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RECOMENDACIONES Y COLUMNAS DE OPINIÓN
sábado, 26 de noviembre de 2011
Cartón recomendado por: Andrés González.
Andrés González, tuitero aguerrido que reclama a diputados mediante esa red social, nos comparte un cartón que ganó un premio en Brasil.
Carlos Puig Escondidos en las enaguas de Elba Esther
El Partido Acción Nacional, sus presidentes y secretarios de Educación han sostenido esta idea de origen priista: cualquier reforma educativa en el país debe ir de mano de los maestros.
Con una distorsión.
Confunden a “los maestros” con su organización sindical.
Nadie puede estar en desacuerdo con que cualquier cambio radical de nuestro sistema educativo involucra a los maestros, pero la verdad es que también involucra a los alumnos y a los padres de familia, y a quienes preparan y editan libros de texto y a las autoridades educativas estatales y federales...
Lo que no está claro es si toda reforma se tiene que hacer con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Es más, se podría argumentar que los que han sido resistentes frente a cambios necesarios han sido los líderes de la organización gremial.
Como lo escribí aquí hace unos meses, es una confusión que sucede en otros países y que las verdaderas reformas educativas pasan siempre por aclararla.
La clave está en entender y actuar en consecuencia de la frase de aquel líder sindical de los maestros neoyorquinos: “Cuando los estudiantes paguen cuotas a mi organización, entonces defenderé sus derechos”.
Para que quede claro, sobre todo a las autoridades, no es el trabajo de Elba Esther Gordillo hacer que mejore la educación pública en México.
Es responsabilidad de las autoridades. De los gobiernos federal y estatales.
Es responsabilidad de la señora Gordillo que sus agremiados tengan buenas, cada vez mejores condiciones de trabajo, lo que a veces implica, sí, menos trabajo y mejor paga. Como cualquier otro trabajador mexicano.
Y muchas veces, es natural, los objetivos de política pública del Estado mexicano para mejorar la educación estarán enfrentados con la ambición laboral de los maestros, y su organización tendrá que defenderlos y pelear contra dicha política pública. Es así. No hay desdoro. Entiendo la idílica imagen de la vocación del maestro cual vocación sacerdotal. Pero no funciona.
Está claro después de 12 años que el PAN, quién sabe por qué, sí piensa que la política educativa debe ser construida con el sindicato. Así lo ha hecho y así estamos. Vaya: el primer secretario de Educación del panismo es diputado por el partido del sindicato del magisterio. Así o más claro.
Por todo esto, no es poca cosa lo muy poco concreto que dijo Enrique Peña Nieto en dos apariciones públicas de la semana: en la presentación de su libro y en el programa de Leo Zuckerman.
Ante el planteamiento de Héctor Aguilar Camín sobre la aparente contradicción de querer una profunda reforma educativa y al mismo tiempo ir aliado a las elecciones con el partido del magisterio, el aspirante priista dio en la televisión y en la Casa del Lago la misma respuesta.
Primero calificó de injustas las críticas al magisterio organizado: “Debo decir que se ha abusado al pretextar que son los maestros quienes se han opuesto a estas reformas. Me parece que se ha abusado, más en razón de querer pretextar la ineficacia e suficiencia de las políticas trazadas para lograr una mejora educativa”.
Y luego reveló que carga la misma confusión que tanto daño ha hecho a nuestra educación: “Una reforma en este propósito sólo puede transitar cuando se tiene al lado a maestras y maestros de todo el país”. Y que nadie se equivoque, cuando Peña Nieto dice maestros y maestras de todo el país, dice el SNTE de Elba Esther.
El intercambio que han hecho priistas del pasado, panistas contemporáneos y ahora Peña Nieto con el magisterio organizado tiene una lógica electoral innegable. Es un ejército de mexicanos formados, respetadosy organizados; ubicados a lo largo y ancho de todo el país. Y que desde hace décadas fueron instruidos para hacer —además de sus tareas educativas— tareas políticas, a cambio de conquistas laborales. Todo bien.
Pero hoy por hoy, todas las mediciones del estado de nuestros estudiantes de todos los niveles nos revelan una crisis mayor. Un estado de emergencia. Un atraso considerable frente a países ya no digamos con mayor o igual desarrollo, sino menor al nuestro. En educación no sólo no avanzamos, sino que vamos para atrás.
