por Sanjuana Martínez.
No encuentro un solo elemento con perspectiva de género en el discurso de Josefina Vázquez Mota. Lo único que veo, es la utilización que hace la candidata del Partido Acción Nacional a la presidencia, de la lucha feminista de las mujeres mexicanas, que le ha permitido ocupar el lugar que actualmente disfruta.
Tampoco se distingue la señora Vázquez Mota por su lucha a favor de los derechos de las mujeres, ni por las reivindicaciones que mejoren su nivel de vida en un país con altos índices de machismo y discriminación.
Más bien, la candidata del PAN representa los intereses de un partido que se ha empeñado en regresar a las mujeres a tiempos medievales. Me refiero a la defensa a ultranza del papel tradicional de las mujeres en el hogar o la reivindicación de una sexualidad sustentada en la procreación.
Un pequeño análisis de la carrera política de Vázquez Mota es suficiente para determinar su aportación o su no-aportación a la lucha de las mujeres mexicanas. Su paso por la Secretaria de Desarrollo Social no incluye ninguna medida con respecto a las reivindicaciones sociales de las mujeres. De hecho, la desviación de los 56 millones de pesos destinados a viviendas para los tarahumaras –ahora con problemas de hambruna también— no es precisamente algo que pueda ser utilizado a favor de su imagen de mujer preocupada por las mujeres y sus familias. Tampoco benefició a muchas familias, de hecho, perjudicó a cerca de 5 mil 500 familias que esperaban una casa en base a los fondos del Programa de Vivienda Rural, pero se cometió un fraude durante su administración que sigue en la impunidad. Un dinero que seguramente fue a parar a la campaña de Felipe Calderón.
Tener un cuerpo de mujer no proporciona mágicamente una conciencia de género. Y Josefina Vázquez Mota ha sido una gran exponente de lo anterior. Nunca durante el inicio de su trabajo político movió un dedo para conseguir beneficios a las mujeres. Pese a que la Secretaria de Desarrollo Social es un puesto para lucirse porque convierte a su titular en un auténtico mecenas que reparte dinero.
Los programas sociales promovidos por Vázquez Mota no sirvieron para el empoderamiento de las mujeres y sus luchas. Por ejemplo, el estudio denominado “El programa Oportunidades y los derechos de las mujeres indígenas de México”, realizado por la organización Abogadas y Abogados para la Justicia y los Derechos Humanos en la región mixe de Oaxaca, revela que los programas de Sedesol no reivindican los derechos de las mujeres, más bien, su objetivo es reforzar el rol tradicional que las mujeres tienen en el cuidado del hogar, de los hijos y de sus esposos. No son sujetos de derecho, solo de obligaciones.
Paradójicamente, durante los gobiernos panistas a los que ella ha pertenecido el número de pobres aumentó considerablemente pasando a dejar a la mitad de la población en la miseria. Por tanto, por ese lado no vamos a encontrar nada que pueda ayudar a mejorar su imagen feminista para captar el voto de las mujeres de este país. Vázquez Mota dejó la Sedesol para integrarse al equipo de campaña de Calderón. Aquí habría que agregar que fue parte de la guerra sucia electoral, y de las maniobras electorales fraudulentas que permitieron llegar a Calderón a la Silla del Águila.
Ahora ella, prefiere no recordar este pasado. Se presenta como abanderada de las mujeres. Y es lógico. Luchar por el voto de la mujer mexicana es tener muchos votos. El 51.88 por ciento de los electores, es decir, 78 millones 108 mil 907 de personas en edad de votar, son mujeres, según las estadísticas del Instituto Federal Electoral (IFE). Por tal motivo, hay que darle toda la importancia a este tema, a pesar de que en México, las cuotas de género no existen en la política, ni en las instituciones.
Más allá de las preferencias electorales difundidas a base de encuestas. La firma Mitofsky asegura que el 72 por ciento de los mexicanos les gustaría ver una mujer en la presidencia, pero solo el 29 por ciento de los encuestados le da verdaderas posibilidades de llegar a Josefina Vázquez Mota. Pareciera que hay una contradicción entre lo que desean ver, a lo que realmente están dispuestos a votar, pero no es así.
Esto quiere decir que contender por la presidencia de la República no es una cuestión de género; en cambio, el proyecto político de cada candidato sí tiene perspectiva de género o bien, carece del mismo. Dicho de otro modo, el discurso de la señora Vazquez Mota no tiene componente a favor de las reivindicaciones de las mujeres a pesar de que sea una mujer. Votar por ella por el simple hecho de ser mujer, es como votar por Enrique Peña Nieto por el simple hecho de ser hombre.
Sigamos con el análisis de lo realizado por Josefina en sus años de carrera política. Su paso por la Secretaría de Educación Pública es revelador, particularmente por su alianza con una mujer igual que ella, es decir, una mujer que no ha reivindicado las luchas de las mujeres. Me refiero a Elba Esther Gordillo quien logró dominar y someter a la actual candidata a sus deseos y exigencias. El paso de Vázquez Mota por esta institución ha logrado colocar a México en los últimos lugares mundiales en niveles de educación.
Su promesa de iPads para todos los niños y jóvenes, contrasta con lo que acaba de hacer. La Navidad pasada regaló iPads con valor de 12 mil pesos cada una, a 84 obispos, hombres que obtienen mensualmente como salario alrededor de 300 mil pesos. Por tanto, desde su puesto como secretaria de Educación Pública tampoco hay grandes logros para las mujeres, ni para sus familias.
En los temas cruciales de las luchas feministas, Josefina está francamente alejada. En la interrupción libre del embarazo ha formado parte de la cruzada contra las mujeres a quienes ha ayudado a criminalizar desde su puesto de diputada reformando las leyes de 17 estados para perseguirlas. En cuanto a la violencia de género, tampoco ha procurado hacer una realidad la aprobación de las leyes que garanticen la seguridad de las mujeres. Algunas políticas sociales del PAN van contra las mujeres. En estados como en Nuevo León, el PAN ha intentado incluso desaparecer el Instituto de las Mujeres y convertirlo en el Instituto de la Familia.
Está claro que no depende de los ovarios tener conciencia de género. El pensamiento feminista tampoco llega por ósmosis, ni mucho menos por intereses puramente electorales. Más bien, Josefina es “mujerista”, es decir, intenta hacerle creer a las mujeres, que por el simple hecho de su sexo, es mejor candidata a la presidencia.
Pensar a la hora de votar, que elegir a Vázquez Mota, significa garantizar un cambio político en favor de las mujeres, es un lamentable error. Ella ha demostrado sumarse a los lineamientos conservadores del PAN por encima de las necesidades de las mujeres. Hasta hace un año, no engañaba a nadie. Ahora es distinto. Busca ser Presidenta y miente cada vez que dice representar a las mujeres mexicanas.
Pura demagogia. Cuando escuchen las voces de Juan y Lupita, el dueto de Nuevo León que compuso el corrido oficial de su campaña, habrá que recordar que su estrofa dedicada a las mujeres es pura propaganda: “Josefina Vázquez Mota serás la Primera Dama… Siempre las riendas de la casa la mujer ha de llevar, es la que enseña y educa, te inculca lo primordial y eso le falta a mi patria, para poder progresar…”