martes, 13 de diciembre de 2011

LOVREGA- El fracaso del PAN

EL FRACASO DEL PAN.

El fracaso de los gobiernos panistas es entendible porque los presidentes emanados de ese partido jamás comprendieron cual es el papel del Estado en la vida pública. En su torpeza, vislumbraron la acción de gobierno como la administración de los recursos públicos desde una óptica gerencial y obviaron que el estado representa el interés general, el bien común y la obligación de brindar seguridad y condiciones de desarrollo a sus gobernados.  Olvidaron también, que la legitimidad de un gobierno depende de la estricta observancia de la ley. La fuerza coercitiva del Estado nunca debe desbordar los límites que la Constitución y sus leyes establecen.

La dirigencia y la militancia panista desde la oposición, aspiró y luchó por obtener la Presidencia de la República, ese era su ideal. Olvido que cuando un ideal se alcanza y se concreta, inexorablemente deja de serlo. Es por ello que al quedar sin sustancia su causa y al verse obligado a enfrentar la realidad que implica la tarea de gobierno, perdió la fuerza, extravió el rumbo, y no supo conducir un sistema político que le resulto del todo ajeno. Olvido también, que mas allá de la obtención del poder existen otros ideales de mayor altura y trascendencia, abstracciones que deben materializarse en los hechos; justicia social, paz, oportunidades, igualdad, respeto, y muchas otras que son el basamento que rige la convivencia social. El PAN quería el poder pero no sus consecuencias.

Calderón rompió con los equilibrios que dan sustento a la frágil estabilidad política y social polarizando la vida pública. Desde su llegada, se dedico a combatir a sus opositores. Acusaciones, señalamientos y críticas  fueron la constante en su mandato. La magnitud de estas actitudes presagiaba el tamaño de la incompetencia. En el ocaso de su gobierno todos hemos sido victimas de  su condena.

Al carecer de una visión de Estado, tomo decisiones absurdas; declaró la guerra a la delincuencia sin preparación, ni proyecto. Margino lo que la ley establece y se arrogo el poder omnímodo de decidir sin consultar. Transformo la voluntad general en el interés particular de su propia arrogancia.

Sangre, barbarie, miedo, desempleo, pobreza, esa es la herencia de 11 años de ineptitud e incapacidad. Los números no mienten y las cifras aumentan. Cada día son más los mexicanos que se perciben un país más inseguro. A diario, cientos de mexicanos son arrojados a las redes del desempleo. La pobreza se incrementa. La desigualdad hace lo propio. El resultado; un pueblo engañado por voluntad de un pequeño grupo de mercaderes de la esperanza.

Ahora, el PAN amenaza con perpetuarse en el poder al estilo del partido que antes denostaba. Como el PRI, el presidente pretende imponer a su sucesor utilizando la simulación. Como antaño, utiliza todos los instrumentos del estado para conseguir ese propósito. No se da cuenta que muchos mexicanos estamos cansados de la mentira, de la corrupción, de la ineficacia, de la hipocresía y de la cerrazón. Suficientes mexicanos queremos libertad para elegir a quién habrá de gobernarnos sin que el presidente cargue los dados. Libertad para analizar las propuestas. Libertad para juzgar las personalidades, los aciertos y los errores de quienes aspiran a gobernarnos al margen de la infamia, la injuria y la calumnia. No queremos más guerras sucias. No queremos la inducción y la compra del voto. No queremos la descarada intromisión de los medios de comunicación que buscan favorecer a algunos y denostar a otros. No queremos la  descalificación anticipada de las elecciones con el pretexto de la intromisión del crimen organizado con el propósito de sembrar la duda y anular la elección. NO QUEREMOS MAS “PELIGROS PARA MEXICO”.

Carlos Blanco- Del Villar y el honesto de AMLO

De entre todos los aspirantes a la presidencia de la República, el de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, tuvo el tino de introducir en su discurso proselitista temas que son muy sensibles para la sociedad nacional, como lo es el asunto de la moralidad y el de la honestidad, y en ese manejo de argumentos que ha venido exponiendo se aprecia la postura del extinto Samuel del Villar, su ex asesor jurídico, cuando era jefe de Gobierno del DF.