Ante esta crisis, lo que hoy propone Peña Nieto es caminar la misma ruta que los panistas en los últimos 11 años. Una larga y complicada negociación con la representación laboral de los maestros para tal vez, quién sabe cuándo, lograr pequeños cambios de mínimo o al menos tardado impacto.
Eso es lo que ha significado “tener al lado a los maestros y las maestras del país”.
Hay en el mundo suficientes ejemplos de países que han avanzado a pasos de gigante, surgido de situaciones similares a las nuestras. Pero se necesitan cambios radicales en las formas y los fondos. El statu quo y sus beneficiarios saldrían raspados.
La responsabilidad es de quien es elegido para hacer políticas públicas. Ahí se toman decisiones. Habría que poner al sindicato en su justa dimensión: la de una organización que defiende trabajadores, y aprender a perder los beneficios políticos que éste otorga. Ya basta de esconderse en las enaguas de Elba.
dudarazonable@milenio.com
Rosario Robles El delito más frecuente: la violencia de género
Un abrazo solidario a Tere
y Nico con todo mi cariño
y Nico con todo mi cariño
Uno se pregunta hasta cuándo. En qué momento el delito que más se comete, el que afecta a millones de mexicanas, el que impide su pleno desarrollo y libertad, será motivo de preocupación central. Se habla mucho, pero en los hechos las mujeres son víctimas de una violencia que se expresa de múltiples maneras. Que está a la luz del día. En el mundo y en México ésta sigue siendo una realidad a la que a veces se le pone poca atención y que se sigue asumiendo por muchos como algo normal. Las encuestas registran que en nuestro país 43% de las mujeres ha sido víctima de algún tipo de violencia por parte de su pareja o en relaciones pasadas. Que en la vía pública 40% reporta que ha recibido algún tipo de agresión sexual y 92% que ha sido intimidada. Y 30% dice que ha sufrido algún tipo de acoso sexual en su trabajo. Es decir, las mujeres no estamos seguras en ningún lado. Ni en el hogar ni en la calle. Esta situación es muy grave porque lejos de ser un asunto privado, es un delito consignado en nuestra legislación y que sin embargo poco se persigue. Las instituciones no están preparadas para tratar con dignidad y respeto a las mujeres que denuncian estas prácticas y en muchas entidades del país y aún en el Código Penal Federal no se han incorporado aspectos que surgen de las recomendaciones y de los tratados internacionales que ha firmado el gobierno mexicano. El no actuar se ha traducido en muerte. De acuerdo con la investigación “Feminicidio en México”, se considera que en los últimos 25 años más de 34 mil mujeres han sido asesinadas por su condición de mujer. Muchas de estas muertes pudieron evitarse si se hubiera intervenido a tiempo. Pero no ha sido así. De hecho, si en Ciudad Juárez se hubiera puesto un freno inmediato a los homicidios de mujeres, la situación en esa ciudad fronteriza no tendría tales niveles de descomposición social. Lejos de entender el fenómeno y de asumir con plenitud lo que esta impunidad significa, el gobierno de la República pidió disculpas a los familiares de esas víctimas (porque así lo dictó la Corte Interamericana de Derechos Humanos) a través de un funcionario de menor rango y no del presidente, como debió de ser si realmente se considerara que erradicar la violencia es central en la agenda pública. Si se pensara que el homicidio de una mujer por su pareja o por su condición de género es la culminación de una cadena de impunidad y de injusticia que es necesario atajar, de la misma manera que lo es la trata de personas, esta forma de esclavitud moderna que tiene en mujeres, niñas y niños sus principales víctimas.
No obstante las cifras preocupantes, la normalización de esta violencia es pan de cada día. No se entiende que los países más seguros son aquellos que precisamente convirtieron este aspecto en un eje central de la política pública. Aquí pasa lo contrario. Hay estados en los que un hombre puede matar a una mujer para resguardar “su honor”, o en los que se castiga más a una persona por abigeato que por secuestrar o violar a una mujer. Hay códigos penales en los que un hombre puede “reparar el daño” si se casa con la jovencita que violó o privó de la libertad. No sólo. A plena luz del día se ejerce la violencia contra las mujeres y no pasa nada. Nos quedamos como simples espectadores. Se considera tan normal que se acepta que una conductora de televisión insulte, violente verbalmente, a una de sus invitadas y no hay sanción ni consecuencias. Lo mismo sucede con la agresión brutal a la ex diputada Rosario Guerra de un macho con fuero (no se le puede llamar de otra manera), que actúa con una impunidad alarmante, utilizando además el discurso habitual para justificar esta violencia: las mujeres siempre somos las culpables. Es la oportunidad de avanzar, de mandar el mensaje en el sentido correcto. La Cámara de Diputados tiene un dictamen en sus manos para empezar a corregir estos aspectos. Es tiempo de demostrar que se quiere justicia para las mujeres.
