lunes, 14 de noviembre de 2011

Forista Invitada Tancredi

En su participación de inicio de semana, Tancredi reflexiona, con su punto de vista,  sobre el fallecimiento del Secretario de Gobernación

En política no hay coincidencias.




De don Jesús Reyes Heroles recordamos dos frases: “En política, la forma es fondo”. Y otra, que es la que usaré el día de hoy, que dice: “En política no hay coincidencias”.

¿Dos accidentes?, ¿dos duelos?, ¿en el mismo mes y casi en la misma fecha?, ¿funcionarios de la misma dependencia? Mmmmhhh, pareciera que fueran eventos que nos llevaran de la mano por el camino del sospechosismo.

El fallecimiento del Lic. Blake Mora, en un paraje del Estado de México, nos retrotrae por necesidad a lo sucedido hace tres años en la zona de las Lomas de Chapultepec, cuando murió el entonces Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño Terrazo. Digo que por fuerza nos retrotraemos a los sucedido el 4 de noviembre, ya que resulta sumamente grave que hayan sido dos funcionarios del mismo nivel, de una de las dependencias más importantes del país, los que mueren en condiciones trágicas víctimas de accidentes aéreos. Peor aún, los dos fallecieron en la misma administración federal.

Pero, ¿será todo esto una lamentable coincidencia?

Especulemos, al fin que eso lo hacen al día de hoy los medios, los internautas, y hasta los diputados del PAN.

La zona donde cayó el helicóptero Puma de la Sedena, no registra un área incendiada alrededor de la nave, como sería de preveer en un accidente de éstas características, cuando menos así se aprecia en las imágenes publicadas en medios escritos, electrónicos, y audiovisuales. Si la nave fue localizada hasta las 11:10 de la mañana, ¿cómo llegaron tan rápidamente los soldados de la zona militar 37 B, sobre todo tratándose de un paraje de difícil localización y más difícil acceso?

¿Cómo es que llegaron primero al sitio del percance Marcelo Ebrard y Manuel Mondragón, en lugar de Dionosio Pérez Jácome y la Procuradora?

El helicóptero tenía una antigüedad de 28 años, ¿en qué condiciones mecánicas estaba? ¿Las aeronaves del gobierno no tienen una revisión periódica? El piloto tenía más de cuatro mil horas de vuelo, ¿era un piloto patito, cómo quisieron hacernos creer del piloto del Jet Lear?, no lo creo.

En fin, no tengo las respuestas a éstas cuantas preguntas. Dudo de que alguien del foro las tenga. Tampoco creo que algún día sepamos la verdad-verdad, sino la versión oficial. Pero, si hasta los diputados del PAN dudan de la versión del accidente, nosotros, los pobres mortales, tenemos también todo el derecho de tener nuestras dudas.

¿Han sido accidentes?, ¿no lo han sido?, ¿Feli-Pillo está salado y se le mueren sus amigos y colaboradores?, ¿este país ya valió sombrilla y no hay seguridad para nadie, incluidos los funcionarios de primer nivel?, ¿el gobierno no le da mantenimiento adecuado a su equipo aéreo?, ¿los pilotos son una bola de improvisados?

¿Coincidencia que hayan sido los Secretarios de Gobernación, que haya sido en noviembre, y que ambos casos fueran por causa de algún tipo de aeronave? En política no hay coincidencias, dijo el Maestro Reyes Heroles.

Lo único que me resta por decir es: Descansen en paz José Francisco Blake Mora y las personas que lo acompañaban.

                                               Tancredi

Forista Invitado Andrés González

Hoy publicamos la tercera entrega sobre los Derechos Humanos de los delincuentes que el forista Andrés González comparte con nosotros desde su blog 






Derechos humanos de delincuentes vs derechos humanos de F.E.H.C.L.




A.- ANTECEDENTES:

¿Qué es un F.E.H.C.L.?
Son los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley.

¿Qué son los derechos humanos? 
Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

Nadie puede estar en contra de lo anterior, es muy claro, muy simple, pero a pesar de eso, hay quienes etiquetan el valor y respeto de los D.H. dependiendo que vistan o donde trabajen los humanos, para esas personas los F.E.H.C.L. no son merecedores de tener D.H. para esas personas los D.H. de delincuentes valen más que los D.H. de otros.

