En las postrimerías de la LVI Legislatura, Emilio Chuayffet, quien como jefe de la bancada mexiquense en el Congreso había servido de dique a Manlio Fabio Beltrones cuando disputaba la candidatura presidencial a Enrique Peña Nieto y evitado que se aprobara cualquier ley que pudiera afectar su gobernabilidad en caso de llegar a la Presidencia, rindió en Toluca lo que iba a ser el último discurso político de su carrera. A manera de informe de actividades, con Peña Nieto como invitado de honor, anunció que se retiraba de la política. A pocos sorprendió.
A los casi 60 años, con cuatro décadas de vida pública activa, Chuayffet, enfermo de un ojo, estaba listo para el retiro político. “Haré consultorías porque tengo que ganar dinero”, le confió a un viejo amigo, “tengo familia que mantener”. De nada, salvo ser Presidente, podría sentir nostalgia. Fue alcalde de Toluca y gobernador del Estado de México. Tuvo una intensa vida parlamentaria, ayudó a construir el IFE, y fue secretario de Gobernación, aunque ese paso se truncó abruptamente porque fue despedido tras la matanza de Acteal en 1997. Nunca fue del Grupo Atlacomulco, la maquinaria política más poderosa del País, pero dos de sus integrantes, Carlos Hank González y Alfredo del Mazo, tío de Peña Nieto, lo habían impulsado.