jueves, 8 de enero de 2015

LORENZO MEYER - AL DECLIVE SIN PASAR POR EL AUGE

AL DECLIVE SIN PASAR POR EL AUGE

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PERIÓDICO CORREO


Pampa y la vía - ¿Cómo convivir con el Islam?

¿Es posible convivir democráticamente con quien no comparte los fundamentos de la democracia?

¿Cómo se juega un juego donde los participantes usan diferentes reglas, simultáneamente?

¿Hay valores esencialmente democráticos que excluyen de la democracia a las personas que no comulgan con ellos? ¿Se debe renunciar a la propia identidad para alcanzar un parámetro de vida en común y consensuado? ¿O se debe afirmar la identidad de cada uno como a cada uno le plazca y exigirle a los demás que la respeten y toleren?















Jorge Zepeda Patterson - Dos toneladas sin respuesta

La pregunta es simple, las consecuencias desmesuradas: ¿por qué razón los sicarios de un cártel de tercer nivel se tomarían las enormes molestias que supone cremar 43 cuerpos? Durante años nos hemos acostumbrado a que los narcotraficantes dejen los restos de sus víctimas a un lado del camino o, en algunos casos, sepultados en fosas comunes en el monte. Incinerar casi medio centenar de personas, envolver los restos en bolsas y trasladarlos a la cuenca de un río supone tomarse molestias desacostumbradas y una estrategia más digna de un programa de CSI que del rudimentario presidente municipal corrupto de Iguala, a quien se atribuye la autoría intelectual de la tragedia.

Desde principios de diciembre científicos de la UNAM [Universidad Nacional Autónoma de México] señalaron la imposibilidad física de que los cuerpos hubieran sido cremados en el basurero de Cocula, como han sostenido las autoridades. A lo largo de esta semana precisaron su reclamo: se habrían necesitado hornos crematorios como los que tienen algunas instalaciones públicas. Los académicos exigen que se investigue la actividad reciente de los crematorios del Ejército en la región. El señalamiento se respalda con los mensajes de un par de los estudiantes antes de que fueran despojados de sus teléfonos celulares.







Ciro Gómez Leyva - De la leyenda de Scherer que hablen las otras generaciones

Julio Scherer fue el modelo de lo que debía ser el periodista mexicano en mis años de estudiante. Pero a principios de los 90 se convirtió solo en el director y guía de un medio contra el que peleábamos notas y asuntos; ganábamos y perdíamos. Así lo vi desde El Financiero, Reforma y MILENIO. Por eso me cuesta hablar de él como una leyenda. Que lo hagan los de otras generaciones.

De Scherer me quedo con múltiples citas de su libro Los presidentes (1986). Por ejemplo: “Como ninguna otra muerte, mata el trabajo anónimo”. O, “la libertad es una lumbre que necesita de muchas lumbres para ser una lumbre verdadera”.






Jairo Calixto Albarrán - ‘Je suis Charlie’ o los peligros de la risa

Esto lo supo Guillermo de Bakersville, ese Sherlock medieval que emana de la pluma de Umberto Eco en El nombre de la rosa, cuando descubre que los asesinatos cometidos en la Abadía que lo refugiaba eran producto de la lucha de un fiero monje, gestor de crímenes y pecados, en su lucha por destruir el mítico libro perdido de Aristóteles sobre la comedia. La risa es peligrosa, y los cruzados que matan para desterrarla, lo hacen a riesgo de cometer pecado con la esperanza de ser absueltos por su dios.

Guillermo aprecia que Aristóteles “ve la disposición a la risa como una fuerza buena, que puede tener incluso un valor cognitivo”. La risa te abre las puertas de la percepción. Y su némesis yihaidista de aquellos tiempos afirma: “La risa es la debilidad, la corrupción, la insipidez de nuestra carne”. “La risa distrae al aldeano del temor de dios, lo libera del miedo al diablo”.