En este punto sé que muchos estarán contrariados y hasta estarán recordándome a mi madre, pero amablemente le pregunto a gente como Beto34, Tancredi, Lovrega, Tapia, y a muchos otros que participan en estos foros lo siguiente:

¿Cuándo han protestado porque los delincuentes atentan contra la vida de l@s F.E.H.C.L.?

¿Por qué el poeta Sicilia no toma en cuenta a las víctimas de los narcos?

¿Por qué el monero Hernández nunca ha dibujado nada en contra de los narcos?

¿Por qué Obrador nunca ha hecho protesta (MITIN) alguna por el trato inhumano en contra de los F.E.H.C.L.?

Y se los pregunto especialmente a ellos ya que tanto Obrador Como el monero Hernández son de ideología de izquierda, al igual que ellos.

Y para usted amable lector ¿Qué derechos humanos valen más?

De antemano se que me dirán que una obligación de los F.E.H.C.L. es la respetar la vida de otros y tienen toda la razón del mundo, pero curiosamente ese discurso hace ver como no obligatorio para un ciudadano común y corriente el respetar la vida de otros, lo justo y lógico es que se diga que los F.E.H.C.L. respeten la vida de los ciudadanos y que los ciudadanos respeten la vida de los F.E.H.C.L. es decir, que la vida se respete sin importar  nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición.

Muchos han dicho que cuando un F.E.H.C.L. atenta contra la vida de un ciudadano atenta contra la sociedad en general, ¿acaso cuando se atenta contra la vida de un F.E.H.C.L. no se atenta contra la sociedad?   

 B.- ¿ERRAR ES DE HUMANOS?

 Los narcos son víctimas y debemos pedirles perdón, palabras que pueden provocar sentimientos encontrados, ¿en verdad son víctimas de la situación? De ser así ¿se debería entonces trabajar en su recuperación en lugar de encerrarlos? Lo que sí me queda claro es que son humanos que equivocaron el camino, tomaron uno que les pareció el más fácil y el más rápido para salir de sus problemas económicos a pesar de que dicho camino está tapizado por la muerte de miles de niños y jóvenes a causa de las drogas, pero aun así hay quien se empeña en decir que son víctimas de las circunstancias, vuelvo a afirmar que no son víctimas, simplemente cometieron errores.

Hay algunos que ante problemas económicos iguales decidieron no involucrarse en el narcotráfico, decidieron vender hamburguesas, ponerse a barrer calles, limpiar parabrisas en los semáforos e inclusive hubo quien decidió incorporarse a las fuerzas armadas, y estando ahí equivocaron el camino y cometieron errores ¿debemos castigarlos con todo el peso de la ley o debemos trabajar en su recuperación y no encerrarlos?

C.-CONCLUSIONES.

1.-Invito a todos los foristas a ser más justos en sus respetables opiniones, que sus preferencias políticas no dañen su percepción sobre las debilidades humanas.

2.- Como siempre amable lector, usted tiene la mejor conclusión.





