miércoles, 18 de marzo de 2015

Raymundo Riva Palacio - ¿Hay libertad de prensa sin Aristegui?

Tarde, pero finalmente la rescisión de contrato de Carmen Aristegui en MVS despertó una ola de indignación en la sociedad y una marejada de solidaridad gremial. Qué bueno. Mucho hemos avanzado. Hace tres lustros, un corresponsal francés se asombraba de cómo era posible que el cese del director de uno de los principales periódicos de la ciudad de México, por petición de la señora Marta Sahagún, que se molestó por la investigación sobre los negocios inmobiliarios de sus hijos, no provocó un escándalo. Aquellos eran otros tiempos. La salida de Aristegui ahora no sólo ha incendiado a la opinión pública, sino que abrió una discusión sobre si hay libertad de prensa en México o no.

A decir por las redes sociales, activistas políticos y buena parte de la prensa internacional, no. Parecería que la rescisión de su contrato es un antes y un después para la libertad de expresión en México, donde el parteaguas lo da su sola presencia. Silogismo chabacano. Si Aristegui sale de MVS se acaba la libertad de expresión porque después de ella no hay nadie. O sea, no habrá libertad de prensa. Reflexión rápida y conclusiones superficiales. La salida de Aristegui es una pérdida para el cuadrante y, parafraseando a Ciro Gómez Leyva en El Universal, una pérdida de la voz que “animaba la competencia radiofónica de la mañana”. Nada más. El costo lo pagará MVS, y le endosará su buena parte del descrédito al gobierno de Enrique Peña Nieto. Lo mismo sucedió en 2011 con el gobierno de Felipe Calderón, cuando los argumentos fueron iguales.





Salvador García Soto - Imparcialidad, piden a Medina

En la forma fue una ‘bienvenida institucional’, pero en el fondo, el mensaje con el que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación recibieron a Eduardo Medina Mora fue directo y claridoso al recordarle a partir de ahora tendrá que ser neutral e imparcial si quiere que su trabajo como juez trascienda a su accidentada designación. “Más que cualquiera otra cualidad, se requiere de imparcialidad y de neutralidad institucional”, le recordó la ministra Olga Sánchez Cordero a nombre del pleno.

Cuando el presidente de la Corte, Luis María Aguilar, le impuso la toga al nuevo ministro, hubo un aplauso ecuánime de casi todos los ministros; todos menos uno que no aplaudió, el ministro Alberto Pérez Dayán se quedó inmóvil. Pérez Dayán preside la Segunda Sala de la SCJN, la misma a la que se sumará como integrante Medina Mora en sustitución del fallecido Sergio Valls. “Lo recibe, señor Ministro, una Corte cuyo proceso de evolución ha sido largo, y nunca exento de tropiezos —seguía la ministra Sánchez Cordero— una Corte que ha vivido un proceso de transformaciones, que hay que decirlo claro y fuerte, no tiene marcha atrás”.




Ciro Gómez Leyva - Aun están a tiempo de disculparse con Cuauhtémoc

El viernes, a más tardar, podría quedar cerrada la segunda de las tres vertientes por las que se ha investigado a Cuauhtémoc Gutiérrez luego de la nota difundida hace un año en MVS por Carmen Aristegui y su equipo. La Comisión de Justicia Partidaria del PRI está por resolver si procede la expulsión de Cuauhtémoc del tricolor, como la solicitó el veterano militante Armando Barajas, por la presunta “red de prostitución”.

En caso de que la mayoría de los siete integrantes de la Comisión considere que los actos probados no cumplen las 11 causales para expulsarlo, el otrora presidente del PRI en el DF quedaría prácticamente exonerado de las acusaciones derivadas de aquella nota radiofónica construida con fuentes anónimas y voces adulteradas.






Luis Buñuel - Alucinaciones en torno a una mano muerta

Luis Buñuel

Alucinaciones en torno a una mano muerta

Un hombre está leyendo tranquilamente en su escritorio. Son alrededor de las once de la noche. Ante él, un grueso libro abierto.

En ese momento comienza a oírse de fondo una música sobrenatural.

Oímos, lejano, el canto de un gallo. Como un eco, se oye el mismo canto más cerca, pero con la banda sonora pasada al revés. Arde el fuego en la chimenea. Se oyen extraños ruidos. Uno de ellos despierta la atención y las temerosas sospechas del hombre: es como si una mano hubiera roto brutalmente las cuerdas de algún instrumento musical.

Son las once de la noche. Oímos el carillón de la torre de la iglesia desgranando las horas y, como reverberación de un eco, el mismo carillón, pero con el sonido al revés.

El hombre mira a su derecha. Ve el cordón del timbre de su habitación oscilar como movido por una mano. Decididamente alarmado, mira con miedo a su alrededor.