Ser… o neceser
Qué orgullo nos hacen sentir legisladoras como María Rojo. Guerrera, congruente, siempre pensando en la cultura y en la gente. Un logro más en su haber: seguridad social para artistas y creadores culturales.
Los indignados en México: ¿dónde están?
Bruno H. Piché: Con crisis económica, social, política, de seguridad, ¿por qué crees que no se ha levantado en México un movimiento de "indignados" o fenómeno social semejante al de otras partes del mundo, intergeneracionales y con clases sociales distintas?
Roger Bartra: El movimiento de los indignados lleva claramente el sello del nuevo milenio. Es una ácida crítica a la sociedad moderna que contiene una carga moral poderosa. El desarrollo económico y la riqueza acumulada se basan en una promesa no cumplida: hay un amplio sector de la población que ha sido marginado en medio de la prosperidad y no encuentra la posibilidad de vivir una vida digna. Pero en los países atrasados como México todavía se lucha por alcanzar plenamente la modernidad y el peso de la población en condición de miseria es tan abrumador que aplasta las quejas de quienes han podido cultivar la dignidad y la sienten amenazada. La masa de población pobre está tan exhausta con las tareas de sobrevivencia que no ha podido generar una cultura de la dignidad. Por ello, no se indigna, aunque sufre terriblemente una condición muy poco digna.
La dignidad crece con la igualdad y se desarrolla en la vida civil cuando la mayoría de la gente está convencida de que merece un lugar en la sociedad: un espacio donde trabajar, vivir y gozar libremente. La dignidad impulsa una especie de, digamos, meritocracia igualitaria que permite una convivencia civilizada en una sociedad capaz de generar suficiente riqueza. Hay que despojar la idea de dignidad de toda connotación teológica; es una idea que sustituye en la vida moderna la vieja idea del honor, y que crece con la igualdad.
BHP: ¿Crees que es pertinente hacerse la pregunta sobre cierta condición mexicana que inhibe este tipo de manifestaciones, aún en situaciones de franco deterioro y emergencia?
RB: En México han estado casi ausentes las grandes tradiciones de la izquierda en el mundo: el comunismo y la socialdemocracia. Estas dos corrientes no enraizaron y no se modernizaron en nuestro espacio político. Esto ha provocado una gran penuria y una falta de experiencia política en los movimientos sociales, que han sido captados por la cultura populista. Y el populismo no es propicio a la indignación; propicia más bien sustitutos blandos, nacionalistas e institucionalizados de la idea de revolución. Los indignados en Estados Unidos y en Europa no quieren revolución: quieren empleos y una vida digna.
BHP: ¿Considerarías al movimiento de Javier Sicilia como parte integrante de esa red mundial de "indignados"?
RB: Otro factor que inhibe la indignación es el peso del miedo ante la inseguridad y ante el aumento alarmante de la criminalidad. La idea equivocada de que se vive una guerra contra los narcotraficantes y secuestradores ha acaparado la atención de las clases medias y ha ocultado los problemas políticos reales. El movimiento de Javier Sicilia responde al miedo, no a la indignación. Los medios masivos de comunicación han auspiciado la histeria y el miedo. Con ello han frenado la expansión de una sociedad civil capaz de cultivar una vida digna. Y sin dignidad no hay indignación.
En la democracia la gente se convence de que cada uno tiene un valor que impulsa su libre albedrío. Esta dignidad moderna tiene incluso un lugar destacado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Habría que acudir tal vez a Tocqueville– aunque él no usó mucho la palabra –para entender cómo crece una dignidad democrática en los Estados Unidos y en Europa.
BHP: ¿Crees que el mexicano como tal, encerrado en su jaula de la melancolía, atrapado en las redes del poder político, es por naturaleza incapaz de levantarse a protestar?
RB: Una gran parte de la población sigue encerrada en la jaula de la melancolía, a pesar de que la transición democrática ha abierto la puerta de salida. Por ello es probable que el partido del viejo autoritarismo conquiste en 2012 la presidencia. El priismo es una enfermedad política y muchos mexicanos son portadores del virus. Por ello quieren regresar a un pasado que les parece más seguro que un presente abierto a muchas alternativas.