Ebrard y López Obrador, al hoyo por Carlos Marín


Pese a las encuestas que con mucha anticipación perfilaban su probable derrota, la de Silvano Aureoles Conejo parece consecuencia lógica de un potaje nada vivificante, mezcla de un frágil gobierno perredista en Michoacán, un clima estatal de inseguridad y una clara descomposición ideológica y política del Partido de la Revolución Democrática.
Eso, por mencionar lo evidente (para no perder tiempo y espacio en lo riesgoso de hacer trío con el Partido del Trabajo y lo que se llamaba Convergencia).
La de Leonel Godoy no ha sido una administración de la que los perredistas puedan ufanarse, en particular por el desgarbo, si no es que pusilanimidad, con que ha enfrentado la hidra del crimen organizado.
Aunque el dichoso michoacanazo resultó una pifia en el terreno judicial, tanto los pataleos del gobernador frente a las intervenciones federales como la persecución contra su hermano, el diputado prófugo y desaforado Julio César, fueron cartas de no recomendación para el candidato Aureoles.
De ser el partido “de la esperanza”, el PRD ha venido desilusionando, un día sí, otro también, a “la ciudadanía” en general, pero también a sus propios militantes, como lo evidencia la guerra que se traen sus dos principales facciones: la que impulsa la candidatura presidencial de Marcelo Ebrard y la que mantiene su respaldo a Andrés Manuel López Obrador.
En los estatutos es un partido de izquierda, pero, en la práctica, es una veleta constantemente expuesta a la voluntad de sus dos principales caudillos.
Sus dos precandidatos enarbolan a conveniencia causas progresistas y conservadoras, incapaces ambos de hacer que sus cuadros más representativos luchen de verdad por una “revolución democrática”, en vez de obsesionarse con la vulgar búsqueda de posiciones de poder.
Sabedor del peso de la derrota en Michoacán para la alianza PRD-petistas y ex convergentes, el mismo López Obrador, en un intento de control de daños, declaró ayer que los resultados de la elección de gobernador en ese estado no tendrán impacto en los comicios federales de 2012.
Mejor conocedor, ayer al emitir su voto, el fundador del partido, Cuauhtémoc Cárdenas, resaltó la importancia de que el PRD conservara la gubernatura de cara, precisamente, a las elecciones presidenciales.
Junto con el DF, Michoacán era uno de los bastiones del perredismo, de modo que el gran perdedor es el PRD, y el saldo de los procesos electorales recientes le ha sido fatal: de gobernar Zacatecas, Baja California Sur, Tlaxcala, el DF y la entidad que perdió ayer, hoy sólo le queda la capital del país (no se le puede considerar Chiapas, porque el gobernador Sabines no es perredista ni priista, y controla a todos los partidos en su estado).
Después de ayer, las previsiones para Ebrard o López Obrador se ven deslavadas, pues su plataforma partidista-electoral está en franco declive y no se ve cómo podrán salir del hoyo.

Blake era lo mejor del calderonismo por Ciro Gómez L


Alguien me contó ayer que el presidente Calderón se encerró una hora a llorar la muerte del secretario de Gobernación. Si así fue es comprensible, porque Francisco Blake ejemplificaba, simbolizaba, lo mejor del calderonismo.
No necesitaría a alguien de perfil más alto, le dije al Presidente un mediodía de julio del año pasado. Concluidas las elecciones de las exitosas alianzas PAN-PRD, la salida de Fernando Gómez Mont de Gobernación estaba cantada. Vamos a informar en unas horas, me respondió confiado. Y agregó que Blake era un funcionario “muy trabajador y muy responsable”, que había hecho “un muy buen trabajo de coordinación de las fuerzas de seguridad” como secretario general de Gobierno de Baja California.
Reconozco que lo subestimamos. Quienes seguimos relacionando el despacho de Bucareli con Jesús Reyes Heroles, Manuel Bartlett, Fernando Gutiérrez Barrios o Juan Camilo Mouriño, vimos en el ex jardinero tijuanense a un personaje menor para el cargo.
Él jamás levantó la voz ni se pavoneó. Su paciencia y tenacidad para la negociación eran equiparables a su tolerancia a la crítica. Es cierto que el país no tomó el rumbo de los grandes acuerdos, pero, en medio de la atroz violencia criminal, la tensión política se redujo a los niveles más discretos del sexenio. Y los más discretos desde que gobierna el PAN. Estamos hablando de más de una década.
Blake trajo de regreso las virtudes del bajo perfil, el buen trato, el respeto y la decencia. Con Blake pareció enseñorearse el sentido de la rectitud.
Tamaño de vacío deja este hombre por el que no dábamos un cacahuate.

Nubosidad por John M. Ackerman

La Presidencia de la República ha pedido que por respeto a las víctimas y a sus familiares no se especule ni se lucre políticamente con la caída del helicóptero del secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora. Sin embargo, Felipe Calderón ha sido el primero en hacerlo. Asimismo, tanto el Presidente como el secretario de Comunicaciones y Transportes, Dionisio Pérez Jácome, han reiterado una y otra vez que como siempre, el gobierno federal actuará con toda transparencia, a pesar de que todo indica que la opacidad será la regla.

