domingo, 2 de octubre de 2011

Forista invitado Jose Enrique y los derechos humanos



Con una prosa limpia, José Enrique nos cuenta algo tan sorprendente  como verdadero y  hasta cierto punto desconocido: los derechos humanos de los ciudadanos, culpables o no, que se les ha quitado el derecho al voto.




No es un cuento.


Son más de las doce de la noche, de cualquier día de la semana, en las orillas del Distrito Federal; como si se tratara de las excreciones de esta ciudad, los reclusorios oriente, sur, norte y Santa Marta, están soltando internos. Ya es de madrugada, y empiezan a salir en grupos. Están libres, los que pagaron su deuda con la sociedad o los que compraron su libertad. Los que sobrevivieron, los que no se dieron el “corbatazo”, y les alcanzo el tiempo para cumplir la pena.

Cotidianamente ingresan personas a los reclusorios, pero también salen de ellos; en una versión macabra de la vida, unos salen y otros entran. Algunos fueron declarados inocentes y otros terminaron de “pagar” su condena. Pudieron ser unos cuantos días, o muchos años. Pudo ser por cualquier cosa, la pasión, el odio o el dinero. La libertad solamente se valora, cuando se ha perdido; y se ama, cuando se ha recuperado, “quiero ser tan bueno, como un hombre que acaba de salir de la cárcel” decía Sabines.

Afuera del “reclu”, esta la familia esperando su salida; la esposa, los hijos, la madre y hasta la amante. Han pasado muchos años, y los siguen esperando, hay otros que ya no tienen nada, la madre murió, la esposa se fue y los hijos ni se acuerdan. Afuera todo cambio y ellos también cambiaron; unos salen arrepentidos y otros salen a “pegarle”, nadie quiere volver. Algunos los llevaran a casa, otros ni casa tienen, unos regresaran a los mismo,(el trabajo, el ocio, el negocio etc.) otros perdieron todo, no tienen nada, ni a nadie.

Más allá de la penología y la rehabilitación, está el respeto a la condición humana; mientras las cárceles sean la horrible mansión de la desesperación y el hambre. Mientras no se respete la ley y los derechos de los “internos”, seremos iguales, unos y otros. Las excarcelaciones de internos, -durante la madrugada-, son la última vejación al interno y sus familias; antes de salir tienen que dejar todo, es el último estirón de la extorsión. El juez resuelve por la mañana, pero el “baile” es en la noche. Afuera un taxi pirata, les cobrara de 500 a mil pesos la dejada; pero nadie ha dicho nada durante años; ninguna de las comisiones de Derechos Humanos, local o nacional, la Secretaria de Transporte, de Seguridad Pública, o el propio Jefe de Gobierno; se trata de gente, cuyos derechos políticos fueron suspendidos, es decir, no tienen voto, menos voz. Que alguien se imagine a las dos de la mañana, sin dinero, con su familia o solo, saliendo del Reclusorio Norte, después de años de cárcel.
JOSÉ ENRIQUE

El Papa, el Presidente, el obispo y el ministro según Granados Chapa

Aunque dedicaron cuatro sesiones a discutir dos acciones de inconstitucionalidad, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no hicieron formalmente nada. Vivieron días sin huella. Por más que siete miembros del máximo tribunal tuvieran como contrarios a la Constitución federal sendos artículos de las constituciones locales de Baja California y San Luis Potosí, sus votos fueron insuficientes para que dejen de tener vigor. Se requerían ocho. Y a pesar de que se colocó en la posición contraria sólo una minoría de cuatro, fueron bastantes para que las acciones de inconstitucionalidad fueran desestimadas, y enviadas al limbo judicial.


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VAZQUEZ MOTA es la candidara burguesa según Raymundo Riva Palacio

Sin importar en dónde trabaje Josefina Vázquez Mota, sus rutinas son invariables: comienza sus actividades a las seis de la mañana, cuando empieza a hablar en persona o por teléfono con sus colaboradores en el arranque de jornadas que nunca tienen fin. Escucha planes y estrategias, revisa documentos y habla con su equipo, con políticos, con empresarios y periodistas de manera sistemática. Hasta ahora no ha dado pruebas de densidad política, pero sí de capacidad en mercadeo político y exposición mediática.


Más del retrato de Vázquez Mota según Riva Palacio en:   VANGUARDIA

Los candidatos ideales según Alemán.

Está claro que cada ciudadano —en su calidad de potencial elector— tiene un candidato presidencial favorito, aquel en el que deposita todas sus esperanzas, aspiraciones y preferencias, y al que defenderán a capa y espada.

Pero también es cierto que, más allá del amor individual por tal o cual aspirante presidencial —tendencia o corriente electoral—, al final de cuentas, la realidad político-electoral terminará por imponerse en el resultado de las urnas. ¿Y cuál es esa realidad? Todos lo saben: la que dicten las mayorías.

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Para no variar Berrueto opina de Peña Nieto y los problemas del PRI

El triunfo del tricolor en la elección presidencial es probable y también que alcance 42.2% de las preferencias, para así lograr la mayoría absoluta en el Congreso, crucial para la gobernabilidad y para emprender un acuerdo con la pluralidad. Pero esto supone superar las dificultades que le impone una realidad muy compleja en los estados que gobierna, su mayor problema.

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Álvaro Cueva dice que ¡Qué cómodo! ¡Qué decepcionante!