Raymundo Riva Palacio - Una pincelada de Scherer



Un modelo de periodismo ácido y crítico, beligerante y siempre en el filo de la ética, llegó a su fin el miércoles con la muerte de Julio Scherer García. Periodista polémico, controvertido y de claroscuros –como todos los seres humanos-, es sin lugar a duda el símbolo de la prensa independiente más sólido en la historia de México, y el inspirador de cientos de jóvenes que arrastrados por su ejemplo y mito, irrumpieron en las redacciones de los periódicos en los últimos 30 años. Scherer, con esa eterna voz de misionero, decía, al definir su profesión: “La cirugía y el periodismo remueven lo que encuentran, (y) por eso, el periodismo ha de ser exacto, como el bisturí”.

Terco, sello de su personalidad, resistió dos años de problemas gastrointestinales, complicados hace 13 meses por una neumonía de la cual se pensó que no saldría. Hace pocas semanas sufrió una caída en su departamento al sur de la ciudad de México, de la cual no se recuperó. Don Julio, un Aries típico –enérgico, temerario y osado-, murió a los 88 años, por un choque séptico, que es un fallo multiorgánico que encuentra víctimas cuando tienen un sistema inmunitario debilitado. Fue consumido por la edad, tras una vida llena de entusiasmo hasta el final.






SERGIO AGUAYO - EL ERRÁTICO

EL ERRÁTICO

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SERGIO SARMIENTO - CHARLIE HEBDO

CHARLIE HEBDO

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PERIÓDICO CRITERIO, LA VERDAD IMPRESA

Eduardo Ruiz Healy - La batalla se está librando

El sangriento ataque contra las instalaciones de la revista satírica Charlie Hebdo, perpetrado ayer en París por dos supuestos islamistas franco-árabes que gritaban “Alá es grande”, no pasó desapercibido en Estados Unidos. En todos los canales noticiosos se difundieron una vez tras otra diversos videos del ataque que dejó 12 muertos. En uno de ellos se observa cómo uno de los terroristas mata a sangre fría a un policía que yace herido sobre una banqueta. “Hemos vengado al profeta Mahoma”, gritó en perfecto francés uno de los asesinos.

Lo ocurrido ayer en la capital francesa debe preocuparnos a todos en vista de que los agresores decidieron matar a los colaboradores de la revista, entre ellos a su director, por el solo hecho de no pensar como ellos. Para estos musulmanes fanáticos, que aparentemente están relacionados con una red terrorista yemení, burlarse de Alá o Mahoma es una ofensa grave que debe castigarse con la muerte sin importar el lugar en donde se encuentre el infractor. Los que matan en el nombre de Alá actuaron ayer en París, hoy o mañana actuarán en cualquier otro lugar, México incluido, contra los que piensen diferente a ellos.






Stephen King - El hombre que amaba las flores

Stephen King  1947
El hombre que amaba las flores
A primera hora de una tarde de mayo de 1963, un joven caminaba de prisa por la Tercera Avenida de Nueva York, con la mano en el bolsillo. La atmósfera era apacible y hermosa, y el sol se oscurecía gradualmente pasando del azul al sereno y bello violeta del crepúsculo. Hay personas que aman la ciudad, y ésa era una de las noches que hacían amarla. Todos los que estaban en los portales de las tiendas de comestibles y las tintorerías y los restaurantes parecían sonreír. Una anciana que transportaba dos bolsas de provisiones en un viejo cochecito de niño le sonrió al joven y le gritó: «¡Adiós, guapo!» El joven también le sonrió distraídamente y la saludó con un ademán.
Ella siguió su camino, pensando: Está enamorado.

Eso era lo que reflejaba en su talante. Vestía un traje gris claro, con la angosta corbata un poco ladeada y el botón del cuello de la camisa desabrochado. Su cabello era oscuro y lo llevaba corto. Su tez era blanca, sus ojos de color azul claro. Sus facciones no eran excepcionales, pero en esa plácida noche de primavera, en esa avenida, en mayo de 1963, era realmente guapo, y a la anciana se le ocurrió pensar fugazmente, con dulce nostalgia, que en primavera todos pueden parecer guapos..., si marchan apresuradamente al encuentro de la dama de sus sueños para cenar con ella y quizá para ir después a bailar. La primavera es la única estación en la que la nostalgia nunca parece agriarse, y la anciana continuó su marcha satisfecha de haberle hablado y contenta de que él le hubiera devuelto el cumplido con un ademán esbozado.