Samuel del Villar es aquel personaje que tuvo el singular valor de enfrentar a uno de los empresarios más poderosos de este país: Ricardo Salinas Pliego, el propietario del Grupo Salinas, tras de que como procurador del DF dio el visto bueno para que fuera detenido Mario Bezares, como sospechoso del asesinato de Paco Stanley.

Ese detalle habla de la recia personalidad de un Samuel del Villar, al que conforme al recién fallecido Miguel Ángel Granados Chapa, siempre se caracterizó por erigirse en un defensor de la República, aún a costa de todos y de sí mismo.

Ahora López Obrador, sin hacer mención de Samuel del Villar, habla de elevar la honestidad a rango constitucional, “pues el principal problema de nuestro país es la corrupción política”. Lo que siempre pregonó Del Villar, el mismo que participó en la campaña presidencial de Miguel de la Madrid y que hizo atractivo el periplo proselitista del candidato priísta al lograr que el ex titular de la Secretaría de Programación y Presupuesto adoptara como su principal lema de campaña el de la renovación moral de la sociedad.

Samuel del Villar aconsejaba a De la Madrid que al inicio de su gobierno aplicará medidas tendientes a renovar moralmente a la sociedad y valoraba que mucho le agradecería la ciudadanía el que metiera a la cárcel al dirigente del sindicato petrolero, Joaquín Hernández Galicia y al líder vitalicio del SNTE y de Vanguardia Revolucionaria, Carlos Jonguitud Barrios, en el entendido de que lo prioritario para el gobierno era combatir de manera frontal la corrupción y que mejor prueba de ello que acabar con “gobiernos sindicales corruptos”.

Del Villar, al igual que ahora López Obrador, consideraba que lo prioritario para el inicio de una nueva era gubernamental, era aplicar medidas de corte moral (algo logró con la creación de la Secretaria de la Contraloría), luego aprobar programas económicos para catapultar el desarrollo y luego proseguir con los cambios en el terreno político. Todo lo contario de lo que aconsejaba Carlos Salinas, el titular de la SPP durante el gobierno de De la Madrid, que finalmente convenció al presidente de que no le hiciera caso a Del Villar.

Bajo este antecedente no hay que descartar que López Obrador esté introduciendo el mensaje de la honestidad con toda la intención de enviarle un mensaje cifrado a Carlos Salinas, en el sentido de que retoma la lucha inconclusa de Del Villar en contra de la corrupción. Claro está que el tabasqueño introduce en su discurso de campaña el asunto de la corrupción porque sabe que millones de mexicanos están cansados de padecer un sistema donde la cultura de la legalidad no es una prioridad.

En la calle no es algo del otro mundo escuchar que los gobiernos panistas se han caracterizado por “robar a manos llenas, sin repartir migajas”. Que en los gobiernos perredistas, los nuevos funcionarios, al fin provenientes de un estrato social bajo, llegan ávidos de apoderarse de lo ajeno”, haciendo la reminiscencia de que en la era priísta los funcionarios gubernamentales robaban, pero “repartían”.

Es lamentable mencionar lo anterior, ya que pareciera que México se está convirtiendo en un país de cínicos, tal y como lo auguraba el presidente José López Portillo. Pero, cabe recordar que Samuel del Villar en algo tenía mucha razón: los “mexicanos nacen honestos. Nuestra esencia se guía por la rectitud, por la legalidad, sin embargo, el sistema los corrompe”.

Con su mensaje sobre la honestidad, López Obrador también le envía un mensaje a los dirigentes de la corriente Nueva Izquierda, que encabezan los Chuchos, Zambrano y Ortega. Y en este sentido hay que tener presente que cuando en el 2002, Del Villar rindió un informe sobre la investigación que hizo para determinar si era viable o no renovar el proceso comicial interno que llevó a la dirigencia nacional a Rosario Robles, concluyó que el evento, por el cúmulo de irregularidades, era fraudulento: “El PRD imitó de manera integra la legislación electoral de Carlos Salinas y su aplicación, diseñada para defraudar el sufragio”.

