No confiarse es una buena recomendación para cualquier candidato que va arriba en las encuestas. Luis Videgaray, coordinador de la campaña de Enrique Peña Nieto, así lo piensa. Anuncia que ellos van a “iniciar la campaña el 30 de marzo como si el marcador —poniéndolo en términos de futbol— estuviera cero a cero”. Se trata de un bonito toque retórico de uno de los hombres más cercanos al candidato presidencial priista. Pero él sabe, como todo el mundo, que este partido no va a comenzar empatado a cero sino con su candidato arriba, y por mucho, en el marcador.
Y es que Peña Nieto lleva mucho tiempo en campaña a diferencia deJosefina Vázquez Mota. El otro candidato, López Obrador, lleva aún más tiempo que Peña tratando de ser Presidente, pero su radicalización después de los comicios de 2006 le costó mucho en su imagen pública y en las intenciones de voto. En otras palabras, cuando el 30 de marzo el árbitro dé el pitazo inicial, el priista llevará varios goles a favor.
Cuando esto sucede, los técnicos de futbol suelen tener una estrategia más bien defensiva. Tratan de administrar la ventaja. Meten a más defensores y echan a todo el equipo para atrás. Ya no buscan meter más goles. Acaso dejan un hombre en punta para tratar de aprovechar los errores de un rival obsesionado por remontar el marcador.
Eso es lo que me parece que tratará de hacer Peña Nieto durante los 90 días de campaña: administrar los puntos que lleva a favor en la competencia presidencial. Videgaray anuncia que el PRI lanzará “una campaña de propuestas y convencimiento sobre los principales problemas que enfrenta el país y la manera en que su candidato presidencial planea resolverlos”. Todo será en un tono positivo: “De ninguna manera buscará descalificar a otros partidos o a las autoridades electorales que derive en un conflicto”. No habrá, según él, “descalificaciones”. En suma, nada de ataques.
De esta forma, la del PRI será una estrategia defensiva para administrar la cómoda ventaja que lleva en las encuestas. Ahora bien, tantoVázquez Mota como López Obrador van a tener que echar toda la carne al asador a partir del mismísimo 30 de marzo. Tienen 90 días para remontar un marcador adverso. En este sentido, los priistas saben que vendrán muchos pelotazos a su área para tratar de meterles goles. Si es así, tendrán que cerrar todos los espacios posibles para que no haya anotaciones. Esto implica arriesgar lo menos posible. ¿Cómo? Pues precisamente como lo anuncia Videgaray: no pelearse con los rivales y concentrarse más bien en los problemas y las propuestas de soluciones.
Peña Nieto va a arriesgar lo menos posible. Hablará en actos controlados y evitará entrevistas en lugares donde pueda cometer errores. Previsiblemente acudirá sólo a los dos debates que ordena la ley electoral. De hecho, procurará que los formatos de estos debates sean lo más aburridos posibles y, ya en ellos, evitará engancharse en los ataques que seguramente le enviarán los otros candidatos.
El candidato priista va a recorrer el país, sonreír, saludar y prometer muchos compromisos que, como lo hizo en su campaña de gobernador del Estado de México, firmará frente a un notario público. Seguramente va a utilizar la popularidad de su esposa, Angélica Rivera, en actos masivos. Enviará a sus subordinados a responder cualquier ataque que ponga en riesgo el marcador favorable. Usará la absurda ley electoral para censurar cualquier spot negativo que lo ataque.
Aguantar defensivamente lo más posible durante los 90 días del partido: ese es el reto de Peña Nieto que, estoy seguro, tendría una estrategia muy diferente si de verdad pensara que la competencia presidencial comienza con un marcador de cero a cero.
Twitter: @leozuckermann
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.