Liguilla, mostrando un gran equilibrio en todas sus líneas, con una peligrosa delantera encabezada por su goleador y pieza fundamental a lo largo de esta temporada: Christian Benítez. El equipo se ha mostrado siempre con ideas muy claras en su forma de jugar, partiendo de una firmeza en defensa para desplegarse a velocidad en ataque, trabajar tanto por los costados —aunque muy dependiente a la banda de Rubens Sambueza— como por el centro, desde su arquero Moisés Muñoz hasta el punta Benítez.

Segunda vuelta -José Woldenberg

Las bancadas del PAN y el PRD en el Senado la han vuelto a poner en la mesa de discusión.

La primera olita a favor de una segunda vuelta para elegir al Presidente apareció -si mal no recuerdo- luego de las cerradas y polarizadas eleccio- nes del 2006. La tensión con que se vivieron las semanas que siguieron a los comicios preocupó a más de uno. Y no era para menos. Los humores públicos estaban caldeados, la animadversión entre los competidores permeó a la sociedad, el ambiente estaba electrizado. ¿Cómo conjurar ese nerviosismo producto de un conflicto real?

Y entonces no faltaron los que sacaron la receta: una segunda vuelta. El problema de la fórmula es que ni lógica ni políticamente resuelve por sí misma lo que se quiere evitar. Nada garantiza que en una segunda vuelta los resultados no sean cerrados. Cierto que hay ejemplos de segundas vueltas donde las cifras finales resultan más abiertas que en la primera ronda, pero nadie en su sano juicio puede asegurar que eso indefectiblemente sucederá. Por el contrario, eventualmente la diferencia entre el primero y el segundo lugar puede ser más apretada.

Cuento Oriental - El árbol de los problemas

Había contratado un carpintero para ayudarme a reparar mi vieja granja. Él acababa de finalizar su primer día de trabajo que había sido muy duro. Su sierra eléctrica se había estropeado lo que le había hecho perder mucho tiempo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.

Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Nos dirigíamos a la puerta de su casa y se detuvo brevemente frente a un precioso olivo centenario. Tocó el tronco con ambas manos.

Al entrar en su casa, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara sonreía plenamente. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. La energia había cambiado completamente. Posteriormente me acompañó hasta el coche.

Cuando pasamos cerca del olivo, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo visto cuando entramos.

- Ese es mi árbol de los problemas, – contestó

- Sé que no puedo evitar tener problemas durante el día como hoy en el trabajo por ejemplo, pero no quiero traer estos problemas a mi casa. Así que cuando llego aquí por la noche cuelgo mis problemas en el árbol. Luego a la mañana cuando salgo de mi casa los recojo otra vez.

 - Lo curioso es, – dijo sonriendo – que cuando salgo a la mañana a recoger los problemas del árbol, ni remotamente encuentro tantos como los que recuerdo haber dejado la noche anterior.

Maestro: si te centras en el ahora desaparecen todos los problemas.





Ciudadanos ejemplares: Wilhelm Knechtel El jardinero de Maximiliano.

Los jardines fueron siempre el centro estético de los principados. Cuando Maximiliano aceptó el trono de México, no olvidó incluir en su séquito al joven botánico a cuyo cargo se hallaban los jardines de Miramar: un emperador necesita un jardín que refleje su grandeza y simbolice su prestigio. Wilhelm Knechtel tenía 32 años la madrugada en que desembarcó de la fragata Novara en el puerto de Veracruz. Dominaba seis idiomas, era curioso, algo entrometido y solía tomar nota de todo lo que miraba. Por ejemplo: que el día en que Maximiliano y Carlota fueron a conocer el castillo de Chapultepec, lo primero que la emperatriz encontró fue la imagen de un soldado que, abstraído en la plantación de una cactácea, mostraba, sin quererlo, a Su Majestad, la raya de las nalgas.