Pero nadie en el PRD le hizo caso. Dirigentes afines a los chuchos consideraron que tuvo que ser así “porque era inaceptable el que compararan nuestras elecciones con las del ex presidente Carlos Salinas”.

Felicidades a López Obrador por su decisión de adoptar la lucha que libró Samuel del Villar hasta su muerte. Sin embargo, si en verdad el tabasqueño busca emprender una lucha frontal contra la corrupción política, tendrá que empezar desde ahora por manejar un discurso alejado de la demagogia, porque la mentira también es un sinónimo de corrupción política.

Es absurdo, deshonesto, que López Obrador prometa que en seis meses les ofrecerá un espacio en las escuelas a 7 millones de jóvenes que en la actualidad ni estudian ni trabajan.

Es imposible que esto suceda. Simplemente en la UNAM la matricula está compuesta actualmente por 316 mil estudiantes. En el IPN la población escolar se asemeja a la universitaria. Y por lo que se sabe, anualmente un porcentaje muy alto de jóvenes se queda sin estudiar porque no hay cupo en los planteles de educación superior, ni mucho menos el personal académico suficiente.

Qué es lo que piensa hacer López Obrador para inscribir en el sistema escolarizado a 7 millones de jóvenes, si no hay ni instalaciones ni personal académico para atender la demanda.

López Obrador debe entender que para pregonar el tema de la honestidad, lo primero es ser honestos consigo mismo. Y no lo está siendo.

Ricardo Monreal - República amorosa: qué sí y qué no es



Lectores de este espacio me han enviado diversos correos solicitando detalles e información sobre el término “República amorosa” que ha acuñado Andrés Manuel López Obrador (AMLO, o AMLOve como ahora lo nombran), al presentar su propuesta de gobierno. La solicitud de los lectores viene acompañada de algunos cuestionamientos: ¿es una propuesta retomada de otros movimientos sociales de izquierda, como en Argentina o Venezuela? ¿Es una visión religiosa o mesiánica de la vida pública? ¿Es una combinación molotóvica de política y moral? ¿Es una versión remasterizada del peace and love del movimiento hippie de los años 60?

Las referencias al amor en el discurso político de AMLO están presentes por lo menos desde el año 2000, durante su campaña a la jefatura de Gobierno. “La finalidad de cualquier gobierno es lograr la felicidad de los ciudadanos y el amor entre las personas”. Desde esa fecha datan también las referencias a “Te AMLO México”, “Yo AMLO el cambio” y otras asociaciones con la palabra amor, a la que incluso los asistentes a los mítines solían escribir con la letra O en forma de corazón o llevaban globos en forma de corazón. Allí están los archivos de imágenes de las concentraciones. En todo caso, lo nuevo es el énfasis, no su utilización.

El amor se utiliza como sinónimo de felicidad y bienestar. Es, incluso, una categoría medible y medida en diversas formas. Por ejemplo, en las encuestas de evaluación del gobierno de la Ciudad de México durante la gestión de López Obrador se incluía con frecuencia la pregunta de “Qué tan feliz se siente usted de vivir en la Ciudad de México: Muy feliz, algo feliz, poco feliz, nada feliz”, etcétera.

En el pensamiento político occidental hay toda una corriente que hace de la felicidad la finalidad de la convivencia social y de la misma acción política. Y el amor es sólo una vía para lograrla. Esa línea de pensamiento nace en Aristóteles, que asocia la felicidad del ciudadano con la finalidad del Estado (Ética nicomáquea), es retomada por John Locke, quien reflexionó sobre la “felicidad política” como finalidad del Estado y es coronada por el padre del utilitarismo, Jeremy Bentham, quien formuló la expresión “la mayor felicidad para el mayor número de ciudadanos” como objetivo de la economía y obligación del gobierno.

