lunes, 2 de septiembre de 2013

Salvador Camarena - El PAN, el otro rehén del Pacto

Distintos analistas han señalado en los últimos días que el Pacto por México está agotado, y que por ello el PRI-Gobierno debería establecer una alianza con el PAN y mediante la suma de sus votos en las cámaras proceder a la aprobación de reformas que se le atorarán al PRD.

Los analistas se cuestionaban si el presidente Enrique Peña Nieto se animaría o no a dar ese paso, pero ¿alguien ya le preguntó a Acción Nacional si aceptaría ese escenario?

“El PAN necesita del PRD frente al gobierno y el PRD necesita al PAN frente al gobierno. Si no, la dinámica cambia y se vuelve ‘pago por evento’, y creo que se diluye y empobrece mucho la calidad de los acuerdos. Cuando sea inevitable (la ruptura del Pacto por México) habrá que hacerlo, pero hay que buscar prolongarlo”, contestó el viernes Gustavo Madero al cuestionamiento que al respecto le hizo en la radio la periodista Denise Maerker.





Madero sabe que no tiene la fuerza para sostener por sí mismo una alianza con el PRI-Gobierno. El escenario hoy es muy distinto al que, por ejemplo, tuvo el PAN frente a sí cuando en 1988 decidió pactar con Carlos Salinas de Gortari un listado de compromisos para la democratización en México.

Según estudiosos como Soledad Loaeza, Carlos Castillo Peraza vio en aquel momento la oportunidad de una doble ganancia: arrancarían compromisos para imponer la agenda del panismo, y mermarían la fuerza de una nueva oposición, de izquierda, que surgió de la mano de ese fenómeno que fue la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988.

Frente a Salinas se sentaron Luis H. Álvarez, Diego Fernández de Cevallos, Abel Vicencio y el propio Castillo Peraza. Es decir un PAN fuerte, compacto, que llegó con un pliego de exigencias muy concreto. Hoy, en cambio, las filas de Acción Nacional son un hormiguero donde priva la división y el encono, donde hay disputa incluso sobre a quién toca la interlocución con el gobierno y sobre cómo debería ser ésta.

Por eso no extraña el tono utilizado ayer por el diputado blanquiazul Luis Alberto Villarreal en la sesión inaugural del nuevo periodo del Congreso de la Unión. Luego de asignar a su partido el rol de “motor del acuerdo”, el guanajuatense denostó los nueve meses de gobierno de Peña Nieto: “el regreso del PRI es el regreso de las crisis económicas”, dijo entre otras linduras el líder de la bancada del PAN en San Lázaro.

Madero quiere mantener frente al PRI un régimen de toma y daca. Llenará de reproches a su histórico adversario pero votará junto al PRI escudado en su viejo discurso de que pueden ser “oposición responsable”. Porque los panistas saben que no les conviene quedarse totalmente solos con la presión de convertirse en los garantes del gobierno. 

Prefieren que ese costo sea compartido con los perredistas. Al no tener fortaleza interna, el PAN no está listo para desprenderse del brazo del PRD y maridarse con el PRI. Tan es así, que a diferencia de hace 25 años, líderes panistas ya no ven al PRD como un partido con una agenda incompatible, al grado de que fueron juntos en candidaturas como la de Baja California que, como todo mundo sabe, el panismo ganó solo, y contra el sistema, por vez primera en 1989. Por tanto, el PAN necesita del Pacto tanto o más que Peña Nieto.

salvador.camarena@razon.mx
Twitter:
 @salcamarena


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