En México, desdichadamente, creció una cultura política que definió un carácter nacional sumergido en la desidia, la zozobra, el relajo, el sentimentalismo, el resentimiento y la evasión. En esta cultura no había espacio para la dignidad. El pueblo era definido como una masa de indios agachados y de pelados albureros. En esta cultura cantinflesca no cabía la dignidad democrática. Esa es la cultura política que legitimó al autoritarismo nacionalista del que surgió esa patología, ese morbo melancólico que engendró el régimen de la revolución institucionalizada.
BHP: ¿Es posible pensar que, en efecto, hay movimientos de indignados en México pero reunidos alrededor de un sólo tema (las madres de la guardería ABC, las madres de Ciudad Juárez), que operan en escalas que se diluyen entre las redes del poder político o bien que utilizan mecanismos alternativos de protestas?
RB: Es posible que haya movimientos de indignados en forma larvaria. Pero aún no son visibles. Para que surjan será necesario primero que se expanda en la sociedad civil un orgullo por haber logrado una transición democrática pacífica. Una sociedad orgullosa de sus logros es mucho más capaz de exigir un comportamiento digno a los políticos y, sobre todo, a los banqueros y empresarios que se enriquecen de manera salvaje. Pero predomina la idea de que la democracia es la misma porquería política que siempre habíamos tenido o bien, que la democracia todavía no llega a México. En ambos casos cunden el pesimismo y la melancolía y se estimulan reacciones conservadoras.
BHP: ¿Estarías de acuerdo en que los mexicanos solamente se agrupan en situaciones de catástrofes naturales (el sismo del 85 sería el ejemplo más obvio), si bien temas como la falta de seguridad-cobertura social y de seguridad en las calles ya es casi una catástrofe de todos los días?
RB: Los mexicanos están más agrupados de lo que pareciera a primera vista. Hay partidos, hay sindicatos, hay iglesias, hay toda clase de organizaciones. De hecho, acaso hay demasiada rigidez en las agrupaciones que institucionalizan y anquilosan la vida social. Ante las coyunturas, ciertamente, es difícil que se surjan nuevas agrupaciones, salvo en casos de catástrofe.
De indignos e indignados Federico Reyes Heroles
La escasez es generalizada. Basta con ver la larga lista de pillerías de Berlusconi o las andanzas del señor Strauss Kahn o el cinismo del reelecto Ortega en Nicaragua, para constatar que no tenemos la exclusividad. Pero en indignidad muchos políticos mexicanos compiten en excelentes posiciones. Es tan nutrido el desfile de indignidades que corremos el riesgo de acostumbrarnos a ellas. Al final del día estaremos convencidos de que la política y la indignidad van de la mano. De ser así, para qué exigir otro comportamiento. Si bajamos la guardia, terminaremos siendo cómplices. Nadaremos en mares de porquería manada del infinito venero de la indignidad.
El asunto de la dignidad es a la vez complejo y muy sencillo. Complejo porque está más allá de la ley. Se puede estar en la legalidad y ser indigno. Sencillo porque la indignidad es burda. Complejo porque no hay una receta universal de dignidad. Sencillo porque ella es la falta de respeto de un ser humano a sí mismo. Digno: "Gravedad y decoro de las personas en la manera de comportarse", nos dice la Academia. Una persona indigna deja de merecerse a sí misma. Sus palabras se desintegran, pierden todo peso porque sabemos que nadie las respalda. Vayamos a la noche de la elección en Michoacán. Tres candidatos se declaran vencedores, ningún pudor o cautela: caras duras que convocan al júbilo anticipado con la complicidad de los que aplauden. La fiesta toda es una farsa. Es la indignidad compartida, que es más grave. Los de abajo y los de arriba saben que todavía no saben a ciencia cierta, pero no importa. O peor aún, a dos de ellos, a la candidata del PAN y al candidato del PRD, el PREP les arrojaba malas noticias. El mismo PAN que defendió la victoria de Calderón por 0.56% no quería reconocer una derrota por cinco veces esa diferencia. Como aderezo, por qué no declarar que el narco se había entrometido, denuncia súbita que ensucia todo. Y así queremos construir confianza en las instituciones. Fue una vergüenza.