De la Europa liberal, la “búsqueda de la felicidad” como finalidad del gobierno pasó a la América independentista y es recogida por prácticamente todas las declaraciones y Actas de Independencia que se promulgaron entre 1789 y 1835, desde Estados Unidos hasta Argentina, pasando por México, Venezuela y Chile. El planteamiento político de Thomas Jefferson de que los hombres tienen el derecho natural a la vida, a la libertad y a la felicidad (Declaración de Independencia 1776), prendió como pólvora.

En la actualidad, la asociación entre felicidad, amor y bienestar como conceptos políticos está contenida en el término “vida buena” (nada que ver con la “buena vida” a la mexicana) acuñado por la socialdemocracia contemporánea, especialmente europea, como la finalidad de un buen gobierno que procura para los ciudadanos libertad, igualdad, justicia, democracia, bienestar y paz. Por último, la asociación entre amor y verdad en el pensamiento político contemporáneo es autoría de Mahatma Gandhi.

A toda esta tradición de pensamiento político responde la propuesta de la “República amorosa” de AMLO. “Cuando hablamos de una república amorosa, con dimensión social y grandeza espiritual, estamos proponiendo regenerar la vida pública de México mediante una nueva forma de hacer política, aplicando en prudente armonía tres ideas rectoras: la honestidad, la justicia y el amor. Honestidad y justicia para mejorar las condiciones de vida y alcanzar la tranquilidad y la paz pública; y el amor para promover el bien y lograr la felicidad” (“Fundamentos de la República amorosa”, La Jornada, 6 de diciembre 2011).

Más que Perón o Chávez, las raíces están en Aristóteles, Locke, Jefferson y el José María Morelos de la Constitución de Apatzingán. Más que una versión moralina de la política, es reinsertar la dimensión ética en un servicio público degradado por la corrupción y la mezquindad. Más allá de un paternalismo político, es el fraternalismo social lo que promueve esta propuesta. Y más que los hippies de los años 60, son los indignados del siglo XXI los contemporáneos de este movimiento.

Una nación lacerada por la violencia, el desempleo y la desigualdad, puede encontrar en la propuesta de la República amorosa una opción laica para acceder a la felicidad, al bienestar y a la “vida buena” que hoy los malos gobiernos le han negado.

Salvador Camarena - EPN: Palabras mayores



Días atrás, un periodista estadounidense que fue corresponsal en México contaba que hace diez años un amigo le pidió que aceptara desayunar en Washington con un joven político mexicano. Así lo hizo. Los encuentros se repetirían en los siguientes meses en al menos tres ocasiones. El joven político mexicano llegaba puntual y durante toda la cita interrogaba, cuestionario en mano, al periodista sobre temas de Estados
Unidos, su política y sus políticos. Cuando el periodista quería a su vez saber cosas sobre México, su interlocutor respondía cortésmente pero retomaba sin dilación sus preguntas. Ese político era Enrique Peña Nieto.

Es tan sólo una anécdota que recuerda lo que ya sabemos pero que por alguna razón aún no establecida nos negamos a aceptar. Peña Nieto es un político profesional, un político que independientemente de sus alianzas
públicas o no tan públicas está lejos de ser la caricatura que durante años diversos adversarios partidistas, incluidos algunos opinadores, han querido presentar. Para demostrar lo anterior no hace falta agregar nada
al recuento que otros autores han hecho ya sobre cómo Peña Nieto solventó de manera eficaz pruebas como el proceso electoral de 2009, cita federal en la que el Estado de México recuperó espacios “azules” y
“amarillos”, la selección de candidato en el Edomex y la posterior elección de Eruviel Ávila. Y por supuesto, su apoderamiento del PRI sin apenas dejar raspones en los desplazados. Si el mayor escándalo que
enfrentó como gobernador de su estado fue el caso de la oscura muerte de la niña Paulette, pues el balance es muy favorable al político mexiquense.