En su primer pronunciamiento el viernes pasado, Calderón afirmó que las condiciones de nubosidad que prevalecían... hacen pensar, ciertamente, en la probabilidad de un accidente. El sábado, Pérez Jácome se distanció de su jefe y se limitó a afirmar que solamente es probable que se haya encontrado con capas de nubosidad y que presumiblemente estas condiciones pudieron haber requerido que la tripulación buscara una ruta alterna. Es decir, todavía no contamos con información confiable siquiera sobre las condiciones meteorológicas, pero el gobierno federal da ya vuelo a su imaginación para construir una narrativa que pueda tranquilizar a la opinión pública.

Existe un evidente doble rasero. Son tachados de irresponsables e irrespetuosos los que presumen que, dado lo extraño de los acontecimientos, la muerte del secretario y su equipo pudo haber sido resultado de un ataque directo. Las autoridades, sin embargo, tienen permitido especular para minimizar la relevancia política del trágico acontecimiento.

Calderón también fue el primero en lucrar políticamente con la tragedia. En su discurso del sábado, llamó a la unidad y a redoblar esfuerzos para seguir luchando y con mayor convicción aún, en evidente referencia a su cuestionada estrategia militarizada de combate al narcotráfico. También señaló que eventos como éste ponen a prueba a las instituciones y que estos son momentos difíciles, desde luego, para el gobierno y lo son, también, para la nación.

Estas declaraciones chocan de manera frontal con la tesis de la nubosidad como causa de la muerte del secretario. Si fue un mero accidente, ¿entonces por qué pone a prueba las instituciones y genera un momento difícil para la nación? Aunque ocupaba un cargo muy importante, Blake no destacaba en el gabinete. Su perfil era el de un burócrata más, un amigo del Presidente que se ocupaba principalmente de las relaciones públicas de su jefe. Como él, existen más de una docena de otros funcionarios cercanos a
Calderón que podrán hacer el trabajo igual o mejor que Blake. La muerte del secretario, y de los otros siete ocupantes, es evidentemente una tragedia para sus familias y allegados. Sin embargo, no pone a prueba las instituciones y mucho menos pone en aprietos a la nación, a menos de que el Presidente sepa o quiera sugerir que efectivamente el incidente no haya sido un mero accidente.

El objetivo del Presidente pareciera ser entonces descartar públicamente la tesis del atentado, para no parecer débil ante los ataques del narcotráfico, pero también utilizar el incidente para legitimar su fallida estrategia militar y apuntalar a su partido de cara a las elecciones de 2012. En otras palabras, Calderón busca simultáneamente minimizar la vulnerabilidad de su gobierno y aumentar el miedo entre la sociedad. Con ello se busca presentar al PAN como el único partido que podría asegurar la integridad del Estado mexicano a partir de 2012, tal como lo hizo Ernesto Zedillo con el PRI en 1994.

Una de las pocas certezas que tenemos es que nunca sabremos la verdad sobre lo que realmente ocurrió el pasado 11/11. Tal como ocurrió en los casos de Ramón Martín Huerta y Juan Camilo Mouriño, los expedientes serán reservados por décadas. El día del choque de Blake, el gobierno prohibió a los periodistas acercarse para tomar fotografías del helicóptero destrozado. Desde entonces ha limitado el flujo de información y solamente ha respondido a unas cuantas preguntas de la prensa.

Supuestamente la aeronave que transportaba una de las cargas más importantes del país simplemente no contaba con una caja negra, o cualquier otro dispositivo, que registrara los detalles del vuelo y las voces de los pilotos. Es cierto que la norma oficial mexicana NOM-022-SCT3-2001 que regula los registradores de vuelo excluye a las aeronaves militares. Pero esto no es porque aquellas aeronaves sean menos importantes, sino por todo lo contrario. Resulta muy difícil creer que no exista registro alguno, en algún aparato especializado o por lo menos en los celulares de los tripulantes, de los últimos minutos del vuelo del helicóptero.

