Todo indicaba anoche que el Congreso le daría al presidente Enrique Peña Nieto la posibilidad de anunciar hoy, en su primer Informe, que al menos una de sus reformas constitucionales, la educativa, había sido completamente aprobada, si es que los diputados votaron anoche la Ley del Servicio Profesional Docente. Eso sería oxígeno puro para el titular del Ejecutivo, de cara a su mensaje de hoy en Los Pinos, donde el panorama general de sus primeros nueve meses de gobierno está muy lejos de las expectativas que levantó al inicio de su administración.
Con la economía por los suelos, producto de malas decisiones de su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y la inseguridad y la violencia que no cesan en varias regiones del país, Peña Nieto se aleja de las dos principales motivaciones que movieron al electorado que votó por él: por un lado, las élites empresariales, de inversionistas y económicas, que vieron en el mexiquense la posibilidad de retomar un rumbo de crecimiento y desarrollo para el país, y por el otro los votantes comunes, priistas y no priistas, que creyeron que con él y con el PRI volvería la mano dura contra la delincuencia y se reduciría la violencia.