Entonces, ¿cómo explicar las dos salidas en falso de Peña Nieto de los últimos días? Una hipótesis, aunque suene a obviedad, es que no estaba preparado para lo que vendría. Es decir, ha estado demasiado tiempo
acostumbrado a un entorno político, y a una prensa local, que le eran completamente cómodos. No estoy diciendo nada que no se refiera a que, como también le pasó a Humberto Moreira, no es lo mismo jugar en cancha estatal que a nivel federal. El ex presidente nacional del PRI nunca entendió la diferencia entre ser el gobernador del que dependen casi todos los recursos de los medios de comunicación, y de otros actores, a
jugar en un ámbito donde los periodistas son más, de diferente calibre y distintas motivaciones. ¿Entenderá a tiempo Peña Nieto que ya no está en el cómodo entorno mexiquense?

Por otra parte, no sorprende que como única respuesta luego de los resbalones, Peña Nieto use el argumento de culpar a sus adversarios de aprovecharse de sus errores. ¿Qué más podría decir? Vender la idea de la
conjura es una respuesta sin riesgos, que no lo obliga a repasar en público sobre las causas de sus fallas. El problema es que estos episodios, y otros que eventualmente pudieran presentarse, sí nos darán una idea sobre si Peña Nieto está preparado para aspirar a gobernar a México. No saber de libros en un país de bajísimo índice de lectura es revelador de que no pertenece a una tradición ni a una élite, y de que ante algunos problemas no tendrá a mano referencias de otros modelos, ideas y personas lejanas a su, otra vez el terruño, carrera mexiquense.

Y no saber el monto del salario mínimo habla de otra cosa, de una lejanía total no sólo con normas y procedimientos administrativos que se rigen a partir de ese indicador, más un referente que un salario en sí.
Su desconocimiento es revelador de la brecha entre él y la realidad del universo de mexicanos que sobreviven a partir de los minisalarios. Él, surgido del partido de los pactos, de los creadores de los minisalarios
y del corporativismo sindical, no conoce ese dato. Tan revelador como cuando él, un priísta, el primer libro que citó en la FIL fue la Biblia.

Lo que le ha ocurrido a Peña Nieto en estos días ante la prensa no se trata de pifias. Son datos sobre una personalidad, una carrera, una manera de ver el mundo. Nos hablan de los referentes a partir de los
cuales ha transitado. A pesar de todo tiene tiempo. Son errores que pudieran tornarse oportunos si aprende la lección, si como desde hace mucho aplica disciplina para corregir.

Finalmente, un dato extra. /Palabras Mayores /es una de las novelas favoritas del ex gobernador del Estado de México. Peña  Nieto leyó y disfrutó esta obra de Luis Spota, tan entretenida como básica en su
trama (narra la tensión y las grillas previas al clásico destape priísta). Me consta que puede recitar de memoria algunas de sus líneas cruciales. Pero no sé si él recuerda una de las partes de ese libro que
a mí más me llamó la atención. Es una reflexión que el protagonista, entonces secretario de Estado, hace sobre el tiempo que ha pasado desde que sus finos zapatos -acostumbrados a años de pisar las alfombras y los elevadores del poder- ya no tocan el suelo, la calle, la tierra vil. Lo lejano que está el precandidato del hombre común del país. En tiempos en que el Presidente de la República era el gran elector, lo de estos días
no habrían sido “pifias”, habrían representado errores mayores. Hoy aún no sabemos en qué se convertirán estos, los dos tropezones iniciales de Peña Nieto en el escenario nacional.

Leído en http://www.sinembargo.mx/opinion/13-12-2011/3676

Carlos Loret -. Pan con sal





Cuando se juntaban, se la pasaban muy bien. A veces la noche era de whiskey. Otras, de “uno-dos”, así les gustaba pedir un caballito de tequila y una cerveza. Ayer por la tarde, Carlos Orvañanos invitó a Javier Lozano a ambos servicios. Lozano declinó los dos.

Los tres compadres se fracturaron. Ahora nomás quedan dos y uno. Los dos, que siguen juntos, Lozano y el aspirante presidencial panista Ernesto Cordero. Orvañanos —lo anunció el fin de semana y por ello fue descalificado en público y en privado por el equipo más cercano al Presidente Calderón que no lo baja de traidor— se sumó a la casi precampaña de la “puntera” azul, Josefina Vázquez Mota.