Habría que mantener la mente abierta ante las investigaciones oficiales. Es posible que ellas arrojen datos contundentes que demuestren que el choque fue un mero accidente. Mientras, habría que exigir al gobierno federal que deje de especular y que se limite a proporcionar datos objetivos. Tienen razón el 69 por ciento de los mexicanos que, de acuerdo con Latinobarómetro, desconfían en las autoridades. La carga de la prueba se encuentra de lado de aquellos que defienden la hipótesis de un simple accidente, no de los que suponen la existencia de un sabotaje premeditado.


Lo mismo en http://www.jornada.unam.mx/2011/11/14/opinion/022a1pol

El sexenio de la muerte por Jesús Silva-Herzog Márquez


Cuando Felipe Calderón decidió buscar la Presidencia, enfrentaba adversarios poderosos en su partido y fuera de él. Muy pocos creyeron en su apuesta. Calderón rompía en ese momento con el Presidente, y se empeñaba en destronar al candidato puntero de su partido y al político de la izquierda que parecía imbatible. 


La Presidencia que buscaba ya no era la antigua palanca todopoderosa, pero era la pieza central de una política que era cada vez más un juego de instituciones. Confiaba que su experiencia como parlamentario, su conocimiento del Congreso le serviría para desatorar la política mexicana. La ambición de Calderón tenía una Presidencia en mente, una oficina con cargas y responsabilidades muy distintas a las que ha soportado y enfrentado estos cinco años. Habrá anticipado que, de ganar, la Presidencia sería una responsabilidad compleja. Nunca imaginó su dramatismo, su costo personal, su carga emocional. La suya ha sido una Presidencia trágica: el sexenio de la muerte. Miles de muertos por todo el territorio nacional, migrantes muertos, niños y bebés muertos en una institución supervisada por el gobierno, muertos utilizados como mensaje, muertos por una epidemia alarmante, muertos regados por las calles, muertos famosos y muertos sin nombre. El presidente de México ha vestido, como nunca, el luto. Ha salido a anunciar una y otra vez la macabra cosecha de los criminales y ha asistido en dos ocasiones a los funerales de sus colaboradores más cercanos. Muerte tras muerte.

Escribir que éste ha sido el sexenio de la muerte no es estridencia amarillista: es constatación de su naturaleza trágica, casi podríamos decir, de su maldición. Por supuesto que el gobierno de Felipe Calderón ha sido muchas cosas pero su destino y su memoria estarán ligados irremediablemente a la muerte. El segundo gobierno panista buscó enmendar muchas de las herencias que venían del primero. Imprimió cierto orden en la agenda, restableció la seriedad de la oficina presidencial. Resistió una severa crisis económica, promovió importantes obras de infraestructura e impulsó el seguro popular. Durante su sexenio se vivieron importantes reformas en materia judicial y cambió el perfil de algunas instituciones. Se mantuvo la perniciosa alianza con el sindicato de maestros limitando su tímido impulso reformista. Un balance de la gestión calderonista habrá de aquilatar todo esto pero nada podrá remover de ella la marca de sangre como el sello de estos penosos años de México. No: éste no será recordado como el gobierno de la infraestructura. No será recordado como el gobierno de la educación o del trabajo. Será recordado como el sexenio de la muerte.

A un año de que concluya esta malhadada administración, ya puede decirse que la guerra contra el crimen organizado ha representado una reversión histórica que va mucho más allá de la seguridad. Se trata de un retroceso para México en su lento proceso de civilización. Nada menos. No puede negarse que México es hoy un país más inhóspito, más bárbaro, más cruel, más salvaje de lo que era hace cinco años. La saña de los criminales y la incompetencia del gobierno explican esta regresión histórica. El gobierno de Felipe Calderón no fue capaz de pasar la página. Él dejará la Presidencia en un año pero quedarán miles de huérfanos, viudas, padres sin hijos, desplazados. Lejos de conducir el país a la tranquilidad, lo llevó a territorios de mayor zozobra, mayor violencia, mayor inseguridad. Desde luego, el Presidente no inventó el cáncer. Su intervención era necesaria ante la crisis de seguridad. La enfermedad incubó lentamente en muchos rincones del país, cobijada por la complicidad y la indolencia de los gobiernos. El cirujano no produjo el cáncer pero fue incapaz de extirparlo o de confinarlo. Tras la intervención de su bisturí, el mal se extendió por el cuerpo, se multiplicó y agudizó su malignidad. Al doctor no podemos responsabilizarlo por la aparición del mal -pero sí por su incapacidad para detenerlo.