En contraste, en un acto poco común de congruencia y de dignidad en los políticos mexicanos, Marcelo Ebrard respetó su palabra y acató los resultados de las encuestas. Bien por Ebrard, pero en ésas andábamos cuando surgió la sombra de indignidad del ya casi candidato oficial de las izquierdas. AMLO lanzó un buscapiés para burlar ostensiblemente la ley electoral y así seguir teniendo tiempo en los medios. Quiere reproducir "Juanitos", expresión ya emblemática de la indignidad. Por cierto, es el único aspirante a la Presidencia con tres años de apariciones en radio y televisión. Lo logró aprovechando un subterfugio en la ley. O sea que el respeto a la legalidad pareciera no ser lo suyo. Vale recordar que el ánimo estalinista de control centralizado de los medios en los procesos electorales de la reforma del 2007 surgió del alegato hecho por AMLO y el PRD de un uso avieso de los medios en el 2006. La camisa de fuerza que hoy busca romper es su criatura.
Y qué decir del edil regiomontano. Ni siquiera la muerte de decenas de mexicanos fue suficiente para provocar en él cierto pudor. No se le pedía ningún acto heroico, se le sugería que, por dignidad, pidiera licencia mientras se investigaba a su hermano de presunto chantaje. El alcalde se negó y su partido lo absolvió. Muy buen ejemplo para los jóvenes, ejemplo de indignidad. Pero la lista es vasta. Ya que en hermanos andamos, en un flash back de más de medio siglo a la época de Manuel Ávila Camacho y su travieso hermano Maximino, dos hermanos coahuilenses inyectan dosis fuertes de indignidad al país.
No conforme con dejar a su hermano en la gubernatura de Coahuila, no satisfecho con haber endeudado brutalmente a su entidad amarrando las manos de futuras administraciones, la de su hermano incluida, con una posible falsificación de documentos oficiales sujeta a investigación, el actual dirigente priista no ve ningún motivo para renunciar y así despejar a su partido el camino hacia el 2012. En esas estamos cuando aparece una nueva trampita: la modificación de la convocatoria a la elección interna que abre la puerta a las "cargadas". Se trata de un giro en la danza por avasallar al interior. El respaldo de Peña Nieto al presidente de su partido y su denuncia de una campaña en su contra debe ser colocada en la vitrina del cinismo nacional. Pero hay más de estos personajes.
Quizá la medalla de oro de las indignidades la merezca el anuncio de las alianzas priistas. El juguete electoral de "la maestra", que el domingo en Michoacán trabajaba contra el PRI, se convierte ahora en aliado. La parentela de "la maestra" ya busca curul llevando su indignidad al Legislativo. El pacto somete, de pasadita, el futuro de la educación a las corruptelas electorales. ¿Nuevo PRI? Pero para hablar del otro aliado, del otro membrete, del partido de la "familia verde" y su larga lista de indignidades, ya no tengo espacio. Mejor, porque da náusea. Con estos indignos, cómo no esperar indignados.
País amoroso Manuel Ajenjo
22 Noviembre, 2011 - 01:12
CREDITO:
Manuel Ajenjo
Coincidió la expresión de Andrés Manuel López Obrador sobre el concepto “república amorosa” con el lanzamiento de la campaña publicitaria de la marca Benetton llamada Unhate (contra el odio).
Explicó López Obrador que su idea comprende un país donde se privilegien los principios y se establezca un código moral. “Estoy pensando -declaró- en que debemos fortalecer los valores, el amor a las familias, al prójimo, a la patria, que eso es fundamental, un código moral; es llegar a la conclusión de que sólo siendo buenos podemos ser felices”. En el papel la declaración es irrebatible. Aunque del dicho al hecho hay mucho trecho. (“Del dicho al lecho hay mucho trecho”, escribió el cocodrilo de Silao, el poeta Efraín Huerta).
Para fomentar la tolerancia y el amor global, la firma italiana Benetton lanzó una estrategia publicitaria con base en montajes fotográficos donde aparecieron besándose en la boca el Papa Benedicto XVI con el Imán egipcio Ahmed el Tayyeb, Hugo Chávez con Barack Obama; éste en apasionado picorete salivón con el líder chino Hu Jintao; el presidente francés Nicolas Sarkozy con Angela Merkel, jefa del gobierno de la República Federal de Alemania; el líder norcoreano Kim Jong-ll con el presidente de Corea del Sur Lee Myung-bak.
La verdad no veo en qué contribuya un falso beso a combatir la cultura del odio. No imagino a El Chapo y a El Mayo decidiendo no darles piso a sus enemigos Los Zetas por haber visto el fotomontaje del ósculo entre el Papa y el Imán egipcio.