Para Cordero es una baja mediática que no conviene a su intento de mostrarse como el caballo que puede alcanzar y ganar. Ha endurecido el tono, explorando la complicadísima línea de atacar públicamente a una mujer, Josefina, quien con Orvañanos se toma otra foto que la hace ver sumando.

La precampaña panista arranca el domingo. Los aspirantes tendrán spots y podrán llamar al voto de los panistas. En el PAN coinciden en que la contienda debe ser entre dos. Sólo que no hay acuerdo en quién debe declinar: Cordero dice que Creel porque el ex secretario de Gobernación va de bajada y todo mundo dice que la contienda es Cordero-Josefina; Creel contesta que mejor “se baje” el ex secretario de Hacienda pues está en tercer lugar de las encuestas panistas. Vázquez Mota pugna porque de una vez la dejen a ella sola para que pueda darse con Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, que ya están definidos en sus partidos.
En el “cuarto de guerra” de Peña Nieto siempre ha sido uno el nombre que les preocupa, el de Josefina. Temían verla frente a Eruviel Ávila en la lucha por la gubernatura mexiquense y les parece la rival más competitiva en la contienda presidencial. “Josefina por el PAN sería el peor escenario”, se ha escuchado decir al “puntero” en las encuestas nacionales.

Por su lado, en el “cuarto de guerra” de la única mujer en la contienda por La Silla saben que el reto de vencer a Peña Nieto es mayúsculo, con sus 20 o 30 puntos de ventaja en las encuestas, pero se muestran animados por los recientes tropiezos del priista con los libros, los salarios, los productos básicos.

Sin embargo, han diseñado un plan B: partiendo del escenario de que tienen la candidatura panista en la bolsa, su objetivo es subir al máximo y si no vencen a Peña, quitarle la posibilidad de contar con mayoría en las cámaras, reconocerlo como vencedor pero obligarlo a negociar con un Legislativo panista robusto, cuya jefa política sería Vázquez Mota, como máxima líder de la oposición al PRI.

La pregunta sin la cual ni uno ni otro puede moverse es: ¿Cuánto crecerá Andrés Manuel?

Saciamorbos

Los dos tenían agendado renunciar al gabinete hoy. A uno se lo pospusieron para mañana. Al otro, veremos. Ambos engrosarán el equipo de Cordero y podrán revertir la percepción del asunto Orvañanos.

Ciro Gómez Leyva- Autopista del Sol, ¡así no! ¡Mil veces, no!


Este espacio ha sido obsesivo en la crítica del método de quienes, en nombre de una causa (muchas veces justa), se arrogan el derecho de apropiarse de los espacios públicos. 


Como esos grupos parten del principio de que su causa es superior, no les importa la afectación que provocan a miles (a veces cientos de miles) de ciudadanos que nada tienen que ver en el problema. Para ellos, el ciudadano no sólo debe resignarse, sino comprenderlos.

Ayer al mediodía, unas 300 personas, según las crónicas, integrantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, bloquearon un tramo de la Autopista del Sol a la altura de Chilpancingo. Llegó la fuerza pública a cumplir el deber de desalojarlos. Hasta ahí, ninguna objeción. Pero lo hicieron tan mal que hay dos personas muertas.

Inaceptable. Una policía en una sociedad democrática debe ser la más pulcra y eficaz. Y ayer participaron, sin coordinación visible, la estatal de Guerrero, la ministerial de esa entidad y la Federal. Lo único que queda claro es que no hubo un trabajo de inteligencia que anticipara lo que podían encontrar en el bloqueo de presuntos estudiantes. Tampoco supieron reaccionar. Y al cierre de esta edición, ni siquiera lograban construir una narrativa coherente.

Todo lo demás (el incendio de la gasolinera, el supuesto AK 47 que disparó contra las policías, las granadas) son explicaciones claudicantes. Porque hay dos muertos.

Ese no es el orden que se reclama a la autoridad. Por acción o por falta de inteligencia y preparación, la policía mató ayer a dos personas en Guerrero.

¡Así no! ¡Mil veces, no!