El duelo ha marcado al país, al gobierno, al gobernante. Nadie se salva. No han sido pocos los que han hablado de la política en clave trágica. Un mundo donde intervienen fuerzas más allá del control humano. El mundo del poder que vio Shakespeare, por ejemplo, no era el territorio de la racionalidad en conflicto. Lejos de ello, la política era un dominio que restringe al máximo la acción humana, donde imperan la locura y los fantasmas. El poder no es una elemental energía, una fuerza que provoca los efectos deseados venciendo resistencias. El poder no es una palanca para recompensar y castigar intereses. Es, más bien, una trampa. El poder es un palacio embrujado, una habitación morada por espectros y la conciencia del político, una telaraña. Estos años han sido, para el habitante de Los Pinos y para el resto del país, una pesadilla. Lo que confirma el carácter trágico del gobierno de Felipe Calderón es que su desgracia, su luto, es de todo México.

Lo mismo en  http://blogjesussilvaherzogm.typepad.com/

El valor y la fortuna por Héctor Aguilar Camín


Hay la virtud y hay la fortuna, dice Maquiavelo, equiparando la virtud al valor, y la fortuna al azar. La palabra virtú conserva en ella mucho del sentido antiguo de virilidad, y la palabra fortuna, mucho del estereotipo sobre la mudanza y el capricho femeninos. La virtú puede atraer y domar a la fortuna, sugiere Maquiavelo, como se atrae y se doma a una mujer.
Recuerdo este pasaje simple, aunque de insondables resonancias, con pesar. Nadie negará el valor del presidente mexicano, Felipe Calderón, la decisión con que ha emprendido tareas que otros rehusaron. Pero la fortuna no ha saludado ni se ha sometido a su valor, le ha impuesto cargas y pruebas mayores.
La realidad es experta en símbolos, aunque no alcanzo a entender qué puede simbolizar la increíble simetría de que este gobierno haya perdido dos secretarios de Gobernación en accidentes aéreos, y un tercero en el gobierno panista anterior.
Algo hay que revisar en las siguientes cifras: la flotilla aérea del Estado Mayor Presidencial anda cerca de los 30 años en promedio (La Razón, 12/11/11). Volando en unidades del gobierno federal, durante el sexenio de Zedillo hubo ocho muertos, 16 hubo durante el gobierno de Fox y en lo que va del de Calderón van 48.
No faltan los conspirólogos ni los analistas que ven en estas muertes esto y aquello. Ni faltarán. Mientras no haya pruebas de algo, prefiero ver en la tragedia del viernes pasado simplemente un golpe puro y duro de la adversidad.
Se trata de esas adversidades que cuesta trabajo aceptar porque exhibe, en la vulnerabilidad de los poderosos, la vulnerabilidad de todos.
Se ha dicho que la historia no puede preverse porque su genio rector es la fecundidad de lo inesperado. La estupidez de lo inesperado también. El oficio político consiste en muchos sentidos en administrar el azar.
Creo que hay que saludar el valor y la entereza del presidente Calderón, y de su equipo, en el manejo del terrible viernes fúnebre en que perdió al segundo secretario de Gobernación y al segundo amigo personal con ese cargo de su gobierno.
Quiero extender también mis condolencias a los deudos de los muertos. La sorpresa del hecho añade estupor y hace más difícil y tajante su duelo.
La investigación exhaustiva del accidente es desde luego necesaria. También la mesura de los medios, el respeto al dolor ajeno, la solidaridad con los que penan hoy el rigor de la funesta fortuna.

Michoacanazo por Pepe Cárdenas


¿La democracia o la encuestocracia?

¿Por qué nos hicieron creer que Michoacán era tan importante? Nos lo quisieron vender desde los pronósticos, hasta las "encuestas de saliva" (¿o de salida?).

Nos "vendieron" tanto esta elección con varias razones, pero la de mayor peso -y quizá la que más haya influido en el resultado final- es el parentesco directo de la candidata Cocoa con el presidente Felipe Calderón.