No dispares -le advierte un sicario a otro- ¿qué no has visto la fotografía donde Obama y Chávez se besan?
Tampoco creo que los besos cachirules hayan incrementado las ventas de la mencionada marca. Me compré un suéter Benetton. ¿Para promover el amor en el mundo? No, porque estaba a 18 meses sin intereses en el Buen Fin.
Asimismo no veo como las buenas intenciones -démosle el beneficio de la duda- de López Obrador vayan a influir en atenuar el pleito entre las llamadas tribus de la izquierda. Aunque pensándolo bien, tal vez el pleito que se trae René Bejarano con Jesús Ortega sea por amor a la familia Bejarano Padierna.
Bésame mucho
En México, a través de las redes sociales de Internet, la campaña de Benetton fue parodiada. Disponibles a la vista están los fotomontajes donde Andrés Manuel se besa con Felipe Calderón, con Marcelo Ebrard y con Enrique Peña Nieto -uno por uno no en montón- y otro donde este último se besa con Carlos Salinas de Gortari.
Ofrezco a los lectores un amplio catálogo de amorosos besos que podrían ser posibles entre personajes destacados de la vida nacional, principalmente entre políticos.
En la galería no podría faltar un ósculo entre Felipe Calderón y Joaquín El Chapo Guzmán. Imprescindible sería la demostración de afecto entre el preciso y Peña Nieto, así como la de éste con Manlio Fabio Beltrones quien también, haciendo de tripas corazón, besaría a La Maestra Elba Esther.
Pero si del inquilino de Los Pinos se trata, la besucona representación quedaría incompleta sin el cambalache de babas entre éste con Santiago Creel y con Manuel Espino.
Por otra parte, la señora Gordillo no podría decir no a los fotógrafos y tendría que acceder a posar besándose con Josefina Vázquez Mota, Miguel Ángel Yunes y Roberto Madrazo. Por supuesto que éste de manera obligatoria aparecería en el registro uniendo su boca -de dientes pa’fuera- con la de Arturo Montiel. El cuadro sería conocido como “El beso del diablo”.
Por descontado se dan los besos entre los aspirantes panistas: Josefina con Santiago, éste con Cordero y éste con aquélla. Un ménage à trois fotográfico atestiguado por Gustavo Madero, quien una vez consumado el acto se uniría a Humberto Moreira para recibir de él un beso -falso-. El jerarca tricolor también intercambiaría saliva con Chiquidrácula Cordero y Dulce María Sauri -para que la cuña apriete ha de ser del mismo PRI.
Donde el besuqueo ofrece muchos ángulos y variadas parejas es en la ciudad de México. Del listado que ofrezco, usted elija “quén con quén mi general”: Beatriz Paredes, Gabriela Cuevas, Demetrio Sodi, Mario Delgado, Miguel Ángel Mancera, Porfirio Muñoz Ledo, Alejandra Barrales, Carlos Orvañanos, José Luis Luege Tamargo y Carlos Navarrete. Una fotografía cantada es la de Martí Batres ocupando el lugar de Rosalinda Bueso frente a la boca de Marcelo Ebrard.
Por no dejar quiero proponer en el catálogo de los arrumacos la indescriptible imagen del épico mua-mua entre Gerardo Fernández Noroña y Genaro García Luna. (Béseme no sea cobarde, le diría el legislador al ingeniero).
No puede quedar afuera de este imaginario álbum fotográfico un beso del que saldrían chispas entre Martín Esparza y Javier Lozano Alarcón. Al Secretario del Trabajo también lo veríamos besando a Zhenli Ye Gon, sólo que, por una excepción, el beso no sería en la boca sino en el cuello.
Lectores críticos
Sin duda la sola mención de Andrés Manuel López Obrador causa polémica. El pasado martes titulé mi columna: “AMLO: el enemigo legítimo” y no faltó un lector, anónimo por cierto, que a mi parecer sólo leyó el encabezado y esto le basto para escribir: “Que bajeza que este escritor de panfletos reactive la campaña de odio que tanto perjudicó al país”. Si se hubiera molestado en leer el cuerpo del texto tal vez no habría respondido de manera tan visceral.
Otro lector, Ariel, sin apellidos, me hace saber su percepción de que soy lopezobradorista a través del siguiente mensaje que transcribo tal cual: “El tata, los viejitos k platican en el parque, el peluquero más viejo del rumbo, el bolero y ahora un textoservidor ¡APOYAN AL PEJE! El último seguro perdio (sin acento) muchos muchos lectores”.