Carlos Marín- ¿Siembra de armas?

De no ser agredida a tiros, ninguna autoridad puede explicar, menos aún justificar, el que policías disparen contra manifestantes.

Los dos normalistas rurales abatidos ayer en las afueras de Chilpancingo participaban en el bloqueo que pretendieron disuadir, primero, elementos de la policía preventiva guerrerense; diez minutos después, policías federales, y diez más tarde, disfrazados de civiles, los probables asesinos.

Se trata de agentes ministeriales que no sólo portaban armas largas, sino que, como se ve en los videos, dispararon hacia el horizonte, en dirección de los manifestantes.

Los militares llegaron cuando ya los cuerpos de las víctimas yacían en el asfalto.

El procurador de Guerrero, Alberto López Rosas, puso anoche su puesto en la picota, al afirmar que ningún policía y ninguno de los normalistas asesinó a los estudiantes.

Aunque se antoja imposible que tenga razón, perturba su aseveración de que personas “ajenas” al conflicto llevaron al plantón ocho granadas y un cuerno de chivo. ¿De narcos, de guerrilleros, de provocadores?

O sembradas por los asesinos…

Pepe Cárdenas - El pastor alemán



Su Santidad Joseph Ratzinger confirmó que vendrá a México… y a Cuba.

La visita papal será antes de la próxima pascua católica. Entre el 23 y el 26 de marzo. Justo la víspera del arranque de las campañas por la Presidencia de la República.

–¿Casualidad?

–¿Y quién trae al pastor alemán?

–Pues el PAN, con la bendición de la Santa Madre Iglesia.

El anuncio de la visita papal se hizo durante la homilía de la misa en honor a la Virgen de Guadalupe, celebrada por S.S. Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro.

“Sostenido por el auxilio de la providencia divina, tengo la intención de emprender un viaje apostólico (…) a México y a Cuba, para proclamar allí la palabra de Cristo y afianzar la convicción de que éste es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente”.

Se entiende. El Vaticano está sumido en una grave crisis de fe.

Los curas pederastas, el demonio de Marcial Maciel, la doble moral y hasta la negación del holocausto cobran facturas.

Por eso, a la Iglesia Católica le urge reactivar sus campañas territoriales.

Joseph Ratzinger sabe que en México, su Iglesia sufre de debilidad crónica. Según cifras del INEGI (2010), los que se declararon católicos representan 83.9 por ciento de la población. Parecen muchos. Pero no. Antes del fin de siglo 98% de la población era católica confesa.

A la mitad de los mexicanos ya no les interesa socializar con la Iglesia de Roma; la gente cada vez se bautiza menos… también son menos los que hacen la Primera Comunión y los que se casan por el rito católico.

En los últimos diez años, mil católicos por día habrían abandonado esa iglesia para acogerse a otras confesiones.

¿Quién capitaliza a los tránsfugas de nuestra religión mayoritaria?

El INEGI observa el repunte de sectas como Pare de Sufrir, La Luz del Mundo, Asamblea de Dios, Amistad Cristiana y Testigos de Jehová.

Son los pescadores a río revuelto.

La fe católica, apostólica y romana tiene en el mundo mil cien millones de fieles... y descontando.

El Vaticano está consciente que a menos seguidores, menos limosnas y menos vocaciones. Ya no le salen las cuentas.

Por eso llegó el momento de hacer marketing, en el nombre sea de Dios.

No es casualidad que Benedicto XVI confirme su visita a México precisamente el día de la Virgen de Guadalupe… y tampoco el provecho político que pueda obtener el PAN.

–¿Dando y dando?