Si hubiera ganado Luisa María Calderón, se habrían confirmado los apoyos indebidos, el nepotismo y el desdén en aras de una ambición que el primer panista del país no pudo conseguir.

Pero si las encuestas inflaron la importancia del proceso michoacano, las casas encuestadoras, verdaderas secuestradoras de las decisiones finales de los órganos legales e institucionales, se encargaron de enturbiar el resultado.

Anoche, las redacciones cerraron tarde por la sorpresa. Todas las encuestas de salida daban como ganador al PRI. Cocoa presumía la victoria. Y Silvano Aureoles, también.

En una contienda electoral no puede haber tres ganadores. La victoria no se comparte.

Si las encuestas no vuelven a fallar: los Calderón perdieron su última batalla. ¿Van a perder la guerra? Las encuestas de salida pronostican que sí.

El caso es que a La Maestra Elba Esther Gordillo no le alcanzó su "apoyo" para hacerle el último favor al panismo caliente; y a la señora Cocoa. La primera dama del país no tendrá el gusto de llegar al cargo por un mutilado periodo de tres años, siete meses y quince días. No le alcanzó, ni siquiera, para ser "mini-gobernadora".

El laboratorio electoral funcionó. No sabemos qué hizo despuntar al PRI. Si fue "el efecto Peña Nieto" o el emblema tricolor en los calzones del campeón sin corona, Juan Manuel Márquez.

Total, si no se gana la pelea, se gana el despojo. Voto por voto, round por round. Igualito que El Noroñas, alias El Diputado Cirquero, ahora encargado de usurpar también las funciones de presidente del Congrueso.

Tal parece que Michoacán no se ganará en las urnas, sino en tribunales. Con impugnaciones y demandas, no con votos.

Una vecina de la ciudad de Morelia nos hizo llegar a esta Ventana un somero análisis del día previo a la elección. Nos contó las vísperas. Fue como un presagio.

"Aburridos de todo esto. No hay esquina que no tenga un cartel gigante con la poco agraciada Luisa Calderón. Se les encuentra (a los carteles) en todos los hoteles boutique, los más caros de Morelia, así como (en) los restaurantes de lujo. Ayer estaban los del PRI, los del PAN y los del PRD, todos comiendo en el Hotel Villa Montaña... La gente está hasta el hastío (sic) con el bombardeo mediático, teléfonos, contaminación visual, asaltos en las esquinas repletas de jóvenes con música a todo volumen regalando tubitos con tierra de Michoacán (cortesía de Cocoa), relicarios (de) (Si SI Silvano), camisetas (del) (PRI) y etc., etc. Volantes tirados por todas las calles, globos aerostáticos... Todo, dinero tirado para prometer lo que nunca cumplirán mas que para su círculo inmediato en Michoacán."

MONJE LOCO: ¡Ah, qué Sendero del Peje! El SDP debe ser el PPP: por protagónico, propagandístico y panfletero. Cacarea en el ciberespacio que Andrés Manuel ganó en las encuestas. Que el resultado lo tienen desde el jueves en la noche. Que si no se ha revelado es porque Marcelo está negociando a favor de los Camachuchitos. Que le juegan al policía chino. ¿De lo perdido lo que aparezca? ¿Y todo lo que escurra es miel? Que por culpa del Carnal, su santísima culpa, los perredianos perdieron la elección michoacana. ¿Entonces para qué se pusieron de acuerdo en decir que están de acuerdo? ¿Quien quiera ver al PRD dividido se quedará con las ganas? ¿A Alguien le importa el resultado de la farsa del espejito que ya dijo quién es el más bonito? Nadie sabe, nadie supo.