También recibí críticas de priístas -me dicen panista- por mi comentario sobre el tramposo, en mi opinión, cambio de texto en la convocatoria tricolor que realizó el máximo dirigente del partido. Al respecto, la lectora Claudia Catalina me hace ver que las modificaciones realizadas por Moreira a los artículos de la convocatoria para aspirantes a la candidatura por la Presidencia de la República son facultades plenamente legítimas del Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Una pregunta a la amiga Claudia Catalina, ¿cómo puede presumir de demócrata un partido con una estructura autoritaria vertical?
Total, para los priístas soy panista, para éstos soy izquierdista y para los de izquierda soy reaccionario. Sinceramente estas opiniones tan divergentes lejos de molestarme me halagan. Mis comentarios no tienen como objetivo quedar bien con alguna facción política. Antes de ponerle punto final a este párrafo quiero agradecer a los lectores que comprendieron mi texto y polemizaron en mi favor con los que me atacaron.
Oí por ahí
Un mujer, ama de casa clásica de esas que viven para cuidar hijos y atender al exigente marido, encuentra en una tienda de antigüedades una lámpara de aceite. La compra y la lleva a su casa.
Después de llevar a los niños a la escuela y darle de desayunar a su esposo, en un rato libre, por no dejar, frota la lámpara de la cual surge un genio: “Por haberme liberado de la lámpara en la que me encontraba atrapado te concederé un deseo”.
La buena mujer lo piensa y decide: “Quiero que mis hijos se interesen por mí más que por otra cosa en el mundo. Que mi marido no cese de verme y siempre me esté tocando. Que todos en la familia estén al pendiente de mí y me cuiden como a un tesoro”. El genio le concedió su deseo: la convirtió en iPad.
¿López Obrador = Gandhi? Antonio Navalón
Es mentira que haya sido una sorpresa el hecho de que Andrés Manuel
López Obrador sea el candidato de la izquierda. El país de la simulación
—el de El Gesticulador de Usigli—, es decir, México desde hace un rato
juega a que no es el país que somos sino el que nos gustaría ver o el
que nos conviene que sea.
Recorrer la república, no en avión privado, sino en camionetas que pagan
naturalmente los que mantienen al gobierno legítimo con cargo a los
impuestos del Distrito Federal, por ejemplo, es algo que da una visión
como la que tiene López Obrador. Pero no hay que equivocarse, no es
únicamente que AMLO haya cambiado —que si es cierto lo que parece, me
alegro por él.
Lo que los mexicanos deben saber sobre todo, es que aunque los políticos
se empeñen en no aceptarlo, el mundo ha cambiado. Esta carrera de Andrés
Manuel no tiene nada que ver con la de 2006 pero no sólo por él, sino
por todo lo demás: se cayó el Fondo Monetario, se cayó el Banco Mundial,
se cayó la disciplina económica, se cayeron algunos de los principales
coros que hablaban de que López Obrador era un peligro para México. Cómo
no iba a ser así, hoy en día si hablamos de peligros reales, éstos son
los que sufrimos por una ola de violencia sin límite, frente a una
batalla que había que darla para ganar, pero que por lo pronto, lo único
que ha traído al país es sangre, sudor y lágrimas.
Entonces, ¿qué es nuevo en AMLO? Pues espero que haya aprendido lo que
es o fue su principal problema: es un hombre que le gusta ser un líder
moral, tener razón, le gustaría ser Gandhi, pero los mexicanos ahora
necesitamos un gobernante, ya sea de derecha, izquierda o de centro,
pero que quiera gobernar y que no le aburra hacerlo.
Si AMLO ya es ese hombre, lo felicito; si no, estamos en un problema.
Por todos los cambios que he mencionado, es muy posible que 25 millones
de pobres mexicanos (y por desgracia tenemos más), se puedan poner de
acuerdo —ya no en que “primero los pobres” para terminar todos siéndolo
sino en que en la era de los indignados, del fracaso social colectivo,
de las dificultades del euro, de la America lazy como dice Obama—, en
que desean un país más feliz y terminen por votar por Andrés Manuel.
Si Obrador sabe —él y su Alencar—, sea de Monterrey, sean los
empresarios que están queriendo despertar con él o no, estará bien, pero
si no lo saben, si todo es una operación espiritual pero cosmética en el
sentido de sólo querer tener razón entonces el país tendrá un conflicto
más grave que los que ya afronta actualmente.