MONJE LOCO: A la mayoría de los habitantes de Los Pinos se les mira forzados, incómodos, a veces hasta con fastidiosa expresión de enfado. Por ejemplo, dramática haya sido la declaración sobre la ignorancia presidencial en el lavado de dinero de la DEA en México. Pudieron descubrir el fantasioso complot libio y no son capaces de detectar maniobras tan peligrosas como lesivas. Me gustaría preguntar cuáles son los libros cuya lectura ha marcado la vida del régimen. ¿Me dirían Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago? Nadie sabe, nadie supo…

Leído en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=opinion&cat=11&id_nota=794433

Leo Zuckermann - Cordero ataca a Josefina



Los calderonistas lo saben bien: cuando un candidato no sube en las encuestas, y ya no quedan trucos en la chistera, lo único que queda es bajar al candidato que va arriba. ¿Cómo? Atacando con campañas negativas. Es lo que hizo Felipe Calderón en 2006 contra López Obrador, y es lo que está comenzando a hacer Ernesto Cordero contra Josefina Vázquez Mota.

Hasta la semana pasada, la elección interna del PAN había sido tersa. Los debates, insulsos. Esto favorecía a Vázquez Mota que, de acuerdo a las encuestas, seguía subiendo en las intenciones de voto entre simpatizantes panistas (una población diferente a los militantes y adherentes que son los que van a tener derecho a votar en la elección interna). Mientras tanto, Creel y Cordero se mantenían estancados. Este último, según Consulta-Mitofsky, no había podido rebasar ni siquiera el diez por ciento de las preferencias.

Desde que entró a la competencia en septiembre, Cordero no había crecido en las encuestas. Quizá sí lo ha hecho entre militantes y adherentes del PAN, que son los que van a elegir en febrero al candidato presidencial panista. Pero las encuestas no es algo que pueda descartarse. Imagine usted que en febrero gane Cordero, pero Josefina sea la candidata mejor posicionada para competir contra Peña y López Obrador, además de gozar de la mayor preferencia entre el electorado simpatizante del PAN. ¿Cómo se verá esto? Pues muy mal. De ahí la necesidad de Cordero de subir en las encuestas.

“Haiga sido como haiga sido”, diría su ex jefe, el presidente Calderón. Eso explica por qué Cordero finalmente salió a atacar a Vázquez Mota, tildándola de mentirosa (“tiene la debilidad de faltar a la verdad”) e ineficaz (por no haber pasado legislaciones del Ejecutivo en la Cámara de Diputados). Josefina, al parecer, no se lo esperaba. Su primera reacción fue contraatacar. Dijo que, durante la gestión de Cordero al frente de la Sedesol, se había incrementado el número de pobres a diferencia de cuando ella fue secretaria que había bajado. Una mala respuesta ya que, en el fondo, era una crítica al gobierno panista en voz de una panista. Vázquez Mota también aseguró que Cordero, ya como secretario de Hacienda, le había dicho que “le había salvado la vida” por pasar el Presupuesto de Egresos en la Cámara de Diputados. Acto seguido, Cordero desmintió esta llamada y recordó que Josefina ya había mentido con otra supuesta comunicación que tuvo con Luis Carlos Ugalde, a la sazón presidente del IFE, que nunca existió. Resumió que Josefina tenía un problema de “credibilidad y carácter”.

Así estaban los golpes hasta que este fin de semana en que Vázquez Mota decidió ya no entrarle a una campaña de confrontación. Es lógico: como puntera en las encuestas, ella tiene más que perder en una estrategia de este tipo. Pero Josefina tampoco puede quedarse callada porque en esto de las campañas negativas, “el que calla, otorga”. Más bien tiene que buscar una estrategia para no subirse al ring, pero sí contestar puntualmente los ataques que le hagan.

Un último punto. Como he dicho en este espacio, la decisión de irse negativo contra un adversario es quizá la decisión más difícil de un candidato. Porque una vez que se toma, no hay vuelta para atrás. Y ciertamente tiene un costo. Puede ser eficaz, como fue el caso de Calderón con AMLO en 2006, pero deja heridas difíciles de sanar. Cuando se gana, se complica la relación política con el adversario atacado. Ahí está AMLO, que todavía no perdona a Calderón y le ha dificultado la gobernabilidad de su sexenio. Pues bien, la decisión de Cordero de irse negativo contra Josefina también dejará heridas al futuro entre estos dos contendientes panistas. En este sentido es, sin duda, una mala noticia para el PAN en su aspiración por volver a ganar la Presidencia en 2012.