Una idea espeluznante por Luis González de Alba


El año transcurrido sin que los partidos políticos mexicanos se pongan de acuerdo en elegir tres consejeros que faltan al IFE, aunque incurran en abierta ilegalidad, nos da idea del panorama mexicano si el gabinete presidencial fuera sometido al acuerdo de Noroñas, Padiernas et al.
Imaginemos la pesadilla de que pasen años antes de que se apruebe un gabinete, cuando sabemos, no adivinamos, que a la inmensa mayoría de nuestros diputados y nuestras diputadas el trabajo legislativo los y las tiene despreocupados y despreocupadas: van a la Cámara a echar desmadre porque les resulta muy divertido. Luego, en grupos de cuates, se van a comer al Cardenal y nos endilgan la cuenta.
¿Cuántos y cuántas han leído las 75 páginas de la iniciativa del PRI presentada desde marzo? Trae reformas hacendarias, reducción del IVA (mediante un proceso de devolución que hará pedir facturas al comprador y eliminará evasión por el vendedor), desaparición del IETU y apertura gradual a la inversión privada en Pemex para ponerla, al menos, al nivel de la admirada pero no imitada Petrobras, levantada del suelo por el presidente Lula, que todos y todas dicen admirar pero nadie imita.
La iniciativa, presentada por el senador Beltrones a nombre del PRI, trae un resumen que hasta Noroña y Padierna podrían leer. Pero quizá supieron, de oídas, que plantea reducir el ISR a las clases medias y elevarlo a quienes ganen desde 459,500 pesos mensuales, como ganan ellos y ellas. Con los salarios que se otorgan, nuestros y nuestras legisladores y legisladoras deberían pagar un 35 por ciento de ISR. Y la idea, claro está, no les gusta nadita ni nadito.
¿Y el Régimen de Tributación Simple? Un 5 por ciento sin deducción. Ay, Dios, eso está muy difícil de leer. ¿Supones que no tenemos otras tareas? Ir a llevar lonches al nuevo plantón de los ex electricistas del SME o de Antorcha Campesina, asistir a otro fiestorrón de los muchos que los contribuyentes le pagamos al NiñoVerde (apodo por su color la mañana siguiente…), con muerta y todo. Imaginen a Padierna, que saltará trapecio de una Cámara a otra, canturreando a cada candidato y candidata postulado y postulada por la Presidencia: “Quiere llorar, quiere llorar…”, como hacía en sus tiempos de delegada para humillar a quien le pidiera atención. Y a’i se van llevando el sexenio, sin gabinete. Son perfectamente capaces, no es hipótesis, es observación.
Transporte GDL.
En todos los países ricos el transporte público es un servicio público. Tratan de que el costo del pasaje sea cercano al costo de funcionamiento. Pero nunca es buen negocio. En Guadalajara creíamos que el pésimo servicio de transporte se debía a la corrupción entre el PRI y los dueños de flotillas, tanto de camiones como de taxis. No fue así: en 18 años de PAN el transporte ha empeorado, y mucho. El proyectado metro quedó en las dos líneas perpendiculares que serían el núcleo. Allí siguen. Ni una estación más, no digamos una línea.
Los ciclistas resultaron peores: los semáforos no son para ellos, los peatones no existen. Golpean y patean en el suelo al hombre de 73 años que se atrevió a cruzar la calle cuando tenía luz verde y ellos se pasaban la roja. Otro peligro del cual defenderse como cada peatón pueda. Y todos lo somos en algún momento.
Las placas de taxis se reparten entre políticos que las ponen a la venta en 250 mil pesos. Quien los paga busca luego un chofer que le trabaje por una cuota diaria obligada, gane o pierda el chofer. Así ocurre porque no hay libertad para, cumpliendo los requisitos, hacer de un auto un taxi. Nadie puede solicitar un par de placas e inspección de su vehículo, pagar 10 mil pesos y tener un taxi propio. Los choferes son empleados de flotilleros, y éstos son políticos. ¿Cuántas placas deben ofrecerse? Todas, todas las que se soliciten. Cuando taxis vacíos llenen las calles, el servicio será mejor, pondrán el taxímetro y encenderán la luz que indica “disponible”.
El transporte público mata usuarios porque a los choferes les pagan, los propietarios de camiones, comisión por pasajero y los castigan por retraso. Debe ser al revés: dar un salario fijo y suficiente para evitar el estímulo de correr, y castigar la llegada a la terminal antes de tiempo, porque prueba que corrió, invadió carriles, arrebató pasaje, arrancó sin cerrar puertas y maltrató a quien tuviera dificultad para subir o bajar.
El vino de los bravos (y unos tequilas). Cuentos, publicados e inéditos. (Planeta, 2011).

El cartón de hoy