Los celos |
Porque dicen, amor, que no caminas
si los celos no te calzan las espuelas.
Félix Lope de Vega y Carpio
Yo no puedo tenerte ni dejarte...
Que da medio para amar sin mucha pena
Yo no puedo tenerte ni dejarte,
ni sé por qué, al dejarte o al tenerte,
se encuentra un no sé qué para quererte
y muchos sí sé qué para olvidarte.
Pues ni quieres dejarme ni enmendarte,
yo templaré mi corazón de suerte
que la mitad se incline a aborrecerte
aunque la otra mitad se incline a amarte.
Si ello es fuerza querernos, haya modo,
que es morir el estar siempre riñendo:
no se hable más en celo y en sospecha,
y quien da la mitad, no quiera el todo;
y cuando me la estás allá haciendo,
sabe que estoy haciendo la deshecha.
Sor Juana Inés de la Cruz
Cuando contigo estoy, dueña de mi alma
Cuando contemplo a veces
que plegando los labios enmudeces,
mi adoración pretende en su locura
bajar hasta tu alma a paso lento
y sorprender, en su mansión oscura,
como nota de luz tu pensamiento.
Cuando me miran, oh mujer, tus ojos
luminosos cual sol de primavera,
por oír anhelante
las pulsaciones de tus nervios flojos
y el rumor de tu pecho palpitante,
en mi pasión quisiera
el misterioso oído de los magos
que en las nocturnas sombras escondidos
escuchan, a la orilla de los lagos,
hasta sus más recónditos murmullos,
de las ramas los débiles crujidos
y la reventazón de los capullos.
Y al sospechar que los recuerdos llenas
de otro amor ya pasado con la historia,
me muerden el espíritu los celos
y quieren mis anhelos
extender con la sombra de mis penas
la noche del olvido en tu memoria.
Ramón López Velarde
Esto de imaginar si está en su casa...
Esto de imaginar si está en su casa,
si salió, si la hablaron, si fue vista;
temer que se componga, adorne y vista,
andar siempre mirando lo que pasa;
temblar del otro que de amor se abrasa,
y con hacienda y alma la conquista;
querer que al oro y al amor resista,
morirme si se ausenta o si se casa;
celar todo galán rico y mancebo,
pensar que piensa en otro si en mí piensa
rondar la noche y contemplar el día,
obliga, Marcio, a enamorar de nuevo;
pero saber cómo pasó la ofensa,
no sólo desobliga, mas enfría.
Félix Lope de Vega y Carpio
No te amo...
No te amo, amo los celos que te tengo,
son lo único tuyo que me queda,
los celos y la rabia que te tengo,
hidrófobo de ti me ahogo en vino.
No te amo, amo mis celos, esos celos
son lo único tuyo que me queda.
Cuando desaparezca en esos cielos
de odio te ladraré porque no vienes.
Armando Uribe Arce
El celaje
¿Adónde fuiste, Amor; adónde fuiste?
Se extinguió del poniente el manso fuego,
y tú que me decías: «hasta luego,
volveré por la noche»... ¡no volviste!
¿En qué zarzas tu pie divino heriste?
¿Qué muro cruel te ensordeció a mi ruego?
¿Qué nieve supo congelar tu apego
y a tu memoria hurtar mi imagen triste?
...Amor, ¡ya no vendrás! En vano, ansioso,
de mi balcón atalayando vivo
el campo verde y el confín brumoso;
y me finge un celaje fugitivo
nave de luz en que, al final reposo,
va tu dulce fantasma pensativo.
Amado Nervo