Dentro de ese ajuste general, que los astros, las estrellas y las
constelaciones han hecho, que nadie olvide que con un poco de poder en
México ya nada es igual. Los muy ricos, los que gobiernan han podido
medir -ganar o perder- pero entrar en el juego de subir y bajar por un
poder que no se sabe muy bien cómo ha actuado, el de Calderón.
Por lo demás, el ajuste general, el de verdad, entre las distintas
familias, conocidos, grupos de interés, de presión, monopolios y demás
aspectos que adornan el país, deben saber que el juego de golpe se ha
vuelto serio, pero no porque AMLO sea un peligro, un revolucionario o
posiblemente una solución, sino porque en definitiva se acabó la época
de gracia en la que hemos vivido y ahora los problemas del mundo son
reales y los de México también.
Mientras tanto, —así como hay ricos que ya empezaron a andar el camino
de la reconciliación a través de Marcelo Ebrard para llegar a Obrador, o
éste tiende la mano en la entrevista televisiva con Joaquín López
Dóriga—, que nadie se engañe, allí también viene un tsunami.
¿Qué papel jugarán los demás? Habrá entendido Andrés Manuel que así sea
la verdad revelada de los dioses la que lo ilumina y le dicta qué hay
que hacer, necesita además hacer un buen equipo.
AMLO debe saber la diferencia entre sus equipos de colaboradores, no es
lo mismo Ebrard que Padierna, Cárdenas que Bejarano.
Mientras tanto AMLO predica amor para todos apegado a la sentencia de
Gandhi de “si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo”.
Periodista
La maniobra michoacana Pablo Hiriart
Que Michoacán es un estado penetrado por el narco, ya lo sabemos. Que las pandillas criminales tienen intereses políticos, es obvio.
Lo que estamos viendo con la grabación en el municipio de Tuzantla aún no acaba de enseñar bien su perfil, pero no es menor ni es casual.
Apunta en dos direcciones, no necesariamente excluyentes: el inicio de una campaña del terror contra un partido contendiente en los comicios del 2012, o anular la elección presidencial en caso de que gane el PRI. Eso es lo que parece.
La grabación que presentó Milenio fue precedida de señalamientos de la dirigencia del PRD y de la candidata del PAN, en el sentido de que el narco “operó” en favor del PRI.
Cuando se dio a conocer la conversación telefónica sostenida en el municipio de Tuzantla, salieron los candidatos perdedores a decir: “ya ven, sí participaron los narcos”.
Tuvieron el aval periodístico para fundamentar sus acusaciones.
La primera pregunta que salta a la vista es por qué si el gobierno federal tiene la capacidad para ubicar a los narcos y grabarlos, no los detiene.
Además, por qué el partido gobernante en el país se queja de la participación de los narcos en las elecciones, cuando su responsabilidad es impedir que ello ocurra.
Es explicable que las denuncias vengan de un partido de oposición, pero si la queja viene del gobierno hay que leerla como la admisión de una derrota.
Si plantean así las cosas, se arriesgan a que les digan que si no pueden contra el narco en un estado ni en un municipio, ¿para qué quieren seguir gobernando?
Silvano Aureoles, candidato perredista que quedó en tercer lugar en las elecciones, pide que éstas se anulen.
En la grabación de Milenio se dice que un grupo criminal (presumiblemente La Familia) presiona a una persona para que vote por el candidato del PRI, pues de ganar el PRD llegarían los Caballeros Templarios al municipio.
Dice, además, que el candidato del PRD, Silvano Aureoles, recibió dos millones de dólares de parte de Los Templarios (es decir, La Tuta) para su campaña.
Aureoles niega haber recibido ese dinero, pero pide que se anulen las elecciones.
Es decir, una parte de la grabación es mentira (la que lo involucra a él) y otra parte es verdad (la que perjudica al PRI).
A partir de esa grabación, se ha descalificado de antemano al ganador de los comicios en Michoacán, Fausto Vallejo.
Ese es el propósito de la filtración que hizo un sector del gobierno: señalar a un partido como el partido del narco. Digo un sector del gobierno y del PAN, porque en ambos casos hay más demócratas que enemigos de la alternancia.
Con la maniobra michoacana, ese sector fanatizado prepara el terreno para anular las elecciones presidenciales en caso de que gane el PRI.
Al menos eso es lo que parece.
Leído en http://www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=100002
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