Si hiciéramos una suma nada más de las noticias que se generaron en la última semana en nuestro país, nos íbamos de México

Y lo que más me sorprende no es lo del aborto, lo de Los Matazetas, lo de los debates entre precandidatos, lo de la devaluación, lo de la sangre o lo de los niños encuerados.
Lo que me tiene preocupado es lo que la acumulación de todos estos estímulos significa y la pasividad del pueblo de México.

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Marta Lamas en Proceso nos habla sobre embriones, personas nacidas y la corte.


Dos cuestiones, una positiva y una negativa, son el saldo del reciente debate en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La positiva es que el riguroso proyecto del ministro Fernando Franco gana la votación con mayoría simple –siete ministros(as) de 11–, lo que indica que en la Suprema Corte predominan las posturas
progresistas. La negativa tiene cuatro dimensiones: las posturas timoratas y conservadoras de la minoría –cuatro ministros(as)–, el clima de fanatismo religioso que rodeó el proceso, la improcedente presión que hicieron Presidencia y Gobernación, y la confusión generalizada en los medios sobre qué se estaba realmente discutiendo.
Lo que se debatió en la SCJN fueron dos acciones de inconstitucionalidad que, desde Baja California y San Luis Potosí, se plantearon para revertir las reformas a las Constituciones estatales de dichos estados. Estas dos reformas son parte de la ola de 17 que se dieron luego de que la SCJN resolviera que la despenalización
del aborto en el DF era constitucional. Más que “proteger la vida”, las reformas fueron una lamentable estrategia conservadora con la que se pretendió “blindar” a esos estados de una futura despenalización.

Todas las personas necesitamos que la vida sea protegida en sus distintos momentos de desarrollo. La protección de la vida en gestación es relevante y requiere medidas del Estado, como que se otorgue a las mujeres embarazadas los nutrientes indispensables y se les garanticen cuidados especiales durante la gestación (como los controles prenatales).
En México la mortalidad materna –o sea, la muerte de mujeres que están embarazadas y que sí desean ser madres– sigue siendo un trágico problema que persiste y que tiene que ver con la escasez de servicios, la falta de infraestructura adecuada y la ausencia de una cultura de prevención de emergencias médicas. Proteger a las mujeres gestantes y a las criaturas que desean tener es una obligación del Estado.  Sin embargo, la protección a la vida no es un valor abstracto, que se impone por encima de otros derechos. En países
democráticos, que tienen despenalizado el aborto, sus Constituciones tienen, al mismo tiempo, consagrada la protección a la vida. No son excluyentes. Hacer compatible jurídicamente una real protección a la vida y un respeto al derecho a decidir sobre el propio cuerpo, como ya ocurre en las democracias avanzadas, es uno de los desafíos que intentó resolver el proyecto del ministro Franco.
El problema de fondo de las reformas estatales es que pretendieron otorgar una protección absoluta al producto de la concepción igualándolo a una persona nacida ¡Esto es una barbaridad! Tratar a los embriones como personas nacidas no sólo afecta lo que concierne al aborto legal, sino también a ciertos métodos de fertilización in vitro y a la investigación con células madre embrionarias. Justo el lunes 26, cuando inició el debate en la SCJN, el periódico El País publicó una noticia titulada Luz verde al primer ensayo europeo con células madre embrionarias. El artículo consigna que estas células, que se obtienen de los embriones sobrantes de los procesos de reproducción asistida, “se convirtieron hace algo más que una década en la gran esperanza de la medicina del futuro para tratar enfermedades hasta ahora incurables”. Ante este alentador panorama que ofrece la investigación médica, ¿vale la pena meter una creencia religiosa en el régimen jurídico? ¿De verdad se cree que esos embriones sobre los que se experimenta son realmente personas nacidas?
En México las reformas que supuestamente “protegen la vida desde la concepción” han incidido negativamente en la situación de las mujeres que tienen derecho a abortar (de acuerdo a las causales que siguen siendo vigentes en los códigos penales de sus estados). Algunos prestadores de servicios de salud reproductiva han negado a muchas mujeres el servicio de Interrupción Legal del Embarazo que sus códigos penales les permiten argumentando que no pueden “actuar contra la Constitución”. Además de confusión e incertidumbre jurídica, estas reformas han propiciado un ambiente de persecución y estigma, incluso hacia mujeres que han tenido abortos de forma espontánea.
Por último, el clima de fanatismo religioso que rodeó el debate poco abona a una discusión racional. La retórica utilizada por los católicos fundamentalistas (no por todos los católicos, es preciso reconocer) es justamente lo que Richard Hare, un filósofo inglés que trabajó sobre las valoraciones morales desde la racionalidad, describe: “…la actitud de quien persigue la afirmación de los propios principios morales dejando que éstos prevalezcan sobre los intereses reales de las personas de carne y hueso, al mismo tiempo que permanece indiferente frente a los enormes daños que su actuación ocasiona a millones de seres humanos”.

Por lo pronto, no hay que olvidar que una ciudadanía activa y participativa puede revertir esas reformas y restituir el sentido amplio de protección a la vida, eliminando la absurda equiparación del embrión con la persona ya nacida. Una pregunta fundamental para los candidatos a legisladores debe ser la relativa a su postura sobre los embriones. Hay que fijarse muy bien qué responden y decidir con cuidado por quién se vota.